Enrique Viloria Vera
El hombre es lobo para el hombre, está hecho para la guerra y no para la paz, prefiere el conflicto al consenso, así parece demostrarlo la historia de la humanidad que registra millones y más millones de muertos a causa de la intolerancia de todo signo: religiosa, política o social.
El pasado siglo XX
fue una desoladora muestra de estas incomprensibles intolerancias. En sus
albores, el contento por un nuevo siglo que se iniciaba con una pujante
modernidad producto de las dos revoluciones industriales, se vio, sin mayores contemplaciones,
destruido por la llamada Gran Guerra que involucró a las grandes potencias
europeas de la época. Las demás atrocidades que conllevó la creciente
intolerancia humana durante el siglo anterior son más que evidentes: El Crack
del 29 que se tradujo en la Gran Depresión, la Guerra civil española, el surgimiento
del comunismo, el fascismo y el nacional socialismo, el holocausto, las purgas
de Stalin, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea, la Crisis de los mísiles
, la segregación racial y el Apartheid, el asesinato de presidentes, dirigentes
políticos y sociales, la persecución y asesinato de minorías raciales, el conflicto religioso entre protestantes y católicos,
el ancestral conflicto árabe-israelí, la Guerra de Vietnam. el fundamentalismo
islámico, la violencia contra la mujer, y paremos de contar.
En el presente siglo,
ya consumido en una buena quinta parte, la humanidad intenta mitigar la
intolerancia: cumbres, acuerdos, tratados, buscan frenar la insensatez del ser
humano. Sin embargo, aún continúan presentes los sangrientos atentados de los
grupos islámicos que persiguen la destrucción de Occidente infiel y la
instauración de un califato universal, la violencia contra la mujer no cesa, se
percibe un revival del racismo promovido
por los supremacistas blancos y los
neonazis, regresan viejas rivalidades entre países por asuntos territoriales,
la guerra - ahora económica -, irrumpe para frenar el proceso globalizador, la
amenaza nuclear continúa latente, el Brexit atenta contra la ilusión de una
Europa fuerte y unida, los ajustes de cuentas entre los carteles de la droga
son cotidiana noticia, en fin, más de lo mismo.
Venezuela, en este
siglo no ha escapado de la intolerancia que la Revolución Bolivariana ejerce a
mansalva contra todo aquel que es considerado enemigo del socialismo del siglo
XXI, más de cinco millones de venezolanos han abandonado el país por causa de
la intolerancia roja rojita. Uslar Pietri decía que, en tiempos de la
colonización española, Venezuela hubiera podido llamarse Paria, hoy es por efecto de la intolerancia socialista: La
República de los Parias.
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