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La negativa del gobierno chino de otorgar la visa para Ricardo Hausmann, recientemente aprobado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), como representante del Sr. Juan Guaidó Presidente de la Asamblea Nacional y Encargado de la Presidencia de la Republica, se ha transformado en un tema de alta política, generando entre sus consecuencias, la suspensión de la Asamblea anual del BID, prevista en pocos días en China. Ahora bien, el caso presenta implicaciones tanto de carácter global, que se podrían vincular con el progresivo cambio en la estrategia internacional del partido comunista chino; como para la situación que vivimos en Venezuela, por el papel protagónico del gobierno chino en el mantenimiento del proceso bolivariano en el poder.
Desde que Xi Jinping logró su absoluta consolidación en el poder, luego de la reunión del Congreso del Partido Comunista efectuada en el 2017, alcanzando niveles de control comparables con Deng Xiaoping y Mao Zedong, la estrategia internacional, tema de capital importancia para el país, se está transformando, superando el clásico tema económico y comercial; asumiendo un mayor protagonismo político e incluso militar y con una actitud más agresiva, que difiere de la prudencia que ha caracterizado la política exterior china desde su apertura a la economía de mercado.
La expansión económica global china se ha acelerado, entre otros, gracias al Banco Asiático de Inversiones, que aspira competir con el Banco Mundial y al ambicioso proyecto de la Ruta de la Seda, que pretender llevar el comercio chino al planeta en las mejores condiciones de infraestructura y servicios en general. Por otra parte, la presencia china en la región ha crecido significativamente y con la mayoría de los países tiene una relación de primer orden tanto en exportaciones, como en importaciones. Pero recientemente está asumiendo posiciones más agresivas, por ejemplo en el llamado Mar de China está construyendo unos islotes artificiales para ampliar su dominación territorial. Adicionalmente, se observa el creciente respaldo chino, particularmente financiero, a los gobiernos autoritarios a escala mundial.
Por otra parte, en la medida que Donald Trump va abandonando espacios en el escenario económico global, el gobierno comunista chino trata de ocuparlos y eso lo dejo muy claro al mundo Xi Jinping en su intervención en la reunión del Foro Económico Mundial de Davos en el 2017. Esta estrategia de expansión y dominación a escala global ya empieza a generar preocupación y la semana pasada los Jefes de Gobierno de la Unión Europea abordaron el tema y calificaron a China como un “rival sistémico”, precisando que “el tiempo de la ingenuidad se ha acabado”
En este contexto, el caso venezolano se inscribe como una ficha importante para el partido comunista chino en su juego geopolítico mundial, y si bien la estrategia con el proceso bolivariano se ha concentrado fundamentalmente en el plano económico, progresivamente va asumiendo importancia política en sus complejas relaciones con los Estados Unidos, donde están negociando un ambicioso acuerdo económico y este jueves 28 inician una nueva ronda de negociaciones técnicas.
La visa a Hausmann, lo que ha podido ser un acto administrativo de rutina sin mayor relevancia, se transformó en una jugada de alta política, que movilizó a la cúpula del gobierno de los Estados Unidos y generó la suspensión de la reunión del BID
El gobierno chino jugando duro, como parte de su nueva estrategia de posicionamiento mundial y utilizando el tema venezolano en el tablero frente a las potencias.
Ahora bien, teniendo en cuenta el pragmatismo que también caracteriza la actuación internacional del gobierno chino, no es fácil definir una tendencia firme, circunstancia que debe considerar el proceso bolivariano que seguramente está celebrando que la reciente jugada confirma su hipótesis de garantizar el salvavidas financiero chino; pero esto no es tan automático.
La relación económica con Estados Unidos es fundamental para China, si las negociaciones avanzan exitosamente, como ellos esperan, el tema venezolano pierde importancia y la beligerancia contra Donald Trump se reduce.
En este contexto también se debe considerar el tema de las negociaciones de Estados Unidos con Corea del Norte, muy trascendentes para China; es decir, la prioridad no es el proceso bolivariano
No obstante su posicionamiento cada vez más agresivo, China debería ser una prioridad en la estrategia de negociaciones de la comunidad internacional democrática, particularmente el Grupo de Lima y el Grupo de Contacto de la Unión Europea, para promover una solución pacífica y electoral con garantías en Venezuela. Varios países, incluyendo al Estado del Vaticano, pueden dialogar con el gobierno comunista chino, para precisar las bondades de un cambio en Venezuela que respete la seguridad jurídica y genere confianza a las inversiones. En la construcción de una nueva Venezuela la contribución de China es importante.
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