Planes para el día después. Agricultura
XVII.-Fertilización de pastizales
Pedro Raúl Solórzano P.
Marzo de 2019.
Para el día después, que será el primer día de un
nuevo período democrático para Venezuela, se debe tener un plan de acción para
recuperar los sectores productivos del país. Uno de ellos es la agricultura,
donde hay que considerar muchos aspectos, y en esta oportunidad trataremos el
tema de la fertilización de pastizales.
I.-MARCO DE REFERENCIA.
Especialmente
en áreas tropicales los pastizales son el principal alimento para los
rumiantes. Además, está demostrado que las carnes producidas bajo pastoreo, ofrecen
mejores características nutritivas y de sabor que las que se producen en
condiciones de estabulación total o parcial con una alimentación que se basa en
granos y otras fuentes alimenticias. Esto pone de manifiesto la importancia de
disponer de un buen pastizal.
Las especies
forrajeras para su explotación, deben ser consideradas como un cultivo más y
deben ser manejadas como tales, ya que al igual que todas las plantas, su
crecimiento y desarrollo están determinados por su genética y por las condiciones
externas a las cuales están sometidos. Por ello, para una producción eficiente
de los pastizales, éstos deben manejarse tomando en cuenta el sistema
suelo-planta-clima donde se está desarrollando esa planta, sistema en el cual
la planta no crece en forma aislada si no que depende de la interrelación de
todos los factores que intervienen en dicho sistema.
Dentro de ese manejo se
incluye la fertilización, la cual busca aplicar los recursos y las prácticas
necesarias a los sistemas suelo-planta-clima, para que dichas plantas puedan
absorber cantidades suficientes de todos los nutrientes esenciales, de tal
forma que se cubran cabalmente sus requerimientos a todo lo largo de su ciclo
de vida. Por lo tanto, para realizar un acertado manejo de la fertilización, se
requiere conocer las condiciones iniciales del suelo; las características de
las plantas en cuanto a sus requerimientos nutritivos totales y a sus etapas
críticas de crecimiento y nutrición; y las condiciones climáticas
predominantes, especialmente en lo referente a temperatura, radiación solar,
humedad o las relaciones suelo-agua, y la composición de la atmósfera.
En el trópico, para la producción de
forrajes, se tiene la ventaja de disponer de una gran variedad de climas, de
suelos, y de una inmensa diversidad de especies, tanto gramíneas como
leguminosas, que se adaptan a esos diferentes sistemas suelo-clima existentes.
Por ello, es indispensable conocer los requerimientos de cada especie forrajera
en cuanto a suelos y clima, para poder seleccionar el sistema más ventajoso
para la producción de forraje, de biomasa, aplicando las mejores prácticas de
manejo posibles, donde se deben incluir los programas de fertilización.
Los elementos nutritivos
esenciales tienen
funciones muy específicas dentro de las plantas, y así mismo también son
esenciales para los organismos consumidores, que en el caso de los forrajes son
los animales herbívoros, especialmente la ganadería bovina por la gran cantidad
de pastos que consumen. Cuando un suelo no está en capacidad de suministrar
todos esos nutrientes esenciales en cantidades adecuadas para las plantas,
éstos deben aplicarse por medio de fertilizantes para que no se afecte el
rendimiento y la calidad de un pastizal.
Pero para
decidir si se fertiliza o no un pastizal debemos conocer el sistema
suelo-clima, de tal manera que se tenga información sobre la capacidad del
suelo para suplir nutrientes a las plantas y saber hasta donde las condiciones
climáticas permiten la expresión de la capacidad de rendimiento del cultivo
forrajero. Además, se deben analizar los siguientes puntos:
-Si se esperan
o no, incrementos en la producción de forrajes, con la fertilización.
-Si el
forraje adicional que se logre producir con la fertilización es necesario para
la unidad de producción.
-Si se espera
un beneficio de la inversión realizada con la fertilización.
