ZARPAZOS A LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA
Absalón Méndez Cegarra
La Universidad nacional, mejor, parte de ella, para no generalizar, vive,
hoy, el peor momento de su historia tricentenaria.
El gobierno nacional se ha ensañado contra la Universidad Republicana.
Todos los gobiernos habidos lo han hecho; pero, ninguno, como el gobierno
actual, curiosamente, formado, en lo fundamental, por profesores
universitarios. Es decir, que los enemigos de la Universidad democrática,
abierta, plural y autónoma, hemos sido sus propios hijos, algo sobre lo cual
debemos rendir cuentas a las nuevas generaciones de venezolanos.
La Universidad venezolana es víctima de un plan de destrucción. Plan ideado
en los laboratorios del mal, cuya aplicación visible comienza en el año 2004,
con la desaplicación unilateral y arbitraria de las Normas de Homologación
(1982), instrumento regulatorio de las condiciones salariales del profesorado
universitario, aprobadas por el gobierno anti universitario de turno, para
frenar el ejercicio del derecho del gremio profesoral a convenir con el
patrono, las Universidades, sus condiciones generales de trabajo.
Los compromisos asumidos por Hugo Chávez, quien llegó al poder en manos de
universitarios y se sostuvo en ellas, entre otros sectores de apoyo, se
esfumaron prontamente. A partir del año 2004, luego de la promesa de honrar
deudas con los trabajadores universitarias contraídas en el pasado inmediato,
comenzó una política agresiva de ataque y vulneración al funcionamiento de la
Universidad.
La disposición constitucional contenida en el artículo 109 y la de la Ley
de Universidades, artículo 9, sobre autonomía universitaria, han quedado en el
olvido, ignoradas e incumplidas, por parte del gobierno nacional. En
sustitución, se ha activado el plan destructor de buena parte del subsistema de
educación universitaria, el cual es llevado a cabo sistemáticamente, etapa por
etapa, sin prisa, pero, sin pausa, como bien lo sabe hacer el cazador que
espera pacientemente para darle el zarpazo a su apetecida presa.
Este plan de destrucción de la vida universitaria se entronca con el plan
de destrucción nacional cuyos resultados y efectividad en su aplicación están a
la vista del mundo entero. Hoy, el plan, lo tenemos expreso, escrito y
publicado en un documento cuya autoría corresponde al Ministerio de Educación
Universitaria. En el mismo se da cuenta, paso a paso, del proceso para acabar con
la cabeza pensante del país.
La cronología de los más importantes hechos que evidencian el seguimiento
del plan de destrucción de la Universidad venezolana, es, por demás evidente y
notoria. Veamos.
Año 2002. Las Universidades permiten y sus autoridades aplauden la
centralización en OPSU de todo lo referente al cálculo, liquidación y
cancelación de las prestaciones sociales de origen laboral.
En el año 2007, comienza la asfixia
presupuestaria de la Universidad con la reconducción del presupuesto, la cual
se traduce en una reducción drástica de los recursos financieros de la
Universidad, limitándose la asignación presupuestaria al mal pago de la nómina
de personal.
En el año 2008, tenemos los ataques ministeriales y profesorales en
funciones gubernamentales, al régimen de jubilaciones y pensiones de los
miembros del personal docente y de investigación de las Universidades
nacionales.
Año 2009. Promulgación de la Ley Orgánica de Educación (LOE), con la cual
se coloca la lápida a la noción de autonomía universitaria, al desdibujar por
completo la relación autonómica con el desarrollo libre de la academia.
Año 2011. Mediante medidas judiciales se suspende la realización de
elecciones universitarias para renovar los cuadros rectorales y decanales, acción
anti-autonómica con la cual el gobierno nacional interviene pacíficamente las
Universidades con sus propias autoridades electas, quienes, por derivación, se
eternizan en el ejercicio de sus cargos.
Año 2013, desconocimiento de las organizaciones gremiales universitarias,
aprobación de la Primera Convención Colectiva Única de Trabajadores del Sector
Universitario, golpe certero a la Convención Colectiva interna y a la condición
patronal de las universidades. Esta Convención es reeditada en los años 2015 y
2017, más una mamarrachada reciente, supuestamente, IV Convención.
Año 2014. Creación del Sistema Médico Universitario (SISMEU), con el cual
OPSU liquida la previsión social universitaria.
Año 2021. Estocada final a la autonomía universitaria y al funcionamiento
universitario en general. Primero, se transfiere la nómina de pago a la OPSU,
nuevo súper ministerio universitario; y, más recientemente, se pide a las
Universidades se despojen de toda actividad relacionada con movimientos de
personal.
¿Qué queda de la Universidad autónoma venezolana? Nada, absolutamente nada.
El gobierno ha dado el zarpazo final a
una comunidad universitaria inerte, silenciosa, desactivada, entregada a su
suerte. Ya, no tenemos Universidad. Las autoridades pueden irse a sus casas. No
tienen nada que hacer. Ni siquiera administrar la crisis.
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