LAS DEMOCRACIAS INESTABLES DE AMERICA
LATINA.
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
Referirse a la región no le permite a
uno igualar las condiciones de la democracia o la economía, como si todos los
países fuesen iguales. No. Nuestras naciones son suficientemente diferentes y
no tomar en cuenta tales diferencias fue una de las deficiencias de numerosos
análisis realizados durante el primado -en algunos ambientes- de la teoría de
la dependencia, el antiimperialismo y algunas perspectivas estructuralistas,
pero también del propio neoliberalismo y de las recomendaciones de políticas de
organismos internacionales durante los años noventa sobretodo, donde eran las
mismas políticas para variados países, y ello es y seguirá siendo polémico.
Quiere decir que la expresión América Latina, como espacio de naciones con
iguales condiciones, es de observarla con reserva. Esta nota considera también
aquellas naciones –o algunas de ellas- que se presentan como socialistas o
auténticas democracias populares, pero son genuinas tiranías, dictaduras o
falsas democracias o sus mandatarios quieren convertirlas en eso.
En los años sesenta y setenta,
líderes de izquierda hablaban de construir verdaderas democracias
partiendo del concepto fundamental de
que democracia es la soberanía que
ejerce el pueblo. ¿Qué tipo de desarrollo y democracia ha construido parte
de la izquierda victoriosa y más radical en la región? Dentro de las
restricciones de la nota, pueden destacarse tres casos (Cuba, Nicaragua,
Venezuela). Son variopintos se deduce, pero la mayoría coincide con atraso,
miseria y falta de estabilidad en el crecimiento y consecución del desarrollo
en sus perfiles actuales.
¿Qué tipo de sociedad y de democracia[1]
se ha construido en las naciones señaladas? No son precisamente de las
democracias más puras u hospitalarias y de brindar cabida a los desarrollos y
posibilidades de participación de la sociedad civil o de aprecio de la
temeridad e iniciativas de los jóvenes.
Que explicación tienen líderes que hablaron del desarrollo de las
potencialidades del ser humano y de los jóvenes, cuando hoy día presentan ante
el mundo los asesinatos de decenas y cientos de ellos que actúan con ideas y
sentidos distintos a los que previeron sus proyectos[2]
y planes para crear el socialismo que, por lo demás ha terminado en fracasos,
en general y en particular en Cuba, Nicaragua y Venezuela. En estos
fallecimientos de jóvenes son emblemáticos los de Venezuela 2014 y 2017[3]
y los de Nicaragua en 2018 y 2019[4].
Visto así, son varios los problemas
que presentan nuestras inestables e inhóspitas
democracias para alcanzar mejores equilibrios políticos y la propia conducción del desarrollo. En primer lugar, el presidencialismo.
Discutido en distintos organismos, centros de investigación y universidades, se
sabe cómo viene de raigambres caudillistas y mesiánicas así como en asociación
a la estructura política del poder colonial; de tal manera que, el poder de los
presidentes termina siendo omnímodo para tomar decisiones y para conducir
procesos. En segundo lugar, la falta
de sanciones definitorias de exclusión en la participación política: expresa el
hecho de los líderes que renacen permanentemente[5],
no dándose la desaparición política del líder o funcionario, sino la
posibilidad de que vuelva al ejercicio político, a diferencia de las
democracias de otras latitudes, donde las infracciones o inadecuadas
ejecutorias no solo se pagan con la pérdida del cargo sino también con la muerte política del funcionario o dirigente
del caso. En tercer lugar, la
estructura particular que asumen los partidos políticos, cuya manera de
funcionamiento es estrictamente vertical y de continuación de la línea de mando,
sin darle al individuo participante la menor posibilidad de discrepancia. Esto,
en parte, es una influencia o herencia de la estructura partidista leninista,
que fue ejecutada fuertemente en el socialismo
real y con determinaciones claras en los partidos y organizaciones de la
izquierda política, colándose también -en nuestros ambientes- hacia los
partidos políticos de la derecha política. En el caso de Venezuela, pasó a ser
elemento harto determinante en la llamada democracia
de partidos. En cuarto lugar,
las alteraciones a la autonomía de los poderes. Elemento fundamental de la
estructura democrática y de cualquier forma o expresión del contrato social, pasa a ser espacio de
abordaje de las anteriores desviaciones o disfuncionalidades. En las
democracias más fuertes que existen en el mundo –dentro de sus imperfecciones-
no es fácil percibir que los poderes públicos sean influenciados con designios o intereses que son consustanciales a las
tiranías y las dictaduras. En quinto
lugar, el resultado negativo, con déficit o faltante, que también convierte
a nuestras democracias en inhóspitas y que se asocia al temor que produce la verdadera estructuración del poder popular
a partir de la sociedad civil, que no pasa a ser más que el espacio donde el
individuo se consigue como un fin a sí mismo para la defensa de sus intereses,
según la definición de Hegel. Y esto no es más que, la propia posibilidad
de sentirse respetado y con posibilidad de obtener respuesta de defensa y
protección, desde los organismos a los cuales recurre la familia/el ciudadano o
el empresario para defender sus derechos e intereses.
