EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
La particularidad sectorial y en la
oferta de divisas por parte de la economía venezolana, entre otros factores,
produjo -ya claramente en el año 2013- una sobredeterminación
del mercado cambiario sobre buena
parte de las esferas de la economía[1].
Esta sobredeterminación parte de un
régimen de control de cambios, ya de alrededor de tres lustros, que ha
terminado convirtiéndose en un instrumento de control político hacia ciudadanos y agentes económicos diversos[2],
con un Bolívar Fuerte considerablemente sobrevaluado –partiendo esta
consideración de sus niveles de equilibrio o de comparar con los niveles del
mercado negro, según el momento y el radio de influencia que hubiese abarcado
este o de aquella sobredeterminación-
y la existencia -ya más recientemente- de varios niveles en la paridad
bolívar/dólar[3].
Varias estimaciones ubicaron la alineación
del tipo de cambio –preliminarmente- hacia un nivel cercano en más del doble de
los Bs 6.30 por dólar del tipo de cambio controlado (alrededor de 14 o 15
Bs/US$; ver Leonardo Vera, ¿Cómo
resolver el problema cambiario? Escuela de Economía UCV. 2014). Esto último
y las restricciones institucionales llevaron a la estructuración de una distancia
más que importante –de 10 a 1 para finales de 2013 y de 11 a 1 para enero
2014- entre el llamado dólar negro,
paralelo, innombrable[4]
o libre y el dólar controlado (en su primer mensaje al congreso -15/01/14- el
presidente Nicolás Maduro (NM) ofreció mantener la paridad de Bs 6.30 por $,
para el total del año 2014[5]).
Aquel –tácitamente-, pasó a dolarizar la economía (dolarización informal o no oficial),
determinando precios y controlando expectativas[6],
mostrándose así claramente ineficaz el régimen de control de cambios para
disminuir o nivelar tales variables. Fuga de bienes, altos precios o controles
simbólicos de los mismos y escasez, han pasado a convertir las expectativas de
los ciudadanos en expectativas dolarizadas o influenciadas considerablemente
por el deterioro del bolívar y el fortalecimiento creciente del dólar. Observaciones de mercado permiten afirmar
que, una vez agotados los pequeños y particulares efectos de la acción de
control y rebaja de precios de la administración del Presidente NM, la sobredeterminación del dólar libre o
negro sobre los precios de numerosos artículos pasó a ser directa y mayor,
creándose un círculo vicioso de interrelación de variados elementos. En tales
sentidos “…el desequilibrio cambiario se ha agravado debido, por una parte, a
una disponibilidad cada vez más limitada de moneda extranjera que se manifiesta
en unas bajas reservas internacionales y en un restringido flujo de divisas y,
por la otra, a una altísima demanda de dólares estimulada por la
desproporcionada sobrevaluación de la moneda, por el divorcio entre la tasa de
cambio preferencial y la del mercado paralelo, por la abundancia de liquidez
interna, por las tasas de interés reales negativas, y por la existencia de unas
crecientes expectativas de devaluación.” (P. Palma. Perspectivas económicas
2014. El Nacional, 13 de enero 2014.
Pág. 5). Este dramático panorama se agravó por la acumulada deuda en divisas
del sector público con agentes privados diversos y que algunos en momentos se
estimaron en 51,9 mil millones de $, los cuales se desagregan de esta manera:
"La deuda global al cierre
de 2013 es de 8,7 millardos de dólares por importaciones no liquidadas; 4,2
millardos por dividendos aprobados por Cadivi[7]
y no liquidados; 10,5 millardos por dividendos represados en balance; 14,2
millardos por expropiaciones no pagadas; 7,8 millardos a contratistas
internacionales petroleros y 6,3 millardos de dólares a empresas mixtas en la
faja del Orinoco", (Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Ecoanalítica;
ver El Nacional, domingo 19 de enero
2014, Economía/7)[8].
Adicionalmente debe señalarse que, en
este contexto, a inicios de 2014, se generó un ambiente de incertidumbre sobre
una posible devaluación del Bolívar en
relación al Dólar, contextualizada con los precedentes ya señalados de medidas
de control y supervisión de precios por parte de la administración de NM y con
su concepto o percepción de que los factores políticos opositores y
empresariales afines a estos venían desatando -desde 2013 y trasladaron a 2014-
una guerra económica[9]. Dentro del juego político tradicional, la
administración del Presidente NM trató de fijar ideas que negaran cualquier
posible devaluación. El 22 de enero –con alocuciones de personeros del
Gobierno-, sin embargo, y, más aun, con la publicación en Gaceta del Convenio
cambiario N° 25 y las Providencias del caso, quedó claro que se reducían montos
de asignación para consumos en el extranjero y compras en internet, entre otros
elementos, quedando además buena parte de las transacciones que se venían
realizando a Bs 6.30 por US$ a un nivel
de Bs 11.36 por $ y teniendo los efectos conocidos en inflación, condiciones de
inversión, inestabilidad y precio del dólar negro o libre (ver Gaceta Oficial N° 6.122 Extraordinario,
23 de enero 2014 )[10].
En las intenciones administrativas e
institucionales de la administración bolivariana -en la versión del presidente
Maduro- se propuso, ya para inicios de 2014, la creación del Centro Nacional de Comercio Exterior
(CENCOEX) para administrar la política de importaciones y de suministro de
divisas a los agentes económicos, implicando –además- la centralización de las
actividades de CADIVI, Sistema Complementario de Administración de
Divisas (SICAD) y Banco de Comercio Exterior (BANCOEX); abarcando,
igualmente la red de empresas públicas de comercio interno y externo y empresas
privadas asociadas a rubros estratégicos. Estos perfiles de política quedaron
normados en el convenio cambiario N°26 atinente a las subastas, que se
realizarían a través del SICAD[11]
y administradas por el CENCOEX (Gaceta Oficial, lunes 10 de febrero
2014. N° 6125 Extraordinario).
Debe señalarse que, las instituciones
venezolanas han venido viéndose afectadas por un agudo deterioro institucional
durante los casi cuatro lustros de la administración bolivariana[12].
