ELECTRICIDAD: un
deterioro convertido en crisis, una crisis convertida en estrategia y una estrategia
convertida en racionamiento.
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
A lo indicado en el título de esta
nota se resume parte importante de la problemática –en cuanto a coyuntura y allegadero-
de la electricidad en la Venezuela del primer cuatrimestre de 2019 y, cuyos
efectos en la vida, las secuencia y rutinas del día a día están muy bien descritas
en el artículo de VIVO EN EL INFIERNO de Beatriz Sogbe[1].
Desde finales de los 2000 –e incluso
lustros antes- varios expertos y conocedores del panorama eléctrico del país
habían vaticinado lo que se aproximaba como tormenta, con los correspondientes
programas de inversión que se hacían necesarios implementar[2].
En cerca de 50.000 millones de dólares, en unos casos, fueron planteados y
canalizados para ser invertidos. Hoy día no se saben con cereza los destinos ni
aplicaciones de tales montos, aunque si se temían los efectos de la tormenta
señalada[3].
Un deterioro observado en el sector fue previsto en sus efectos[4],
hasta que después de numerosos apagones y pérdidas de energía se presentó el
primero de los dos grandes presentados en el año 2019, el día 7 de marzo del
año en curso, y cuyas pérdidas se estiman sobre los 1000 millones de dólares.
El segundo gran apagón se dio el 28 de marzo y, el tercer apagón, se presentó
la noche del 9 de abril, siendo de menor duración pero también de efectos
nacionales. En el primer apagón, la
administración bolivariana presentó su convicción de haber sido producto de una
conspiración materializada como intervención
cibernética/electromagnética que habría atacado al cerebro del sistema
eléctrico, con fines meramente golpistas, y lo ubicó como que se trató de un golpe eléctrico. El segundo apagón, en la misma línea, derivó
de las acciones de un francotirador
que, ubicado estratégicamente, habría afectado otro elemento medular para
alterar el sistema. Cuando se llegó al tercero
o pequeño apagón dada su duración, cualquier cosa podría ya ser afirmada.
La crisis eléctrica, derivada del deterioro del sector, fue convertida,
así, en parte de la estrategia de
defensa de la administración bolivariana para mantenerse en el poder. La
mejor salida para esto fue, precisamente –ante el primer apagón- convertir su
propio fracaso en responsabilidad de la oposición y los factores externos
“imperiales”. Con la más completa y presentada convicción, la administración
continuó con su versión. La tozuda realidad y el alto deterioro del sector
eléctrico derivaron -como se indicó- en un segundo apagón; no habiéndose podido
preparar (!!!????) la administración –según su versión- para combatir nuevas y
supuestas agresiones, que habrían llevado a este segundo apagón. Contrariamente,
la razón es muy sencilla, pues tal segundo apagón, que algunos expertos
señalaron podía presentarse, derivó directa y nuevamente del deterioro señalado
para el sector eléctrico. Y correspondientemente, fueron las mismas razones las
determinantes para el tercero -aunque menos duradero-, o apagón del 9 de abril.
En todo ese contexto, la estrategia de
defensa de la administración bolivariana en cuanto al sector eléctrico, pasó a
convertirse en lo que desde un inicio conocedores del área preveían, así como
también fue el resultado –inevitablemente- que se le presentó a la
administración, y que no es otra que -ante tal deterioro y crisis de apagones
eléctricos-, debía pasarse a un racionamiento
como el que desde hace cierto tiempo afecta a estados como el Zulia. Así, la estrategia de defensa se convirtió en
rutina de racionamiento aunque sin claridad en la información[5]
y con las improvisaciones que han caracterizado la administración del caso. Con
el agravante a señalar, que deriva de las diferencias entre las distintas
regiones o ciudades del país, según asimetrías que pueden derivar de
consideraciones políticas, geográficas, de tradición o por inclinaciones de las
dotaciones del caso. En esos sentidos Lara, zonas de Miranda, Aragua, los Andes,
Zulia han pasado a ser muy golpeados por la falta del suministro eléctrico.
Por otra parte la crisis del agua, que viene acumulándose
de tiempo atrás en buena parte del territorio nacional, se ha desatado en el
contexto de la crisis del sector
eléctrico, teniéndose zonas en el país que, unido a la crisis eléctrica
señalada, acumulan días semanas y meses sin recibir agua. Agrava la crisis
eléctrica y del agua el contexto hiperinflacionario y de distorsión de los
precios relativos. De tal manera que, un camión
cisterna puede encontrarse en lugares como Caracas o zonas del interior en más
de un centenar de dólares o pueden conseguirse en cientos de miles de soberanos.
Habiéndose presentado casos donde las aguas no son precisamente procesadas o se
presentan extrañas en cuanto a ser salobres.
Si para inicios de 2019 el panorama
económico social de Venezuela era suficientemente preocupante por el grado de
profundidad de la recesión económica (con más de 50% de decrecimiento
acumulado), la hiperinflación (con niveles de más de 100% mensual), escasez de
bienes y divisas y el deterioro considerable del bienestar en la mayor parte de
la población, el escenario planteado incorporó elementos adicionales en los componentes
señalados y también en el transporte. Particularmente se trata de la alteración
en el funcionamiento del Metro de
Caracas, el Metro a los Teques y
los sistemas del ferrocarril hacia los
Valles del Tuy, además del suministro de la gasolina en variadas ciudades
del país, aunque no pronunciada en la ciudad capital.
