Obstáculos
ocultos en la agricultura venezolana.
Pedro
Raúl Solórzano Peraza
Marzo
2021
La agricultura venezolana, para poder mantenerse y evolucionar, permanentemente ha tenido que luchar contra muy variados obstáculos. Recuerdo desde los años sesenta, cuando me inicié en el mundo del agro culminando mis estudios de agronomía y posiblemente hasta hoy, que los productores han tenido serios problemas para vender sus cosechas de cereales y otros rubros a las industrias procesadoras. Se prefería importar y favorecer con sistemas impositivos las materias primas, y alimentos en general, producidos en el extranjero, porque en las arcas de la nación se atiborraban las divisas provenientes del petróleo. Popularmente esto se ha identificado como agricultura de puertos. Hemos estado enfermos, nos hemos contagiado con la enfermedad holandesa derivada de nuestra economía rentista basada en la exportación petrolera. En algunos momentos esto se manejó contingentando las importaciones para favorecer la venta de los productos nacionales. Esta política fue seriamente criticada por algunos economistas, pero funcionó aunque también fue muy fugaz.
Quizás desde los años ochenta en adelante, la
infraestructura de apoyo a la agricultura ha venido deteriorándose, y como
ejemplo podemos citar el caso de los sistemas de riego. En lo personal opino
que quizás el obstáculo más limitante es la inseguridad personal y jurídica que
perturba el comportamiento de los productores, y limita sus inversiones para
mejorar la producción y la productividad. Más recientemente se menciona la
escasez y obsolescencia de maquinaria e implementos agrícolas, y como noticia
que rompe el celofán en las redes, un tremendo obstáculo es la falta casi
absoluta de combustible, de diésel para la operación de la maquinaria y de
otros equipos requeridos en las unidades de producción.
Desde el año 2010, con la expoliación de la empresa
Agroisleña, C.A., la falta de un suministro variado, suficiente y oportuno de
los insumos agrícolas básicos, se ha convertido en uno de los mayores
obstáculos que tiene nuestra agricultura. Posiblemente, esta complicación para
adquirir los insumos básicos ha traído como consecuencia la aparición de
diversos obstáculos ocultos para la agricultura nacional. Son ocultos porque se
establecen y manejan a la sombra de la ilegalidad. Un ejemplo de esto ha sido
la venta de semillas de pobre calidad, no solo en su pureza y vigor, sino en su
identificación fraudulenta. En mis vivencias estudiantiles, el profesor de
olericultura mencionaba que las semillas deben ser “verdaderas al nombre”, en
lo cual hacía mucho énfasis para las semillas de hortalizas. Por supuesto, esto
se refería a que la semilla tenía que ser del genotipo correspondiente a su
identificación. En años recientes, posteriormente al uso de algunas semillas de
diversos cultivos, se ha detectado que no correspondían al genotipo
identificado en las etiquetas, e incluso se ha llegado a vender variedades por
híbridos.
Insecticidas y herbicidas también han sido, en algunas
oportunidades, obstáculos ocultos, ya que se han adulterado diluyéndolos o
mezclándolos con otras sustancias, y por supuesto han perdido su capacidad para
combatir insectos plaga y malezas. Algunas conclusiones por el uso de estos
productos, son referidas a que tanto los insectos como las malas hierbas han
desarrollado resistencia a los ingredientes activos de dichos plaguicidas,
desprestigíandolos.
Actualmente ha aparecido otro obstáculo oculto, con la
distribución en diversas regiones agrícolas del país de fertilizantes que
aparentemente no tienen la calidad
química indicada en la etiqueta, ni tienen la calidad física de la
resistencia de sus gránulos. Esto se ha estado detectando por las quejas de
algunos productores, quienes se sorprenden porque los rendimientos logrados en
sus cosechas están muy por debajo de lo esperado, y por los problemas que se
han presentado en el manejo de estos productos por disgregación de los gránulos
y su apelmazamiento en los equipos de abonamiento. Por supuesto, si la
concentración de nutrientes de productos de este tipo es mucho menor que lo
indicado en la etiqueta, el agricultor está aplicando dosis inferiores a las
requeridas y, consecuentemente, la calidad de su cosecha y los rendimientos van
a ser muy pobres.
Estos obstáculos ocultos y la piratería que se realiza
con ellos, se pueden evitar si el productor se dirige a distribuidores de
tradición y confianza. Por supuesto, estos distribuidores tienen que esforzarse
por disponer de una variada gama de insumos, en cantidad suficiente y de manera
oportuna para que el productor los pueda utilizar en los momentos mejor
indicados. Recordemos que toda práctica agrícola, para que sea eficiente, tiene
que ser aplicada oportunamente.
Pedro Raúl Solórzano Peraza
Marzo de 2021.
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