No tiene
sentido fertilizar los pastizales y lograr rendimientos elevados si el forraje
extra producido no es utilizado. Además, para lograr un beneficio de la inversión
en fertilización, el forraje debe ser utilizado o cosechado y el producto
(ganancia en peso del animal, leche, heno o silaje) debe poder comercializarse.
La
importancia de analizar esos puntos anteriores es fundamental, ya que la
fertilización puede ser una práctica muy favorable para incrementar la
productividad de los pastizales. Se considera, que en general, la producción de
biomasa se puede incrementar hasta tres veces o más con un buen programa de
fertilización, incluido dentro de un mejoramiento integral del manejo del
pastizal, y por lo tanto, debe existir una adecuada utilización de esos
incrementos en la disponibilidad de forrajes en la unidad de producción.
Para
Venezuela, Espinoza y Argenti (1997) señalan que al fertilizar las pasturas se
incrementa la producción de materia seca entre 30 y 95%, permitiendo un aumento
importante en la carga animal de los potreros. Sin embargo, esas respuestas son
más acentuadas en los pastos introducidos ya que si éstos no se fertilizan sus
rendimientos serán similares a los de los pastos nativos, por lo que el
productor corre el riesgo de perder la inversión del establecimiento del
pastizal.
En el caso de
gramíneas, se considera que la primera prioridad para mejorar la productividad
es cubrir sus requerimientos de nitrógeno, los cuales son en general elevados y
la respuesta de la planta también es alta. Las gramíneas también van a
responder a aplicaciones de fósforo y potasio cuando los niveles de estos
nutrientes en el suelo son bajos; pero para que esa respuesta rinda beneficios,
también se deben aplicar las dosis de nitrógeno adecuadas en cada sistema
suelo-clima.
Con las
especies leguminosas, por el contrario, no es necesario aplicar fertilizantes
nitrogenados ya que estas plantas son capaces de fijar nitrógeno atmosférico
para cubrir sus requerimientos. Así mismo, en asociaciones de
gramíneas-leguminosas, cuando la porción de leguminosas es superior a un tercio
del total del pastizal, no es necesaria la fertilización nitrogenada ya que la
gramínea es capaz de cubrir sus requerimientos aprovechando el N fijado por la
leguminosa. Cuando la superficie ocupada por la leguminosa es inferior a un
tercio del total, se hace necesario aplicar fertilizantes nitrogenados para
cubrir los requerimientos de las gramíneas por este nutriente. También se
considera que en las asociaciones gramíneas-leguminosas los requerimientos de P
y K son superiores que cuando las gramíneas están solas en el pastizal.
II.-PROGRAMAS DE FERTILIZACIÓN DE PASTIZALES.
A un alto
nivel de abstracción podemos considerar que hay dos tipos de pastizales, las
pasturas naturales y las pasturas mejoradas.
Los
pastizales naturales están formados por especies gramíneas y leguminosas que en
general son de mala calidad forrajera, son especies nativas que solo pueden
soportar una baja capacidad de carga animal, sometidas a pastoreo continuo, sin
aplicación de fertilizantes y frecuentemente sometidas a sobrepastoreo en un
manejo extensivo de dichos pastizales. La explotación de este tipo de pasturas
es común en los llanos venezolanos, generalmente con la presencia de potreros
de grandes extensiones que dificultan el manejo integral del pastizal.
Los
pastizales mejorados se consideran indispensables para poder incrementar la
producción de carne y leche, al permitir una alta capacidad de carga en
comparación con las pasturas naturales, y favorecer una mejor salud de los
rebaños al disponer de forrajes de mejor calidad.
Esos
pastizales mejorados se obtienen con el establecimiento de especies forrajeras
de elevada capacidad de producción de biomasa, alta digestibilidad y niveles de
proteínas relativamente altos; conjuntamente con programas de fertilización
adecuados, períodos de corte o pastoreo ajustados a las características de cada
especie, y en algunos casos, con la aplicación de riego para una producción
continua a lo largo del año.