Algunas de las mencionadas, como BANCOEX, han transitado durante la
administración señalada por un permanente deterioro, aunque fue creada antes de
iniciarse aquella y con el fin, muy loable, de apoyar el desarrollo del comercio
exterior. Los Centros de apoyo al comercio exterior han sido fundamentales en
las economías emergentes o en
general en aquellas que hayan querido desarrollar la competitividad, pero esto
ha implicado una labor constante y de detalle que no se ha hecho en la
administración bolivariana en general y que no es lo mismo que desarrollar un
centro por problemas fiscales, de administración de divisas o con una
predisposición hacia la sanción de los agentes económicos, que se
conceptualizan con un rol donde despliegan una supuesta guerra económica contra el gobierno.
Después de los intentos de generar
modificaciones durante 2014 en el sistema de control de cambios instaurado
desde 2003 -y que en sí mismo ha pasado por varias etapas-, del sacudón como intento de impulsar
cambios institucionales, de la acumulación y profundización de problemas
económico-sociales siempre pendientes en la administración bolivariana -pero
que se agudizaron desde 2012- y de la exacerbación misma de la escasez de
divisas junto a desinversión y quiebra de empresas así como generación
continuada de numerosas insatisfacciones para cuantiosos venezolanos, la
administración bolivariana intentó nuevamente modificar el régimen cambiario,
aunque sin impulsar políticas que cambiasen los cimientos de un régimen
mantenido por múltiples conveniencias e intereses de aquella administración. De
esta manera y como continuación de medidas tomadas u ofrecidas desde finales de
2014 y enero 2015, el 10 de febrero de este último año se comunicó al país el conjunto
de nuevas reglas y facilidades que incorporaría el nuevo régimen a ser
instrumentado.
El nuevo régimen quedó estructurado
en tres niveles: el de CENCOEX
(antes CADIVI[13])
a Bs. F. 6,30 por US$; la fusión del SICAD (SICAD 1 y SICAD 2); y el nuevo
Sistema Marginal de Divisas. El dólar CENCOEX se mantuvo a Bs. F 6,30 y sería
dedicado a los sectores de Alimentos y Salud, “que se entienden como
importaciones prioritarias” (incluye importaciones de insumos, materias primas
y bienes necesarios para la producción de la industria nacional). Se estima en
este régimen que “el 70% de las divisas necesarias para el país” serían
asignadas a tasa CENCOEX de Bs. F. 6,30. El nuevo SICAD funcionaría a través de sistema de subastas. La primera de esas subastas se realizaría al mismo valor
registrado en la última realizada por el SICAD 1: Bs. F. 12 por US$. En
expresión del Ministro Marco Torres “progresivamente, se verá cómo se va
moviendo el 30% restante de las divisas necesarias”. Y el SIMADI (Sistema Marginal de Divisas) que fue anunciado como
“un sistema totalmente libre” en el cual la interacción entre oferta y la
demanda determinaría el tipo de cambio. Habría 3.792 puntos de atención
divididos en la banca pública, la banca privada, las casas de cambio y los
Operadores de Valores Autorizados. “Ya se efectuaron las pruebas
correspondientes con las Casas de Bolsa […] El mismo mercado será el que va a
fijar la tasa” (www.prodavinci.com 10
de febrero 2015; www.el-nacional.com
13 de febrero 2015).
Por variadas razones, desde julio
2014 los ingresos petroleros de Venezuela –origen mayoritario de la divisas que
administra el país como flujo- disminuyeron (Eduardo Ortiz Ramírez, Reacciones
fáciles ante la baja de los precios del petróleo; https://www.academia.edu/9050827/Precios_del_petroleo),
con niveles de precio para la cesta venezolana que en momentos bordearon los
40$ por barril -o ya en 2016 los 20$ y nuevamente 40$ en 2017-, en vez de los
alrededor de 100$ tenidos por varios años antes de la fecha señalada.
Correspondientemente, se trataba de un nuevo régimen del control de cambios
existente, para administrar una menor cantidad de $ en el contexto de un
problemático déficit fiscal, ausencia de inversiones -incluidas las
extranjeras-, dificultades en la obtención de nuevos empréstitos con países
como China, quiebre de empresas y aumento de la desconfianza. Paradójicamente,
algunos de sus niveles como el de Bs. F. 6,30 por $ para medicinas y alimentos,
al convertirse en un refuerzo del propio control de precios, fortificaba el
fenómeno de distorsión de precios relativos, escasez y desaparición de
productos diversos (elementos relacionados pueden verse en entrevista a
Asdrúbal Oliveros, www.eluniversal.com
11 de febrero 2015).
Continuando con una línea de
endurecimiento del régimen de control de cambios, dado el contexto definido
para los primeros meses de 2015, de restricción de divisas –por la mantenida
disminución de precios del petróleo- y de que para sus primeros meses el SIMADI
no superó una cobertura que alcanzase al 2% del total de transacciones
–teniendo el dólar SIMADI niveles superiores a 190 Bs. F. por $- y con un dólar
paralelo que en esos mismos meses se acercó a 300 Bs. F. por $ o, de manera más
regular, sobre 200 Bs. F. por$ (debe señalarse que para el mes de mayo superó
los 400 Bs. F. por $ y para julio los 500 Bs. F. por $[14]),
con estancamientos relativos, la administración bolivariana publicó la
Providencia 011 en Gaceta Oficial N° 40636 para la
fecha del 10 de abril del año señalado. En esta Providencia se disminuyeron los
montos en $ para variados destinos, se ubicó a la banca pública para los
trámites relativos a dólares para viajeros y compras de internet y se
eliminaron divisas en efectivo para viajeros, con excepción de niños y
adolescentes, entre otros elementos (ver www.el-nacional.com
11 de abril 2015; www.elimpulso.com 10
de abril 2015; www.el-carabobeno.com
24 de mayo 2015; www.elinformador.com.ve
7 de julio 2015).
El 17 de febrero de 2016, acumulados
para el momento una aguda inflación, escasez de divisas y bienes extendida y la
baja y persistente disminución de precios del petróleo que ya bordeaban los
20-25 dólares, tal cual se señaló, el presidente NM volvió a incluir la
problemática cambiaria en un conjunto de medidas donde lo más destacable fue el
aumento del precio de la gasolina (Eduardo Ortiz Ramírez, Las nuevas medidas
económicas de un gobierno que acaba de descubrir el rentismo; http://masterecointerucv.blogspot.com/2016/02/las-nuevas-medidas-economicas-de-un.html).
