lunes, 3 de abril de 2017

UN PASEO POR EL TIPO DE CAMBIO EN LA ADMINISTRACIÓN MADURO

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ

La particularidad sectorial y en la oferta de divisas por parte de la economía venezolana, entre otros factores, produjo -ya claramente en el año 2013- una sobredeterminación del mercado cambiario sobre buena parte de las esferas de la economía[1]. Esta sobredeterminación parte de un régimen de control de cambios, ya de alrededor de tres lustros, que ha terminado convirtiéndose en un instrumento de control político hacia ciudadanos y agentes económicos diversos[2], con un Bolívar Fuerte considerablemente sobrevaluado –partiendo esta consideración de sus niveles de equilibrio o de comparar con los niveles del mercado negro, según el momento y el radio de influencia que hubiese abarcado este o de aquella sobredeterminación- y la existencia -ya más recientemente- de varios niveles en la paridad bolívar/dólar[3]. Varias estimaciones ubicaron la alineación del tipo de cambio –preliminarmente- hacia un nivel cercano en más del doble de los Bs 6.30 por dólar del tipo de cambio controlado (alrededor de 14 o 15 Bs/US$; ver Leonardo Vera, ¿Cómo resolver el problema cambiario? Escuela de Economía UCV. 2014). Esto último y las restricciones institucionales llevaron a la estructuración de una distancia más que importante –de 10 a 1 para finales de 2013 y de 11 a 1 para enero 2014-  entre el llamado dólar negro, paralelo, innombrable[4] o libre y el dólar controlado (en su primer mensaje al congreso -15/01/14- el presidente Nicolás Maduro (NM) ofreció mantener la paridad de Bs 6.30 por $, para el total del año 2014[5]).

Aquel –tácitamente-, pasó a dolarizar la economía (dolarización informal o no oficial), determinando precios y controlando expectativas[6], mostrándose así claramente ineficaz el régimen de control de cambios para disminuir o nivelar tales variables. Fuga de bienes, altos precios o controles simbólicos de los mismos y escasez, han pasado a convertir las expectativas de los ciudadanos en expectativas dolarizadas o influenciadas considerablemente por el deterioro del bolívar y el fortalecimiento creciente del dólar.   Observaciones de mercado permiten afirmar que, una vez agotados los pequeños y particulares efectos de la acción de control y rebaja de precios de la administración del Presidente NM, la sobredeterminación del dólar libre o negro sobre los precios de numerosos artículos pasó a ser directa y mayor, creándose un círculo vicioso de interrelación de variados elementos. En tales sentidos “…el desequilibrio cambiario se ha agravado debido, por una parte, a una disponibilidad cada vez más limitada de moneda extranjera que se manifiesta en unas bajas reservas internacionales y en un restringido flujo de divisas y, por la otra, a una altísima demanda de dólares estimulada por la desproporcionada sobrevaluación de la moneda, por el divorcio entre la tasa de cambio preferencial y la del mercado paralelo, por la abundancia de liquidez interna, por las tasas de interés reales negativas, y por la existencia de unas crecientes expectativas de devaluación.” (P. Palma. Perspectivas económicas 2014. El Nacional, 13 de enero 2014. Pág. 5). Este dramático panorama se agravó por la acumulada deuda en divisas del sector público con agentes privados diversos y que algunos en momentos se estimaron en 51,9 mil millones de $, los cuales se desagregan de esta manera: "La deuda global al cierre de 2013 es de 8,7 millardos de dólares por importaciones no liquidadas; 4,2 millardos por dividendos aprobados por Cadivi[7] y no liquidados; 10,5 millardos por dividendos represados en balance; 14,2 millardos por expropiaciones no pagadas; 7,8 millardos a contratistas internacionales petroleros y 6,3 millardos de dólares a empresas mixtas en la faja del Orinoco", (Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Ecoanalítica; ver El Nacional, domingo 19 de enero 2014, Economía/7)[8].

Adicionalmente debe señalarse que, en este contexto, a inicios de 2014, se generó un ambiente de incertidumbre sobre una posible devaluación  del Bolívar en relación al Dólar, contextualizada con los precedentes ya señalados de medidas de control y supervisión de precios por parte de la administración de NM y con su concepto o percepción de que los factores políticos opositores y empresariales afines a estos venían desatando -desde 2013 y trasladaron a 2014- una guerra económica[9].  Dentro del juego político tradicional, la administración del Presidente NM trató de fijar ideas que negaran cualquier posible devaluación. El 22 de enero –con alocuciones de personeros del Gobierno-, sin embargo, y, más aun, con la publicación en Gaceta del Convenio cambiario N° 25 y las Providencias del caso, quedó claro que se reducían montos de asignación para consumos en el extranjero y compras en internet, entre otros elementos, quedando además buena parte de las transacciones que se venían realizando  a Bs 6.30 por US$ a un nivel de Bs 11.36 por $ y teniendo los efectos conocidos en inflación, condiciones de inversión, inestabilidad y precio del dólar negro o libre (ver Gaceta Oficial N° 6.122 Extraordinario, 23 de enero 2014 )[10].

En las intenciones administrativas e institucionales de la administración bolivariana -en la versión del presidente Maduro- se propuso, ya para inicios de 2014, la creación del Centro Nacional de Comercio Exterior (CENCOEX) para administrar la política de importaciones y de suministro de divisas a los agentes económicos, implicando –además- la centralización de las actividades de CADIVI,  Sistema Complementario de Administración de Divisas (SICAD) y Banco de Comercio Exterior (BANCOEX); abarcando, igualmente la red de empresas públicas de comercio interno y externo y empresas privadas asociadas a rubros estratégicos. Estos perfiles de política quedaron normados en el convenio cambiario N°26 atinente a las subastas, que se realizarían a través del SICAD[11] y administradas por el CENCOEX (Gaceta Oficial, lunes 10 de febrero 2014. N° 6125 Extraordinario).