La
fertilización de los pastizales, especialmente con fertilizantes nitrogenados,
es una de las prácticas de mayor impacto sobre los incrementos en la producción
de biomasa y sobre los niveles de proteína, mejorando la calidad del forraje.
Consecuentemente, se mejora la producción de carne o leche, así como la
rentabilidad de la explotación. Cuando se fertilizan los pastos con nitrógeno y
se aumentan los rendimientos de materia seca, se debe tener presente que
paralelamente ocurre una mayor extracción de los otros nutrientes esenciales.
Por esta razón, es muy probable, que se haga necesario incorporar otros
nutrientes a los programas de fertilización, especialmente el resto de
macronutrientes. En este sentido, se recuerda que la fertilización de los
pastos debe manejarse como la de un cultivo más, y por lo tanto, es conveniente
disponer de un análisis de suelos reciente y en lo posible, conocer los
requerimientos de la especie forrajera y el manejo que se vaya a dar al
pastizal.
Los
fertilizantes son insumos relativamente costosos, por lo que particularmente en
pastizales, deben ser aplicados con elevada eficiencia. Esto quiere decir, que
se deben aplicar las cantidades correctas de cada fertilizante y en los
momentos más convenientes para cada sistema suelo-planta-clima-manejo.
El momento de
aplicación de los fertilizantes es muy importante en relación a la eficiencia en su uso por
parte de las plantas. En el caso de las especies forrajeras, éstas permanecen
en continuo crecimiento si las condiciones son favorables, por lo que requieren
un suministro frecuente de nutrientes. Esto es particularmente importante
durante la temporada de lluvias, cuando las tasas de crecimiento de las plantas
son más elevadas y consecuentemente se incrementan sus requerimientos
nutritivos. Por esta razón, en la fertilización de pastizales cuando no se
dispone de riego, los fertilizantes serán más eficientes si se aplica una
fracción importante al inicio de la temporada de lluvias, y otra fracción se
aplica un poco antes (un mes o más) del fin del ciclo lluvioso, siguiendo un
corte o un pastoreo según sea el manejo del potrero.
En regiones
donde el ciclo de lluvias es muy prolongado y cubre casi todo el año, o en
aquellos casos donde se riegue el pastizal, los fertilizantes se pueden aplicar
en cualquier momento siempre y cuando las plantas estén en pleno crecimiento y
en el suelo exista un contenido de humedad aprovechable adecuado.
En términos
generales, el fertilizante de base, generalmente con fórmulas NPK, se debe aplicar al momento
del establecimiento del pastizal, y según los requerimientos, hacer al menos
una aplicación anual de estas fórmulas completas. Por su lado, los
fertilizantes nitrogenados se aplicarán con mayor frecuencia, en lo posible, después de cada
corte o pastoreo siempre y cuando la humedad edáfica sea adecuada.
Para el
momento de fertilizar, también es conveniente considerar el estado de desarrollo
de las plantas, ya que las aplicaciones tardías son poco eficientes. Se
recomienda fertilizar cuando las plantas se encuentran en pleno desarrollo
vegetativo.
En suelos de
textura gruesa, como las sabanas orientales y otras regiones del país con suelos
de tendencia arenosa, el fertilizante de base se debe fraccionar varias veces a
lo largo de la estación lluviosa, para lograr una mayor eficiencia en su uso
por las plantas al disminuir las pérdidas por lavado fuera del perfil del
suelo.
El manejo de la
explotación determina la frecuencia y la calidad de la fertilización; así,
cuando el manejo del pastizal es intensivo, la fertilización debe ser frecuente
y abundante según los requerimientos del sistema; cuando el manejo es
semi-intensivo, la fertilización será
estacional o estratégica; y cuando el manejo es extensivo, la
fertilización es eventual.
