Venezuela ha venido desarrollando desde la aparición del
petróleo un sistema económico rentístico que le ha permitido tener una
permanencia dentro del exquisito club de Países Exportadores de Petróleo
(OPEP). Sin embargo, esa misma ventaja comparativa no la ha podido convertir en
una nación competitiva en el escenario internacional de hoy. Desde la dictadura
de Juan Vicente Gómez hasta el presente periodo presidencial de Nicolás Maduro,
el petróleo siempre ha sido es el instrumento de poder utilizado para ejercer
el control del Estado en su política interna y externa, el uso de los recursos
financieros procedentes de la industria petrolera (Petróleos de Venezuela, S.A)
han sido exclusivos para la satisfacción de la población venezolana
(construcción de grandes infraestructuras y amplio financiamiento social) pero
no para el impulso o generación de empresas productivas con características
globales.
Ante esta situación se puede destacar que los gobiernos
dictatoriales como el del General Juan Vicente Gómez y el General Marcos Pérez
Jiménez, los catalogados como neoliberales de Carlos Andrés Pérez y Jaime
Lusinchi, y ahora los socialistas de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, han
reflejado su apatía en la conformación de un sistema industrial productivo y
exportador, motivado por los grandes ingresos de divisa que genera la industria
petrolera. Ello por supuesto ha causado que a la presente fecha, Venezuela no
pueda sostenerse económicamente sin depender de las importaciones y la clara
imposibilidad de generar riqueza.
Indudablemente esta apatía y ansias de controlar las divisas
generadas por el mismo Estado, han impulsado a los gobiernos a aplicar las
mismas recetas de control de cambio (hoy llamado SICAD-CADIVI ayer RECADI) en
una economía en donde su parque industrial no produce y no genera divisa, lo
que ocasiona una ausencia de productos fundamentales para la población y un
real deterioro de las instituciones ahogadas por la corrupción. Cabe la
pregunta ¿Qué sucede con el precio cuando la demanda es superior a la oferta?
Tal vez exista la presencia del saboteo, manipulación mediática,
golpe económico, usura, especulación y acaparamiento, pero lo que no se puede
negar es que lamentablemente Venezuela no ha podido generar empresas competitivas
y por ello enfrenta problemas que impactan en su desarrollo económico dada por:
- Incapacidad de producir bienes básicos
- Dependencia directa de todo tipo de productos importados
- Desaparición y/o reducción en la generación de la mediana y pequeña empresa (Pymes)
- Ausencia de empleos con salarios dignos
- Masificación del empleo en el sector público con salarios bajos
- Incremento de la economía informal
- Inflación superior a dos dígitos (lo cual en un sistema económico moderno es inaceptable)
- Incremento en los índices de delincuencia y violencia ciudadana
- Incremento en los niveles de desigualdad poblacional
- Crecimiento de los anillos de pobreza.
En tal
sentido, el problema que enfrenta Venezuela va mucho más allá de la elección de
un sistema socialista o progresista con matices neoliberales. El problema ya no
es Chávez y su discípulo, y menos el de Capriles y quienes buscan sentarse en
la silla del poder, el problema es atender de forma inmediata la productividad
del país en todos sus escenarios.
Un diálogo de Paz sin incluir a las Universidades, establecer
una estrategia de gobierno sin incluir al empresario, exigirle al gobierno de
turno que apliques medidas sin presentar opciones concretas, son en definitiva
el reflejo de la Venezuela que vivimos. Es momento que todo tenga una lógica
para Venezuela, y la única manera de lograr el ansiado desarrollo es comprender
que:
Las Universidades son las generadores de investigación,
desarrollo e innovación (sin ellas no hay generación de conocimiento ni
competitividad)
Las Empresas (públicas y/o privadas) son las
responsables de generar ingresos financieros a la nación y crear empleos dignos
(son la clave para disminuir la desigualdad social y fortalecer la
independencia económica)
El Estado es el encargado
de mantener el orden y brindar todo el apoyo en beneficio de su población (El
Gobierno de turno debe respetar el sentido común del Estado, mientras que la
Oposición debe fiscalizar el cumplimiento del sentido común del Gobierno)
La Población venezolana no solo tiene derechos sino que
también tiene deberes, el de cuidar y progresar conforme a los principios de
armonía, respeto y lealtad (El principal deber de una población es educarse,
trabajar e ingeniar para conformar una estructura social generosa, respetuosa,
valiente, honesta, que permita multiplicar mejores lideres para la nación y el
mundo).
Lamentablemente nos encontramos en una Venezuela en donde los
artistas y deportistas juegan a ser políticos, en donde los políticos simulan
ser deportistas y artistas, en donde el empresario se ha convertido en un
limosnero de divisas, y en donde las Universidades son grandes refugios de los
que opinan distinto. Una Venezuela en donde no se conoce su historia y mucho
menos a dónde se quiere ir, rica en reserva petrolera pero muy pobre en la
generación de conocimiento.
No existen recetas generales para lograr el desarrollo, pero si
existe la lógica y eso es lo que le hace falta a nuestro país para acercarnos
al desarrollo económico. Para conseguir la salida a este camino desconocido
para todos, es definitivamente necesario que cada uno de nosotros juegue el rol
que representa en la sociedad, e iniciar un fuerte financiamiento para
apalancar el sector productivo industrial y académico del país, tal como lo han
hecho las grandes naciones en el mundo.
Twitter: @alf_ord
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