La crisis del Metro de Caracas, en particular asociada a los apagones y la
inestabilidad eléctrica en general, asume dimensiones específicas por la estricta
interrelación del mismo con la electricidad, pero abarca dimensiones
culturales, de seguridad pública y de financiamiento, entre otras. Pero además,
es un sistema que ante la crisis de los otros medios de transporte, ha pasado a
verse saturado en sus capacidades. Y en ese contexto, el proceso de reestructuración
iniciado hace meses, tratando de alcanzar mejoras en el servicio haciendo del
cobro del pasaje algo regular y disciplinando algunos procedimientos, ha
perdido fuerza y ha desaparecido en un porcentaje significativo.
Estatización, nivel de tarifas,
consumos no pagados, falta de inversión, corrupción son todas, entre otras,
razones técnicas e institucionales del deterioro de sector eléctrico; pero a la
par, existen las historias o cuentos, o las explicaciones de oportunidad y de
conveniencia política. Mientras, el incendio producido en el primer apagón hizo
destacar a algunos hasta la altura del monte crecido por desatención y mal mantenimiento
de las instalaciones.
También quedarán registradas para la
nación todas las distintas guerras que la administración bolivariana ha
insistido se han dirigido contra ella y la nación: guerra económica, guerra de
alimentos, guerra de medicinas y guerra eléctrica entre otras. Contrario a esas
guerras, ha habido un proceso administrativo y de elaboración de políticas económicas que han conducido a toda la economía
a una verdadera destrucción no creativa.
12 de abril 2019
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[1]
VIVO EN EL INFIERNO Beatriz Sogbe domingo, 7 de abril de 2019 http://masterecointerucv.blogspot.com/2019/04/vivo-en-el-infierno.html.
Leyendo
artículos como el señalado y otros más en el campo de la economía y la política
a través ya de dos décadas, no deja de ser llamativo como algunos intelectuales
o escritores plantean que nadie les ha explicado razones, procesos o verdades
en cuanto a la realidad venezolana.
[2]
Puede verse Las razones institucionales del colapso del sector eléctrico POR José
Ignacio Hernández https://prodavinci.com/las-razones-institucionales-del-colapso-del-sector-electrico/
03/09/2018.
[3]
Balances incorporando la formación de CORPOELEC destacan que: “En el año 2009,
se crea la Corporación Eléctrica Nacional, Corpoelec, contrario a las
tendencias mundiales de manejo del sector eléctrico, (separar el sector por
actividad) y se unen las 14 empresas que existían en una sola. Esta decisión
creó un monstruo de más de 40.000 trabajadores, con estándares diferentes de
trabajo, eliminando así la poca eficiencia que quedaba en las empresas que
habían sido exitosas. A lo largo de todo este tiempo, las inversiones y
gastos de operación en el sector se reducen drásticamente y la calidad de
servicio se ve fuertemente afectada. Esto lleva a justificar el decreto de la
emergencia eléctrica en el año 2010 y asignar recursos extraordinarios a
Corpoelec. Dinero, para muchos conocido, que generó los casos de corrupción más
grandes de la historia de Venezuela, donde se invirtieron más de 37.000 millones
de dólares, sin un plan serio de expansión, muchos de los cuales eran
sobreprecios o comisiones, siendo la inversión real cercana a los 15.000
millones de dólares” https://elpitazo.net/opinion/la-caida-del-sector-electrico-venezolano-y-el-mega-apagon/
10 de marzo 2019 Jesús Olivares.
[4]
Ver La crisis del sistema eléctrico venezolano, sus causas reales y
alternativas sustentables para su superación PUBLICADO EL 26/03/2018 ALEJANDRO
LÓPEZ-GONZÁLEZ. http://www.ecopoliticavenezuela.org/2018/03/26/la-crisis-del-sistema-electrico-venezolano-causas-reales-alternativas-sustentables-superacion/.
Son abundantes las precisiones en
componentes de los sistemas como las plantas termoeléctricas: “En la actualidad,
menos del 50% de las plantas termoeléctricas nuevas adquiridas entre 2004 y
2014 está realmente operativa. Es decir, se invirtió en tecnologías que fueron
mal gestionadas, mal operadas debido a proyectos inacabados y operaciones en
una permanente improvisación, presionados por burócratas sin ningún
conocimiento del sistema eléctrico, que han destruido máquinas con muy poco
tiempo de operación. Tenemos hoy máquinas nuevas en un estado de funcionamiento
precario, “chatarras nuevas”, máquinas “prematuramente envejecidas” debido a su
uso con gasoil, en lugar de gas [7]. La responsabilidad es genuina y
absolutamente adjudicable a la dirección central del sector eléctrico en la
presidencia de Corpoelec, Ministerio de Energía Eléctrica y del extinto viceministerio
de energía eléctrica del Ministerio de Energía y Petróleo (MENPET), desde 2004
hasta la actualidad…”
[5]
Corpoelec publicó un programa de racionamiento ver http://www.eluniversal.com/venezuela/36875/corpoelec-publico-el-horario-de-racionamiento-electrico;
https://www.el-carabobeno.com/corpoelec-racionamiento-electrico-se-aplicara-en-bloques-de-cuatro-horas/.
En algunos estados, sin embargo, se ha visto no se cumple lo planteado.
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