NO ESTAMOS IGUAL,
ESTAMOS PEOR: mirando el 20 de agosto 2018 desde una economía destruida y una administración
acorralada.
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
A casi dos meses de iniciado el
programa del 20 de agosto de 2018 ya se le veían sus derroteros. Las
interpretaciones económicas obviamente deben remitir al Programa de recuperación… que el
presidente NM le planteó al país el
17 de agosto del mes señalado. Es el caso del aumento en el precio de la gasolina. Se opinaba así
que no se podía continuar con precios tan bajos; pero la crisis, además, de la
gasolina era, también, la crisis de la dilapidación de recursos obtenidos de
los ingresos petroleros y de los campos petroleros que se desatendió su
remozamiento y que han terminado dando menos petróleo, aunque se diga que se ha
combatido el rentismo y que somos el país de las mayores reservas mundiales. En
marzo de 2019 la producción ligeramente superó los 700000 b/d. Al final la
gasolina no fue aumentada.
Otro tipo de medidas en el campo
económico, se interpretaron o se defendieron dentro del mismo grado de
confusiones de la administración bolivariana. Algunos convencidos y seducidos
por el modernismo, terminaron
percibiendo la conveniencia de la creación
del petro y de la que la
fijación de su precio, la del dólar y la del salario mínimo estuviesen
imbricadas, porque a algunos hacedores de políticas se les ocurrió que eso era
bueno o conveniente; la cruda realidad es que muchos conocedores de estos
menesteres señalaron hasta la saciedad, que el petro no tenía reconocimiento, no generaba confianza y -en nuestra
perspectiva- no lograba despegar.
Altamente relacionado con esto último, se
encuentra el tratamiento de la problemática
cambiaria. El extremo de la desviación estuvo en afirmar que la
administración terminó reconociendo a difusores/manipuladores como Dólar Today, que es difícil lograsen
demostrar las justificaciones que genera su condición de partícipes del mercado
negro para el entendimiento del precio del dólar; problemática que -por lo
demás- creó la propia administración,
con un extendido control de cambio ineficiente desde el año 2003, discrecional
y nada exitoso y que avanzado 2018 planteó eliminar derogando la Ley de ilícitos cambiarios. Los
controles de cambio no generan divisas, sino que generalmente las manipulan y
distribuyen según intereses diversos, conformándose también como contextos de buscadores de renta y corrupción. La
administración, también buscó
perfeccionar el sistema de subastas Dicom
II pero terminó trotando cerca del dólar paralelo hasta que su nivel se
oficializó asumiendo en términos reales el nivel dictado por este. Numerosas
aristas de estos ámbitos se mantuvieron en secretos -e inaccesibles- para
agentes que no eran beneficiarios de la discrecionalidad. ¿Pero que existe hoy
día de estos y otros menesteres? Veámoslo a la luz de diez perfiles.
1. La hiperinflación no está controlada, ni
ha resultado, su evolución reciente, del aumento en el encaje legal. El límite
de la hiperinflación, cuando la
enfrenta una administración que ya ha demostrado fehacientemente su poco éxito
para la aplicación de políticas o instrumentos, no es más que la extrema
destrucción de la actividad económica de familias y agentes empresariales. La desaceleración
observada en los meses de febrero y marzo de 2019 no es más que eso:
desaceleración. Mientras, las verdaderas razones determinantes continúan
tomando fuerza. Niveles del 20% mensual o superiores en un contexto como el
venezolano son poco esperanzadores en una nación con una administración
confundida y acorralada.
2. Los niveles del dólar/dolarización informal
tienen efectos directos sobre los precios y la administración bolivariana, ni
ha derrotado, a lo que ha llamado el dólar
criminal, ni aquellos efectos y su dinámica, en uno de los mercados donde
ha habido mayor corrupción y privilegios. Y, correspondientemente ha sido
derrotada por la dolarización informal.
