Corea del Norte también juega,
por Félix Arellano
Publicado abril 30, 2019
Otra evidencia del dinamismo y complejidad de las relaciones internacionales lo podemos apreciar con las mutaciones que está experimentando el joven dictador de Corea del Norte Kim Jong-un, que asumió el poder al inicio del 2012. En sus primero años fue caracterizado como un sátrapa promotor de atrocidades, empero, en estos últimos años, se va perfilando como un estratega incipiente. Con la reciente cumbre con Vladimir Putin, efectuada en el puerto de Vladivostok, Rusia, se proyecta como potencial pupilo para la promoción del caos en la geopolítica mundial, situación que debe preocupar a los gobiernos democráticos, a sus vecinos, pero también a China, pues el personaje consolida su actitud agresiva e impredecible.
Al asumir el poder en la férrea y hermética dictadura de Corea del Norte, establecida por su abuelo Kim ll-sung, muy joven e inexperto en las complejidades del poder, muchos pensaron que sería una estrella fugaz o simplemente un títere de su tío Jang Song-thaek, quien tenía el poder de facto. Las interpretaciones fallaron, y con gran habilidad y un cruel comportamiento, logró consolidar su poder. Naturalmente mantiene las brutales prácticas de control del país, pero también ha logrado eliminar progresivamente sus adversarios.
Los investigadores, con enormes dificultades para lograr información, calculan más de 340 ejecuciones en el entorno del poder, para erradicar cualquier sospecha de traición, entre las más significativas destacan: el ministro de la defensa, los viceministros de: seguridad ciudadana, industria y educación; el jefe de la policía secreta, varios funcionarios del departamento de seguridad estatal, incluso los miembros del grupo musical Unhasu. Obviamente también fueron ejecutados los más peligrosos contrincantes, su tío, quien tenía demasiado poder, y los medios sensacionalistas difundieron que fue asesinado por una jauría de perros hambrientos (no confirmado) y su hermano Kim Jong-nam, quien vivía fuera de Corea del Norte, sin mayor interés por el poder, pero representaba una amenaza y fue envenenado en un aeropuerto.
Las historias de crueldad son diversas en cantidad e intensidad; empero, nada está firmemente comprobado, pues el control de la información es absoluto, el pánico de la población es enorme, tener música americana o una biblia son causales para una ejecución.
Otra faceta dramática para la paz y la seguridad internacional, tiene que ver con la intensa y rápida carrera nuclear que inicia Kim Jong-un desde sus primeros días en el poder. Su objetivo, convertir Corea del Norte en una potencia nuclear y él estima que, luego de ocho años de avances, lo ha logrado. En esta carrera se calcula que ha realizado varias pruebas nucleares, incluso de misiles balísticos intercontinentales. Organismos oficiales informan que tres de las pruebas alcanzaron el espacio de los Estados Unidos, nada confirmado, pero indiscutiblemente representa una seria amenaza para la paz mundial, en particular para sus vecinos.
Frente a este agresivo comportamiento la comunidad internacional, en particular el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ha reaccionado con progresivas y duras sanciones, que han afectando su economía y se tornaron más delicadas, cuando China, su incondicional aliado, se sumó a la aplicaciones de sanciones, pues rechaza el irresponsable manejo de la política nuclear, en ese momento, negociar se presenta como un objetivo.
La magnitud de las sanciones y el papel crítico de China estimulan una nueva faceta en el joven dictador, su capacidad para negociar. Ante su país sostiene que se ha logrado la fortaleza nuclear, que le confiere poder de negociación, y que ahora avanza en el objetivo de lograr fortaleza económica; negociando, tanto el desmonte de las sanciones, como la promoción de inversiones. En este contexto, el 2018 fue su gran debut como negociador: tres cumbres presidenciales con su histórico enemigo Corea del Sur, generando un clima de confianza con el Presidente Moon Jae-in, y se espera una cuarta cumbre para este año. Cuatro cumbres presidenciales con su gran aliado chino Xi Jinping. Dos históricas cumbres con el Presidente de Estados Unidos Donald Trump, que no lograron sus antecesores y, en este mes, una cumbre con Vladimir Putin Presidente de Rusia.
La faceta negra como promotor de las atrocidades va saliendo de la escena, ahora se destaca su hábil capacidad negociadora, pues al incorporar hábilmente a Rusia en el juego, lo complica y le permite ganar más tiempo, para seguir avanzando en el perfeccionamiento del programa nuclear. Las negociaciones con Estados Unidos entraron en fase crítica, con el fracaso de la segunda cumbre efectuada en Vietnam, el juego se encuentra en suma cero.
Conviene destacar que el Presidente de Corea del Sur realiza un esfuerzo importante para encontrar espacios para la negociación; al respecto, está propiciando la participación de Kim Jong-un en la próxima cumbre de la Asociación de Países del Sudeste de Asia (ASEAN). Japón también promueve la negociación. China aspira controlar el programa nuclear. Ahora bien, la incorporación de Rusia, con su estrategia de promover el caos a escala global, introduce mayor incertidumbre en el complejo escenario, otra ficha, que junto al caso venezolano suma Putin en sus planes de expansión.
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