A diferencia de eso último, en casos
extremos como el de Venezuela, un proceso iniciado –liderado por HC y sus acólitos- con las ideas de
adecentamiento, eliminación de la corrupción y necesidades de impulsar una democracia participativa y protagónica,
terminó igualando el Estado al gobierno y el gobierno al Estado, con los fines
no de profundizar las formas democráticas, sino todo lo contrario, las conveniencias
y desempeños consustanciales a un ejercicio tiránico y no democrático del poder
político.
En el caso de el Salvador con Bukele, están por verse hasta donde
llegarán las urgencias y fuerzas que se han venido presentando como interesadas
en el desarrollo de las libertades y el individuo, pero que de no darse con
mecanismos más entendibles y digeribles, pueden atrincherar la tiranía, el
personalismo y fuerzas distintas a la democracia. Varias de sus actuaciones
generan esa sospecha, y ni que decir las recientes, de irrespeto a la autonomía
de poderes.
4 de mayo 2021
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[1]
Artículo 2: “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de
Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento
jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la
solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la
preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político” Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela. Diciembre 1999. 24 de Marzo de 2000.
[2] Son de no olvidar estas palabras del presidente Hugo Chávez “…los productores, los campesinos, así como los indígenas se organizan, las mujeres, los militares, las familias de los militares, los militares retirados, los pescadores, los trabajadores, todos, organización, organización y más organización, eso es parte de la ofensiva social, que no haya por ahí nadie, que no haya ningún ser humano, que no haya ningún venezolano consciente, que no haya nadie aislado, todo el mundo debe estar organizado, debe estar incluido en algún circulo, en alguna organización y nada mejor que la juventud para tomar la antorcha de la batalla repito aquel verso del poeta español “Sangre que no se derrama, juventud que no se atreve, ni es sangre, ni es juventud, ni reluce ni florece”” http://www.todochavez.gob.ve/todochavez/4146-alo-presidente-n-139.
[3]
Alrededor de 130 en 2017. Ver Eduardo Ortiz Ramírez, https://www.academia.edu/35405526/VENEZUELA._EL_A%C3%91O_2017_La_revoluci%C3%B3n_fracasada_y_la_pol%C3%ADtica_como_tragedia_.docx
[4]
Alrededor de 325 en los dos años. “De acuerdo con la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH), "crímenes de lesa humanidad" cometidos por
el gobierno y enfrentamientos entre manifestantes y policía dejaron ya más de
325 muertos, aunque grupos locales elevan la cifra a 561”. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-47600065
[5]
En los tres casos que resaltamos, ha podido observarse con frecuencia en
Venezuela y también en Nicaragua; en el caso de Cuba, dadas sus
particularidades políticas de dictadura y gerontocracia ha estado limitado este
aspecto. Numerosos ejemplos existen para variados países y personajes en otras
naciones de la región.
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