Para tal ocasión las medidas sobre el área cambiaria fueron más bien someras,
pasando el tipo de cambio de protección o controlado de 6.30 a 10 Bs. F. por $
y dejando un segundo tipo de cambio para flotar a partir del $ SIMADI. Sobre
esta segunda medida, no fueron dadas mayores precisiones, infiriéndose que se
continuaría con niveles de control y con una gran distancia del dólar libre o
paralelo que para el mes de febrero ya se movía sobre los 1000 Bs. F por $.
Compras electrónicas o dólares para viajeros se habían convertido, para el
momento de estas medidas de febrero de 2016, en asuntos difusos afectados por
un control de cambios fortalecido como instrumento de control político y en una
nación comprometida con variados pagos en divisas.
Como hemos visto, ha sido recurrente
en la administración bolivariana la formulación y comunicación de nuevos planes
y formulaciones de política, buscando la corrección de la aguda problemática
económica y social, y teniendo en ellas una focalización relevante para el área
cambiaria. Presentándose,
correspondientemente, el cotejo y evaluación del lado de quienes perciben una
problemática coyuntural y estructural, tanto en la realidad como en las concepciones
y modelos que se proponen en tal administración. Y, en tal sentido, se puede
insistir en lo difícil que es digerir y discutir lo que dicen los gobiernos y,
más aun, la administración bolivariana. Así, el presidente Nicolás maduro,
avanzado marzo 2017, ya estaba convencido que la economía había entrado a un
nuevo modelo económico y, es más, había abandonado –el año 2016- el modelo
rentista; encontrándose con los resultados de un supuesto milagro económico (www.vtv.gob.ve
Cadena nacional 27 de marzo 2017).
Eso último se torna más grave, en una
economía donde se han alterado los mecanismos normales de contraloría,
supervisión o rendición de cuentas. En resumen, una sociedad donde la
escogencia y las asignaciones no se dan en condiciones de transparencia y los
agentes económicos pueden convertirse en agudos
buscadores de rentas.
La finalización de la Expo Venezuela potencia -27 de marzo
2017- permitió recibir un nuevo conjunto de medidas que en el plano económico
pasaría a ejecutar la administración bolivariana. Se pueden resumir las líneas
fundamentales de lo transmitido por el presidente y otros funcionarios, con el
fin de adicionarlo a lo que podría entenderse
como el conjunto de políticas o tendencias, por los cuales la
administración bolivariana deseaba
enrumbar a la nación, adicionándoseles a otras políticas, comunicados,
cadenas y planes (y de manera principal el Plan
de la Patria…2013/2019), a través de más de dieciocho años y en particular
en el último lustro hasta 2017.
Debe advertirse que este nuevo
conjunto de medidas se presentó en un contexto de una escasez de divisas
altamente pronunciada, evolución intensa en el mercado del dólar paralelo[15],
continuado bajo nivel relativo de los precios del petróleo (bordeando los 40 $
para el momento de la formulación del conjunto de políticas), proximidad de
pagos de compromisos, renuencia de sectores prestamistas externos a facilitar
recursos, cajas vacías de $ a pesar de los cuantiosos recursos ingresados a la
nación en más de 18 años de administración bolivariana, agudización de las
controversias políticas internas y externas en relación a Venezuela, entre otros
elementos. El contexto es, para el momento en cuestión el de una administración
altamente necesitada de $ y que, en razón de ello y otros aspectos, formuló
nuevas políticas e instrumentos para la
captación de dólares. Actividad hotelera con posibilidades de actuar en $,
ventas de autos o pasajes en $, exportadores pudiéndose quedar con una porción
alta de los $ obtenidos; en fin, una economía que de tener al sector público
como el principal oferente de $ busca, para este nuevo contexto, obtener $
desde el área privada , la cual fue tradicionalmente el oferente minoritario (ver
Orlando Zamora, Ahora se profundiza la tragedia de un gobierno sin dólares. www.konzapata.com 30 de marzo de 2017).
Son cuatro los lineamientos que se
desprendieron para la política pública y/o económica. En primer lugar, estructuración de un plan económico para 2017 y 2018
que afianzara el nuevo modelo existente a partir de 2017, según el presidente.
En segundo lugar, atraer inversión extranjera, adecuando y flexibilizando las
normativas; lo cual estimularía su entrada y el correspondiente ingreso de
divisas. En tercer lugar,
estructurar un nuevo Dicom vía ejecución de subastas para el mejor manejo y disponibilidad de divisas (subastas
que ya habían sido aplicadas –como se señaló- y que solo indicó serian dos
veces por semana). Y, en cuarto lugar,
desarrollar un Centro de investigación y desarrollo tecnológico donde alrededor
de 10.000 investigadores pudiesen adaptar tecnologías, generar innovaciones,
articular universidades al mismo fin e impulsar la sustitución de importaciones
dentro de otras numerosas actividades.
Los niveles de atracción de Inversión
extranjera logrados por Venezuela en años de los últimos tres lustros
anteriores a 2017 son bastante bajos, al compararlos con otros países de la
región; el ambiente de inseguridad institucional ha sido de los factores
influyentes en ello. Grandes proyectos no exitosos, han formado parte de la
cultura de más de 18 años de administración bolivariana. El área de divisas con
la estructura del Control de Cambios desde el 2003 se ha, por su parte,
atiborrado de superposiciones no exitosas como hemos señalado. No es fácil
apreciar la solución solamente en la unificación cambiaria. Asuntos
institucionales, distorsión de precios relativos, mecanismos de corrupción,
necesidad de instrumentar consensos y concertaciones con fines de volverle a
dar valor a la moneda local en su cotejo con el $, forman parte del conjunto de
elementos a considerar con el fin alcanzar la debida alineación, eliminando la pertinaz e intensa volatilidad asociada al mercado negro y a su asociado el control de cambios.