Debe señalarse que, las instituciones venezolanas han venido viéndose afectadas por un agudo deterioro institucional durante los casi cuatro lustros de la administración bolivariana[12]. Algunas de las mencionadas, como BANCOEX, han transitado durante la administración señalada por un permanente deterioro, aunque fue creada antes de iniciarse aquella y con el fin, muy loable, de apoyar el desarrollo del comercio exterior. Los Centros de apoyo al comercio exterior han sido fundamentales en las economías emergentes o en general en aquellas que hayan querido desarrollar la competitividad, pero esto ha implicado una labor constante y de detalle que no se ha hecho en la administración bolivariana en general y que no es lo mismo que desarrollar un centro por problemas fiscales, de administración de divisas o con una predisposición hacia la sanción de los agentes económicos, que se conceptualizan con un rol donde despliegan una supuesta guerra económica contra el gobierno.

Después de los intentos de generar modificaciones durante 2014 en el sistema de control de cambios instaurado desde 2003 -y que en sí mismo ha pasado por varias etapas-, del sacudón como intento de impulsar cambios institucionales, de la acumulación y profundización de problemas económico-sociales siempre pendientes en la administración bolivariana -pero que se agudizaron desde 2012- y de la exacerbación misma de la escasez de divisas junto a desinversión y quiebra de empresas así como generación continuada de numerosas insatisfacciones para cuantiosos venezolanos, la administración bolivariana intentó nuevamente modificar el régimen cambiario, aunque sin impulsar políticas que cambiasen los cimientos de un régimen mantenido por múltiples conveniencias e intereses de aquella administración. De esta manera y como continuación de medidas tomadas u ofrecidas desde finales de 2014 y enero 2015, el 10 de febrero de este último año se comunicó al país el conjunto de nuevas reglas y facilidades que incorporaría el nuevo régimen a ser instrumentado.

El nuevo régimen quedó estructurado en tres niveles: el de CENCOEX (antes CADIVI[13]) a Bs. F. 6,30 por US$; la fusión del SICAD (SICAD 1 y SICAD 2); y el nuevo Sistema Marginal de Divisas. El dólar CENCOEX se mantuvo a Bs. F 6,30 y sería dedicado a los sectores de Alimentos y Salud, “que se entienden como importaciones prioritarias” (incluye importaciones de insumos, materias primas y bienes necesarios para la producción de la industria nacional). Se estima en este régimen que “el 70% de las divisas necesarias para el país” serían asignadas a tasa CENCOEX de Bs. F. 6,30. El nuevo SICAD funcionaría a través de sistema de subastas. La primera de esas subastas se realizaría al mismo valor registrado en la última realizada por el SICAD 1: Bs. F. 12 por US$. En expresión del Ministro Marco Torres “progresivamente, se verá cómo se va moviendo el 30% restante de las divisas necesarias”. Y el SIMADI (Sistema Marginal de Divisas) que fue anunciado como “un sistema totalmente libre” en el cual la interacción entre oferta y la demanda determinaría el tipo de cambio. Habría 3.792 puntos de atención divididos en la banca pública, la banca privada, las casas de cambio y los Operadores de Valores Autorizados. “Ya se efectuaron las pruebas correspondientes con las Casas de Bolsa […] El mismo mercado será el que va a fijar la tasa” (www.prodavinci.com 10 de febrero 2015; www.el-nacional.com 13 de febrero 2015).

Por variadas razones, desde julio 2014 los ingresos petroleros de Venezuela –origen mayoritario de la divisas que administra el país como flujo- disminuyeron (Eduardo Ortiz Ramírez, Reacciones fáciles ante la baja de los precios del petróleo; https://www.academia.edu/9050827/Precios_del_petroleo), con niveles de precio para la cesta venezolana que en momentos bordearon los 40$ por barril -o ya en 2016 los 20$ y nuevamente 40$ en 2017-, en vez de los alrededor de 100$ tenidos por varios años antes de la fecha señalada. Correspondientemente, se trataba de un nuevo régimen del control de cambios existente, para administrar una menor cantidad de $ en el contexto de un problemático déficit fiscal, ausencia de inversiones -incluidas las extranjeras-, dificultades en la obtención de nuevos empréstitos con países como China, quiebre de empresas y aumento de la desconfianza. Paradójicamente, algunos de sus niveles como el de Bs. F. 6,30 por $ para medicinas y alimentos, al convertirse en un refuerzo del propio control de precios, fortificaba el fenómeno de distorsión de precios relativos, escasez y desaparición de productos diversos (elementos relacionados pueden verse en entrevista a Asdrúbal Oliveros, www.eluniversal.com 11 de febrero 2015).

Continuando con una línea de endurecimiento del régimen de control de cambios, dado el contexto definido para los primeros meses de 2015, de restricción de divisas –por la mantenida disminución de precios del petróleo- y de que para sus primeros meses el SIMADI no superó una cobertura que alcanzase al 2% del total de transacciones –teniendo el dólar SIMADI niveles superiores a 190 Bs. F. por $- y con un dólar paralelo que en esos mismos meses se acercó a 300 Bs. F. por $ o, de manera más regular, sobre 200 Bs. F. por$ (debe señalarse que para el mes de mayo superó los 400 Bs. F. por $ y para julio los 500 Bs. F. por $[14]), con estancamientos relativos, la administración bolivariana publicó la Providencia 011 en Gaceta Oficial N° 40636 para la fecha del 10 de abril del año señalado. En esta Providencia se disminuyeron los montos en $ para variados destinos, se ubicó a la banca pública para los trámites relativos a dólares para viajeros y compras de internet y se eliminaron divisas en efectivo para viajeros, con excepción de niños y adolescentes, entre otros elementos (ver www.el-nacional.com 11 de abril 2015; www.elimpulso.com 10 de abril 2015; www.el-carabobeno.com 24 de mayo 2015; www.elinformador.com.ve 7 de julio 2015).

