EL SOCIALISMO TARDÍO Y “JUSTICIERO”
DE LÓPEZ OBRADOR
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
En general los extremistas, de derecha o de
izquierda, tienen el dulce encanto de creer que lo están haciendo muy bien. Por
más que se estructuren argumentos, nunca le dan entrada a la razón. Pasa con
los liberales o izquierdistas acérrimos, o en líneas generales con la mayor parte de las religiones, sean
originadas en Dioses o en un Dios o también en la política, teniendo para esto
una inspiración en Bertrand Russell. La administración de López Obrador, tiene así
sus bases y sus acciones de religión, como ni que decir de la chavista y
bolivariana que ha destrozado a Venezuela por más de 20 años y que también es
de inspiración “izquierdista”, pero también “bolivariana” además de chavista.
Por otra parte, discutir con los gobiernos siempre
es difícil. En la mayoría de los casos quieren tener la razón y demostrar, con
cifras manipuladas y alteradas no infrecuentemente (y más aún en nuestras
latitudes con democracias insuficientes, inhóspitas o por desarrollarse, y con
instituciones por mejorarse o cambiarse, en la mayoría de los casos), que las
cosas son como ellos dicen.
Más aun, el socialismo de López Obrador es uno tardío,
envejecido –fuera del poder- por tiempo, definición y por evolución de distintos
sucesos mundiales, y muy lleno de resentimientos dados las despliegues y
particularidades políticas de la sociedad mexicana. La oralidad de los
representantes de MORENA, del propio López Obrador así lo demuestran.
Recientemente decía el presidente mexicano que quería enjuiciar a 4 o 5 de los
expresidentes previos a él. Y las razones, unas más fuertes que otras eran
–apreciamos- todas de un tenor y sazón que podría dedicarse el resto de su
mandato a solo hacer eso. Las formas expresivas recientes de los representantes
del mismo partido sobre las calificadoras,
y la necesidad de restringir o adecuar sus actividades, pueden permitir
recordar a cualquiera de los más enconados “justicieros” que haya podido tener
la humanidad o la región ante planteamientos que no se adecuan a los intereses
de los gobiernos. Se trata del simple hecho de que las calificadoras plantearon pronósticos no convenientes al gobierno
mexicano. ¡Realmente impresionante!
Pero si es el caso de dar sus perspectivas, el
gobierno en la figura actual de su presidente da los mejores pronósticos y las más
dulces evaluaciones. Típico de los gobiernos y, en este caso, de uno de
izquierda o algo parecido. Pero también, sus expresiones adquieren notorias
particularidades cuando señalaba no hace
mucho, algo así como que no alteraran la muy buena relación que tenía con el
presidente de los EE.UU. Donald Trump. Pero interesa más destacar, lo que
recientemente señaló sobre la marcha actual de la economía mexicana, porque más
allá de darse en el contexto de la expresión contraria de las calificadoras,
revela de alguna manera un estilo y una disposición. Dijo el presidente de
manera poco menos que lapidaria: “Vamos muy bien, lo voy a informar el
lunes, va muy bien la economía, muy bien las cifras macroeconómicas, hay
estabilidad financiera, estamos creciendo, se están creando empleos, mejorando
el salario, hay bienestar, pero eso lo voy a explicar con datos el lunes”[1]
(el expresidente Fox decía cosas
similares y repetía con frecuencia además: “…lo mejor está por venir”). Y es
que el presidente no solo rechazó las afirmaciones de las calificadoras sino
las que atañen a las proyecciones negativas del Banco de México, el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y la propia OCDE. Más aun, en un estilo que
recuerda a los personajes recientes de la administración bolivariana, López
Obrador pronostica que México no sólo crecerá, sino que además “se va a
convertir en una potencia económica porque tiene todo, muchos recursos
naturales, un pueblo trabajador, y tiene algo que le hacía falta, que impedía
que México creciera y progresara: le faltaba un buen gobierno, y ahora hay un
buen gobierno, aunque eso no le guste a nuestros adversarios”[2].
Varios elementos
adicionales pueden destacarse sobre los perfiles de desempeño histórico, actual
y de futuro de la nación mexicana, pues han sido independientes de la llegada a
la presidencia de AMLO y de alguna manera avizoran matices en esta nota sobre
el viraje o no de la misma, a la luz del gobierno de López Obrador.
En primer lugar, es México una economía y un país frontera no solo hacia el sur desde donde le
siguen ingresando contingentes significativos de centroamericanos, teniendo
varios de ellos el sentido de tránsito hacia EE.UU., sino sobre todo en relación
a este último. Guerras, experiencias invasivas, contactos permanente, hoy día con
cientos y cientos de mexicanos que intentan cruzar la frontera, o los
desempeños empresariales y laborales en toda la zona norte y que abarca la
experiencia amplia de las maquiladoras y ni que decir de la presión atinente al
muro, a su construcción y financiamiento, que ha planteado la administración de
Donald Trump. Ya la actividad de los carteles de la droga ha creado –geográficamente-
su propio perfil de la importancia de estar en frontera.