A pesar del escenario cambiario, de
financiamiento externo y del contexto económico observable, el presidente, para
formular este nuevo conjunto de medidas destacó a Venezuela como un país de
pujante desarrollo de la productividad y la industrialización. Aunado a todo
esto, se le superpuso, al escenario de escasez, la formalización y extensión de
una manera de hacer las cosas que remite a bolsas CLAP MATERNALES Y DE HIGIENE PERSONAL. Mas discrecionalidad y
extensión del control estatal a pesar de lo observado en las de alimentos –las
cuales no llegan, no se ven, o muy poco, según zonas y parcialidades- y siendo
una ampliación del populismo y contradictorio con formas modernas de
organización y dinamización de la sociedad. Esto, a pesar de la presencia de
empresas internacionales en sus versiones nacionales -en las llamadas por la
administración bolivariana Alianzas
Estratégicas-, como NESTLE, HEINZ, COLGATE PALMOLIVE, PROCTER AND GAMBLE.
Observando financiamientos asignados
a casos por empresas fue impresionante observar la asignación de 1 y hasta 8
millones de $ que se otorgaron vía crédito. En el ámbito empresarial si bien se
apreció lo positivo de estas asignaciones, se ha visto que su representación en
el conjunto empresarial es realmente pequeña.
Más aún puede preguntarse sobre
los criterios de escogencia y la secuencia evaluativa; por ejemplo,
cumplimiento de metas o lo que continuaría a la disposición de los fondos. Son
estos procedimientos los que requieren la mayor trasparencia y eficiencia, pues
son dineros del Estado y no de grupos o partidos en la administración del
mismo. Iguales consideraciones pueden hacerse para las asignaciones que se
hicieron en bolívares y que para diversos proyectos se asignaron en montos de
10 y hasta 10000 millones de bolívares. Solo la transparencia y el carácter
público de asignaciones, evaluaciones y revisión del destino de los dineros
diversos convierte en provechoso este tipo de experiencias.
Llama la atención el conjunto de
acuerdos y cartas de intención firmadas, cuando se observan sectores y aunque
en estos casos no se hicieron mayores precisiones de fondos. En el caso del
sector automotriz donde estuvieron presentes representantes de algunas de las
empresas tradicionales y organizaciones de productoras de partes, se ofreció en
líneas generales pasar a producir tres tipos de vehículos (particular, de carga
y motos). Este sector alcanzó ventas según CAVENEZ de solamente 3.008 vehículos
durante 2016 y las empresas -tanto ensambladoras como productoras de partes- se
encontraban a inicios de 2017 a punto del colapso, por razones de ausencia de
divisas y contexto económico y de demanda en general.
Otros sectores de los abarcados por
acuerdos y cartas de intención presentaban situaciones altamente problemáticas,
pero en la interpretación transmitida el 27 de marzo de 2017 por el Presidente,
otros funcionarios y los beneficiarios, quedaron ubicados a la luz de un optimismo
rampante y exagerado. Es el caso del sector turismo. Igual sucede con aquellos
donde se han detectado problemas agudos y la administración bolivariana no ha
considerado advertencias o críticas como es el caso del minero con proyectos en
curso como el del arco minero.
Nada nuevo a otros actos, ofertas,
cambios de política o superposiciones de las mismas, en una secuencia donde la
administración bolivariana ha mantenido el mismo modelo, estilo y conjunto de
políticas y más aún en el área cambiaria, donde a los problemas del control de
cambios se le sumó, para 2016 e inicios de 2017, la aguda escasez de divisas.
En esos contextos y dada la
influencia del dólar en las distintas variables económicas es tentativo
proponer la opción de la dolarización (esto más allá de la discusión sobre si
la administración del presidente NM estaría dispuesta a ello o no). Con esta
tentación y con cierta facilidad algunos consideran que: “La dolarización no es
la fórmula mágica para resolver los problemas económicos del país, pero
logrará, a corto plazo, una estabilidad monetaria que incluye una reducción
drástica de la inflación a nivel de un dígito, tasas de interés bajas, y de la
incertidumbre para invertir. Se recuperará el ahorro y el patrimonio de los
venezolanos, porque se elimina el riesgo de la devaluación, y el financiamiento
crediticio mejora. Finalmente, la dolarización alentará la inversión extranjera
y nacional de largo plazo por la estabilidad monetaria, y potencia fuertemente
la posibilidad de inversiones de las
grandes petroleras multinacionales en la faja, e inversiones agroindustriales y
agrícolas de los países del Mercosur y América Latina. Dolarizar puede ser la única mejor opción.” (Guillermo García[16].
¿Dolarizar la única opción? El Universal,
domingo 2 de febrero de 2014).
A inicios de los años 2000, pudo
observarse en América Latina la tendencia a proponer la dolarización como
opción de política a partir de casos como el de Ecuador, que habían venido
avanzando en esa vía[17].
Para 2015, esto se presentó en el escenario venezolano en el mismo contexto de
agudización de crisis económica que hemos señalado. Para tiempo más reciente se
le suma el hecho de que la economía ha venido desarrollando una dolarización informal (dada las determinaciones
del dólar paralelo/marcador sobre los variados mercados) y no como algo sano ni
recomendable. Sucede que las distorsiones de los mercados cambiarios,
monetarios y financieros de la economía venezolana, asociados y/o ligados a un
Gobierno/Estado interventor –autodefinido como socialista y revolucionario-,
fueron produciendo, junto al manejo irregular y discrecional de las divisas en
un contexto de pugna, control político y rentismo, el que los agentes
económicos buscasen opciones de salvación, en un contexto de deterioro de
valores y de escasas posibilidades de inversión y, para lo cual, se han
enfrentado a una administración cada día más indiferente y confundida;
mientras, la crisis económica se
agudizaba, pero ni ella globalmente, ni sus hacedores de políticas, ni sus
asesores lo percibían así.
La dolarización es, realmente, una
entrega total por la vía monetaria-cambiaria a las fuerzas económicas que
priman en el escenario económico internacional, abandonando todo mecanismo de
supervisión y control sobre la moneda y otras variables económicas. A un viejo
profesor se le escuchó alguna vez decir "la moneda lo es todo". Pero,
en el caso de una moneda que no está bajo el control nacional sino de un Estado
externo y que presenta gran margen de influencia y de actuación por parte de
empresas internacionales -cuyo poder es mayor que el de muchos pequeños
estados- el margen de interrogación es amplio. ¿Quién con sensatez puede creer
que los problemas estructurales de producción y crecimiento que presentan
naciones como Venezuela van a obtener solución con nuevas situaciones donde los
bancos centrales pierden parte de su sentido, aunque este último se haya
mantenido en la administración bolivariana mayormente en un matiz normativo?
