LO QUE VIENE SOBRE LOS SALARIOS EN VENEZUELA
EDUARDO ORTIZ RAMIREZ
Ojala y estemos
equivocados. Pero antes dijimos que, la administración bolivariana no tiene límites.
Permanentemente –además- tiene pensamientos y estrategias sobre cómo mantenerse
en el poder. Parece esta -por lo demás- no una particularidad suya sino la que
ejecutan políticos de distinta línea en sociedades donde no se fundamenta la
democracia.
En este caso,
esta nota trata de uno de los derivados de los elementos fundamentales del
paquete económico -o plan de recuperación-, comunicado por el presidente NM el día
17 de agosto de los corrientes. Se trata del aumento del salario mínimo que,
multiplicado por 60 el existente a ese momento, llegó a 1800 Bs S. o 180
millones de Bs F. ¡Tamaño aumento! Nunca se había visto esto en la economía venezolana.
Pensamos entonces, ¿y como quedará la estructura de salarios relativos en un
contexto –además- de precios relativos distorsionados por la hiperinflación? Adicionalmente, la administración
se cuidó de no comunicar lo relativo al bono alimenticio. Y, en tales dinámicas,
no fue sino hasta el tres de septiembre que con fecha 31 de agosto circuló la Gaceta Oficial Nro. 41.472 (www.el-nacional.com 4 septiembre 2018) donde
se formalizó el aumento del salario y del bono alimenticio.
En el caso del bono alimenticio, si bien hubo
un aumento llevándolo a 18 millones de Bs F. el mismo pasó solo a representar
un 10 % del salario mínimo nuevo y ya mencionado. ¡Albricias!, se pone un coto
a la bonificación del salario pudo
pensar uno. Pero no, el asunto no va por allí. A pesar de ello, hay que señalar
cómo ese bono alimenticio ya está consumido por la hiperinflación y puede
alcanzar para un kg de queso o dos cartones de huevos regulados (que no se
consiguen fácilmente). Claro, hay que reconocer lo que ya destacamos: se reduce
la bonificación del salario. ¡Ah!,
pero los empresarios, los que van a producir si fuera el caso o los que continúan
con las contrataciones, son los que lidiaran o no -según sus posibilidades- con
los pagos de salarios y los pasivos laborales.
Pero en lo
destacado no está la esencia del asunto. Esta se encuentra en una frase
peregrina que le escuchamos al ministro Jorge Rodríguez al precisar que con el nuevo salario mínimo de 1.800 bolívares soberanos (180.000.000
Bs F.) se puede vivir cómodamente, entre otras razones porque se pueden
adquirir perfectamente los 25 productos de la lista de precios acordados que, además,
no fueron impuestos a los productores (http://lapatilla-venezuela.blogspot.com
25 de agosto 2018). Varios interpretaron esta afirmación como no acertada, por
decirlo con elegancia. Pero lo que estaba en el trasfondo era lo que importaba.
La esencia se encontraba en que ese
salario mínimo pasaría a ser un elemento nucleador de la nueva noción de
felicidad que, ahora trata de implantar la administración bolivariana. Esta no
es más que la de que no hace falta tanto dinero ni tanta distancia en los
salarios relativos. Dicho de otra manera: no tiene que haber tanta distancia
entre los salarios de unos y de otros. Hasta allá llega nuestra “equivocada interpretación”.
De esa manera, en el área universitaria donde circulaban tablas de nuevos
salarios, en base a lo derivado de las propias gestiones de la administración en
las variadas contrataciones colectivas
de los trabajadores del sector universitario, las mismas serán apartadas. Y
esto vino a ser graficado con la nueva tabla de salarios y sueldos para las
distintas escalas de la administración pública, comunicadas ya por la administración
bolivariana. En ellos y en general desaparecen bonos y otras figuras, siendo
que el elemento nucleador de la vida laboral y de las nuevas escalas será el salario
mínimo. Desaparición de estímulos y de diferencias acentuadas, por rangos y
estudios, como hemos señalado.
Es esa la lógica de un aumento tan
notable en el salario mínimo y que ahora empezará a dar sus derivados. Ya de
por si dramáticos y polémicos según lo señalado, aumentarán las complejidades
de la medida al acentuarse el empobrecimiento de distintos grupos sociales, según
la hiperinflación -que para la administración es como que no existiese y ya está
derrotada-, vaya consumiéndose el salario mínimo y los niveles de las distintas
escalas ahora más cercanas del mismo.
¿Dónde hay inventos y políticas así
nos preguntamos? Y en ese trance, nos recordamos de la “igualdad” y la homogeneización
alrededor del salario mínimo en Cuba. De
tiempo atrás se sabe que, “todos”, ganan no más de 20$ por señalar alguna cifra
que se bordea. Control económico, control social, control político; no importa
si no hay cemento, no hay pollos o huevos o si incluso sigue persistiendo
cualesquiera de las forma de mercado negro.
Nos seguimos acercando a algo que a
pesar de todos los problemas que arrastra, no se percibía como factible. El presidente
NM -por su parte- piensa y dice que ya estamos de cara a la felicidad que
produce una nueva era económica.
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
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