Planes para el día después. Agricultura VII: Plaguicidas.
Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Diciembre de 2018.
Para el día
después, que será el primer día de un nuevo período democrático para Venezuela,
se debe tener un plan de acción para recuperar los sectores productivos del
país. Uno de ellos es la agricultura, donde hay que considerar muchos aspectos,
y en esta oportunidad trataremos el suministro de plaguicidas para los
programas de producción agrícola.
Suministro de plaguicidas
Con este
término, plaguicidas, se engloban insecticidas, herbicidas, acaricidas,
fungicidas, nematicidas, raticidas; en fin, todos los biocidas que se puedan
utilizar en agricultura. En Venezuela, hoy en día, es común escuchar el reclamo
de los agricultores por la falta de plaguicidas para poder llevar sus cultivos
a un final de buenos resultados.
Insecticidas y
herbicidas son quizás los dos plaguicidas más utilizados en la producción
agrícola y se considera que actualmente, con el uso de suelos durante varios
años en forma consecutiva, en muchos casos con monocultivo, la aplicación de
estos productos en los campos cultivados es imprescindible, porque bajo esas
condiciones, las poblaciones de insectos plagas y de malezas se pueden
incrementar considerablemente.
Existen
innumerables insectos que son plagas peligrosas para las plantas
cultivadas, que abundan en los ambientes
del campo y que al sobrepasar lo que se conoce como población umbral, pueden
causar daños irreversibles al cultivo promoviendo disminución marcada de los
rendimientos y grandes pérdidas económicas al agricultor. Estos insectos plagas
son de diversos hábitos y su susceptibilidad a los productos insecticidas puede
ser muy diferente de una especie a otra. Por esto, existe una amplia gama de
insecticidas en el mundo agrícola, que deben estar a la mano para ser aplicados
ante cualquier emergencia que requiera el combate de alguna plaga.
Esos
insecticidas también pueden ser empleados en lo que se conoce como Manejo
Integrado de Plagas (MIP), que es un concepto más ecológico, más
conservacionista para el combate de plagas. En este MIP, los insecticidas se
incluyen dentro de programas asociados a una serie de prácticas que tienden a
disminuir las poblaciones de insectos, a la vez que se pueden aplicar algunos
productos llamados insecticidas biológicos, que son fabricados a partir de
organismos (pueden ser otros insectos u
hongos entomopatógenos) capaces de eliminar algunos insectos plagas al
parasitar sus cuerpos.
En el caso de
las malezas o malas hierbas, que son especies vegetales con características de
rápida y abundante reproducción y de muy elevadas tasas de crecimiento, las
cuales compiten con las especies cultivadas por espacio, luz, agua y nutrientes
esenciales, también se deben combatir una vez que su población sobrepase el
umbral económico o de daño al cultivo, que cause cierta disminución de los
rendimientos. Otro efecto negativo de las malezas es que algunas sustancias
tóxicas liberadas por diversos órganos de ciertas malas hierbas pueden tener
efecto alelopático sobre las plantas de cultivo, inhibiendo la germinación de
sus semillas, causando su retraso en el crecimiento y hasta su muerte. Esto
tiene profundos efectos sobre las poblaciones de plantas del cultivo y
consecuentemente sobre los rendimientos finales.
Existe una
amplia gama de herbicidas para diferentes formas y momentos de aplicación. Hay
productos para aplicación pre siembra, pre emergente al cultivo y pre emergente
a las malezas, pos emergente al cultivo y pos emergente a las malezas, para
combate de especies gramíneas y de no gramíneas, también difieren en su modo de
acción, etc. En conclusión, estos productos, al igual que el resto de los
plaguicidas, deben existir en las fincas para su uso oportuno y evitar pérdidas
de rendimiento, de esfuerzo y de dinero en el negocio agrícola.
Para el combate
de malezas también se puede aplicar un
manejo integrado, ya que existen otros métodos que pueden ser: preventivos,
manuales, mecánicos, físicos y biológicos, pero el combate por medios químicos
con la aplicación de herbicidas es prácticamente inevitable en siembras comerciales
de cierta magnitud.