Recomendaciones de fertilización de pastizales en
Venezuela.
En Venezuela
existe una variada gama de especies forrajeras, nativas e introducidas, que se
utilizan en el establecimiento de potreros que algunas veces son para pastoreo,
y en otras oportunidades, para corte en la producción de heno y silaje. En la
mayoría de los casos, los niveles de rendimiento en biomasa y la calidad de los
forrajes en la alimentación animal, y por ende el rendimiento en proteína
animal y la salud de los animales, dependen profundamente de un adecuado
programa de fertilización de los pastizales.
En nuestro
país no hay mayor tradición en la fertilización de pastizales, con excepción de
la producción intensiva de algunas gramíneas dedicadas a la producción de pacas
de heno de elevada calidad, y de algunos productores que fertilizan al momento
de sembrar algunas especies forrajeras de ciertas exigencias nutritivas. Sin
embargo, se ha comprobado que uno de los aspectos que más contribuiría a elevar
significativamente los rendimientos de carne de bovinos en el país, sería la
fertilización de pastizales, especialmente con nitrógeno.
En el estado
Zulia, en la zona del Sur del Lago de Maracaibo que es una de las regiones más
importantes en la producción ganadera del país, Espinoza y Argenti (1997)
destacan que solamente el 31% de los ganaderos fertilizan y que 46% no lo hace
por falta de recursos y el resto considera que esta práctica es muy importante.
No obstante, se ha demostrado que con una adecuada fertilización de los
pastizales, tanto la eficiencia reproductiva de bovinos como el peso al destete
se incrementan.
Con las especies de pasto que se utilizan
comercialmente en Venezuela, se han realizado diversas zonificaciones
(adaptación de las especies a determinadas condiciones de suelo y clima) y una
de las más completas es la de L. Mancilla (2002), la cual se resume de la
siguiente manera:
-Suelos de buena fertilidad y altura superior a 800 msnm:
Kikuyo (Pennisetum clandestinum)
-Suelos de tendencia ácida, de baja fertilidad natural y bien drenados:
Brachiaria brizantha, B. humidicola, B.
decumbens, B. dyctioneura, Digitaria swazilandesis, Andropogon gayanus.
-Suelos de tendencia ácida, de moderada fertilidad y bien drenados:
B. humidicola, B. brizantha, Andropogon gayanus.
-Suelos de mediana fertilidad y mal drenados:
Pará (Brachiaria
mutica), Tanner grass (B. radicans)
-Suelos de baja fertilidad y mal drenados:
Paja de sabana (Axonopus purpusii), Lambedora
(Leersia hexandra), Paja de agua (Hymenachne amplexicaulis)
-Suelos con limitaciones de aridez:
Buffel grass (Cenchrus ciliaris), Rodesia (Setaria
ancepts), Elefante enano (Pennisetum purpureum).
-Suelos sin limitaciones:
Elefante enano (P. purpureum), Guinea (Panicum
maximum), Pangola (Digitaria decumbens), Bermuda (Cynodon
dactylon)
En el caso de pastizales, al realizar programas de
fertilización debemos considerar algunos aspectos muy específicos:
-Al manejar mejor los pastizales, incluyendo la
fertilización, se puede elevar significativamente la capacidad de carga de los
potreros y se mejoraría la productividad de carne y leche. En anterior
oportunidad mencionamos que con un buen programa de fertilización la producción
de biomasa de un potrero puede incrementarse hasta tres veces o más, pero se
debe tener presente que ese incremento en la producción va a ser utilizado, o
por los animales de la finca o porque va a ser vendido a otros productores que
tengan limitaciones de fuentes de alimento para su ganado. También se puede
aprovechar el incremento de rendimientos de los pastizales al fertilizarlos,
para introducir y perfeccionar técnicas de conservación de forrajes que
permitan su uso en épocas críticas del año, y así asegurar una adecuada
alimentación a los rebaños durante todo el año sin que tengan que ser
movilizados de un lado a otro, en la ganadería trashumante que ha caracterizado
al llano venezolano.
