EL HOMBRE NUEVO SOCIALISTA: UN
VERDADERO SALTO ATRÁS
Enrique Viloria Vera
El socialismo es la filosofía del fracaso,
el credo a la ignorancia y la prédica a la
envidia;
su
virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria.
Winston Churchill
La muy parejera
Revolución Bolivariana es una verdadera copioneta, calca, emula, imita y traslada,
sin más, a la sufrida patria venezolana, el mayúsculo desastre que el castro –
comunismo impuso a mansalva en aquella desventurada isla caribeña, en forma de
destrucción masiva por hambre, miseria, falta de libertades y esperanzas.
Desde muy temprano,
el Comandante de acá copió el postulado de un comandante segundón de allá: Ernesto Guevara (alias), el Che, quien sostenía la necesidad de producir un Hombre Nuevo, que sería el genuino hombre del siglo XXI, un revolucionario
que deberá trabajar todas las horas de su vida; puesto que vive en permanente
lucha por el bienestar de su pueblo, por la liberación del imperialismo y la
construcción del socialismo.
Sin embargo, en Venezuela, este cacareado Hombre nuevo no resultó ser tal: todo lo
contrario, resultó ser un verdadero salto atrás, un torna atrás, que sufre en
carne y alma propia el despiadado y cruel embate del socialismo del siglo XXI; ese pretendido nuevo espécimen humano se
caracteriza por ser: malnutrido, desdentado, hediondo, greñudo, mal vestido,
pedestre por la pertinaz falta de gasolina, vive de la caza y recolección de
gatos, perros y roedores, come los
desechos depositados en basureros y vertederos, es un ser humano bajo de talla,
sufre de nuevo las extinguidas enfermedades endémicas: malaria, fiebre
amarilla, paludismo, tuberculosis, y esgrime hasta dos cruces venéreas al mismo
tiempo. El socialismo del siglo XXI
convirtió el pasado en perspectiva, el futuro en ese infame pasado que
suponíamos más que superado.
La Revolución bolivariana ha añadido un nuevo fenotipo a los antecesores
del hombre contemporáneo, en efecto, al homo habilis, naledi, rudolfensis,
ergaster, georgicus, erectus, cepranesis, antecessor, heidelbergensis,
neanderthalensis, floriensesis, rhodienensis.
La Historia Universal de la Ignominia registrará en sus
roñosos anales ese adefesio humano, ese homínido revolucionario, ese esperpento
bolivariano, que ya comienza a ser conocido como:
HOMO CHAVENICOM
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