Otros
plaguicidas de amplio uso son los fungicidas, para el combate de hongos
patógenos que pueden causar la destrucción total de campos cultivados; sin
embargo, su uso está bastante limitado a cultivos hortícolas, frutales y flores,
y eventualmente se aplican en cultivos más extensivos como es el caso de
cereales y otros. Los hongos pueden causar daños anatómicos y fisiológicos a
las plantas, por lo que existen productos de diversa forma de acción, que
permiten tanto combates externos de hongos, como combates internos en aquellos
casos cuando los hongos viajan por el interior de las plantas. Por supuesto,
estos fungicidas tampoco pueden faltar para ser aplicados oportunamente,
especialmente en este tipo de cultivos de producción intensiva con elevados
costos de producción por unidad de superficie.
El resto de
plaguicidas no es de aplicación generalizada, se aplican en casos específicos
cuando hay necesidad de combatir ácaros, nematodos, roedores, etc.
Lo importante
es que en la actualidad, cuando la agricultura se desarrolla en terrenos de
amplia tradición agrícola y existen peligros latentes de presencia de algunos
de estos organismos que pueden arruinar un cultivo, los agricultores tienen que
tener seguro y fácil acceso a la adquisición de los plaguicidas, para su
aplicación correcta y oportuna. Esto último es muy importante, ya que la acción o el efecto de muchos de estos
productos químicos se pierde si no se aplican en determinados momentos del
ciclo del cultivo o de los agentes causales de daños. Para ilustrar esto
podemos señalar el caso de unos insectos que deben ser combatidos en estado
adulto y otros en estado larval, o malezas que deben ser combatidas cuando no
tienen más de un determinado número de hojas porque de lo contrario el
herbicida pierde efecto. Entonces, la aplicación de estos plaguicidas en el
momento oportuno es fundamental.
La solución a las limitaciones en el suministro de
plaguicidas para la agricultura debe ser simplemente apoyar a los empresarios
que tengan experiencia en la importación, formulación, fabricación de estos
insumos. Mientras exista el control de cambio ese apoyo sería básicamente el
suministro de divisas, además de aligerar todo lo correspondiente a los
permisos necesarios para su importación, fabricación y comercialización, que la
burocracia oficial cada vez complica más para este tipo de productos. Entonces,
con la situación actual del país, el apoyo oficial es imprescindible para que
los agricultores dispongan de la variedad de plaguicidas que necesitan para
llevar adelante y con seguridad sus cosechas.
Es muy frecuente escuchar a los agricultores reclamar la
presencia de una empresa como Agroisleña, C.A., la cual, además de ofrecer abundancia,
variedad y oportunidad en el suministro de plaguicidas, prestaba un gran
servicio de apoyo con la asistencia y orientación que brindaban sus técnicos en
el correcto uso de los productos que vendían, y en el manejo del cultivo en
general, cuando eso era procedente. Empresas de este tipo, que han sido
expoliadas por el régimen, deben regresar a sus dueños para que puedan brindar la
asistencia en el campo para lo cual han sido creadas.
En lo concerniente al uso de plaguicidas en la agricultura,
lo cual es constantemente cuestionado por los ecologistas debido a que su mala
aplicación puede causar severos daños al ambiente en general y a los humanos en
particular, se recomienda un especial apoyo a la producción de plaguicidas
biológicos, la cual es una actividad que en el país se ha venido desarrollando
desde centros de investigación universitarios y oficiales, y hay particulares
que han emprendido la producción comercial de estos productos.
Es recomendable también, que se realicen campañas para
educar a los productores en el correcto uso de los plaguicidas, la disposición
de empaques vacíos y residuos que pueden ser altamente contaminantes y dañinos
para la salud de las familias campesinas. Estas campañas han existido en el
pasado y para todas estas actividades hay regulaciones establecidas, las cuales
son excelentes si se aplican correctamente pero carecen de importancia mientras
no se apliquen y no se haga un control severo para su cumplimiento.
Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Diciembre de 2018.
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