NOTAS SOBRE LA
INTEGRACION EN EL AÑO 2021
EDUARDO ORTIZ RAMIREZ
LAS COSAS, COMO HAN TERMINADO,
La integración es tema de prioridades,
urgencias e inventos permanentes en la región
cósmica que es América Latina.
Así como llegan los nuevos presidentes, llegan las nuevas ideas y propuestas.
Sin ser el tejido de Penélope, es como que siempre se vuelve a comenzar. Más
dramático es esto, cuando la velocidad y alcances del desarrollo no son tan
rápidos como se deberían presentar,
según esfuerzos y otros tantos discursos y, más aun, cuando se observa
aquel resultado de haberse propuesto cosas pequeñas y haber logrado cosas
grandes en el caso de la Unión Europea.
Hemos escuchado así en los últimos 30/60 años ideas como “…no nos vamos a integrar con pobres” (Menen) o estas “…integraciones
que solo han buscado atender los aspectos económicos” (Chávez y otros justicieros en frases similares), llevando esto no
solo al permanente discurso sino también a las permanentes quejas y
repeticiones de procesos de reestructuración, en lo cual la actual y casi penumbrosa
Comunidad Andina de Naciones es
ejemplo palpable. Debemos o podemos estar así pendientes de cualquier pequeña o
mediana idea o innovación de Bukele en El salvador o Castillo
en Perú. La contraparte a todo esto
son experiencias acabadas, en crisis, con problemas largos como la consecución
del Arancel Externo Común (AEC) en las Uniones Aduaneras imperfectas existentes o el bajo comercio intrarregional a pesar de
estrategias, críticas y cambios de rumbo. No deja, sin embargo, de haber
esperanzas y ellas mantienen el optimismo como el caso actual de la Alianza del Pacífico. Pero también las apuestas
en ALBA-TCP en donde Venezuela -y
como Sansón con las columnas- impulsó y sustentó pero, hoy día, al no poder
hacerlo se presenta como un proyecto de ensalzamiento político y poco avance en
sus propuestas iniciales.
ALGUNOS CONCEPTOS O ASUNTOS PENDIENTES
Los siguientes son tópicos que
bordean la discusión y propuestas de integración y que complementan a otros
casi eternos como tamaño de los mercados en base a demandas reales, carácter
complementario o competitivo de los aparatos productivos, debilidades de los
sectores industriales, necesidad de potenciar los aparatos tecnológicos y las
capacidades empresariales, coordinación de políticas macroeconómicas,
diferencias en los regímenes de seguridad y protección social, entre otros
tantos. Veamos los que queremos resaltar
en esta oportunidad.
1. El comercio intrarregional. Tema fundamental; pueden hacerse los análisis que interesen
o realizarse evidencias y (o contrastaciones empíricas con el rigor matemático
incluido) pero mientras no crezca el comercio intrarregional seguiremos con
economías donde lo comercial no será exitoso y ello es fundamental para
cualquier experiencia de integración. Décadas van y vienen, reuniones se hacen
y consiguen, pero México poco ha mirado al Sur; hay además numerosas economías
que en la región no superan la etapa de
despegue de Rostow, de importancia para la industria, el crecimiento y el
sector financiero como bien destacó en su libro clásico R. Goldsmith[1]
y, aquel comercio, poco se ha mantenido por sobre el 20% del comercio total de
la región latinoamericana.
2. Las Barreras no arancelarias (BNA). No debe ser la vía de las experiencias de
integración latinoamericana, sentirse altamente orgullosos de, por la vía de la programación arancelaria, haber
alcanzado niveles bajos de estos últimos para sus socios y que ello, ligado a
políticas de apertura, permitan poder ofrecer al resto del mundo posibilidades
de colocación de productos mientras, los mercados internacionales, la apertura
y las oportunidades de comercio se ven afectadas considerablemente por la
existencia de abundantes BNA´S. Algunos
de los países más fuertes de la
región como Brasil las usan. Desde
los años 80 ya era más que evidente que crecerían y crecerían, superando las
restricciones y controles para tales barreras, que supuestamente saldrían o se
habrían implementado desde la Ronda Uruguay,
finalizada en 1994.
3. Institucionalidad. Si de institucionalidad se trata, lo primero que debe
señalarse es la situación de democracias
inestables en la región[2].