La dolarización informal avanza en
la economía venezolana y lo que expresa tal avance, no es más que la falta de
acción gubernamental en los puntos señalados más arriba, en el suministro de
información o enseriamiento en general de las finanzas públicas. La dolarización informal avanza en la
influencia de la página Dólar Today y
de los otros portales y difusión de promedios que ahora se presentan. Aunque no
existe claridad sobre lugares o montos transados, lo cierto es que con
beneficio o sin beneficio para tales portales, la ausencia de otros mecanismos
de información hace su consulta inevitable, como referencia para los agentes
económicos y/o ciudadanos. La administración bolivariana continua endilgando
responsabilidades a agentes internos y externos pero para finales de 2018 e
inicios de 2019 puede afirmarse que fue derrotada por el mercado paralelo, tal
cual se indicó. También sigue avanzando la dolarización
informal por las ventas de inmuebles, vehículos y otros activos físicos, en dólares. El
comercio al menudeo (con cierta extensión pues ya se venía haciendo desde hace
unos años) en lugares del país y las ciudades pide y acepta pagos con precios
en dólares o en bolívares, habiéndose ya en casos formalizado la venta en
dólares según procedimientos aceptados por la administración bolivariana, en
una situación donde esto se presenta en forma de precios controlados por el dólar. Otros precios, como buena parte
de las medicinas, se piden en bolívares -o en dólares- y están totalmente
dolarizados. Por el lado de la producción, no es extraño oír a un productor
señalar cuanto le cuesta en dólares transportar un producto, ni que decir de
los costos de producción y de los insumos y bienes intermedios, que son
fundamentales para la producción de un determinado bien y los cuales no se
producen internamente y hay que comprarlos a precios dolarizados o importarlos,
o de la siempre vida tumultuosa de los condominios con tuberías, conserjes y
ascensores por mencionar solo algunas dimensiones. En todas esas actividades y
ámbitos circulan, se presentan y se transa en dólares, con un dólar siempre tendencialmente
más alto en bolívares y con ilusiones itinerantes sobre que se estancó o bajó;
pero, pura ilusión[1].
3. Efectivo. De los planteamientos más
contundentes en las medidas del Programa
iniciado el 20 de agosto, estuvo el de que el nuevo cono monetario acabaría
con la escasez de efectivo. Ha
vuelto la escasez de efectivo, a pesar de la permanente monetización del
déficit y la voluntad fantasiosa sobre lo maravilloso del -ya viejo- cono
monetario del Bolívar Soberano. Ya
es un cono monetario derrotado por la inflación en su versión
hiperinflacionaria. No hay suficiente efectivo, los agentes económicos y ciudadanos
lo siguen comprando o acumulando por varias razones como -y ninguna de ellas
por su carácter de activo de reserva,
que no lo es, pues es poco representativo- los precios de los bienes muy altos,
aprovechamiento de ofertas en efectivo, previsiones sobre mayor escasez de
efectivo, restricciones de los bancos, otras. La trilogía petro/$Dicom/salario mínimo no creó ningún contexto favorable al Bolívar Soberano o de modificación del
ambiente proclive a la escasez del
efectivo.
4. A la Escasez
de divisas y efectivo señalada para el contexto hiperinflacionario, se le aúna la escasez de bienes agrícolas que ahora tienen una perfecta agricultura de puertos, con bienes que se ha dejado de producir por
falta de financiamientos, mercados “controlados” y falla de semillas, entre
otros determinantes. El país potencia
agrícola nunca se desarrolló y las cajas y bolsas CLAPS han seguido siendo surtidas por bienes de otras latitudes, en
base a procesos donde se señalan negocios y conveniencias discrecionales. Al
ser mayoritariamente ficción y populismo, la cobertura de millones y millones
de venezolanos, en base a tales instrumentos, la población sigue siendo
afectada por la escasez de bienes
básicos en el entendido de alimentos.
Pero igual sigue sucediendo con bienes complementarios para la alimentación,
para el aseo de las casas y el aseo
personal. Todo lo demás, vehículos,
electrodomésticos, repuestos,
insumos y bienes intermedios, entre otros, está considerablemente afectado por
la destrucción del aparato industrial, como permanentemente documenta Conindustria.
5. La Producción pertrolera se ha reducido a un 30 % o menos del nivel
alcanzado en años recientes, logrando menos de 750.000 barriles diarios para el
mes de marzo[2],
como se señaló. Por su parte, el precio de la cesta de crudo venezolano
retrocedió la semana culminada el 29 de marzo y cerró en promedio en 61,61
dólares por barril, según datos anunciados por el Ministerio del
Petróleo. El petróleo
venezolano cedió 13 centavos, una baja que se produjo en medio del segundo
apagón nacional en menos de un mes, y que afectó la producción de PDVSA (http://www.bancaynegocios.com/petroleo-venezolano-cierra-la-semana-en-baja-y-cotiza-en-6161/). Con la producción petrolera
reducida a los niveles planteados, la
situación venezolana se complica cada día más, dados los compromisos a honrar
por deuda externa y el panorama económico/social cada día más complejo.
6. MOTORES/15 motores. Después de alrededor de 17 años, de
no haber alcanzado la economía venezolana ningún cambio trascendental en
positivo y de haber dilapidado un nivel de ingresos envidiable para la mayoría
de los países en desarrollo latinoamericanos (más de 1 billón de $), los motores se convirtieron también en una
de las grandes ofertas de la administración bolivariana. Otro “ahora sí” de los
ya vistos en más de 20 años, y que no han dado tampoco esos frutos. La economía
tiene 5 años de decrecimiento continuado y evoluciona con el que está en curso,
hacia su sexto año. Tal decrecimiento en el producto territorial, acumula sobre
un 50% para los cinco años[3]. Por
otra parte, los registros de Conindustria
resaltaban ya en 2018 como quedaban solo alrededor de 3.800 establecimientos
industriales, lo cual para el patrón latinoamericano de incluso economías en
desarrollo medianas (no México o Brasil) es extremadamente alarmante. El cierre
de empresas de comercio, importación, servicios y producción es creciente y
observable en distintos lugares del país, en la región capital en particular y en sus
calles y lugares de comercio y producción. Para 2019, las proyecciones del
Banco Mundial señalan un decrecimiento de un 8%, pero el FMI proyecta un
decrecimiento de 25 %, un desempleo por sobre el 40% y la temible hiperinflación
millonaria ya bastante difundida[4].
