Caldera, fue un político de estado,
organizado, metódico, que sabía conducir y manejar grupos de individuos con
sentido de dirección y cuales objetivos debían cumplir, a los fines de lograr
la meta establecida.-
JESÚS E. MAZZEI ALFONZO
24/12/2020 05:00 am
Hoy 24 de diciembre, recordamos la memoria y la obra de Rafael Caldera, un año más del fin de su ciclo vital. Hoy deseo compartir con mis apreciados lectores, su faceta de Statemanship. Caldera tuvo un claro sentido de estado y del poder, de su conducción y del sentido de las proporciones, que de él derivaban. Este artículo lo baso en mi experiencia personal como asistente de la secretaría de la Comisión Bicameral de Reforma Constitucional durante los años de 1989-1992, y de interesantes conversaciones con mis amigos los Drs. Rafael Tomás Caldera, Andrés Caldera, Fernando Egaña y Fernando Febres, y de la lectura de dos textos invalorables para mi persona, la conferencia que dictó Rafael Caldera, en el IESA el 23 de mayo de 1985 ”La Presidencia de la República: Reflexiones sobre una experiencia” y el artículo, para analizar al estadista, que fue este insigne venezolano del siglo XX, el texto de Fernando Egaña El viejo en Miraflores. Comentarios y vivencias sobre el presidente Rafael Caldera en su segundo gobierno (1994-1999), del libro Rafael Caldera: estadista y pacificador en el centenario de su nacimiento 1916-2016, el cual recomiendo su consulta.
En efecto, de mis recuerdos y
vivencias, puedo afirmar que Caldera, fue un político de estado, organizado,
metódico, que sabía conducir y manejar grupos de individuos con sentido de
dirección y cuales objetivos debían cumplir, a los fines de lograr la meta
establecida. Caldera, supo cumplir cabalmente las premisas del buen gobernante,
es decir, tomar decisiones, interactuar con los ministros, altos funcionarios
de la administración pública que él designó, llevar a cabo reuniones de Consejo
de Ministros, conducción y negociación al interno fueron a mí manera de ver los
elementos complejos y dinámicos, de entender y comprender, reflexionar, sobre
el arte de gobernar, otra cualidad saberse rodear y acompañar en esta compleja
y difícil tarea. Caldera, como gobernante tuvó actitud prudente y serena para
manejar los temas de gobierno, visión estratégica, experiencia y conocimiento
internacional y capacidad de juicio probada. Englobó lo político, el ámbito de
toma de decisiones políticas y seguimiento administrativo; la administración pública
hacia la innovación elástica y estar en permanente actualización rumbo hacia la
realización de propuestas y planes de acción.
Caldera de acuerdo a sus
propias palabras y al testimonio, de quien fuera su Ministro de Estado; Jefe de
la OCI y viceministro de la Secretaria, Fernando Egaña, “…recibía por lo menos
a cada uno de sus ministros por lo menos una vez a la semana, en un día y hora
fijo y por un tiempo de sesenta minutos. Algunos ministros, como los de
Relaciones Interiores, Exteriores, Defensa y Hacienda, tendrían dos cuentas
semanales, y el de la Secretaria tendría al menos dos reuniones diarias. El
Jefe de la Casa Militar tendría cuenta todas las mañanas, y desde luego que
sería continuo el despacho con la secretaria personal y el secretario privado;
aquella más delicada al dominio de las relaciones personales y sociales del
Jefe del Estado, y este a la compleja confección de la agenda y coordinación de
actividades de gobierno. El esquema fue cumplido rigurosamente, salvo en las
ocasiones en que el presidente estuviera fuera del país o por causa de alguna
conmemoración especial. Todos los ministros de Caldera, sabían cuándo les
correspondería la cuenta semanal, y así podían organizar mejor su ejercicio
ministerial.
También dispuso que las sesiones
ordinarias del gabinete se realizarán los miércoles a partir de las 10:30 am.
El Consejo de Ministros por lo general duraba entre tres y cuatro horas y se
ceñía a la agenda previamente autorizada el día antes por él. Luego de leída y
aprobada el acta de la sesión anterior, los ministros de Relaciones Interiores
y Exteriores ofrecían un breve informe, y posteriormente se procedía al examen
de los numerosos ítems de la agenda, cuyo grueso lo componían las decisiones
fiscales y presupuestarias del aparato estatal, además de la revisión del
proyectos de leyes, decretos-leyes y la obligada consideración de temas que
exigieran una respuesta inmediata del Consejo. Lo que no cabía en las sesiones
era el “dibujo libre” o la disquisión desordenada y sin ánimo de de conclusión
efectiva. No favorecía Caldera que el gabinete se convirtiera en un foro
político de tipo generalista. Es lógico que hubiera situaciones que ameritaban
una deliberación más política que propiamente gubernativa o administrativa, y
por ello tenían lugar, pero no era el propósito principal del Consejo de
Ministros en el criterio Presidencial…”.
Caldera, se manejo así, en las diversas experiencias que tuvo como por ejemplo,
en la Presidencia de Diputados y en la Comisiones que le tocó presidir ( Ley
del Trabajo y Reforma Constitucional) y de lo que fue su conferencia del IESA,
que guardo como testimonio de un político que se identifica con las cualidades
que García-Pelayo, enumero: gobernar es más complejo, es optar entre opciones,
es saber que se quiere, saber que se puede y que no se puede hacer, saber
cuándo hay que hacerlo y finalmente, cómo hay que hacerlo, y en democracia, es
más complejo pues, su lección.
jesusmazzei@gmail.com
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