¿Cuál entendimiento es necesario para comprender los vaivenes a los que quedará
expuesta Venezuela sin ningún control sobre la moneda que usará? Es claro, por
lo demás, que por el hecho de que una economía asuma el dólar esto no le va a
solucionar el conjunto de restricciones que en los mercados financieros tienen
naciones como las latinoamericanas parra accesar a los créditos así como que
quien saca la moneda al mercado se beneficiará grandemente del llamado señoreaje -o diferencia entre el costo
de ponerla en circulación y los valores adquiribles con ella-[18].
La evolución en la administración bolivariana ha implicado también –e
independientemente de resultados y desarrollos- rotundas críticas al desempeño
en la esfera del dólar y a buscar impulsar experiencias como El Sucre al interior
de la Alianza Bolivariana para
los Pueblos de Nuestra América (ALBA)[19].
En la estructuración del Sistema
Unitario de Compensación Regional de Pagos (Sucre) el Banco Central de
Venezuela tiene responsabilidad fundamental. El Sucre es una expresión de los
intereses de los países del ALBA para avanzar en la construcción de un nuevo
orden financiero y económico internacional, que se base en la cooperación,
solidaridad, complementariedad, respeto a la soberanía de los pueblos y la
inclusión social y debe concebirse como una moneda virtual enfocada hacia áreas
fundamentales como la exportación de alimentos. Esta moneda virtual nació en el
seno del ALBA y forma parte de los esfuerzos latinoamericanos y caribeños para
superar limitaciones y restricciones de la llamada arquitectura financiera
tradicional.
Correspondientemente con su espacio
de origen, el bloque regional intenta
con El Sucre forjar una integración regional que apunte al desarrollo integral
de las naciones que lo integran, ahorrando divisas y reduciendo la influencia
del dólar estadounidense en las operaciones comerciales; pero también,
mejorando la eficiencia de los sistemas financieros nacionales, al agilizar las
transacciones entre los países y reduciendo los costos de intermediación en el
comercio a lo interno del ALBA. De la misma manera, con El Sucre se busca
estimular la participación de las pequeñas y medianas empresas, y
organizaciones comunales en operaciones de comercio exterior, brindándoles
mejores posibilidades económicas y de comercio[20].
@eortizramirez
[1] Avanzado
2014, esto se convirtió en manifiestamente evidente, con un mercado cambiario
ampliado en el número de tipos de cambio. En tal sentido se puede identificar
con la opinión de Orlando Ochoa al afirmar que: “El
mercado cambiario actual con cuatro tasas (6.30, 10, 50 y paralelo sobre 70
Bs/$) induce a la búsqueda de ganancias cambiarias y es el principal obstáculo
para alcanzar la normalización en las actividades económicas de Venezuela,
restringidas por desabastecimiento externo y nacional de insumos, grandes
deudas con proveedores internacionales, morosidad en pagos de entes públicos,
fuerte expectativa inflacionaria y temor a fiscalización punitiva.” (Orlando
Ochoa, La enfermedad cambiaria. www.eluniversal.com
12-06-14).
[2] En
trabajos anteriores habiamos expresado esta idea que, en la práctica, se ha podido expresar como un endurecimiento
del control político en varias
áreas: la prensa, por ejemplo, ha sido afectada por el suministro controlado de
divisas para la compra de papel en el resto del mundo, según sus inclinaciones
políticas o manejos de información no acordes con los intereses de la
administración bolivariana; o, el mismo caso de actividades comerciales de
importación según su direccionamiento en productos o lugares geográficos en su
relación con los intereses geopolíticos de la misma administración. El
economista Alejandro Puente expresa una idea similar: “Venezuela tiene
aproximadamente una década de control de cambios, y esta es la paradoja de las
paradojas. ¿Por qué uno de los principales exportadores de petróleo del mundo,
con las mayores reservas de petróleo a nivel global tiene que racionar los
dólares a sus ciudadanos? Aquí me voy a alejar del análisis de política
económica, y voy a acercarme a la economía política: porque pienso que hay un
objetivo de control político detrás del control de cambios. En Argentina puede
no tener mucho sentido político y efectividad un control de cambios si las
exportaciones las hacen principalmente privados; pero en Venezuela, donde el
Estado es el propietario del grueso de la industria petrolera exportadora,
controlar la asignación de divisas da un enorme control político. …Pero este
control tiene muchos riesgos. Uno de ellos es la probable ineficacia en la
asignación de las divisas con criterios no económicos, otro es el incentivo a
la corrupción de la burocracia a cargo de las asignaciones. Y los venezolanos
no necesitan que les demos ejemplos de corrupción asociados a los controles,
porque controles de cambios han tenido varios, y no solo en este gobierno” (Ver
Alejandro Puente, Venezuela:
¡es la economía, estúpido! http://www.elmostradormercados.cl/blogs/venezuela-es-la-economia-estupido/
19 de abril 2014). Aristóbulo Isturiz Gobernador y dirigente del PSUV lo
expresó con parte de las implicaciones que le atribuimos a la expresión. Lo
hizo en 2014 y es llamativo lo impresionados que quedaron algunos analistas.
Expresó Isturiz en un acto del gobierno del 14 de julio transmitido por Venezolana de Televisión: “El control de cambio en Venezuela no es
una medida económica: el control de cambio en Venezuela, mis queridos
compatriotas escua, es una medida política. Porque si nosotros
quitamos el control de cambio, ustedes sacan los dólares y nos tumban. Mientras
gobernemos tendremos que tener control de cambio. [...] Y tendremos que
amoldarnos, con control de cambio, a manejar la economía” (www.vtv.gob.ve 14 julio 2014).
[3] Una idea
similar se encuentra en Humberto García L. (El fracaso del control de cambio. 2014. Mimeografiado): “La situación económica de Venezuela parece
no tener salida a menos que el gobierno instrumente drásticos cambios de
política. Como nudo central está el control de cambio implantado el 5 de
febrero de 2003, agravante de las distorsiones que inviabilizan el quehacer
productivo, comercial y financiero de la nación…”
[4] Esta
expresión atañe a los resultados de las políticas y actitudes de represión -o
de intentos de represión. de parte de las autoridades de la administración
bolivariana –tanto en la administración de HC como en la de NM- hacia aquellas
empresas o individualidades que hiciesen mención del dólar paralelo; de allí
que en la expresiones populares este último pasase a ser llamado como se
indica.
