sábado, 9 de marzo de 2019

EL SOCIALISMO TARDÍO Y “JUSTICIERO” DE LÓPEZ OBRADOR


EL SOCIALISMO TARDÍO Y “JUSTICIERO”
DE LÓPEZ OBRADOR

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ


En general los extremistas, de derecha o de izquierda, tienen el dulce encanto de creer que lo están haciendo muy bien. Por más que se estructuren argumentos, nunca le dan entrada a la razón. Pasa con los liberales o izquierdistas acérrimos, o en líneas generales  con la mayor parte de las religiones, sean originadas en Dioses o en un Dios o también en la política, teniendo para esto una inspiración en Bertrand Russell. La administración de López Obrador, tiene así sus bases y sus acciones de religión, como ni que decir de la chavista y bolivariana que ha destrozado a Venezuela por más de 20 años y que también es de inspiración “izquierdista”, pero también “bolivariana” además de chavista.

Por otra parte, discutir con los gobiernos siempre es difícil. En la mayoría de los casos quieren tener la razón y demostrar, con cifras manipuladas y alteradas no infrecuentemente (y más aún en nuestras latitudes con democracias insuficientes, inhóspitas o por desarrollarse, y con instituciones por mejorarse o cambiarse, en la mayoría de los casos), que las cosas son como ellos dicen.

Más aun, el socialismo de López Obrador es uno tardío, envejecido –fuera del poder- por tiempo, definición y por evolución de distintos sucesos mundiales, y muy lleno de resentimientos dados las despliegues y particularidades políticas de la sociedad mexicana. La oralidad de los representantes de MORENA, del propio López Obrador así lo demuestran. Recientemente decía el presidente mexicano que quería enjuiciar a 4 o 5 de los expresidentes previos a él. Y las razones, unas más fuertes que otras eran –apreciamos- todas de un tenor y sazón que podría dedicarse el resto de su mandato a solo hacer eso. Las formas expresivas recientes de los representantes del mismo partido sobre las calificadoras, y la necesidad de restringir o adecuar sus actividades, pueden permitir recordar a cualquiera de los más enconados “justicieros” que haya podido tener la humanidad o la región ante planteamientos que no se adecuan a los intereses de los gobiernos. Se trata del simple hecho de que las calificadoras plantearon pronósticos no convenientes al gobierno mexicano. ¡Realmente impresionante!

Pero si es el caso de dar sus perspectivas, el gobierno en la figura actual de su presidente da los mejores pronósticos y las más dulces evaluaciones. Típico de los gobiernos y, en este caso, de uno de izquierda o algo parecido. Pero también, sus expresiones adquieren notorias particularidades  cuando señalaba no hace mucho, algo así como que no alteraran la muy buena relación que tenía con el presidente de los EE.UU. Donald Trump. Pero interesa más destacar, lo que recientemente señaló sobre la marcha actual de la economía mexicana, porque más allá de darse en el contexto de la expresión contraria de las calificadoras, revela de alguna manera un estilo y una disposición. Dijo el presidente de manera poco menos que lapidaria: “Vamos muy bien, lo voy a informar el lunes, va muy bien la economía, muy bien las cifras macroeconómicas, hay estabilidad financiera, estamos creciendo, se están creando empleos, mejorando el salario, hay bienestar, pero eso lo voy a explicar con datos el lunes”[1] (el expresidente Fox decía cosas similares y repetía con frecuencia además: “…lo mejor está por venir”). Y es que el presidente no solo rechazó las afirmaciones de las calificadoras sino las que atañen a las proyecciones negativas del Banco de México, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la propia OCDE. Más aun, en un estilo que recuerda a los personajes recientes de la administración bolivariana, López Obrador pronostica que México no sólo crecerá, sino que además “se va a convertir en una potencia económica porque tiene todo, muchos recursos naturales, un pueblo trabajador, y tiene algo que le hacía falta, que impedía que México creciera y progresara: le faltaba un buen gobierno, y ahora hay un buen gobierno, aunque eso no le guste a nuestros adversarios”[2].

Varios elementos adicionales pueden destacarse sobre los perfiles de desempeño histórico, actual y de futuro de la nación mexicana, pues han sido independientes de la llegada a la presidencia de AMLO y de alguna manera avizoran matices en esta nota sobre el viraje o no de la misma, a la luz del gobierno de López Obrador.