El 17 de febrero de 2016, acumulados para el momento una aguda inflación, escasez de divisas y bienes extendida y la baja y persistente disminución de precios del petróleo que ya bordeaban los 20-25 dólares, tal cual se señaló, el presidente NM volvió a incluir la problemática cambiaria en un conjunto de medidas donde lo más destacable fue el aumento del precio de la gasolina (Eduardo Ortiz Ramírez, Las nuevas medidas económicas de un gobierno que acaba de descubrir el rentismo; http://masterecointerucv.blogspot.com/2016/02/las-nuevas-medidas-economicas-de-un.html). Para tal ocasión las medidas sobre el área cambiaria fueron más bien someras, pasando el tipo de cambio de protección o controlado de 6.30 a 10 Bs. F. por $ y dejando un segundo tipo de cambio para flotar a partir del $ SIMADI. Sobre esta segunda medida, no fueron dadas mayores precisiones, infiriéndose que se continuaría con niveles de control y con una gran distancia del dólar libre o paralelo que para el mes de febrero ya se movía sobre los 1000 Bs. F por $. Compras electrónicas o dólares para viajeros se habían convertido, para el momento de estas medidas de febrero de 2016, en asuntos difusos afectados por un control de cambios fortalecido como instrumento de control político y en una nación comprometida con variados pagos en divisas.

Como hemos visto, ha sido recurrente en la administración bolivariana la formulación y comunicación de nuevos planes y formulaciones de política, buscando la corrección de la aguda problemática económica y social, y teniendo en ellas una focalización relevante para el área cambiaria.  Presentándose, correspondientemente, el cotejo y evaluación del lado de quienes perciben una problemática coyuntural y estructural, tanto en la realidad como en las concepciones y modelos que se proponen en tal administración. Y, en tal sentido, se puede insistir en lo difícil que es digerir y discutir lo que dicen los gobiernos y, más aun, la administración bolivariana. Así, el presidente Nicolás maduro, avanzado marzo 2017, ya estaba convencido que la economía había entrado a un nuevo modelo económico y, es más, había abandonado –el año 2016- el modelo rentista; encontrándose con los resultados de un supuesto milagro económico (www.vtv.gob.ve Cadena nacional 27 de marzo 2017).

Eso último se torna más grave, en una economía donde se han alterado los mecanismos normales de contraloría, supervisión o rendición de cuentas. En resumen, una sociedad donde la escogencia y las asignaciones no se dan en condiciones de transparencia y los agentes económicos pueden convertirse en agudos buscadores de rentas.

La finalización de la Expo Venezuela potencia -27 de marzo 2017- permitió recibir un nuevo conjunto de medidas que en el plano económico pasaría a ejecutar la administración bolivariana. Se pueden resumir las líneas fundamentales de lo transmitido por el presidente y otros funcionarios, con el fin de adicionarlo a lo que podría entenderse  como el conjunto de políticas o tendencias, por los cuales la administración bolivariana deseaba  enrumbar a la nación, adicionándoseles a otras políticas, comunicados, cadenas y planes (y de manera principal el Plan de la Patria…2013/2019), a través de más de dieciocho años y en particular en el último lustro hasta 2017.

Debe advertirse que este nuevo conjunto de medidas se presentó en un contexto de una escasez de divisas altamente pronunciada, evolución intensa en el mercado del dólar paralelo[15], continuado bajo nivel relativo de los precios del petróleo (bordeando los 40 $ para el momento de la formulación del conjunto de políticas), proximidad de pagos de compromisos, renuencia de sectores prestamistas externos a facilitar recursos, cajas vacías de $ a pesar de los cuantiosos recursos ingresados a la nación en más de 18 años de administración bolivariana, agudización de las controversias políticas internas y externas en relación a Venezuela, entre otros elementos. El contexto es, para el momento en cuestión el de una administración altamente necesitada de $ y que, en razón de ello y otros aspectos, formuló nuevas políticas  e instrumentos para la captación de dólares. Actividad hotelera con posibilidades de actuar en $, ventas de autos o pasajes en $, exportadores pudiéndose quedar con una porción alta de los $ obtenidos; en fin, una economía que de tener al sector público como el principal oferente de $ busca, para este nuevo contexto, obtener $ desde el área privada , la cual fue tradicionalmente el oferente minoritario (ver Orlando Zamora, Ahora se profundiza la tragedia de un gobierno sin dólares. www.konzapata.com 30 de marzo de 2017).

Son cuatro los lineamientos que se desprendieron para la política pública y/o económica. En primer lugar, estructuración de un plan económico para 2017 y 2018 que afianzara el nuevo modelo existente a partir de 2017, según el presidente. En segundo lugar, atraer inversión extranjera, adecuando y flexibilizando las normativas; lo cual estimularía su entrada y el correspondiente ingreso de divisas. En tercer lugar, estructurar un nuevo Dicom vía ejecución de subastas para el mejor manejo y disponibilidad de divisas (subastas que ya habían sido aplicadas –como se señaló- y que solo indicó serian dos veces por semana). Y, en cuarto lugar, desarrollar un Centro de investigación y desarrollo tecnológico donde alrededor de 10.000 investigadores pudiesen adaptar tecnologías, generar innovaciones, articular universidades al mismo fin e impulsar la sustitución de importaciones dentro de otras numerosas actividades.

Los niveles de atracción de Inversión extranjera logrados por Venezuela en años de los últimos tres lustros anteriores a 2017 son bastante bajos, al compararlos con otros países de la región; el ambiente de inseguridad institucional ha sido de los factores influyentes en ello. Grandes proyectos no exitosos, han formado parte de la cultura de más de 18 años de administración bolivariana. El área de divisas con la estructura del Control de Cambios desde el 2003 se ha, por su parte, atiborrado de superposiciones no exitosas como hemos señalado. No es fácil apreciar la solución solamente en la unificación cambiaria. Asuntos institucionales, distorsión de precios relativos, mecanismos de corrupción, necesidad de instrumentar consensos y concertaciones con fines de volverle a dar valor a la moneda local en su cotejo con el $, forman parte del conjunto de elementos a considerar con el fin alcanzar la debida alineación, eliminando la pertinaz e intensa volatilidad asociada al mercado negro y a su asociado el control de cambios.

A pesar del escenario cambiario, de financiamiento externo y del contexto económico observable, el presidente, para formular este nuevo conjunto de medidas destacó a Venezuela como un país de pujante desarrollo de la productividad y la industrialización. Aunado a todo esto, se le superpuso, al escenario de escasez, la formalización y extensión de una manera de hacer las cosas que remite a bolsas CLAP MATERNALES Y DE HIGIENE PERSONAL. Mas discrecionalidad y extensión del control estatal a pesar de lo observado en las de alimentos –las cuales no llegan, no se ven, o muy poco, según zonas y parcialidades- y siendo una ampliación del populismo y contradictorio con formas modernas de organización y dinamización de la sociedad. Esto, a pesar de la presencia de empresas internacionales en sus versiones nacionales -en las llamadas por la administración bolivariana Alianzas Estratégicas-, como NESTLE, HEINZ, COLGATE PALMOLIVE, PROCTER AND GAMBLE.

Observando financiamientos asignados a casos por empresas fue impresionante observar la asignación de 1 y hasta 8 millones de $ que se otorgaron vía crédito. En el ámbito empresarial si bien se apreció lo positivo de estas asignaciones, se ha visto que su representación en el conjunto empresarial es realmente pequeña.  Más aún puede  preguntarse sobre los criterios de escogencia y la secuencia evaluativa; por ejemplo, cumplimiento de metas o lo que continuaría a la disposición de los fondos. Son estos procedimientos los que requieren la mayor trasparencia y eficiencia, pues son dineros del Estado y no de grupos o partidos en la administración del mismo. Iguales consideraciones pueden hacerse para las asignaciones que se hicieron en bolívares y que para diversos proyectos se asignaron en montos de 10 y hasta 10000 millones de bolívares. Solo la transparencia y el carácter público de asignaciones, evaluaciones y revisión del destino de los dineros diversos convierte en provechoso este tipo de experiencias.

Llama la atención el conjunto de acuerdos y cartas de intención firmadas, cuando se observan sectores y aunque en estos casos no se hicieron mayores precisiones de fondos. En el caso del sector automotriz donde estuvieron presentes representantes de algunas de las empresas tradicionales y organizaciones de productoras de partes, se ofreció en líneas generales pasar a producir tres tipos de vehículos (particular, de carga y motos). Este sector alcanzó ventas según CAVENEZ de solamente 3.008 vehículos durante 2016 y las empresas -tanto ensambladoras como productoras de partes- se encontraban a inicios de 2017 a punto del colapso, por razones de ausencia de divisas y contexto económico y de demanda en general.

Otros sectores de los abarcados por acuerdos y cartas de intención presentaban situaciones altamente problemáticas, pero en la interpretación transmitida el 27 de marzo de 2017 por el Presidente, otros funcionarios y los beneficiarios, quedaron ubicados a la luz de un optimismo rampante y exagerado. Es el caso del sector turismo. Igual sucede con aquellos donde se han detectado problemas agudos y la administración bolivariana no ha considerado advertencias o críticas como es el caso del minero con proyectos en curso como el del arco minero.
Nada nuevo a otros actos, ofertas, cambios de política o superposiciones de las mismas, en una secuencia donde la administración bolivariana ha mantenido el mismo modelo, estilo y conjunto de políticas y más aún en el área cambiaria, donde a los problemas del control de cambios se le sumó, para 2016 e inicios de 2017, la aguda escasez de divisas.

En esos contextos y dada la influencia del dólar en las distintas variables económicas es tentativo proponer la opción de la dolarización (esto más allá de la discusión sobre si la administración del presidente NM estaría dispuesta a ello o no). Con esta tentación y con cierta facilidad algunos consideran que: “La dolarización no es la fórmula mágica para resolver los problemas económicos del país, pero logrará, a corto plazo, una estabilidad monetaria que incluye una reducción drástica de la inflación a nivel de un dígito, tasas de interés bajas, y de la incertidumbre para invertir. Se recuperará el ahorro y el patrimonio de los venezolanos, porque se elimina el riesgo de la devaluación, y el financiamiento crediticio mejora. Finalmente, la dolarización alentará la inversión extranjera y nacional de largo plazo por la estabilidad monetaria, y potencia fuertemente la  posibilidad de inversiones de las grandes petroleras multinacionales en la faja, e inversiones agroindustriales y agrícolas de los países del Mercosur y América Latina.  Dolarizar puede ser la única  mejor opción.” (Guillermo García[16]. ¿Dolarizar la única opción? El Universal, domingo 2 de febrero de 2014).

A inicios de los años 2000, pudo observarse en América Latina la tendencia a proponer la dolarización como opción de política a partir de casos como el de Ecuador, que habían venido avanzando en esa vía[17]. Para 2015, esto se presentó en el escenario venezolano en el mismo contexto de agudización de crisis económica que hemos señalado. Para tiempo más reciente se le suma el hecho de que la economía ha venido desarrollando una dolarización informal (dada las determinaciones del dólar paralelo/marcador sobre los variados mercados) y no como algo sano ni recomendable. Sucede que las distorsiones de los mercados cambiarios, monetarios y financieros de la economía venezolana, asociados y/o ligados a un Gobierno/Estado interventor –autodefinido como socialista y revolucionario-, fueron produciendo, junto al manejo irregular y discrecional de las divisas en un contexto de pugna, control político y rentismo, el que los agentes económicos buscasen opciones de salvación, en un contexto de deterioro de valores y de escasas posibilidades de inversión y, para lo cual, se han enfrentado a una administración cada día más indiferente y confundida; mientras, la crisis  económica se agudizaba, pero ni ella globalmente, ni sus hacedores de políticas, ni sus asesores lo percibían así.

La dolarización es, realmente, una entrega total por la vía monetaria-cambiaria a las fuerzas económicas que priman en el escenario económico internacional, abandonando todo mecanismo de supervisión y control sobre la moneda y otras variables económicas. A un viejo profesor se le escuchó alguna vez decir "la moneda lo es todo". Pero, en el caso de una moneda que no está bajo el control nacional sino de un Estado externo y que presenta gran margen de influencia y de actuación por parte de empresas internacionales -cuyo poder es mayor que el de muchos pequeños estados- el margen de interrogación es amplio. ¿Quién con sensatez puede creer que los problemas estructurales de producción y crecimiento que presentan naciones como Venezuela van a obtener solución con nuevas situaciones donde los bancos centrales pierden parte de su sentido, aunque este último se haya mantenido en la administración bolivariana mayormente en un matiz normativo? ¿Cuál entendimiento es necesario para comprender los vaivenes a los que quedará expuesta Venezuela sin ningún control sobre la moneda que usará? Es claro, por lo demás, que por el hecho de que una economía asuma el dólar esto no le va a solucionar el conjunto de restricciones que en los mercados financieros tienen naciones como las latinoamericanas parra accesar a los créditos así como que quien saca la moneda al mercado se beneficiará grandemente del llamado señoreaje -o diferencia entre el costo de ponerla en circulación y los valores adquiribles con ella-[18]. La evolución en la administración bolivariana ha implicado también –e independientemente de resultados y desarrollos- rotundas críticas al desempeño en la esfera del dólar y a buscar impulsar experiencias como El Sucre al interior de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA)[19].

En la estructuración del Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos (Sucre) el Banco Central de Venezuela tiene responsabilidad fundamental. El Sucre es una expresión de los intereses de los países del ALBA para avanzar en la construcción de un nuevo orden financiero y económico internacional, que se base en la cooperación, solidaridad, complementariedad, respeto a la soberanía de los pueblos y la inclusión social y debe concebirse como una moneda virtual enfocada hacia áreas fundamentales como la exportación de alimentos. Esta moneda virtual nació en el seno del ALBA y forma parte de los esfuerzos latinoamericanos y caribeños para superar limitaciones y restricciones de la llamada arquitectura financiera tradicional.

Correspondientemente con su espacio de origen, el bloque regional  intenta con El Sucre forjar una integración regional que apunte al desarrollo integral de las naciones que lo integran, ahorrando divisas y reduciendo la influencia del dólar estadounidense en las operaciones comerciales; pero también, mejorando la eficiencia de los sistemas financieros nacionales, al agilizar las transacciones entre los países y reduciendo los costos de intermediación en el comercio a lo interno del ALBA. De la misma manera, con El Sucre se busca estimular la participación de las pequeñas y medianas empresas, y organizaciones comunales en operaciones de comercio exterior, brindándoles mejores posibilidades económicas y de comercio[20].

@eortizramirez





[1] Avanzado 2014, esto se convirtió en manifiestamente evidente, con un mercado cambiario ampliado en el número de tipos de cambio. En tal sentido se puede identificar con la opinión de Orlando Ochoa al afirmar que: “El mercado cambiario actual con cuatro tasas (6.30, 10, 50 y paralelo sobre 70 Bs/$) induce a la búsqueda de ganancias cambiarias y es el principal obstáculo para alcanzar la normalización en las actividades económicas de Venezuela, restringidas por desabastecimiento externo y nacional de insumos, grandes deudas con proveedores internacionales, morosidad en pagos de entes públicos, fuerte expectativa inflacionaria y temor a fiscalización punitiva.” (Orlando Ochoa, La enfermedad cambiaria. www.eluniversal.com 12-06-14). 
[2] En trabajos anteriores habiamos expresado esta idea que, en la práctica,  se ha podido expresar como un endurecimiento del control político en varias áreas: la prensa, por ejemplo, ha sido afectada por el suministro controlado de divisas para la compra de papel en el resto del mundo, según sus inclinaciones políticas o manejos de información no acordes con los intereses de la administración bolivariana; o, el mismo caso de actividades comerciales de importación según su direccionamiento en productos o lugares geográficos en su relación con los intereses geopolíticos de la misma administración. El economista Alejandro Puente expresa una idea similar: “Venezuela tiene aproximadamente una década de control de cambios, y esta es la paradoja de las paradojas. ¿Por qué uno de los principales exportadores de petróleo del mundo, con las mayores reservas de petróleo a nivel global tiene que racionar los dólares a sus ciudadanos? Aquí me voy a alejar del análisis de política económica, y voy a acercarme a la economía política: porque pienso que hay un objetivo de control político detrás del control de cambios. En Argentina puede no tener mucho sentido político y efectividad un control de cambios si las exportaciones las hacen principalmente privados; pero en Venezuela, donde el Estado es el propietario del grueso de la industria petrolera exportadora, controlar la asignación de divisas da un enorme control político. …Pero este control tiene muchos riesgos. Uno de ellos es la probable ineficacia en la asignación de las divisas con criterios no económicos, otro es el incentivo a la corrupción de la burocracia a cargo de las asignaciones. Y los venezolanos no necesitan que les demos ejemplos de corrupción asociados a los controles, porque controles de cambios han tenido varios, y no solo en este gobierno” (Ver Alejandro Puente, Venezuela: ¡es la economía, estúpido! http://www.elmostradormercados.cl/blogs/venezuela-es-la-economia-estupido/ 19 de abril 2014). Aristóbulo Isturiz Gobernador y dirigente del PSUV lo expresó con parte de las implicaciones que le atribuimos a la expresión. Lo hizo en 2014 y es llamativo lo impresionados que quedaron algunos analistas. Expresó Isturiz en un acto del gobierno del 14 de julio transmitido por Venezolana de Televisión: “El control de cambio en Venezuela no es una medida económica: el control de cambio en Venezuela, mis queridos compatriotas escua,  es una medida política. Porque si nosotros quitamos el control de cambio, ustedes sacan los dólares y nos tumban. Mientras gobernemos tendremos que tener control de cambio. [...] Y tendremos que amoldarnos, con control de cambio, a  manejar la economía” (www.vtv.gob.ve 14 julio 2014).
[3] Una idea similar se encuentra en Humberto García L. (El fracaso del control de cambio. 2014. Mimeografiado): “La situación económica de Venezuela parece no tener salida a menos que el gobierno instrumente drásticos cambios de política. Como nudo central está el control de cambio implantado el 5 de febrero de 2003, agravante de las distorsiones que inviabilizan el quehacer productivo, comercial y financiero de la nación…”
[4] Esta expresión atañe a los resultados de las políticas y actitudes de represión -o de intentos de represión. de parte de las autoridades de la administración bolivariana –tanto en la administración de HC como en la de NM- hacia aquellas empresas o individualidades que hiciesen mención del dólar paralelo; de allí que en la expresiones populares este último pasase a ser llamado como se indica. 
[5] En la decisión de modificación del sistema cambiario por parte de la administración bolivariana en febrero de 2015, se ratificó la paridad de Bs. 6,30 por $ como uno de los tres niveles y para importaciones de medicinas y alimentos, por ejemplo.
[6] Tiene Venezuela ya más de tres décadas desde el 18 de febrero de 1983, cuando se eliminó la libre convertibilidad. En aquellos momentos, entre otros elementos, la nación transitaba por una importante fuga de capitales. Durante tales décadas los capitales han seguido fugándose, pero en la administración bolivariana, tal fuga se ha acentuado. Cifras impactantes señalan más de 400 mil millones de dólares como tenencia de venezolanos en el extranjero, lo cual remite a que el control de cambio no ha sido exitoso para reducir la fuga de capitales. Por otra parte, y para precisar un punto donde si ha sido exitoso el régimen señalado debe indicarse que en varias administraciones ha habido deseo en convertir el control de cambio en un instrumento de control político –tal cual se destacó-, pero es en la administración bolivariana donde esto se ha manifestado más claramente, potenciándose –adicionalmente- con los desarrollos de la corrupción en las instancias y agentes vinculados a esta última. De ahí las recurrentes afirmaciones sobre montos mil millonarios de dólares que no se conoce su destino. Contrariamente, del lado de los agentes políticos opositores se ha sentido, crecientemente, el interés administrativo de ejercer control político con las divisas, Así, 2014 permitió presenciar desde sus inicios, dificultades y reclamos para la adquisición del papel que usa la prensa nacional. El impulso, diario Larense con más de cien años de circulación, en la segunda semana de septiembre de 2014 comunicó que a partir del 15 del mismo mes dejaría de circular en forma impresa, entre otras razones por la dificultad aludida (www.elimpulso.com 10-09-14).
[7] Un enfoque diferente de las actividades de Cadivi se consigue al precisar lo que este organismos habría facilitado a los agentes económicos: “De 2004 a 2012, la Comisión de Administración de Divisas (CADIVI), según lista de asignaciones publicada por el organismo, había priorizado la entrega a tres sectores, en primer lugar, la industria automotriz con más de 13 mil millones de dólares; luego le sigue los laboratorios farmacéuticos con alrededor de 10 mil millones de dólares liquidados en los últimos ocho años; y el tercer puesto lo ocupan los sectores de Alimentos y Telecomunicaciones con alrededor de 7 mil millones de dólares recibidos.” Dinero. El contraataque económico del gobierno. Diciembre 2013/enero 2014.
[8] Referencias a esta lista de ausencia de pagos y suministro de divisas para importaciones se hicieron muy frecuentes en 2014, dada la agudización de la problemática fiscal, cambiaria, inflacionaria, de escasez y  deficiencias productivas: “Los retrasos con importadoras de alimentos alcanzan ya US$ 4.200 millones, lo que ha producido una grave escasez en productos de la canasta básica. En el sector automotriz, el incumplimiento supera los US$ 3.000 millones, lo que ha resultado en el colapso del transporte por falta de repuestosA las aerolíneas se les deben otros US$ 3.700 millones, lo que ha llevado a varias a suspender sus vuelos  y redujo la oferta de cupos en 50%. En Venezuela, los importadores deben esperar seis meses luego de que sus productos pasan por la aduana para poder adquirir dólares previamente autorizados. Dado que el gobierno ha optado por incumplir estas obligaciones, muchos importadores han venido acumulando una abundante cantidad de moneda local. Durante un tiempo, la falta de acceso a divisas fue compensada con préstamos de proveedores extranjeros y casas matrices, pero las deudas acumuladas y las pérdidas debido a las sucesivas devaluaciones han acabado con su paciencia y cerrado el crédito. La lista de default es interminable. Venezuela está también en mora con los proveedores, contratistas y socios en joint-ventures de Pdvsa,…” (Ricardo Hausmann y Miguel Ángel Santos, ¿Hará default Venezuela? www.el-nacional.com 12 de septiembre de 2014). Para el mes de septiembre el vencimiento en montos de la deuda venezolana para octubre representaba un tercio de las reservas declaradas de Venezuela.  Entre bonos soberanos y de la estatal Petróleos de Venezuela, el país debía pagar 6.440 millones de dólares, un tercio de los 20.800 millones de reservas (70% de ellas constituida para el momento en lingotes de oro, cuya cotización caía aceleradamente tres meses atrás. Para el momento también se estimaba para el gobierno un monto en fondos paralelos de 9.300 millones de dólares,  manejados discrecionalmente. La aguda problematización económica implicaba para el momento entre otros elementos -y, en dimensiones ya estructurales- que La economía venezolana mantenía un estancamiento de exportaciones petroleras (96% de las divisas), creciente demanda de importaciones -45% de los alimentos consumidos- debido a la caída de la producción local, además de denuncias de numerosos casos millonarios de corrupción con divisas (a valores hasta 15 veces menos que en el mercado negro) (www.elmundo.com.ve 16/09/14).
[9] Para combatir esta última -entre otras medidas- la administración de NM planteó, finalizando agosto 2014,  la conformación de una unidad policial de inteligencia que se encargaría de combatir el contrabando interno y externo así como enfrentar la guerra económica impuesta por sectores de la oposición a su gobierno y  combatir -de la misma manera- la corrupción dentro de las empresas del Estado. Esto se hizo en los momentos de plantearse el sistema biométrico y otras medidas relativas al control del contrabando (Eduardo Ortiz Ramírez, Sistema Biométrico y escasez, https://www.academia.edu/8383384/Sistema_biometrico_y_escasez; www.correodelorinoco.gob.ve 29 de agosto 2014).
[10]“En realidad estamos ante una crisis cambiaria compleja de grandes dimensiones, originada por excesos con recursos fiscales y petroleros dentro y fuera del país, que han causado una altísima sobrevaluación en la tasa de cambio oficial. La tendencia a mantener una tasa de cambio oficial sobrevaluada en la última década llevó al Gobierno a exigir, bajo distintos mecanismos de aportes a cuentas externas, una mayor proporción de los ingresos en moneda extranjera de PDVSA, creando desde 2010 una aguda limitación financiera en esta empresa y restringiendo el suministro de divisas petroleras al BCV y por tanto a CADIVI. Para cubrir el déficit de caja creado en la estatal petrolera y sin detenerse en consideraciones sobre sus desastrosas consecuencias inflacionarias, cambiarias y sociales, se recurrió al ya explicado financiamiento monetario, vía el BCV, del déficit en bolívares de PDVSA y de otras empresas públicas, violando además los artículos 318 y 320 de la Constitución Nacional.” Crisis cambiaria, petróleo y deterioro socioeconómico. 47 economistas. www.pensarenvenezuela.org.ve.