En segundo lugar, debe resaltarse la
alta penetración en sectores productivos
y en grupos de empresas tenidos de tiempo atrás, de parte del capital
extranjero y particularmente estadounidense en la economía mexicana. En los
ochenta y los noventa ya se tenía suficiente experiencia e información
acumulada sobre el peso de grupos de empresas extranjeras en captación de
mercados, inversión y variables como empleo. México, en tales sentidos, ha sido,
efectivamente, de las principales economías captadoras de inversión extranjera
en la región. No ha sido México –entonces- una economía aparte de vínculos
profusos con el capital extranjero. La crisis del efecto tequila produjo -por otra parte- altas necesidades de apoyo
de capital y las cuales desde el FMI
alcanzaron los 17.000 millones de dólares y, en 2009, el mismo organismo, le
aprobó una línea de crédito por 49.000 millones de dólares para lidiar con la
crisis económica global (www.bbc.com 20 abril
2009)[3].
En tercer lugar, el mexicano, como
todos los pueblos, tiene sus particularidades, defectos y virtudes. A pesar de
su México lindo y querido, tienen
los mexicanos –o grupos que pasan a ser expresivos de la nación por su ubicación
política, social o geográfica- particular gusto por vivir en los EEUU o en “Los
Estados” como es conocida la expresión en algunos países latinoamericanos. La
vida en el capitalismo del imperio, ha tenido para ellos, igual que para muchos
“revolucionarios bolivarianos” particular atractivo. Algunos, deambulando por
cierto tipo de sociología, han mencionado la
aparición de una “nueva raza” que es la “raza” de la frontera y que
lleva fuerte influencia del norte en la vida de los mexicanos de allí y,
seguramente, también en sentido contrario.
En cuarto lugar, un aspecto íntimamente
relacionado con el de país frontera y
con el del gusto de la vida en el norte es el de la migración y la
permanente búsqueda de entrada de parte de mexicanos en EEUU. Conforman los
mexicanos la minoría más numerosa en tal país y una porción mayoritaria de los
hispanos en el mismo. Además de los
elementos de contexto señalados, indudablemente que influyen opciones de mejores
perspectivas salariales y de vida y hasta la propia consecución de un empleo,
aunque pueda ser condicionado y transitorio[4].
Las cifras son contundentes: “En 2018, de acuerdo con la Current Population
Survey (CPS), se estima que alrededor de 38.5 millones de personas residentes
en Estados Unidos son de origen mexicano”. “En 2018, 12.3 millones son
personas nacidas en México y 26.2 millones son mexicanos de segunda y
tercera generación, es decir personas con uno o ambos padres nacidos en México
y personas que se autodefinen como personas de ascendencia mexicana,
respectivamente”. https://www.gob.mx/conapo/articulos/mexicanos-en-estados-unidos-datos-graficos-y-mapas-cifras-2017-y-2018?idiom=es
Si el
capitalismo no es la felicidad del ser humano, los grupos humanos inventarán
otras cosas, otras utopías, pero el socialismo no tiene futuro en el mundo. Ver
a Putin y recordarse de Lenin es poco menos que frustrante (incluso apartando
las limitaciones contextuales que dan los tiempos históricos), por algunas
cosas bastante conocidas por algunos. Por lo demás, tardío y bastante rencoroso,
por numerosísimas razones, es el socialismo de AMLO.
09 de marzo de
2019
@eortizramirez
eortizramirezgmail.com
[3]
De los 1.873 miles de millones de dólares registrados para 2018 como Deuda externa bruta para América latina,
México participa con 342 miles de millones de dólares, aun representado ello
mucho menos que lo que representa para Brasil su monto respectivo (648 miles de
millones) en cuanto a exportaciones. De los 134 miles de millones ingresados como Inversión extranjera directa neta
para 2017 en América Latina, México participó con 27 miles de millones,
superada solo por Brasil con 64 mil millones (CEPAL, Balance
preliminar…2018).
[4]
Esta mezcla de elementos determina que México sea el principal receptor de
remesas en el contexto latinoamericano, recibiendo 28.000 millones de dólares de los 75.000 millones recibidos por América Latina y el Caribe en 2017,
aunque su representación en cuanto al PIB es mucho menor que para varios países
más pequeños (ver https://www.thedialogue.org/wp-content/uploads/2018/02/Remesas-a-ALC-2017.pdf).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario