sábado, 27 de abril de 2019

VIENE EL AUMENTO: ¡cosas serias de la inflación!


VIENE EL AUMENTO: ¡cosas serias de la inflación!



EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ


La inflación ya aquí y ahora es asunto de todos los días, con sus mañanas, tardes y noches. En economía, es cuestión fundamental, pasando a ser uno de los objetivos en promedio bastante bien aceptados de la política económica; tratándose, en esencia del control de los temidos dos dígitos y ni que decir niveles superiores en los mismos.

Desde MV=PT, que siempre remite a la teoría cuantitativa del dinero, deambula el estudiante y el profesional de la economía para torturarse por el dinero, su velocidad de circulación, los niveles de precios y las transacciones para lograr asir el terrible fenómeno de la inflación; o transitando por interpretaciones estructuralistas o la aplicación o derivaciones de escuelas como la de las expectativas racionales con enfoques anticipativos y no retrospectivos en cuanto a la evolución de los precios; o modelos diversos y estudios econométricos con distintos fines y objetivos, mezclados en complejas estructuraciones macroeconómicas. Pero siempre, en las visiones más sensibles de la economía o de la economía política se termina en lo mismo: la preocupación por la afectación de las condiciones de vida de los ciudadanos o las alteraciones de las condiciones de la inversión y -en general- su influencia para la estabilidad del crecimiento y el desarrollo en una determinada economía. Más aun, en una economía donde su administración ha instaurado la regularidad de aumentos salariales como política salarial y política antinflacionaria (¡!!???). Es consustancial a la administración bolivariana en la versión de NM, señalar y ubicar nuevos visos de disminución de precios o de la inflación, a las proximidades del momento del aumento del caso, que liga, además,  cualesquiera otro de sus inventos en materia de economía, aunque ninguna de tales combinaciones le haya rendido fruto, ampliándose, contrariamente, un mayor espectro de la hiperinflación desatada desde años reciente en la economía venezolana.

Las expectativas ahora son las del aumento que se aproxima para el primero de mayo de 2019 y que ya está supuestamente formalizado en la Gaceta Oficial nro. 6.452[1], donde el salario mínimo se ubica en 40.000 Bs S y el bono alimenticio –con otro decreto- en 25.000 (con un aumento significativo de 1.288,9% en términos porcentuales, pues estaba en 1.800 Bs S) que aumenta su participación en el ingreso total del trabajador. El decreo detalla que el incremento tiene vigencia desde el 16 de abril y se deriva de un aumento del valor del petro a Bs S 80.000. Así, el salario integral se ubica en Bs 65.000, con un alza de 228,28%, en relación al monto de enero de 2019 (Bs 19.800)[2]. Esta formalización en Gaceta, previa a la fecha  del caso, es una novedad, y consideramos expresa que ya, estos aumentos, dentro la política de la administración de NM se han vuelto naturales y “necesarios” aunque su efecto vaya a ser igual de contraproducente que el de los anteriores –y seguramente, en mayor proporción-.

En cualquier caso, las vocerías y la información difundida en las calles, ha esperado y espera esto con expresiones como: “ya viene otro aumento”, “aproveche que todavía no ha llegado el aumento”, “ya veremos cómo quedamos con el aumento”, “no, por favor que no aumenten”, “el hombre… como que va a volver a aumentar”, “después de este aumento cerraran más negocios”, entre numerosísimas expresiones adicionales. Los consumidores, los empresarios, los empleados públicos y privados, esperan así con la pasividad del caso ante la omnipotencia estatal armada y la inexistencia de canales democráticos, pero con el desespero de la alteración de sus condiciones de vida y su bienestar; lo que no afecta a los grupos mejor ubicados en la distribución del ingreso o a los situados en los grupos, asociaciones o redes de amigos de la administración del caso y ni que decir a los corruptos o colocados en actividades delincuenciales[3].

