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El pueblo ecuatoriano se prepara para la segunda vuelta en la elección presidencial, que se efectuará el próximo 11 de abril, con el triunfo de Andrés Arauz, del partido UNES, también presentado como el delfín del expresidente Rafael Correa, pero con un reñido proceso para definir quién entrará en el balotaje, como segundo aspirante, entre Guillermo Lasso del partido CREO y Yaku Pérez del movimiento Pachakutik.
Efectuada la primera vuelta encontramos interesantes elementos que podrían estar gestando una potencial transformación de la dinámica política en el país andino, ilustrativa de las nuevas tendencias que están planteadas en la política y sobre los políticos en el contexto global. El futuro de tales cambios dependerá que los líderes y los partidos políticos, se concentren en el fortalecimiento de la institucionalidad democrática, las libertades y los derechos humanos.
De esta primera fase, un tema que merece observación tiene que ver con el papel de las encuestas. En esta oportunidad, como en otros casos en la región, no lograron presentar una clara radiografía de la situación política. Básicamente acertaron que sería necesaria la segunda vuelta, pero la abstención que se proyectaba, producto del nivel de indecisos e indiferentes que se registraban, no resultó cierta.
Por otra parte, las encuestas destacaban que la potencial segunda vuelta se concentraría entre Andrés Arauz y Guillermo Lasso, quienes tenían los porcentajes más altos y en un lejano tercer lugar figuraba Yaku Pérez, los restantes 13 candidatos no tenían mayor figuración.
Los resultados poco se corresponden con los pronósticos. La participación superó el 80% del padrón electoral, lo que representa un nivel significativo. Se podría interpretar que buena parte del electorado se definió en el último momento o que muchos no estaban dispuestos a responder las encuestas. Luego, en el caso de Yaku Pérez, que lo ubicaban en un lejano tercer lugar, ha llegado prácticamente a un 20%.
Adicionalmente, ha surgido una nueva figura que no se mencionaba mayormente en las encuestas, y que genera interesantes expectativas en el futuro político, se trata de Xavier Hervas de la izquierda democrática, quien ha logrado un 15% y se posiciona como un factor importante en las negociaciones para definir los resultados de la segunda vuelta.
Un elemento interesante de los resultados representa la orientación del voto, en particular de los jóvenes que acertadamente decidieron participar en el proceso, que apoyaron las propuestas no radicales, rechazando las tendencias polarizantes y, en particular, el populismo mágico y depredador.
El correismo ha ganado la primera vuelta, pero enfrenta lo que podríamos definir como un triunfo pírrico, pues en sus mejores tiempos Rafael Correa ganaba en la primera vuelta con niveles superiores al 50%.
Luego, cuando presentó la opción de Lenín Moreno, el actual Presidente, ganó en la primera vuelta con un holgado 40% y, en esta oportunidad, apenas ha llegado a un 30%. Lo que indica que una gran mayoría del pueblo ecuatoriano, ha rechazado la corrupción, la impunidad y el falso discurso populista. No es posible volver a los tiempos de la abundancia y el despilfarro de la revolución ciudadana.
Por otra parte, los partidos conservadores también enfrentan un importante rechazo del electorado, recordemos que es la tercera oportunidad en la que Guillermo Lasso participa por la presidencia y, del 40% que logró en la elección anterior, en esta oportunidad con dificultad está llegando a un 20%.
En esta tendencia, si bien destacan los partidos CREO y la democracia cristiana, que lograron acuerdos para la elección con un candidato único, en la práctica no se observó una real articulación entre ambos partidos y, además, se mantuvo la tendencia a la fragmentación del voto, toda vez que se lanzaron otros candidatos que no tenía ninguna opción de triunfo.
Por otra parte, la tendencia conservadora no ha logrado trabajar efectivamente temas como: diversidad, inclusión y convivencia. Su marcado arraigo con la provincia de Guayas exacerba la negativa polarización entre una costa próspera y una serranía mayormente indígena y con mayores niveles de pobreza.
Esta situación evidencia la necesidad de que los grupos políticos trabajen más activa y efectivamente los problemas estructurales de exclusión y marginalidad de los sectores vulnerables, en particular los pueblos indígenas. Otros temas, además del indigenismo, se presentan en el escenario político ecuatoriano y han ejercido influencia en esta primera fase electoral, al respecto, caben destacar: el ecologismo, el género y, en general, los temas de diversidad, inclusión y respeto a la dignidad humana.
Las tendencias de cambio en el electorado se aprecia en el respaldo que han logrado las propuestas de Yaku Pérez y Xavier Hervas, en gran medida de centro, incluyentes y orientadas a promover el bienestar en un marco sustentable y resaltando la equidad. El pueblo reclama tales valores, corresponde a los políticos responder a los nuevos retos y realizar las transformaciones necesarias.
Dentro de las nuevas señales también pudiéramos considerar que una gran mayoría del pueblo ecuatoriano está tratando de superar la paralizante tendencia de la antipolítica y la polarización, que se está posicionando a escala global, caracterizada por indiferencia y escepticismo ante los asuntos públicos y la política en general.
Otro elemento interesante que aprecia en el reciente proceso ecuatoriano, tiene que ver con el respaldo del electorado a movimientos políticos con proyectos y propuestas definidas y liderazgos, que no se concentran exclusivamente en lo mediático y profundizan en los nuevos temas y los problemas fundamentales del país.
Félix Arellano es internacionalista y Doctor en Ciencias Políticas-UCV.
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