domingo, 13 de marzo de 2016

PRECIO DE LA GASOLINA

Dilio Hernández: “Aumento del precio de la gasolina tiene muchos mitos”

Economista Dilio Hernández.
Economista Dilio Hernández.
“El costo de producción nacional de gasolina a puerta de refinaría oscila entre 0,83 Bs/lt y 1 Bs/lt, a lo que hay que agregar el costo del componente importado que fluctúa entre 1,5 Bs/lt a 1,90 Bs/lt, a dólar de 6,30 Bs/d y de 2 bs/lt a  3 bs/lt, a tasa de 10 Bs/d. (el  monto real no se conoce con exactitud dado que el fondo rotativo que manejó Pdvsa pasó de 300 millones de dólares en el 2003 a más 300 millardos de dólares en el 2014, que atiende no solo las compras externas sino los gastos administrativos y las llamadas inversiones sociales). Sumando ambos componentes, el costo sin subsidio debería oscilar entre 2,70 y 3,84 Bs incluida la ganancia de Pdvsa”.

Se ha hablado mucho sobre la necesidad que existía en el país de un aumento de la gasolina como la gran panacea para resolver la grave crisis económica que vive el país. Curiosamente oficialistas y “opositores” han coincidido sobre su justificación, bajo el argumento que consumíamos la gasolina más barata del mundo y que el monto del subsidio estaba “desangrando” las finanzas públicas en beneficio de un sector pudiente o rico que es el gran benefactor de esta política, en detrimento de las clases populares.

El economista y profesor universitario Dilio Hernández, sostiene que: “a riesgo de ser tildado de populista he sostenido que en un país que se ufana de poseer las reservas petroleras certificadas más grandes del mundo (316 millones de barriles que nos da para 250 a 300 años de explotación petrolera a niveles de producción actual) y costos de producción nacionales menores a 10 dólares el barril”.

Se pregunta el experto: ¿Cuál es la razón por la que el precio de la gasolina deba ser vendida a precios cercanos a los precios promedios internacionales? ¿Por qué si el Gobierno nacional subsidia más del 50 % de los productos de la cesta básica que son importados y que han engordado las cuentas de unos cuantos boliburgueses, no puede hacerlo con el combustible nacional? ¿Por qué mantenemos una política petrolera de subsidios a Cuba y otros países de Petrocaribe  y no  podemos hacerlo al consumo de combustible nacional? ¿Por qué el Gobierno insistió en tomar una medida abiertamente inflacionaria y de gran impacto social en lugar de tomar otras alternativas menos costosas para corregir la crisis?
—Es de perogrulla en economía la afirmación que un “producto abundante y demanda limitada su precio deba ser bajo”. Pues bien, el petróleo es uno de esos pocos bienes  que existen en el país en estas condiciones. La industria petrolera ha generado entre 1999-2015 ingresos aproximados de más de 800 mil millones de dólares, es decir unos 50 mil millones de dólares al año promedio, que sumados a otros ingresos (IVA, ISLR, Deuda Pública, etc.) acumulan más de 2 billones de dólares, con los cuales se cuadruplicaron las importaciones entre el 2001-2015 pasando de 15 mil millones de dólares en 1999 a la cifra record de 59,3 millardos de dólares en 2012, con un promedio interanual en el periodo de más de 40 millardos de dólares- señaló.

Dijo que: “a partir del año 2003 hasta el 2015 el sector importador público (60 %) y privado (40 %) recibió un subsidio cambiario que superó los 200 mil millones de dólares, a través del control cambiario que estimuló una sobrefacturación que superó los 69 mil millones de dólares, importaciones ficticias calculadas en un 30 % y una fuga de capitales superior a los 177 millardos de dólares (Francisco Faraco la estima en más de 200 mil). Cifras conservadoras si se les compara a los montos estimados por grupos disidentes del oficialismo que colocan esta fuga en 320 millardos de dólares, de los cuales el control cambiario facilitó más de 200 millardos de dólares”.
—Si consideramos el periodo 2003-2013 y asumimos que el subsidio promedio anual al combustible fue de 13000 millones de dólares, datos de Pdvsa del 2013, el monto total de la factura petrolera al consumo nacional sería la mitad del subsidio cambiario, lo cual nos indica que el subsidio a la gasolina es un causante menor de la actual crisis económica nacional y que si se elimina y eleva su precio 6000 % no se resuelve el problema- aseguró.