[5] En la
decisión de modificación del sistema cambiario por parte de la administración
bolivariana en febrero de 2015, se ratificó la paridad de Bs. 6,30 por $ como
uno de los tres niveles y para importaciones de medicinas y alimentos, por
ejemplo.
[6] Tiene
Venezuela ya más de tres décadas desde el 18 de febrero de 1983, cuando se
eliminó la libre convertibilidad. En aquellos momentos, entre otros elementos,
la nación transitaba por una importante fuga de capitales. Durante tales
décadas los capitales han seguido fugándose, pero en la administración
bolivariana, tal fuga se ha acentuado. Cifras impactantes señalan más de 400
mil millones de dólares como tenencia de venezolanos en el extranjero, lo cual
remite a que el control de cambio no ha sido exitoso para reducir la fuga de
capitales. Por otra parte, y para precisar un punto donde si ha sido exitoso el
régimen señalado debe indicarse que en varias administraciones ha habido deseo
en convertir el control de cambio en un instrumento de control político –tal cual se destacó-, pero es en la administración bolivariana donde esto se ha
manifestado más claramente, potenciándose –adicionalmente- con los desarrollos
de la corrupción en las instancias y agentes vinculados a esta última. De ahí
las recurrentes afirmaciones sobre montos mil millonarios de dólares que no se
conoce su destino. Contrariamente, del lado de los agentes políticos opositores
se ha sentido, crecientemente, el interés administrativo de ejercer control político con las divisas, Así,
2014 permitió presenciar desde sus inicios, dificultades y reclamos para la
adquisición del papel que usa la prensa nacional. El impulso, diario Larense con más de cien años de circulación, en
la segunda semana de septiembre de 2014 comunicó que a partir del 15 del mismo
mes dejaría de circular en forma impresa, entre otras razones por la dificultad
aludida (www.elimpulso.com 10-09-14).
[7] Un
enfoque diferente de las actividades de Cadivi se consigue al precisar lo que
este organismos habría facilitado a los agentes económicos: “De 2004 a 2012, la
Comisión de Administración de Divisas (CADIVI), según lista de asignaciones
publicada por el organismo, había priorizado la entrega a tres sectores, en
primer lugar, la industria automotriz con más de 13 mil millones de dólares;
luego le sigue los laboratorios farmacéuticos con alrededor de 10 mil millones
de dólares liquidados en los últimos ocho años; y el tercer puesto lo ocupan
los sectores de Alimentos y Telecomunicaciones con alrededor de 7 mil millones
de dólares recibidos.” Dinero. El
contraataque económico del gobierno. Diciembre 2013/enero 2014.
[8]
Referencias a esta lista de ausencia de pagos y suministro de divisas para
importaciones se hicieron muy frecuentes en 2014, dada la agudización de la
problemática fiscal, cambiaria, inflacionaria, de escasez y deficiencias productivas: “Los retrasos con
importadoras de alimentos alcanzan ya US$ 4.200 millones, lo que ha producido
una grave escasez en productos de la canasta básica. En el sector automotriz,
el incumplimiento supera los US$ 3.000 millones, lo que ha resultado en
el colapso
del transporte por falta de repuestos. A
las aerolíneas se les deben otros US$ 3.700 millones, lo que ha llevado
a varias a suspender sus vuelos y redujo la oferta de cupos en 50%. En
Venezuela, los importadores deben esperar seis meses luego de que sus productos
pasan por la aduana para poder adquirir dólares previamente autorizados. Dado
que el gobierno ha optado por incumplir estas obligaciones, muchos importadores
han venido acumulando una abundante cantidad de moneda local. Durante un
tiempo, la falta de acceso a divisas fue compensada con préstamos de
proveedores extranjeros y casas matrices, pero las deudas acumuladas y las
pérdidas debido a las sucesivas devaluaciones han acabado con su paciencia y
cerrado el crédito. La lista de default es interminable. Venezuela está también
en mora con los proveedores, contratistas y socios en joint-ventures de Pdvsa,…”
(Ricardo Hausmann y Miguel Ángel Santos, ¿Hará default Venezuela? www.el-nacional.com 12 de septiembre de
2014). Para el mes de septiembre el vencimiento en montos de la deuda venezolana para
octubre representaba un tercio de las reservas declaradas de Venezuela.
Entre bonos soberanos y de
la estatal Petróleos de Venezuela, el país debía pagar 6.440 millones
de dólares, un tercio de los 20.800 millones de reservas (70% de ellas
constituida para el momento en lingotes de oro, cuya cotización caía
aceleradamente tres meses atrás. Para el momento también se estimaba para el
gobierno un monto en fondos paralelos de 9.300 millones de dólares, manejados
discrecionalmente. La aguda problematización económica implicaba para el
momento entre otros elementos -y, en dimensiones ya estructurales- que La economía venezolana
mantenía un estancamiento de exportaciones petroleras (96% de las
divisas), creciente demanda de importaciones -45% de los alimentos consumidos-
debido a la caída de la producción local, además de denuncias de numerosos casos
millonarios de corrupción con divisas (a valores hasta 15 veces menos que en el
mercado negro) (www.elmundo.com.ve
16/09/14).
[9] Para
combatir esta última -entre otras medidas- la administración de NM planteó,
finalizando agosto 2014, la conformación de una unidad policial de
inteligencia que se encargaría de combatir el contrabando interno y externo así
como enfrentar la guerra económica impuesta por sectores de la oposición a su
gobierno y combatir -de la misma manera-
la corrupción dentro de las empresas del Estado. Esto se hizo en los momentos
de plantearse el sistema biométrico y
otras medidas relativas al control del contrabando (Eduardo Ortiz Ramírez, Sistema
Biométrico y escasez, https://www.academia.edu/8383384/Sistema_biometrico_y_escasez;
www.correodelorinoco.gob.ve 29 de agosto 2014).
