martes, 29 de marzo de 2016

Presidencias sin gloria y con pena

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Felix Arellano
 
Mercosur debería avanzar en el tema del libre comercio, revisar la unión aduanera, definir su mercado común, avanzar en su apertura internacional frente a la Unión Europea y la Alianza del Pacifico; empero todos estos temas los rechaza el proceso bolivariano. En este contexto, todo indica que la presidencia bolivariana será muy lamentable para el Mercosur agravando sus problemas internos

En varias organizaciones internacionales el ejercicio de la presidencia tiende a funcionar de forma mecánica, por el orden alfabético del nombre de los países, por un tiempo limitado y con funciones administrativas y de logística bien definidas. En este contexto, al participar Venezuela en muchos organismos, en algún momento le corresponderá el ejercicio de tales funciones; empero, en el falso discurso que caracteriza al proceso bolivariano, asumir tal función tiende a ser presentado como el reconocimiento a sus esfuerzos, nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que Venezuela debe asumir varias presidencias en estos meses y lo que debe estar generando son serias complicaciones y grandes contradicciones.

El proceso está desarrollando una amplia, y como siempre falsa, campaña mediática para tratar de enfrentar su aislamiento y deterioro internacional, asumiendo que las presidencias que le están correspondiendo en: el Consejo de Seguridad de la ONU por un mes, Mercosur por seis meses, UNASUR por un año y el Movimiento de Países No Alineados con plazo indefinido, obedece a su exitosa labor y, adicionalmente, le permitirá realizar los cambios que tanto pregona. Dos tesis falsas, pero además los países miembros de tales organizaciones, en particular del Mercosur, deben estar preocupados por el desorden que generará.

En el caso del Consejo de Seguridad todo está muy bien delimitado. La presidencia es por un mes, se ejerce por orden alfabético en inglés, en ese orden la ejercen los 15 miembros, tanto los 5 permanentes, como los 10 no permanentes (entre ellos está Venezuela y su periodo de dos años culmina en diciembre 2016). Ya la presidencia la ejerció en el mes de febrero y en marzo le correspondió a Angola. Para el acto asistió la Canciller, quien además de despilfarrar los escasos recursos, repitió el libreto de falacias y contradicciones que de tanto usarlo está agotado. Naturalmente el cargo no le permitió destruir el mundo, pero si pretendió realizar un Consejo itinerante, pues el proceso no despierta del sueño faraónico de una chequera ilimitada.

En el caso de Unasur se espera que la presidencia la asuma, bajo el orden alfabético, al dejarla Uruguay en el mes de abril. Ahora bien, el discurso anacrónico, maniqueista, polarizante y conflictivo del proceso bolivariano, ya no genera tanta preocupación, pues la chequera bolivariana se desvanece y con ella sus aliados (el caso más ilustrativo se puede apreciar en la actual situación de la Alba); pero, adicionalmente, la negativa labor del actual Secretario General Ernesto Samper, ha generado que varios Gobiernos le han restado espacio y credibilidad a la organización, de tal forma que se espera otro año perdido bajo la presidencia bolivariana, lo que limitará aún más la debilitada Unasur.

En el caso del Movimiento de Países No Alineados, los más afectados seremos los venezolanos, pues la presidencia se ejerce por haber ofrecido la sede de la Cumbre Presidencial, que se espera que pueda ocurrir en julio de este año. Lo que significa que se presentará a los delegados de los 120 países miembros, muchos pro-revolucionarios, un país de fantasía, con agua, luz y alimentos en sus hoteles y los venezolanos en el sacrificio revolucionario.

El caso más complicado será la presidencia del Mercosur, que se ejerce semestralmente y Venezuela la debería asumir en el mes de julio, pero el bloque se encuentra en una situación crítica y convendría una presidencia efectiva y creativa que pudiera impulsar urgentes reformas, algo imposible de entender para la ceguera ideológica del proceso. Seguramente el Gobierno bolivariano insistirá en su temática ideológica que rechazan Argentina y Paraguay y que poco le interesa a Uruguay.

Mercosur debería avanzar en el tema del libre comercio, revisar la unión aduanera, definir su mercado común, avanzar en su apertura internacional frente a la Unión Europea y la Alianza del Pacifico; empero todos estos temas los rechaza el proceso bolivariano. En este contexto, todo indica que la presidencia bolivariana será muy lamentable para el Mercosur agravando sus problemas internos.

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