Precio de la gasolina en la OPEP

Según Dilio Hernández, el costo promedio de la gasolina en los países de la OPEP, la mayoría de alta calidad, es de 2,06 Bs/lt a tasa de 6,3 Bs/d y 3,2 Bs/lt a tasa de 10 Bs/d. “El costo de producción nacional de gasolina a puerta de refinaría oscila entre 0,83 Bs/lt y 1 Bs/lt, a lo que hay que agregar el costo del componente importado que fluctúa entre 1,5 Bs/lt a 1,90 Bs/lt, a dólar de 6,30 Bs/d y de 2 bs/lt a 3 Bs/lt, a tasa de 10 Bs/d. (el  monto real no se conoce con exactitud dado que el fondo rotativo que manejó Pdvsa pasó de 300 millones de dólares en el 2003 a más 300 millardos de dólares en el 2014, que atiende no solo las compras externas sino los gastos administrativos y las llamadas inversiones sociales). Sumando ambos componentes, el costo sin subsidio debería oscilar entre 2,70 y 3,84 Bs incluida la ganancia de PDVSA”.
—De tal forma, que no es cierto que los nuevos precios del combustible en Venezuela sean los más bajos del mundo. Un incremento entre 500 y 6000 % del combustible de 91 y 95 octanos tiene un impacto directo en una inflación de tres dígitos, que cerró en el año 2015 en más de un 200 % y cuyos pronósticos internacionales la colocan en más de 700 % (FMI) para el 2016- señaló Hernández.
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“Justifican elevación del precio de la gasolina”

Para el economista tachirense, el argumento que el subsidio al combustible solo beneficiaba a las clases ricas es tan insostenible como la tesis que el subsidio es la causa principal del déficit fiscal.
—Una mirada al parque automotor nacional desmiente esta aseveración. En Venezuela existen unos 5 millones de vehículos. ¿Todos serán de las clases ricas? Más del 30 %  superan los 15 años de uso y más del 15 % con edad superior a los 11 años, es decir,  es un parque automotor obsoleto. La mayoría de estos vehículos usa gasolina de bajo octanaje, con lo que el componente importado es mucho menor a la mezcla de alto octanaje que de acuerdo a las cifras de Pdvsa representa el grueso del subsidio- dijo.

Sostiene que un dato importante es que hasta el año 2013 el consumo de gasolina interno no superó los 300.000 b/d a lo que se pueden sumar los 100.000 b/d que se fugan a Colombia, “con lo cual pudiéramos estar hablando de un consumo real inferior a los 400.000 b/d. Una cifra inferior a la que reporta Pdvsa para estimar los cálculos del subsidio al consumo interno y justificar la elevación del precio de la gasolina  a  casi el doble del precio real de producción y comercialización nacional”.
—La realidad es que es este subsidio es relativamente bajo si se le compara con los subsidios que ha recibido el sector importador entre los años 2003 y 2015, pagados a dólares preferenciales de 4,30, 6,30 Bs. Sólo entre el 2006 y 2011 la sobrefacturación sobrepasó los 52.000 millones de dólares. Entre el 2008 y el 2013 el propio BCV registró en la BP una fuga de capitales de 104.000 millones de dólares (datos del economista J. M Santos, 2013)- acotó.

Hernández sostiene que el subsidio de la factura petrolera a Cuba, Petrocaribe y otros países de la región y extra regionales, “es otro de los factores que hacen cuestionable el aumento interno de la gasolina. No se entiende cómo se mantienen convenios que otorgan a estos países tratos preferenciales especiales mediante el cual el 50 % de la factura es pagada a 90 días y el resto a 25 años a una tasa de interés del 1 %. Las ventas a Cuba entre el 2008 y 2014, promediaron los 94.350 b/d, Petrocaribe (101,9 mil b/d ), Argentina (21,6 mil b/d), Bolivia, Paraguay y Uruguay (24,7 mil b/d) entre otras, en total el promedio de la factura petrolera de estos países supera los 253,94 mil b/d (buena parte de este crudo es revendido en el mercado internacional por los propios beneficiarios de los convenios, tal como ocurre con el combustible en la frontera con Colombia)”.