En primer lugar, es México una economía y un país frontera no solo hacia el sur desde donde le siguen ingresando contingentes significativos de centroamericanos, teniendo varios de ellos el sentido de tránsito hacia EE.UU., sino sobre todo en relación a este último. Guerras, experiencias invasivas, contactos permanente, hoy día con cientos y cientos de mexicanos que intentan cruzar la frontera, o los desempeños empresariales y laborales en toda la zona norte y que abarca la experiencia amplia de las maquiladoras y ni que decir de la presión atinente al muro, a su construcción y financiamiento, que ha planteado la administración de Donald Trump. Ya la actividad de los carteles de la droga ha creado –geográficamente- su propio perfil de la importancia de estar en frontera.

En segundo lugar, debe resaltarse la alta penetración en sectores  productivos y en grupos de empresas tenidos de tiempo atrás, de parte del capital extranjero y particularmente estadounidense en la economía mexicana. En los ochenta y los noventa ya se tenía suficiente experiencia e información acumulada sobre el peso de grupos de empresas extranjeras en captación de mercados, inversión y variables como empleo. México, en tales sentidos, ha sido, efectivamente, de las principales economías captadoras de inversión extranjera en la región. No ha sido México –entonces- una economía aparte de vínculos profusos con el capital extranjero. La crisis del efecto tequila produjo -por otra parte- altas necesidades de apoyo de capital y las cuales desde el FMI alcanzaron los 17.000 millones de dólares y, en 2009, el mismo organismo, le aprobó una línea de crédito por 49.000 millones de dólares para lidiar con la crisis económica global (www.bbc.com 20 abril 2009)[3].

En tercer lugar, el mexicano, como todos los pueblos, tiene sus particularidades, defectos y virtudes. A pesar de su México lindo y querido, tienen los mexicanos –o grupos que pasan a ser expresivos de la nación por su ubicación política, social o geográfica- particular gusto por vivir en los EEUU o en “Los Estados” como es conocida la expresión en algunos países latinoamericanos. La vida en el capitalismo del imperio, ha tenido para ellos, igual que para muchos “revolucionarios bolivarianos” particular atractivo. Algunos, deambulando por cierto tipo de sociología, han mencionado la  aparición de una “nueva raza” que es la “raza” de la frontera y que lleva fuerte influencia del norte en la vida de los mexicanos de allí y, seguramente, también en sentido contrario.

En cuarto lugar, un aspecto íntimamente relacionado con el de país frontera y con el del gusto de la vida en el norte es el de la migración y la permanente búsqueda de entrada de parte de mexicanos en EEUU. Conforman los mexicanos la minoría más numerosa en tal país y una porción mayoritaria de los hispanos en el mismo.  Además de los elementos de contexto señalados, indudablemente que influyen opciones de mejores perspectivas salariales y de vida y hasta la propia consecución de un empleo, aunque pueda ser condicionado y transitorio[4]. Las cifras son contundentes: “En 2018, de acuerdo con la Current Population Survey (CPS), se estima que alrededor de 38.5 millones de personas residentes en Estados Unidos son de origen mexicano”. “En 2018, 12.3 millones son personas nacidas en México y 26.2 millones son mexicanos de segunda y tercera generación, es decir personas con uno o ambos padres nacidos en México y personas que se autodefinen como personas de ascendencia mexicana, respectivamente”. https://www.gob.mx/conapo/articulos/mexicanos-en-estados-unidos-datos-graficos-y-mapas-cifras-2017-y-2018?idiom=es

Si el capitalismo no es la felicidad del ser humano, los grupos humanos inventarán otras cosas, otras utopías, pero el socialismo no tiene futuro en el mundo. Ver a Putin y recordarse de Lenin es poco menos que frustrante (incluso apartando las limitaciones contextuales que dan los tiempos históricos), por algunas cosas bastante conocidas por algunos. Por lo demás, tardío y bastante rencoroso, por numerosísimas razones, es el socialismo de AMLO.


09 de marzo de 2019
@eortizramirez
eortizramirezgmail.com


[3] De los 1.873 miles de millones de dólares registrados para 2018 como Deuda externa bruta para América latina, México participa con 342 miles de millones de dólares, aun representado ello mucho menos que lo que representa para Brasil su monto respectivo (648 miles de millones) en cuanto a exportaciones. De los 134 miles de millones ingresados como Inversión extranjera directa neta para 2017 en América Latina, México participó con 27 miles de millones, superada solo por Brasil con 64 mil millones (CEPAL,  Balance preliminar…2018).
[4] Esta mezcla de elementos determina que México sea el principal receptor de remesas en el contexto latinoamericano, recibiendo 28.000 millones de  dólares de los 75.000 millones recibidos  por América Latina y el Caribe en 2017, aunque su representación en cuanto al PIB es mucho menor que para varios países más pequeños (ver https://www.thedialogue.org/wp-content/uploads/2018/02/Remesas-a-ALC-2017.pdf).

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