[11] El 10 de marzo de 2014 con el Convenio cambiario n° 27 la administración bolivariana puso en procedimientos operativos el llamado SICAD II. Este sistema se concibió como un mercado donde personas naturales y jurídicas (públicas y privadas) podrían comprar y vender divisas de manera legal a través la permuta de títulos o en efectivo. Se dejó abierta la posibilidad de que otras empresas públicas ofertasen dólares pero con la previa autorización del Ministerio de Finanzas. Realizándose a través de operadores cambiarios, entre los cuales estarían los bancos universales y operadores de valores regulados por la Ley del Mercado de Valores. En cuanto al importante punto de la tasa de cambio a usar, sería fluctuante y producto de la puja en ese mercado, pero el BCV y PDVSA intervendrían cuando fuese necesario a través de la oferta de divisas para que el precio no se elevase o cayese demasiado. La tasa de este mercado se fijaría, correspondientemente, de acuerdo con la oferta y demanda diaria. El convenio indicó que no se permitirían operaciones por debajo de la tasa oficial que en el momento estaba fijada en Bs 6,30 por dólar. Se estipuló que el BCV publicaría a diario la tasa de cambio del SICAD II (artículo 14) y los bancos y casas de bolsas deberán publicarla en un lugar visible en sus sedes (ver El Mundo. Economía y negocios. 23 de marzo 2014; y BCV Circular 20 de marzo de 2014). El promedio de la tasa de cambio de abril 2014 fue de 49,3615 para el SICAD II (ver www.finanzasdigital.com 13 de mayo 2014). Avanzado mayo 2014, el Presidente NM se pronunció sobre el SICAD II señalando que "no ha funcionado tan bien" y, "Yo aspiro a que funcione mejor el Sicad II. Ha funcionado bien en sus primeros pasos, pero no ha logrado... Yo diría que del 1 al 10, está en 2. Todavía le falta (...). Los privados tienen que salir a jugar, tienen que salir al ruedo" (Estos pronunciamientos fueron realizados en su programa  En contacto con Maduro; ver El Nacional, 11 junio 2014, pg. Economía8). En el caso del SICAD I, la tasa de cambio promedió entre 10 y 12 Bs F en los primeros meses del año 2014 como tendencia general; la administración bolivariana prometió ofertar 220 millones de dólares –para demanda de sectores productivos específicos- en cada subasta, pero no se alcanzaba esta meta en las diferentes subastas del caso (ver www.venezuela al día.com).
[12] En el campo económico, una de las dimensiones que ha afectado y/o en las que se ha expresado el deterioro institucional es el del suministro regular de cifras por parte de las instituciones pertinentes, que permiten la realización de evaluaciones, propuestas y la propia formulación de políticas. Un resumen de las situaciones relacionadas lo presenta J. Guerra  al señalar que para 2014: “Hubo también un quiebre institucional en el manejo de la información, reflejado en el ocultamiento de cifras fundamentales tales como la inflación, el PIB, la balanza de pagos, la gestión fiscal y más recientemente los precios petroleros, entre otros indicadores. Aunque la normativa del BCV contempla que los datos de inflación deben publicarse durante los primeros diez días siguientes del mes recién concluido, las autoridades del BCV y el INE decidieron no publicar las cifras a partir de agosto, contraviniendo su propia legislación. Tan grave como eso fue el hecho de dejar de publicar los datos sobre la escasez, variable ésta que resulta fundamental cuando se imponen controles de cambio y de precios. Algo similar sucede con el producto interno bruto (PIB) y la balanza de pagos. En el caso del primero de esos indicadores, durante los tres primeros trimestres de 2014 no se han publicado las cifras y los datos más actualizados de la balanza de pagos son los del tercer trimestre de 2013. En cuanto a las cifras fiscales, la información más reciente editada por el Ministerio de Finanzas es la de 2011. El Instituto Nacional de Estadística (INE) dejó de publicar los indicadores de pobreza, el coeficiente de Gini y el valor de la canasta alimenticia. Ello conforma una política del Estado venezolano de esconder información fundamental para el análisis económico.” (José Guerra. Balance de la economía venezolana en 2014. 16 de diciembre de 2014. Mimeografiado). Este cuadro referido a 2014, es expresión de un proceso de acumulación de detalles y particularidades políticas y administrativas de la administración bolivariana durante más de dieciocho años. Debe señalarse, sin embargo, que el 31 de diciembre 2014 el BCV comunicó al país varias cifras, como la de la evolución PIB (-2,3% tercer trimestre), para noviembre del año 2014; encontrándose -para tal caso y oportunidad- la economía venezolana en recesión, puesto que los tres primeros trimestres de 2014 habrían habido resultados negativos (ver www.el-nacional.com 1 de enero 2015). También en 2016 se terminó informando las cifras de inflación y crecimiento, entre otras pero con la misma secuencia problemática ya señalada (www.bcv.gob.ve).
 [13] En términos reales este organismo siguió existiendo en 2014  y 2015, decretándose su cierre para finales de 2015, mediante la Gaceta Oficial número 40.638, donde se extendió el plazo para su eliminación,  y se fijó como fecha límite para lo mismo el 31 de diciembre de 2015 (www.elcomerciomovil.com 14 abril 2015).
 [14] Para el 21 de mayo y el 21 de agosto de 2015, el dólar paralelo adquirió niveles de 350 Bs. por $ y 700 Bs. por $, respectivamente, según registros de portales como Dólar Today. Este popular portal, que en la administración bolivariana ha recibido numerosas críticas desde esta última, no ha sido fácil verificarle la veracidad de sus registros, pero es indudable que estos últimos, por distintas vías, modulan el mercado de divisas y el de bienes y servicios, así como la inflación y la inversión en variados ámbitos.
