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Felix Arellano
La situación del proceso bolivariano es más lamentable, está en el top de la corrupción, la inseguridad, el desabastecimiento, el intervencionismo, la destrucción de la economía
En los últimos años América Latina ha logrado importantes avances tanto en materia económica comercial; como política, en lo relativo a institucionalidad democrática y derechos humanos. Empero, la situación económica mundial se presenta poco atractiva, y aún están pendientes retos importantes que requieren de un gran esfuerzo de gobiernos y pueblos. Por el contrario, los países que equivocadamente se han inclinado por modelos personalistas y autoritarios, encubiertos en de falsos discursos, entre los cuales lideriza el proceso bolivariano, están fracasando en todos los ámbitos, pero predomina la soberbia y la obsesión de mantener la camarilla en el poder.
Una gran mayoría de países se han inclinado por la apertura de sus mercados; promoviendo la atracción de inversiones, incrementando y, en alguna medida diversificando, la producción; lo que genera empleos y estimula el bienestar social. Estos países han dinamizado el sector externo, incrementando sus exportaciones y propiciando negociaciones comerciales que permitan lograr un mejor acceso a los mercados internacionales. Ahora bien, los países que asumen esta vía, también enfrentan los retos de la productividad y la competitividad, que no son objetivos fáciles, pero con disciplina y trabajo se van superando. En este contexto, uno de los grandes desafíos tiene que ver con la inversión en educación de calidad, que permita formar recursos humanos capaces de enfrentar con éxito la complejidad del presente.
Ha resultado una afortunada coincidencia que varios de los países que se han abierto al mercado, también han estado conscientes de la importancia de la sensibilidad social y del equilibrio político, lo que ha estimulado las políticas de centro y el necesario fortalecimiento de la institucionalidad democrática, la participación social y los derechos humanos. Resulta prioritario racionalizar la inversión de los recursos escasos, lo que conlleva, minimizar o eliminar: el despilfarro, la corrupción, los gastos superfluos y burocráticos y el armamentismo. Una racionalidad sustentable, civilista y democrática no encaja con los gobiernos autoritarios, que no obstante promover elecciones, utilizan el poder para destruir valores e instituciones democráticas.
Sorprende a muchos que los países que han logrado niveles más positivos de crecimiento en los dos ámbitos (económico y político) sean pequeños, son los casos de Chile, Uruguay y Costa Rica. Por el contrario los grandes como Brasil, México o Argentina experimentan una mayor inestabilidad.
Pero, en este año, los retos se incrementan, pues la dinámica mundial es muy compleja y, además, persisten debilidades y vicios en los modelos nacionales, que exigen de una urgente reingeniería. La economía mundial presenta señales de recesión, lo que afectará las exportaciones e inversiones en la región. El consumo y las importaciones en China se reducen lo que afectará las exportaciones de la región, que crecieron significativamente a ese mercado.
Los avances en diversificación de la producción y la exportación, y el incremento del valor agregado y de tecnología en los procesos productivos; está resultando lento. La productividad y competitividad no avanzan a los ritmos mundiales. La región, con pocas excepciones, está ausente de las meganegociaciones comerciales, de las cadenas globales de generación de valor y de la cuarta revolución industrial.
La situación del proceso bolivariano es más lamentable, está en el top de la corrupción, la inseguridad, el desabastecimiento, el intervencionismo, la destrucción de la economía. Adicionalmente, la soberbia y ceguera de sus líderes les lleva a repetir las falacias del país potencia o la eterna felicidad, que seguramente pude ser verdad para los dueños de las empresas de maletín, los beneficiarios del 6.30, los narco, los que disfrutan de la impunidad; pero, nunca para el pueblo que está pagando las consecuencias de este fracaso.
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