Pago voluntario a cubanos

“El caso cubano es mucho más notable, Venezuela descuenta de la factura petrolera cubana el pago de los servicios de asistencia que le prestan al país unos 44.800 cubanos (cifras del 2012 del propio Gobierno cubano), a quienes se les cancelan unos 91.434 dólares por ´voluntario´, 1000 % más del salario que devenga un médico venezolano recién graduado. Solo entre 2008 y 2011 Venezuela dejó de percibir unos 15.850 millones de dólares en las ventas a Cuba. Las pérdidas de la factura cubana en los últimos 10 años superan los 30 mil millones de dólares y una deuda impagable a 25 años superior a los 15 mil millones de dólares. El caso de Petrocaribe y otros países de la región no es menos significativo, aunque sus pérdidas se reflejan fundamentalmente en el largo periodo de financiamiento y la baja tasa de interés sobre unos 150 mil b/d  con un alto riesgo de insolvencia en sus pagos futuros”.
—El caso de la factura petrolera china no es menos preocupante, pues además de los precios especiales que se le dan al gigante asiático, la cancelación de la misma está asociado al pago de los prestamos chinos que para el año 2013 sumaban unos 5.1691 millones de dólares. El acuerdo con China contemplaba pagos de más de 40 % en crudo de ventas a futuro (estos compromisos pueden representar no menos del 15 % de la producción registrada nacional, de la cual 50 $ USA por barril están dedicados al pago de la deuda), de tal forma que mientras los precios estuvieran sobre 50 $ USA los chinos no tenían ningún conflicto para recibir sus pagos en crudo, pera al caer por debajo de este nivel no solo debemos aumentar el volumen de entrega para pagar la deuda, sino que además se debe compensar el diferencial de precios, es decir entregar más petróleo sobre el mismo monto en dólares que contempla el convenio de pagos. De acuerdo a los datos de PDVSA, entre el 2007-2014 se le han cancelado en petróleo a China unos 21.127 millones de $ USA, la diferencia es el monto que Venezuela está renegociando para obtener mayores niveles de financiamiento y que el gobierno chino no parece estar dispuesto a realizar dadas las características del mercado petrolero internacional y la crisis económica y política nacional- señaló.

Efecto inflacionario

“Un último elemento a incluir, es el efecto inflacionario que tiene cualquier aumento del combustible en toda la cadena de precios de bienes y servicios, su impacto recae directamente en el consumidor final, pues se trata en la realidad de un impuesto indirecto más. En un país donde existe una alta carga fiscal sobre el ciudadano  integrada por distintos impuestos directos, indirectos y parafiscales, ISLR, IVA, gravámenes nacionales, estatales y municipales, impuestos parafiscales como el Inces, Seguro Social, Vivienda, Lopcymat, entre otros, además de la continua devaluación que es otro impuesto indirecto que reduce el poder adquisitivo del salario”.

Explica que el caso del ISLR y el IVA que aportan el grueso de los ingresos del Gobierno, hay que decir que el primero de estos pecha en una buena proporción el factor trabajo, lo cual constituye una distorsión del propio concepto de renta. “Y en el segundo, Venezuela tiene una de las tasas más elevadas de IVA de los países productores de petróleo, es decir, el grueso de la carga impositiva que sostiene el gasto público está sobre los sectores populares”.
—En conclusión, en lugar de eliminar el subsidio al combustible nacional y acercar los precios al promedio internacional para cargar el déficit fiscal sobre los hombros del pueblo venezolano y obviar las verdaderas causas del desastre económico a que nos han conducido las políticas económicas y la gerencia pública de los últimos 17 años, es una medida realmente intolerable. Era mucho más sensato entre la larga lista de opciones que existen en el plano económico escoger una o varias de las siguientes alternativas: eliminar el subsidio cambiario que se ha traducido en una fuente escandalosa de corrupción pública, revisar los convenios internacionales de petróleo con Cuba, Petrocaribe y otros países de la región que han producido y siguen produciendo pérdidas a Pdvsa y jugosas ganancias a los beneficiarios directos de estos países; reformar la política fiscal para gravar el capital y no el factor trabajo, revisar el pago de la alícuota del IVA, especialmente en los productos de la canasta normativa básica, revisar la política monetaria que limite la emisión de dinero inorgánico para controlar el gasto público y reducir la inflación, limitar el financiamiento interno del BCV a Pdvsa por su alto impacto en la masa monetaria y su efecto inflacionario; eliminar el subsidio cambiario al sector importador y reorientarlo a la producción nacional, pero sobre todo una revisión del modelo económico rentista populista vigente cuyos indicadores de inflación, decrecimiento económico, deuda pública, desempleo, devaluación, dependencia externa, monoproducción, pobreza no pueden ser más elocuentes en su fracaso”.

(Augusto Medina)

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