[10]“En
realidad estamos ante una crisis cambiaria compleja de grandes dimensiones,
originada por excesos con recursos fiscales y petroleros dentro y fuera del
país, que han causado una altísima sobrevaluación en la tasa de cambio oficial.
La tendencia a mantener una tasa de cambio oficial sobrevaluada en la última
década llevó al Gobierno a exigir, bajo distintos mecanismos de aportes a
cuentas externas, una mayor proporción de los ingresos en moneda extranjera de
PDVSA, creando desde 2010 una aguda limitación financiera en esta empresa y
restringiendo el suministro de divisas petroleras al BCV y por tanto a CADIVI.
Para cubrir el déficit de caja creado en la estatal petrolera y sin detenerse
en consideraciones sobre sus desastrosas consecuencias inflacionarias,
cambiarias y sociales, se recurrió al ya explicado financiamiento monetario,
vía el BCV, del déficit en bolívares de PDVSA y de otras empresas públicas,
violando además los artículos 318 y 320 de la Constitución Nacional.” Crisis cambiaria, petróleo y deterioro
socioeconómico. 47 economistas. www.pensarenvenezuela.org.ve.
[11] El 10
de marzo de 2014 con el Convenio cambiario n° 27 la administración bolivariana
puso en procedimientos operativos el llamado SICAD II. Este sistema se concibió
como un mercado donde personas
naturales y jurídicas (públicas y privadas) podrían comprar y
vender divisas de manera legal a través la permuta de títulos o en
efectivo. Se dejó abierta la posibilidad de que otras empresas públicas ofertasen dólares pero con la previa
autorización del Ministerio de Finanzas. Realizándose a través de operadores cambiarios, entre los
cuales estarían los bancos universales y operadores de valores regulados por la
Ley del Mercado de Valores. En cuanto al importante punto de la tasa de cambio
a usar, sería fluctuante y
producto de la puja en ese mercado, pero el BCV y PDVSA intervendrían cuando
fuese necesario a través de la oferta de divisas para que el precio no se
elevase o cayese demasiado. La tasa de este mercado se fijaría, correspondientemente, de acuerdo con la oferta y demanda
diaria. El convenio indicó que no se permitirían operaciones por debajo
de la tasa oficial que en el momento estaba fijada en Bs 6,30 por dólar. Se estipuló que el BCV publicaría a
diario la tasa de cambio del SICAD II (artículo 14) y los bancos y casas de bolsas deberán publicarla en un lugar visible en
sus sedes (ver El Mundo. Economía y
negocios. 23 de marzo 2014; y BCV Circular
20 de marzo de 2014). El promedio de la tasa de cambio de abril 2014
fue de 49,3615 para el SICAD II (ver www.finanzasdigital.com
13 de mayo 2014). Avanzado mayo 2014, el Presidente NM se pronunció sobre el
SICAD II señalando que "no ha funcionado tan bien" y, "Yo
aspiro a que funcione mejor el Sicad II. Ha funcionado bien en sus primeros
pasos, pero no ha logrado... Yo diría que del 1 al 10, está en 2. Todavía le falta (...). Los privados tienen que salir a jugar, tienen que salir
al ruedo" (Estos pronunciamientos fueron realizados en su programa En
contacto con Maduro; ver El Nacional, 11 junio 2014, pg.
Economía8). En el caso del SICAD I, la tasa de cambio promedió entre 10 y 12 Bs
F en los primeros meses del año 2014 como tendencia general; la administración
bolivariana prometió ofertar 220 millones de dólares –para demanda de sectores
productivos específicos- en cada subasta, pero no se alcanzaba esta meta en las
diferentes subastas del caso (ver www.venezuela
al día.com).
[12] En el
campo económico, una de las dimensiones que ha afectado y/o en las que se ha
expresado el deterioro institucional es el del suministro regular de cifras por
parte de las instituciones pertinentes, que permiten la realización de
evaluaciones, propuestas y la propia formulación de políticas. Un resumen de
las situaciones relacionadas lo presenta J. Guerra al señalar que para 2014: “Hubo también un
quiebre institucional en el manejo de la información, reflejado en el
ocultamiento de cifras fundamentales tales como la inflación, el PIB, la
balanza de pagos, la gestión fiscal y más recientemente los precios petroleros,
entre otros indicadores. Aunque la normativa del BCV contempla que los
datos de inflación deben publicarse durante los primeros diez días siguientes
del mes recién concluido, las autoridades del BCV y el INE decidieron no
publicar las cifras a partir de agosto, contraviniendo su propia legislación.
Tan grave como eso fue el hecho de dejar de publicar los datos sobre la
escasez, variable ésta que resulta fundamental cuando se imponen controles de
cambio y de precios. Algo similar sucede con el producto interno bruto (PIB) y
la balanza de pagos. En el caso del primero de esos indicadores, durante los
tres primeros trimestres de 2014 no se han publicado las cifras y los datos más
actualizados de la balanza de pagos son los del tercer trimestre de 2013. En
cuanto a las cifras fiscales, la información más reciente editada por el
Ministerio de Finanzas es la de 2011. El Instituto Nacional de Estadística
(INE) dejó de publicar los indicadores de pobreza, el coeficiente de Gini y el
valor de la canasta alimenticia. Ello conforma una política del Estado
venezolano de esconder información fundamental para el análisis económico.” (José Guerra. Balance de la economía
venezolana en 2014. 16 de diciembre de 2014. Mimeografiado). Este
cuadro referido a 2014, es expresión de un proceso de acumulación de detalles y
particularidades políticas y administrativas de la administración bolivariana
durante más de dieciocho
años. Debe señalarse, sin embargo, que el 31 de diciembre 2014 el BCV comunicó
al país varias cifras, como la de la evolución PIB (-2,3% tercer trimestre),
para noviembre del año 2014; encontrándose -para tal caso y oportunidad- la
economía venezolana en recesión, puesto que los tres primeros trimestres de
2014 habrían habido resultados negativos (ver www.el-nacional.com 1 de enero 2015).
También en 2016 se terminó informando las cifras de inflación y crecimiento,
entre otras pero con la misma secuencia problemática ya señalada (www.bcv.gob.ve).