7. Paralelo a
la destrucción de la economía se ha sucedido el deterioro y alteración de los servicios públicos. El deterioro en
el sector eléctrico se convirtió en
crisis, esta la convirtió la administración bolivariana en estrategia para
defender sus intereses y la última terminó convirtiéndose en racionamiento[5].
Pero se le sumó la crisis del agua
que, junto a la primera amenaza con una crisis
de salubridad profunda si no se contiene. Varios lugares del país, por lo
demás, continúan siendo afectados por el deterioro y funcionamiento irregular
de los sectores de electricidad y agua.
Pero se tata también -para 2019- de lo acumulado como deterioro en el área que
atiende la salud, junto a los altos costos
de la medicina privada, claramente dolarizada para atenderse en la misma. Vigilancia, seguridad, transporte y
ah..! …Metro de los Teques, Ferrocarril
valles del Tuy y ni que decir el Metro
de Caracas conforman ya un conglomerado de grupos y subgrupos de áreas de trabajo con criterios de urgencia.
8. Desorden, pérdida de valores y del
aprecio institucional.
Áreas donde se está también peor son las que llamaremos Culturales/Institucionales. Para los neoinstitucionalistas la
cultura es la manera como se hacen las cosas. Los venezolanos aprendieron,
al menos durante los primeros veinte años, de los cuarenta de democracia representativa que
antecedieron a su vez a los ya veinte de
administración bolivariana, que habían normas, leyes y mecanismos de
supervisión en la sociedad. Pudo haber desviaciones, pudo haber taras, pero
Venezuela era un país que en esos primeros veinte años iba camino al
desarrollo, incluso antes que varios que los que hoy le van adelante. Los
veinte años siguientes de esos cuarenta no fueron de lo mejor, pero –a su vez-
los veinte años de la administración bolivariana han significado la destrucción
más crasa por el respeto a las normas y por la asimilación de mecanismos
adecuados para la vida en sociedad. Desordenes en la cotidianidad de la vida y pérdida
de valores y respetos se han fomentado desde las propias esferas del poder
político, con actitudes permisivas y de celebración o justificación al
desorden. Y, dado el proceso de desinstitucionalización
llevado a cabo por aquellas mismas esferas del poder político, se ha perdido la confianza y el respeto en
las instituciones o en los restos de ellas.
9. Creciente militarización de la
sociedad o violencia represiva. Ha aumentado la militarización. Apartando la presencia de
asesores, entrenadores o vendedores de productos para el área militar, cuyo
origen son los países que apoyan a la administración bolivariana y que tienen
también intereses económicos en base a préstamos y ventas de variados
productos, debe señalarse la creciente presencia de militares nacionales en
funciones de tipo administrativo, comercial o político. Y eso no es bueno para
la sociedad y el ordenamiento de la vida democrática, como fue entendido incluso
desde aquellas culturas de la sociedad antigua, donde se hicieron aportes
iniciales e imborrables para la perspectiva política y de ordenamiento de la
vida democrática. Pero paralelo a eso, por ello y para ello, se ha estructurado
la violencia como arma de represión, sobre todo en los dos últimos años. Pocas
veces la sociedad venezolana había sentido tal violencia desde el Estado,
tratándose de que los enfrentados a este último o a los que desde este último
detentan el poder, no han estado armados sino que mayormente han tenido la
fuerza de las movilizaciones y su voluntad. Más aun, sin tener contrapesos
institucionales, se ha generado un estímulo permanente a la violencia desde en
el Estado y puede abarcar cualesquiera experiencias y dimensiones en la vida
cotidiana. En tal razón han ido acumulándose muertos, detenidos y procesados de
forma alarmante para defensores de los derechos humanos.