La democracia como se estima, es el régimen más adecuado para supervisar o
registrar consensos y disensos que
puedan permitir canalizar los mejores proyectos e intenciones también en cuanto
a la integración, evitándose autoritarismos y decisiones basadas en caprichos
personales como ha sucedido no infrecuentemente en países como Venezuela y
otros de la región. En este sentido y para la integración existe el déficit
atinente a la democracia, pero también en cuanto a otros ámbitos que son de
mucho interés para el desarrollo de la misma: antidumping, subsidios, barreras
a la entrada, financiamiento a las exportaciones, tratamientos de la propiedad intelectual,
entre otras áreas. Sin esta infraestructura e institucionalidad no se puede
avanzar en la integración.
4. Empresas internacionales. A pesar de las controversias y enfrentamientos, tales
empresas terminan siendo fundamentales o importantes según la fuerza que se les
quiera dar; en otro perfil se puede pensar que son inevitables. Hace cuarenta/cincuenta
años se pensaba que las empresas internacionales/transnacionales se oponían a
la integración pero a la vez terminaban siendo sus principales beneficiarias. Numerosos
y buenos estudios de Vaitsos, Vernon, Chudnovsky y otros
apuntalaban posiciones y análisis. Se oponían las empresas internacionales a la
integración: tenían filiales en numerosos países, pero terminaban
beneficiándose y aceptando las normas como se llegó a afirmar en espacios de inversionistas
de los EE.UU. Hoy día, después de la crisis de la deuda y de la crisis de las hipotecas sub-prime de 2008 2009 y ahora en un escenario Covid19, varios países vuelven a tener
necesidades de inversiones y allí están por supuesto las Cadenas de Valor. Las empresas propias de la integración Latinoamérica
que ya se las había planteado el antiguo Pacto
Andino, ni se conformaron en grande ni mucho menos se apuntalaron. Este es
pues un terreno deficitario o pendiente.
5. El orden o marco multilateral. Desarrollar el libre comercio sobre el que se pensó desde la
perspectiva multilateral y de la cláusula
de la nación más favorecida sigue siendo una tarea pendiente, a la par que
la lucha contra el nuevo proteccionismo
(restringir importaciones+apoyar exportaciones) desde los años ochenta y,
en ese contexto, la integración siempre ha sido entendida desde el GATT (1947) como una opción suboptima o como una opción
mientras no se afecte el orden multilateral. Lo cierto es que entre
unilateralismo, bilateralismo y plurilateralismo el orden multilateral ha terminado siendo perfectamente gris. Se
pueden así encontrar razones para establecer el Acuerdo Transpacífico, pero igualmente razones para que llegue Trump y lo abandone. Igual sucede con países
que firman numerosos acuerdos bilaterales, que pasan a ser irrelevantes y no operativos.
Hasta donde la región se ha visto y verá afectada por este contexto no sabemos
con precisión, pero cualquier innovación, propuesta o nueva idea, puede
apuntalar tal escenario.
6. La sociedad civil. Los entusiastas en estos menesteres, siempre proponen los
beneficios que traen la integración y la importancia de la participación
popular. Se ha visto, en experiencias en Europa y en algunas de América, cómo,
los sectores empresariales, cooperativos y emprendedores diversos, pueden ser
beneficiarios y agentes de apoyo para aquella. Un caso emblemático, seguirá
siendo, el entusiasmo mexicano por los beneficios y conveniencias que podía
tener la incorporación de México al TLCAN.
También seguirá siendo de relevancia, seguir resaltando la importancia de las
llamadas reuniones del cuarto de al lado
o cualquier otro mecanismo que apuntale la participación señalada más arriba.
En cualesquiera de estos mecanismos, el empuje lo darán empresarios que apoyen
o se opongan, al igual que cooperativas y sindicatos y un escenario donde la integración se haya convertido en un
objetivo nacional.
No todas las integraciones y los
proyectos son iguales. La diferencia sustancial entre unos países y otros, la
compensación que algunos países necesitan atender, no puede ser solucionada con
apreciaciones voluntaristas u omitiendo las diferencias de estructuras, tamaños
y productividad o apelando a recursos históricos y falsas similitudes de
identidades.
29 de julio 2021
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com.
[1] R. W. Goldsmith. Financial
Structure and Development
Financial
Structure and Development.
By R. W. Goldsmith. (New Haven and
London: Yale University Press, 1969. Pp. xxxiv + 561. 112s. 6d. (cloth).
36s. (paper).)
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