[15] El
mercado cambiario, receptor inmediato de la concentración en exportaciones
petroleras -y de la históricamente casi nula oferta de agentes privados en el
mercado de divisas, no ha podido ser contenido por los variados regímenes
cambiarios ni por la endilgación de la culpa -por parte de la administración
bolivariana- a páginas en internet como Dólar
Today -ya señalada-, que son resultado del desorden, la escasa información
y el férreo y creciente control de cambios. Entre noviembre/diciembre de 2016 y
enero 2017 el mercado cambiario evolucionó desde alrededor de 4.500 Bs por $ a
2.500 para subir nuevamente a 3.500. Deben añadirse en el campo monetario los
agravantes de las tensiones e impertinencias en cuanto al billete de 100 bolívares
y las acciones sobre las particulares casa de cambios (puede verse el trabajo
de R. Balza ¿Por qué cayó (y volvió a subir) el paralelo? http://masterecointerucv.blogspot.com/2017/01/por-que-cayo-y-volvio-subir-el-paralelo.html).
Por razones diversas de este particular mercado, volvió a bajar el precio de la
divisa alrededor de comienzos de marzo, para luego, a finales del mismo mes, en
el contexto de la conflictividad política asociada a las sentencias 155 y 156
del Tribunal Supremo de Justicia, donde se alteraba el hilo constitucional, buscando
afectar las posibilidades de desempeño de la Asamblea Nacional, volvió a subir
a cerca de BS.F. 4000 por $ (Dólar Today).
[16] Otros
elementos en la misma línea de parte de este analista proponente de la
dolarización pueden verse en Guillermo García N., Dolarizar si es viable; www.eluniversal.com 31 de mayo de
2015.
[17] Ver Sierra
Suárez, Lya Paola; Lozano Baquero, Diana Maribel ¿Qué sabemos sobre la dolarización
y sus efectos en las economías latinoamericanas que la adoptaron? Revista Facultad de Ciencias Económicas:
Investigación y Reflexión, vol. XVIII, núm. 1, junio, 2010, pp. 119-132 Universidad
Militar Nueva Granada Bogotá, Colombia.
[18] Varios
de estos elementos se discuten –con una perspectiva favorable a la
dolarización- en el trabajo de César R.
Gallo P., Dolarización y pobreza en Venezuela www.prodavinci.com; 10 de
febrero, 2017.
[19] Tres
desviaciones, en nuestra opinión, han siempre perjudicado el entendimiento
económico y la elaboración de políticas en la región. La primera de ellas,
consiste en pensar que lo malo siempre viene del sistema internacional -fue
contundente su influencia en algunas interpretaciones sobre el desarrollo
latinoamericano en los años sesenta y setenta. La segunda, que lo bueno, como
una salvación -en este caso la dolarización-, también puede venir del escenario
internacional. Y, la tercera, la generalización relacionada con que lo que le
sucede a una, dos o tres economías, es el destino o el desempeño del resto de
las naciones de la región. Se colige así que, si una nación lo hizo a otra le
irá bien. En el caso de las propuestas de dolarización (líneas de interés sobre
la misma para inicios de los años 2000 -además de otros materiales señalados-,
pueden verse en Alberto Acosta. El falso
dilema de la dolarización. NUEVA SOCIEDAD Nº 172. Marzo-Abril 2001; A.
Puente. La dolarización ¿una moda
pasajera? Revista Venezuela Analítica 14-5-01. www.analitica.com) hay influencia de las
dos últimas desviaciones. Con la segunda es directa la relación en las ideas
sobre las mejoras a obtener en inversión, crecimiento, inflación y otras
variables, según sus proponentes -bastante discutibles, por lo demás-. Pero,
con la tercera, hay una curiosa derivación. Ella es atinente a que,
tradicionalmente, eran las llamadas por organismos regionales -por ejemplo-
economías grandes y medianas de la región, las que se tomaban como ilustración
para generalizar, según la desviación que hemos acotado. Desde inicio de los
2000 y aun en 2017 o años previos, los defensores de la dolarización ponen como ejemplo a seguir el caso de Panamá
o Ecuador. Los que conocen Panamá y sus detalles saben que es, propiamente, de
los casos llenos de curiosidades -por su tamaño, su dinámica estatal, su
evolución y su relación con organismos internacionales, entre otros tantos
elementos- en América Latina. Ecuador –entre otros aspectos- es una,
relativamente pequeña economía petrolera y se ha destacado ocupando durante
tiempo el puesto de principal productor de banano en el mundo; cosa que no es
igual que competir con autos, computadores o armas, pero genera una experticia.
En ecuador existe disciplina turística, y el transporte público ha funcionado
de manera destacada, por mencionar algunos elementos. Ninguna de las dos
naciones es expresión de un contundente o alto desarrollo. No parece lógico recomendar políticas para
Panamá partiendo de Brasil o Venezuela o, para estas últimas naciones,
partiendo de la primera (Eduardo Ortiz Ramírez. El extremismo de la dolarización. Revista Venezuela Analítica,
21-05-01. www.analitica.com; Eduardo
Ortiz Ramírez, La dolarización para
matar al enfermo www.almomento360.com
23 de mayo 2015). Una referencia de interés sobre relación entre dolarización,
tipos de cambio según régimen cambiario y masa de bolívares circulantes puede
verse en Daniel Raguá, ¿Es la dolarización la solución? Análisis Venezuela N° 17, 06 al 12
de mayo de 2015. Un balance de interés de elementos favorables o desfavorables
de importancia en cuanto a esta opción de política, a la luz de la formación de
precios, exportaciones o manejos de la política monetaria, entre otros
elementos, puede verse en: Humberto García Larralde, ¿Dolarización? Mimeografiado. Jueves 26 de noviembre de 2015.
[20] A
finales de febrero de 2013 se le dio publicidad a una primera transacción
comercial entre Nicaragua y Venezuela en el contexto del ALBA y que se
ejecutaría usando El Sucre, se trató de una transacción en el área de alimentos
y que se iniciaría con
una cuota de 25 millones de Sucres, equivalentes a 31,2 millones de dólares
según señalamientos del ministerio de Hacienda y Crédito Público de Nicaragua.
Las exportaciones nicaragüenses a Venezuela han abarcado en los tiempos de la
administración bolivariana productos como
leche, carne, café, azúcar (www.minci.gob.ve,
28/02/2013).
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