10. Deterioro
y empobrecimiento generalizado/aceptación de la crisis humanitaria. La
administración bolivariana ha aceptado la crisis humanitaria, después de haber
dicho numerosas veces que no la había y
que todo lo tenía resuelto y, en tal razón, la Cruz Roja ha hecho su parte. Todo lo relacionado está
contextualizado en el amplio espectro de la profunda depauperación absoluta y relativa que ha acumulado la nación y sus
habitantes y que ha venido recogiendo sistemáticamente la Encuesta ENCOVI. La ENCOVI 2018 si bien pasó a focalizar en
aspectos específicos como la mortalidad infantil y a aplicar el criterio de vulnerabilidad social[6],
no dejó de presentar un panorama sobre la pobreza y su evolución. Así, precisó
un crecimiento del 51% en el número de hogares pobres en Venezuela y un aumento
en el desempleo en un 10% entre el 2015 y el 2018. La encuesta
indica que el 80% de los hogares venezolanos se encuentran –para los
tiempos abarcados- en inseguridad
alimentaria, así como que el 89% de las familias no tienen suficientes
ingresos para la compra de alimentos, y ello
evidencia, según el patrón de compra de alimentos, que la dieta de las
familias venezolanas ha perdido calidad y variedad. Con otras evidencias e
instrumentos de allí obviamente se pasa fácilmente a medicinas, ropa calzado,
vivienda y otros rubros que conforman así el contexto de alto deterioro en el
bienestar que hemos señalado y cuyo reflejo directo en causa y efecto está en
el deterioro salario real. La
administración, a falta de otras acciones y políticas insiste en los aumentos de salarios –abierta
y rutinariamente inflacionarios-.
No estamos mejor, no estamos igual,
estamos cada día peor.
22 de abril 2019
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[2]
“El informe mensual de la Organización de Países Exportadores de Petróleo
informó que la producción de Venezuela cayó 142.000 barriles diarios en febrero
para colocarse a 1 millón de barriles por día, tomando la data que suministran
fuentes secundarias. En cambio, la data entregada a la OPEP por el Ministerio
de Petróleo del país sudamericano refuta esa cifra, y si bien admite una caída
–por el orden de 56.000 barriles diarios- señala que el volumen de extracción
está en 1 millón 432.000 barriles diarios. Los técnicos de la OPEP dan crédito
es a la cifra que reportan las fuentes secundarias , como la Agencia
Internacional de Energía o la firma Petroleum Intelligence, antes que las
cifras que envío el régimen de Nicolás Maduro e indican adicionalmente quela
caída en la producción en dos meses de 2019 alcanza 14%, una baja de 164.000
barriles por día” http://www.petroguia.com/pet/noticias/petr%C3%B3leo/producci%C3%B3n-de-venezuela-cay%C3%B3-1-mill%C3%B3n-bd-en-febrero-pero-r%C3%A9gimen-de-maduro-lo.
“El sostenido declive de la producción de petrolero de Venezuela se aceleró en marzo
pasado, con un desplome del 28,3% respecto al nivel de febrero, hasta quedar en
732.000 barriles por día, según las estimaciones publicadas este miércoles por
la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Las cifras,
calculadas en base a “fuentes secundarias”, es decir, estimaciones de diversos
institutos independientes, y presentadas en el informe mensual de la OPEP sobre
la evolución del mercado mundial de crudo, revelan un agravamiento de la crisis
que atraviesa la industria del país latinoamericano desde 2015” http://www.bancaynegocios.com/produccion-petrolera-venezolana-se-desploma-a-732-000-barriles-diarios-en-marzo/
. .
[3]
Una referencia de las acumuladas puede apreciarse en: “Venezuela hoy produce
dos tercios de lo que producía en 2013. Según el Reporte Anual entregado por el Gobierno Central de
Venezuela a la Securities and Exchange Comission de los
Estados Unidos (Reporte SEC 2016), el Producto Interno Bruto (PIB) venezolano
se contrajo -16,5% en 2016. Por su parte, el Fondo Monetario Internacional
(FMI) estima que la economía venezolana se contraerá -12% en 2017. Considerando
estas cifras y recordando que mediante un comunicado
del 18 de febrero de 2016 el Banco Central de Venezuela (BCV) confirmó
una contracción del PIB nacional de -3,9% en 2014 y de -5,7% en 2015, entre
2014 y 2017 la economía venezolana acumuló una contracción de -33,4%” Anabella
Abadi M., 4 años de recesión económica en cifras, www.prodavinci.com 28/12/17.
[5]
Eduardo Ortiz Ramírez http://masterecointerucv.blogspot.com/2019/04/electricidad-un-deterioro-convertido-en.html.
[6]
ENCOVI 2018. UCAB/IIES, Caracas 2019. Algunos de los elemento que abarca el
enfoque de Vulnerabilidad Social
son: “•Conceptualmente
la VS considera situaciones de empobrecimiento, desventaja social. •La VS es
entendida como una situación y un proceso multidimensional y multicausal, en la
que confluyen la exposición a riesgos, la incapacidad de respuesta y adaptación
de individuos, hogares o comunidades. •La VS se expresa como fragilidad,
indefensión o desamparo institucional de un Estado que no contribuye a
fortalecer a sus ciudadanos, ni los cuida".
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