-En Venezuela hay unos 5 millones de hectáreas de pasto
sembradas y solo se fertilizan 372.000 ha , con un consumo total de
fertilizantes NPK de 82.000 toneladas que corresponde a una dosis promedio de
222 kg/ha. Esto revela que nuestros ganaderos aplican poco fertilizante a las
pocas pasturas que se fertilizan, y la mayor parte de estos fertilizantes
aplicados a los pastos son fuentes nitrogenadas.
-Recordar también que cuando se va a fertilizar
pasturas, debemos asegurar que el balance de la operación sea positivo, por
ello se deben hacer evaluaciones económicas del uso de fertilizantes en los
pastos.
Los programas de fertilización de forrajes van a
depender, además de las condiciones del suelo y clima, de la especie forrajera
y del sistema de producción. De esta manera, algunas situaciones comunes en Venezuela
son las siguientes:
-Producción intensiva de heno: generalmente campos de bermuda para producir pacas de alta calidad,
destinadas a alimentar caballos pura sangre, vacas de alta producción lechera y
como fuente de fibra en la elaboración de alimentos balanceados para animales.
Este tipo de explotación se realiza en suelos con pocas limitaciones de
fertilidad porque sean así de forma natural o porque las limitaciones hayan
sido corregidas, por lo que se recomienda aplicar sobre el pastizal 250 kg de fosfato
monoamónico/ha más 250 kg
de cloruro de potasio/ha, una vez al año y al inicio de la temporada de
lluvias. Después de cada corte, aplicar 75 kg de N/ha procurando alternar las fuentes
de N, una vez con urea y la siguiente con sulfato de amonio. Esta
fertilización equivale aproximadamente a la aplicación de 477-130-150
kg/ha/año, de N-P-K respectivamente.
-En potreros dedicados principalmente a pastoreo y que eventualmente se
puedan henificar, se recomienda fertilizar de la siguiente manera:
a.-Suelos ácidos, pobres en P y Ca: aplicar una vez al año a entrada de la estación
lluviosa, 500 kg
de roca fosfórica (fosforita)/ha, más 100 kg de fosfato monoamónico/ha, más 120 kg de cloruro de
potasio/ha. Después de cada pastoreo, aplicar 75 kg de urea/ha ó 150 kg de sulfato de
amonio/ha. Esto tiende a aumentar los rendimientos, la capacidad de carga del
potrero, mejora la salud de los animales y promueve el aumento de la proporción
de especies leguminosas nativas en el pastizal. Esta fertilización equivale
aproximadamente a la aplicación de 220-152-72 kg/ha/año, de N-P-K
respectivamente.
b.-Suelos de tendencia neutra a alcalina: estos suelos generalmente tienen buenos niveles
nutritivos para la mayor parte de las especies forrajeras que se adaptan a
estas condiciones. Para mantener esas buenas condiciones a lo largo del tiempo,
se recomienda aplicar a entrada de la temporada de lluvias 100 kg de fosfato
monoamónico/ha más 120 kg
de cloruro de potasio/ha. Después de cada pastoreo, aplicar 75 kg de urea/ha ó 150 kg de sulfato de
amonio/ha. Esta fertilización equivale aproximadamente a la aplicación de 220-63-72
kg/ha/año, de N-P-K respectivamente.
Para todos los casos, la intensidad de uso del
pastizal va a influir en las modificaciones que se incorporen a los programas
de fertilización.
