Prof. Angel Castillo
Cátedra de Relaciones Económicas Internacionales
Escuela de Estudios Internacionales
El domingo 26 de
Octubre Dilma Rousseff, candidata del Partido de los
Trabajadores (PT) logró la reelección a la Presidencia de Brasil tras obtener
51,64% de los votos frente al 48,36% obtenidos por el senador Aécio Neves
del Partido Socialdemócrata Brasileño (PSDB) en la segunda vuelta electoral.
Este es el margen más ajustado para una elección presidencial en Brasil luego
de una agria campaña electoral signada por acusaciones de corrupción en PETROBRAS
y la desaceleración económica en el país. Dilma contará además con 304 de los
513 diputados, entre ellos 70 del PT, en la coalición de partidos presente en
la Cámara de Diputados y con 52 senadores, 10 del PT, de los 81 que integran el
Senado.
Paralelamente se
desarrolló la primera vuelta de las presidenciales en Uruguay. El expresidente
Tabaré Vázquez, candidato del Frente Amplio (FA) obtuvo un sólido 47,9% frente
al 30,96% de Luis Lacalle Pou del tradicional Partido Nacional (PN) y el 12,92%
de Pedro Bordaberry, candidato del también histórico Partido Colorado (PC). Si
bien el resultado cumple con la expectativa de que habría una segunda vuelta el
próximo 30 de Noviembre, superó las previsiones de las encuestadoras locales
que daban al FA alrededor de un 42% de la intención de voto, dejando en
entredicho la posibilidad de que una coalición entre el PN y el PC permitiría
un triunfo en el balotaje a Lacalle Pou. El FA habría logrado también mayoría
legislativa en ambas cámaras con al menos 50 de 99 diputados y 15 de 30
senadores, por lo que una probable victoria
el 30 de noviembre le permitirá llegar a 15 años de gobierno con mayoría
parlamentaria.
La continuidad del PT
en Brasil y del FA en Uruguay ha sido impulsada por el éxito económico. En ambos
casos, el viraje se originó en la crisis económica afrontada por sus gobiernos
predecesores: Lula fue electo en 2002 luego de la gran devaluación y recesión
en Brasil en 1999 y Vázquez ganó en 2004 luego que Uruguay sufriera los embates
de la profunda crisis de Argentina en 2002. El buen desempeño económico, mezcla
de planes sensatos y bien ejecutados apoyados por años de “vacas gordas” en la
economía mundial (2004-2008) junto a altos precios en su cesta de exportación
mayormente agropecuaria, permitieron a Brasil proyectarse junto a los BRICS
como potencia emergente llamada a asumir el liderazgo regional, a promover
activamente su Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional
Sudamericana (IIRSA) y la UNASUR, aumento de sus reservas internacionales hasta
llegar a 370 millardos de dólares y ser el principal destino de las inversiones
extranjeras hacia la región; así como que Uruguay creciera sostenidamente en
promedio alrededor de 5% anual en la última década, mantuviera su inflación estable
en torno al 8% y redujera su desempleo a un mínimo histórico de 6%. Junto con
otros logros sociales y políticos, en nivel de vida en ambos países mejoró
creando capital político para la continuidad, posiblemente con más solidez en
Uruguay que en Brasil.
El gran reto para la
continuidad del PT de cara al 2019 será retomar el crecimiento, estimado en
0,3% para 2014 y evitar que siga subiendo la inflación que ya supera el 6%
anual, recobrar el éxito exportador perdido, la reforma política interna y la
lucha contra la corrupción; en el próximo lustro, el FA deberá mantener el
crecimiento que empieza a declinar, revisar los planes educativos y frenar el
aumento de la inseguridad. Con un
entorno de desaceleración de la economía mundial y precios de exportación menos
favorables, la eficiencia de gestión cobrará mayor relevancia en los años por
venir.
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