[15] El mercado cambiario, receptor inmediato de la concentración en exportaciones petroleras -y de la históricamente casi nula oferta de agentes privados en el mercado de divisas, no ha podido ser contenido por los variados regímenes cambiarios ni por la endilgación de la culpa -por parte de la administración bolivariana- a páginas en internet como Dólar Today -ya señalada-, que son resultado del desorden, la escasa información y el férreo y creciente control de cambios. Entre noviembre/diciembre de 2016 y enero 2017 el mercado cambiario evolucionó desde alrededor de 4.500 Bs por $ a 2.500 para subir nuevamente a 3.500. Deben añadirse en el campo monetario los agravantes de las tensiones e impertinencias en cuanto al billete de 100 bolívares y las acciones sobre las particulares casa de cambios (puede verse el trabajo de R. Balza ¿Por qué cayó (y volvió a subir) el paralelo? http://masterecointerucv.blogspot.com/2017/01/por-que-cayo-y-volvio-subir-el-paralelo.html). Por razones diversas de este particular mercado, volvió a bajar el precio de la divisa alrededor de comienzos de marzo, para luego, a finales del mismo mes, en el contexto de la conflictividad política asociada a las sentencias 155 y 156 del Tribunal Supremo de Justicia, donde se alteraba el hilo constitucional, buscando afectar las posibilidades de desempeño de la Asamblea Nacional, volvió a subir a cerca de BS.F. 4000 por $ (Dólar Today).
[16] Otros elementos en la misma línea de parte de este analista proponente de la dolarización pueden verse en Guillermo García N., Dolarizar si es viable; www.eluniversal.com 31 de mayo de 2015. 
[17] Ver Sierra Suárez, Lya Paola; Lozano Baquero, Diana Maribel ¿Qué sabemos sobre la dolarización y sus efectos en las economías latinoamericanas que la adoptaron? Revista Facultad de Ciencias Económicas: Investigación y Reflexión, vol. XVIII, núm. 1, junio, 2010, pp. 119-132 Universidad Militar Nueva Granada Bogotá, Colombia.
[18] Varios de estos elementos se discuten –con una perspectiva favorable a la dolarización- en el trabajo de César R. Gallo P., Dolarización y pobreza en Venezuela www.prodavinci.com;  10 de febrero, 2017.
[19] Tres desviaciones, en nuestra opinión, han siempre perjudicado el entendimiento económico y la elaboración de políticas en la región. La primera de ellas, consiste en pensar que lo malo siempre viene del sistema internacional -fue contundente su influencia en algunas interpretaciones sobre el desarrollo latinoamericano en los años sesenta y setenta. La segunda, que lo bueno, como una salvación -en este caso la dolarización-, también puede venir del escenario internacional. Y, la tercera, la generalización relacionada con que lo que le sucede a una, dos o tres economías, es el destino o el desempeño del resto de las naciones de la región. Se colige así que, si una nación lo hizo a otra le irá bien. En el caso de las propuestas de dolarización (líneas de interés sobre la misma para inicios de los años 2000 -además de otros materiales señalados-, pueden verse en Alberto Acosta. El falso dilema de la dolarización. NUEVA SOCIEDAD Nº 172. Marzo-Abril 2001; A. Puente. La dolarización ¿una moda pasajera? Revista Venezuela Analítica 14-5-01. www.analitica.com) hay influencia de las dos últimas desviaciones. Con la segunda es directa la relación en las ideas sobre las mejoras a obtener en inversión, crecimiento, inflación y otras variables, según sus proponentes -bastante discutibles, por lo demás-. Pero, con la tercera, hay una curiosa derivación. Ella es atinente a que, tradicionalmente, eran las llamadas por organismos regionales -por ejemplo- economías grandes y medianas de la región, las que se tomaban como ilustración para generalizar, según la desviación que hemos acotado. Desde inicio de los 2000 y aun en 2017 o años previos, los defensores de la dolarización  ponen como ejemplo a seguir el caso de Panamá o Ecuador. Los que conocen Panamá y sus detalles saben que es, propiamente, de los casos llenos de curiosidades -por su tamaño, su dinámica estatal, su evolución y su relación con organismos internacionales, entre otros tantos elementos- en América Latina. Ecuador –entre otros aspectos- es una, relativamente pequeña economía petrolera y se ha destacado ocupando durante tiempo el puesto de principal productor de banano en el mundo; cosa que no es igual que competir con autos, computadores o armas, pero genera una experticia. En ecuador existe disciplina turística, y el transporte público ha funcionado de manera destacada, por mencionar algunos elementos. Ninguna de las dos naciones es expresión de un contundente o alto desarrollo.  No parece lógico recomendar políticas para Panamá partiendo de Brasil o Venezuela o, para estas últimas naciones, partiendo de la primera (Eduardo Ortiz Ramírez. El extremismo de la dolarización. Revista Venezuela Analítica, 21-05-01. www.analitica.com; Eduardo Ortiz Ramírez, La dolarización para matar al enfermo www.almomento360.com 23 de mayo 2015). Una referencia de interés sobre relación entre dolarización, tipos de cambio según régimen cambiario y masa de bolívares circulantes puede verse en Daniel Raguá, ¿Es la dolarización la solución? Análisis Venezuela N° 17, 06 al 12  de mayo de 2015. Un balance de interés de elementos favorables o desfavorables de importancia en cuanto a esta opción de política, a la luz de la formación de precios, exportaciones o manejos de la política monetaria, entre otros elementos, puede verse en: Humberto García Larralde, ¿Dolarización? Mimeografiado. Jueves 26 de noviembre de 2015.
[20] A finales de febrero de 2013 se le dio publicidad a una primera transacción comercial entre Nicaragua y Venezuela en el contexto del ALBA y que se ejecutaría usando El Sucre, se trató de una transacción en el área de alimentos y que se iniciaría con una cuota de 25 millones de Sucres, equivalentes a 31,2 millones de dólares según señalamientos del ministerio de Hacienda y Crédito Público de Nicaragua. Las exportaciones nicaragüenses a Venezuela han abarcado en los tiempos de la administración bolivariana productos como  leche, carne, café, azúcar (www.minci.gob.ve, 28/02/2013).

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