Algunos aspectos importantes en los programas de
fertilización de pastizales que ameritan ser enfatizados, son los siguientes:
Los programas de fertilización de pastizales tienen
que ser rentables, lo cual implica que el beneficio obtenido por la práctica de
fertilización debe superar el costo de la práctica. En este sentido, se le
recomienda al productor o a su asesor, que mantenga un adecuado control de los
egresos por la fertilización y de los ingresos adicionales que pudieran ocurrir
por un aumento de la productividad en relación a no fertilizar. Esos ingresos
adicionales o beneficios se pueden medir por el incremento en forraje producido
al fertilizar en relación a no fertilizar, dándole un precio al forraje
producido; o puede medirse por el aumento en la capacidad de carga de los
potreros, incrementos en la producción de carne o leche, y por la salud de los
animales, que implica ahorro en medicinas y en suplementos alimenticios.
Otro factor asociado a los programas de
fertilización es la calidad de los forrajes producidos. Lógicamente, al aplicar
un buen programa de fertilización a un pastizal, además del esperado incremento
en la producción de biomasa, debe ocurrir un mejoramiento de su calidad medido
por mayores tenores de proteína y una mayor y más balanceada concentración de
nutrientes. Recordemos que los forrajes son la principal fuente de nutrientes
para los herbívoros consumidores, y si un forraje no tiene las cantidades
adecuadas de nutrientes, éstos deben suministrarse por medio de suplementos
minerales o alimentos balanceados, incrementándose sustancialmente los costos
de producción de carne y leche. Basta con recordar el caso de lo que
denominaron “el síndrome de Santa María de Ipire”, cuando en esta región del
país el ganado caía postrado por una alimentación a base de forrajes muy pobres
en nutrientes, especialmente en fósforo y calcio.
La calidad de los forrajes también tiende a
disminuir con la edad de las plantas, obteniéndose, en general, menores
concentraciones de proteínas y de minerales a medida que la planta envejece.
Sin embargo, un buen programa de fertilización permite manejar mejor los
pastizales, de tal manera que a cada especie le demos la edad y la intensidad
de uso (pastoreo o corte) más convenientes, para lograr niveles óptimos de
biomasa producida y capacidad de recuperación del pastizal.
Para mayor información en relación a este tema se
recomiendan las siguientes lecturas:
-Barnhart, S.K.; R.D. Voss and J.R. George.
1997. Fertilizing pasture. Department of Agronomy. Iowa State University. University Extension. Pm-869.
Reprinted June 1997. USA.
-Bernal, J. y J. Espinoza. 2003. Manual de nutrición
y fertilización de pastos. International
Plant Nutrition Institute (IPNI). 3500 Parkway Lane. Suite 550. Norcross, GA
30092-2806. USA.
-Bernardi, A. C. de C. 2010. Adubaçao de campos de
produçao de sementes de gramíneas forrageiras tropicais. Embrapa. Pecuária
Sudeste. Brasil.
-Espinoza, F. y P. Argenti. 1997. Estrategias de
fertilización en pasturas. FONAIAP DIVULGA Nº55. Enero-marzo 1997. FONAIAP,
Maracay. Venezuela.
-Mancilla, L. 2002. La agricultura forrajera
sustentable. Asociación Regional de Ganaderos del estado Barinas. Barinas. Venezuela.
-Newman, Y.C.; C. Mackowiak; R. Mylavoparn and M. Silvera. 2011.
Fertilizing and liming forage crops. University of Florida
IFAS Extension. SS-AGR-176. April 2011.
USA.
-Solórzano,
P.R. 2001. Manual para la fertilización de cultivos en Venezuela. Agroisleña,
C.A. Cagua, Aragua. Venezuela.
Recordemos que: SIN
FERTILIZANTES es imposible producir la cantidad de alimentos que necesitamos
para satisfacer los requerimientos de la población.
En Amazon está a la venta el
libro del autor: “Fertilidad de suelos y su manejo en la agricultura
venezolana”. Tiene información muy útil para mejorar la práctica de
fertilización de los cultivos, con miras a una mayor productividad y a un mejor
trato a los suelos y al ambiente en general,
https:/www.amazon.com/dp/1973818078/
Pedro Raúl Solórzano Peraza
Marzo de 2019.
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