viernes, 12 de abril de 2019

ELECTRICIDAD: un deterioro convertido en crisis, una crisis convertida en estrategia y una estrategia convertida en racionamiento.


ELECTRICIDAD: un deterioro convertido en crisis, una crisis convertida en estrategia y una estrategia convertida en racionamiento.

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ



A lo indicado en el título de esta nota se resume parte importante de la problemática –en cuanto a coyuntura y allegadero- de la electricidad en la Venezuela del primer cuatrimestre de 2019 y, cuyos efectos en la vida, las secuencia y rutinas del día a día están muy bien descritas en el artículo de VIVO EN EL INFIERNO de Beatriz Sogbe[1]. 

Desde finales de los 2000 –e incluso lustros antes- varios expertos y conocedores del panorama eléctrico del país habían vaticinado lo que se aproximaba como tormenta, con los correspondientes programas de inversión que se hacían necesarios implementar[2]. En cerca de 50.000 millones de dólares, en unos casos, fueron planteados y canalizados para ser invertidos. Hoy día no se saben con cereza los destinos ni aplicaciones de tales montos, aunque si se temían los efectos de la tormenta señalada[3].

Un deterioro observado en el sector fue previsto en sus efectos[4], hasta que después de numerosos apagones y pérdidas de energía se presentó el primero de los dos grandes presentados en el año 2019, el día 7 de marzo del año en curso, y cuyas pérdidas se estiman sobre los 1000 millones de dólares. El segundo gran apagón se dio el 28 de marzo y, el tercer apagón, se presentó la noche del 9 de abril, siendo de menor duración pero también de efectos nacionales. En el primer apagón, la administración bolivariana presentó su convicción de haber sido producto de una conspiración materializada como intervención cibernética/electromagnética que habría atacado al cerebro del sistema eléctrico, con fines meramente golpistas, y lo ubicó como que se trató de un golpe eléctrico. El segundo apagón, en la misma línea, derivó de las acciones de un francotirador que, ubicado estratégicamente, habría afectado otro elemento medular para alterar el sistema. Cuando se llegó al tercero o pequeño apagón dada su duración, cualquier cosa podría ya ser afirmada.

La crisis eléctrica, derivada del deterioro del sector, fue convertida, así, en parte de la estrategia de defensa de la administración bolivariana para mantenerse en el poder. La mejor salida para esto fue, precisamente –ante el primer apagón- convertir su propio fracaso en responsabilidad de la oposición y los factores externos “imperiales”. Con la más completa y presentada convicción, la administración continuó con su versión. La tozuda realidad y el alto deterioro del sector eléctrico derivaron -como se indicó- en un segundo apagón; no habiéndose podido preparar (!!!????) la administración –según su versión- para combatir nuevas y supuestas agresiones, que habrían llevado a este segundo apagón. Contrariamente, la razón es muy sencilla, pues tal segundo apagón, que algunos expertos señalaron podía presentarse, derivó directa y nuevamente del deterioro señalado para el sector eléctrico. Y correspondientemente, fueron las mismas razones las determinantes para el tercero -aunque menos duradero-, o apagón del 9 de abril.

En todo ese contexto, la estrategia de defensa de la administración bolivariana en cuanto al sector eléctrico, pasó a convertirse en lo que desde un inicio conocedores del área preveían, así como también fue el resultado –inevitablemente- que se le presentó a la administración, y que no es otra que -ante tal deterioro y crisis de apagones eléctricos-, debía pasarse a un racionamiento como el que desde hace cierto tiempo afecta a estados como el Zulia. Así, la estrategia de defensa se convirtió en rutina de racionamiento aunque sin claridad en la información[5] y con las improvisaciones que han caracterizado la administración del caso. Con el agravante a señalar, que deriva de las diferencias entre las distintas regiones o ciudades del país, según asimetrías que pueden derivar de consideraciones políticas, geográficas, de tradición o por inclinaciones de las dotaciones del caso. En esos sentidos Lara, zonas de Miranda, Aragua, los Andes, Zulia han pasado a ser muy golpeados por la falta del suministro eléctrico.

Por otra parte la crisis del agua, que viene acumulándose de tiempo atrás en buena parte del territorio nacional, se ha desatado en el contexto de la crisis del sector eléctrico, teniéndose zonas en el país que, unido a la crisis eléctrica señalada, acumulan días semanas y meses sin recibir agua. Agrava la crisis eléctrica y del agua el contexto hiperinflacionario y de distorsión de los precios relativos. De tal manera que, un camión cisterna puede encontrarse en lugares como Caracas o zonas del interior en más de un centenar de dólares o pueden conseguirse en cientos de miles de soberanos. Habiéndose presentado casos donde las aguas no son precisamente procesadas o se presentan extrañas en cuanto a ser salobres.

