LA ECONOMÍA Y EL PAÍS:
el dudoso mérito de la destrucción, habiendo llegado al 2021.
Eduardo Ortiz Ramírez
La racionalidad de otros momentos -o
hace sesenta años- de una economía donde se compraban productos con sistemas de
apartados o en versiones más pequeñas, o donde podía albergarse la posibilidad
de cooperativas y mecanismos como cajas de ahorro, por mencionar algunos
elementos, se convirtió en necesidad y ausencia de recursos, no para ahorrar,
sino incluso para vivir. Viejos comunistas y pensadores consideraron o
albergaron la ilusión que debía pasarse del reino de la necesidad al de la libertad con los regímenes que competían con
el capitalismo, pero en nuestro caso –en Venezuela- se pasó inversamente de la prosperidad a la necesidad.
¿Cómo entender un joven la necesaria reconstrucción
de un país donde se obtenían logros y se podían albergar esperanzas? No es fácil.
Igual que no lo es para un vietnamita de
hoy –y desde otra perspectiva- insistirle en su pasado de lucha contra
franceses o estadounidenses, mientras la actualidad es de puja por crecer junto
a inversionistas internacionales, que brindan empleos y posibilidades.
La historia como futuro está allí para enjuiciar a unos y otros. Basta pensar en presidentes
y gobiernos latinoamericanos, antes ubicados flamantemente como neoliberales y tecnócratas
y, hoy día, son presentados en sus clarísimos y nefastos vínculos con el narcotráfico
y la inevitable, para algunos, economía ilícita,
subterránea o del narcotráfico. Pero, el interés de en esta nota es
realmente ¿cómo sentir orgullo y regocijo ante la destrucción?
¿Cuál evidencia se acumula si durante
más de 22 años se ha procedido a desmantelar, horadar o destruir las
posibilidades económicas de un país? No es fácil para una economía que hoy representa
cerca de un quinto de lo que fue para incluso años recientes y con el escenario
petrolero más cercano, volver a vivir “cómodamente” del rentismo o alcanzar una
producción de 1,5 millones de barriles de petróleo diario para finales de 2021.
Algunos agentes, ciertamente, se benefician del escenario de destrucción económica
e institucional, de dolarización informal y de desventuras que existe en la
actualidad venezolana, en un contexto además con los efectos y dinámica de la
pandemia del Covid19, pero el
escenario productivo y de dependencia de importaciones en variados productos no
ha tenido registro cercano ni siquiera en los últimos 30, 40 o cincuenta años[1].
Con un escenario repetitivo y de
deterioro creciente en las variables económicas fundamentales y con una hiperinflación
vivida durante más de tres años, es por lo menos impresionante el optimismo y más
aún el orgullo de los administradores actuales de una economía y un país con un
salario mínimo de menos de un dólar, aunque a este lo bordeen bonos y cajas o bolsas Clap de dudosa calidad,
por lo demás.
El Estado y los gobiernos han demostrado su importancia a través de la historia de las
naciones, pero es también harto conocido como la economía del sector público en economías en desarrollo, en casos es
fuente de perversiones y desvíos muy bien aprovechados por los buscadores de renta y corrupción. ¿Cómo
decirle a un país o a una institución (Universidad, empresa u hospital del
sector público) que todo va bien, si
los ciudadanos palpan a diario el deterioro y el desvío de recursos? ¿Pero, más
aún, como seguírselo diciendo todos los días, las semanas, los meses y los años?
Dudoso mérito y futuro tiene quien se
regocija de la destrucción.
11 de marzo 2021
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[1] Eduardo
Ortiz Ramírez https://www.academia.edu/44982003/DESVENTURAS_DEL_DOLAR_Una_perspectiva_fenom%C3%A9nica_de_la_presentaci%C3%B3n_del_mercado_cambiario_en_la_Venezuela_de_2021_26_enero_2021_EDUARDO_ORTIZ_RAM%C3%8DREZ;
y https://www.academia.edu/44298580/VENEZUELA_A_FUTURO_CINCO_DA%C3%91OS_NO_IMPOSIBLES_PERO_SI_DIF%C3%8DCILES_DE_CORREGIR_14_octubre_2020_EDUARDO_ORTIZ_RAM%C3%8DREZ.
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