¿Efecto Sanders?, por Félix Arellano
Publicado marzo 3, 2020
Resulta muy prematuro poder definir los resultados de la elecciones primarias en el partido demócrata de los Estados Unidos, varios contrincantes y una situación muy fluida que puede cambiar en el día de hoy, calificado como el supermartes, toda vez que se realizan consultas en unos quince estados. Ahora bien, que el discurso radical de Bernie Sanders este sumando importante apoyo, exige de una reflexión sobre las fuerzas que están moviendo tal tendencia.
Conviene destacar que el senador Sanders siempre se ha definido como socialista, incluso no está inscrito en el partido y ha competido en otras contiendas internas. En ese perfil, nunca ha negado su relación con la dictadura de los Castros en Cuba; sorprendentemente, ha elogiado algunas políticas de Fidel Castro, lo que representa un grave desequilibrio al desconocer los delitos de lesa humanidad de la dictadura. Ahora bien, con estos antecedentes, que no oculta, está recibiendo un importante respaldo de jóvenes, para algunos de ellos considerado como “tío Berni”; inmigrantes y, en general, críticos del sistema y de la globalización.
Los primeros resultados de las consultas han sido tan favorables a Sanders, que algunos medios lo han calificado como “una fuerza arrolladora”. Lo que ocurra el día de hoy, el supermartes, puede ser decisivo. En tal sentido, Michael Bloomberg, uno de los ocho aspirantes, el último en inscribirse y con una de las fortunas más poderosas de los Estados Unidos, tiene concentradas sus esperanzas y sus inversiones, en los resultados del día de hoy. Al respecto, algunos medios informan que está tratando de cautivar el numeroso, pero poco participativo, voto latino y de hecho cuenta con “19 oficinas en Texas y en la ciudad de Austin unos 180 empleados”.
Pero el ambiente es complejo y las encuestas del voto latino, se presentan favorables a Sanders, “con un 50% de apoyo en California y un 36% en Texas”. Para muchos inmigrantes el senador de Vermont representa un político confiable, coherente en sus principios y consciente de los problemas de los más débiles.
El respaldo a Sanders pudiera representar el punto de inflexión del sueño americano, el agotamiento del optimismo. La economía no está mal, pero los pobres, que están creciendo, se sienten cada vez más excluidos. Las negativas consecuencias sociales de la globalización y de la 4ta revolución industrial, están generando complejas respuestas políticas vinculadas, entre otros, con el populismo y los autoritarismos en sus más diversas expresiones.
Donald Trump supo aprovechar en su momento la gravedad de la situación, la población desempleada, las zonas deprimidas, las industrias que cerraron y buscaron espacios más competitivos. La conformación de las cadenas globales de valor implica una competencia muy fuerte entre todos los países del planeta. Trump ofreció esperanza y optimismo, “american first”. Pero con el tiempo puede crecer la decepción y el desasosiego.
Pudiera resultar un poco simplificador, pero entre las consecuencias negativas de la dinámica global sumamos realidades complejas como el Brexit, los radicalismos latinoamericanos, el Foro de San Pablo, la crisis chilena y ¿pudiéramos incluir el caso de Bernie Sanders? Adicionalmente, no debemos desconocer que la candidata Elizabeth Warren también promueve un discurso crítico. Lo que evidencia que existe un malestar que crece en la sociedad norteamericana.
Pero diversos factores se suman para aupar el radicalismo de Sanders. Entre otros tenemos el voto castigo, un castigo amplio, para algunos Sanders tiene la fortaleza para enfrentar a Trump, también se castiga a Washington, que concentra el poder y recuerda a los más débiles cuando hay elecciones.
Igualmente se castiga al sistema político que tiene una dinámica de funcionamiento donde se menosprecia la decisión popular, en ese sentido Hillary Clinton logró una gran mayoría de votos, pero, en el intrincado sistema electoral, no logró los colegios electorales. Obviamente se rechaza la dinámica global, tema que está presente en el debate político con gran énfasis desde la pasada campaña electoral de Donald Trump.
Al margen de los resultados en la definición del candidato del partido demócrata, es evidente que existe un creciente malestar en la sociedad norteamericana; ahora bien, las propuestas de solución que se presentan no parecen muy efectivas. Difícilmente Donald Trump podrá retomar la prosperidad industrial de décadas anteriores, pues la dinámica productiva ha cambiado. Tampoco pareciera posible que si Sanders llegara a la Casa Blanca, pueda aplicar un proyecto radical que el Congreso y el resto de las instituciones podrían impedir.
Resulta evidente que se requieren cambios que aborden la equidad, pues, en las democracias, los más débiles pueden adquirir consciencia de la importancia del voto, pero también se pueden alterar y promover un caos social que siempre será aprovechado por los radicales, Chile representa un caso reciente. Es necesario promover una política más honesta que reconozca los problemas y proponga soluciones más efectivas, participativas, sustentables y con un alto contenido social.
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