Añadido a estas evoluciones, se encuentra el real proceso de aumento de precios. Y es que la hiperinflación, como la conocemos acá, va creando niveles escalonados de aumentos de precios y de destrucción de los patrimonios. Debe señalarse, en primer lugar, que todo el transcurso de aumento de los precios de manera latente y constante está obviamente condicionado y determinado por el nivel del dólar paralelo[4], el cual ha venido aumentando en las distintas casas y portales de registros y en el propio Dicom como política expresa de la administración y, ello, lleva al aumento del promedio del mismo (para el viernes 26 de abril se registró para finales del día ya cerca de seis mil bolívares soberanos por dólar). Y con importancia cercana, en segundo lugar, se encuentran las permanentemente rumoreadas, tal cual se señaló, señales de que se aproxima un nuevo aumento de salarios. Se desatan aumentos en razón de tal proximidad, independientemente de que después de alcanzado el nuevo aumento salarial se vuelvan a aumentar los precios. En tercer lugar, en el mismo contexto, los precios van dinamizándose en base no a diferencias por condiciones de oferta o calidad, sino en base a un movimiento cartelizado que en parte importante de los casos nada tiene que ver con la oferta y la demanda y ni siquiera con la política de precios controlados o acordados, pues estos últimos han quedado para espacios muy reducidos en el manejo de productos como es el caso de los productos subsidiados vía distribución oficial, en base a mecanismos como mercados o bolsas/cajas CLAP (no olvidando el hecho que muchos de ellos son importados). Algunos productos de estas últimas también terminan en los mercados de productos de precios incrementados, vías reventa de lo adquirido a precio subsidiado. En cuarto lugar, un elemento estructural determinante de los aumentos de precios es la escasez de productos que tienen de base un sector agropecuario problematizado en financiamiento, infraestructura e impulso de una agricultura de puertos y un sector industrial destruido y necesitado de mejores condiciones de producción, inversión y financiamiento y en las condiciones actuales más dependiente de insumos y bienes intermedios importados que en otras circunstancias de la nación. En quinto lugar, la propia inflación, o escasez de productos y efectivo, curiosamente, produce aumentos de precios en rubros que aparecen/desaparecen o no se consiguen en todos los lugares o de manera abundante. En sexto lugar, la monetización del déficit y políticas de gasto social populista presionan también en la línea de los aumentos de precios.

Como se observa, existen factores productivos, institucionales, grupales, monetarios y políticos, entre otros, como determinantes del agudo aumento de precios, que no siempre son los más tradicionalmente manejados por la ortodoxia y ello hace más aguda la propia hiperinflación.

También está en la base de la inflación, la dinámica del cono monetario instaurado desde el 20 de agosto de 2018, donde, supuestamente, el salario/petro/precio del barril iban a trabajar concatenadamente -y nunca se ha sabido ni conque eficiencia, sentido, o rigor ello  pudiese darse-. Siendo el caso del petro el de una criptomoneda más bien con existencia de ficción y unos procesos donde se han desarrollado elementos ya no controlables por la voluntad estatal como es el caso de la condicionante disminución de la producción petrolera que, para marzo de 2019 alcanza a un poco más de 700.000 b/d solamente. Y, obviamente, también se encuentra en la base de la hiperinflación la ausencia de una política estatal antiinflacionaria con mayores efectos en las variables que deberían atacarse (tipo monetización del déficit, gasto público y dinámica de la unidad de cuenta y pago y otros relacionados con perfiles indicados).

Debe señalarse a pesar de lo difícil y de lo intenso de la afirmación, que la administración bolivariana ha hecho más pobres a los sectores medios y populares en una porción alta, por una parte y, curiosamente, ha hecho más ricos -a pesar de sus políticas- a algunos integrantes de los sectores del comercio, la producción o la política, según la ubicación que tienen o los grados de apoyo que se le ha brindado.


27 de abril de 2019
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com






[1] El clima de rumores, intranquilidad y desconfianza en el país es de tal naturaleza que, al informarse sobre esta Gaceta se rumoreaba sobre su legalidad o falsedad. www.elestimulo.com  lo recoge de sesta manera:”En horas de la tarde del viernes, se difundió a través de las redes sociales una “Gaceta Oficial”, cuya veracidad no está confirmada, en el que se afirma que el salario mínimo base quedaba fijado en Bs. 40.000 y el bono de alimentación en Bs. 25.000”. El mismo medio registra “El Petro pasó de Bs. 36.000 a Bs. 80.000, según se muestra en el portal web del Banco Central de Venezuela, aunque el organismo no realizó ningún anuncio oficial. Este medida constituye un incremento del 122%” http://elestimulo.com/elinteres/bcv-precia-el-petro-en-bs-80-000-y-se-desata-especulacion-en-torno-al-aumento-salarial/ 27 abril 2019. Podríamos equivocarnos pero, a pesar de ser una información que registra un pronunciamiento oficial, en un medio como la Gaceta Oficial la administración a finales del sábado 27 todavía no había emitido un pronunciamiento sobre lo mismo.
[4] Dadas las restricciones, privacidad y discrecionalidad del dólar en los intersticios de la administración del país, la evolución reciente del dólar Dicom y la dolarización informal existente en la economía  venezolana, la idea del dólar paralelo indudablemente que debería tener cierto ajuste conceptual o remozamiento. Pero sigue siendo ilustrativa. Sobre la dolarización informal puede verse Eduardo Ortiz Ramírez  https://www.academia.edu/38576133/DOLARIZACI%C3%93N_INFORMAL_EN_VENEZUELA_2019_a_pesar_de_acciones_y_rechazos._18_de_marzo_2019.

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