Si para inicios de 2019 el panorama económico social de Venezuela era suficientemente preocupante por el grado de profundidad de la recesión económica (con más de 50% de decrecimiento acumulado), la hiperinflación (con niveles de más de 100% mensual), escasez de bienes y divisas y el deterioro considerable del bienestar en la mayor parte de la población, el escenario planteado incorporó elementos adicionales en los componentes señalados y también en el transporte. Particularmente se trata de la alteración en el funcionamiento del Metro de Caracas, el Metro a los Teques y los sistemas del ferrocarril hacia los Valles del Tuy, además del suministro de la gasolina en variadas ciudades del país, aunque no pronunciada en la ciudad capital.

La crisis del Metro de Caracas, en particular asociada a los apagones y la inestabilidad eléctrica en general, asume dimensiones específicas por la estricta interrelación del mismo con la electricidad, pero abarca dimensiones culturales, de seguridad pública y de financiamiento, entre otras. Pero además, es un sistema que ante la crisis de los otros medios de transporte, ha pasado a verse saturado en sus capacidades. Y en ese contexto, el proceso de reestructuración iniciado hace meses, tratando de alcanzar mejoras en el servicio haciendo del cobro del pasaje algo regular y disciplinando algunos procedimientos, ha perdido fuerza y ha desaparecido en un porcentaje significativo. 

Estatización, nivel de tarifas, consumos no pagados, falta de inversión, corrupción son todas, entre otras, razones técnicas e institucionales del deterioro de sector eléctrico; pero a la par, existen las historias o cuentos, o las explicaciones de oportunidad y de conveniencia política. Mientras, el incendio producido en el primer apagón hizo destacar a algunos hasta la altura del monte crecido por desatención y mal mantenimiento de las instalaciones.

También quedarán registradas para la nación todas las distintas guerras que la administración bolivariana ha insistido se han dirigido contra ella y la nación: guerra económica, guerra de alimentos, guerra de medicinas y guerra eléctrica entre otras. Contrario a esas guerras, ha habido un proceso administrativo y de elaboración de políticas  económicas que han conducido a toda la economía a una verdadera destrucción no creativa.


12 de abril 2019
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com


[1] VIVO EN EL INFIERNO Beatriz Sogbe domingo, 7 de abril de 2019 http://masterecointerucv.blogspot.com/2019/04/vivo-en-el-infierno.html. Leyendo artículos como el señalado y otros más en el campo de la economía y la política a través ya de dos décadas, no deja de ser llamativo como algunos intelectuales o escritores plantean que nadie les ha explicado razones, procesos o verdades en cuanto a la realidad venezolana.
[2] Puede verse Las razones institucionales del colapso del sector eléctrico POR José Ignacio Hernández https://prodavinci.com/las-razones-institucionales-del-colapso-del-sector-electrico/ 03/09/2018.
[3] Balances incorporando la formación de CORPOELEC destacan que: “En el año 2009, se crea la Corporación Eléctrica Nacional, Corpoelec, contrario a las tendencias mundiales de manejo del sector eléctrico, (separar el sector por actividad) y se unen las 14 empresas que existían en una sola. Esta decisión creó un monstruo de más de 40.000 trabajadores, con estándares diferentes de trabajo, eliminando así la poca eficiencia que quedaba en las empresas que habían sido exitosas. A lo largo de todo este tiempo, las inversiones y gastos de operación en el sector se reducen drásticamente y la calidad de servicio se ve fuertemente afectada. Esto lleva a justificar el decreto de la emergencia eléctrica en el año 2010 y asignar recursos extraordinarios a Corpoelec. Dinero, para muchos conocido, que generó los casos de corrupción más grandes de la historia de Venezuela, donde se invirtieron más de 37.000 millones de dólares, sin un plan serio de expansión, muchos de los cuales eran sobreprecios o comisiones, siendo la inversión real cercana a los 15.000 millones de dólares” https://elpitazo.net/opinion/la-caida-del-sector-electrico-venezolano-y-el-mega-apagon/ 10 de marzo 2019 Jesús Olivares. 
[4] Ver La crisis del sistema eléctrico venezolano, sus causas reales y alternativas sustentables para su superación PUBLICADO EL 26/03/2018 ALEJANDRO LÓPEZ-GONZÁLEZ. http://www.ecopoliticavenezuela.org/2018/03/26/la-crisis-del-sistema-electrico-venezolano-causas-reales-alternativas-sustentables-superacion/. Son abundantes las precisiones  en componentes de los sistemas como las plantas termoeléctricas: “En la actualidad, menos del 50% de las plantas termoeléctricas nuevas adquiridas entre 2004 y 2014 está realmente operativa. Es decir, se invirtió en tecnologías que fueron mal gestionadas, mal operadas debido a proyectos inacabados y operaciones en una permanente improvisación, presionados por burócratas sin ningún conocimiento del sistema eléctrico, que han destruido máquinas con muy poco tiempo de operación. Tenemos hoy máquinas nuevas en un estado de funcionamiento precario, “chatarras nuevas”, máquinas “prematuramente envejecidas” debido a su uso con gasoil, en lugar de gas [7]. La responsabilidad es genuina y absolutamente adjudicable a la dirección central del sector eléctrico en la presidencia de Corpoelec, Ministerio de Energía Eléctrica y del extinto viceministerio de energía eléctrica del Ministerio de Energía y Petróleo (MENPET), desde 2004 hasta la actualidad…”


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