Regímenes cambiarios en Venezuela (I)
Por César Andrea
Pérez
17 de marzo de 2021
El
tipo de cambio es el precio de una moneda en relación al precio de otra moneda.
Allí se establece lo que se denomina precio relativo entre dos monedas. El tipo
de cambio es una de las variables macroeconómicas más importantes, pues, es
determinante en las decisiones de comercio exterior, el consumo y de inversión
que tomen los agentes de la economía.
Los
hacedores de política económica, “policy
makers”, recomiendan mantener un tipo de cambio competitivo que le permita
al sector productivo, garantizar condiciones cambiarias para exportar bienes y
servicios, así como para mantener los niveles crecientes en las reservas
internacionales, entre otros. Esta no es una tarea fácil, requiere de
eficientes niveles de coordinación macroeconómica, en contextos, donde,
generalmente, existen “fallas de coordinación”.
Por
su parte, la historia económica de Venezuela ha visto la aplicación de
distintos regímenes cambiarios. Entre enero de 1964 y febrero de 1983 el país
mantuvo un régimen de tipo de cambio fijo con libre movilidad de capitales ¿Qué
quiere decir esto? Que la tasa de cambio se mantuvo fija en ese período, pero
los capitales se podían mover libremente. En la mayor parte de este período la
economía disfrutó de tasas de inflación bajas y estables, alto crecimiento y
superávit en cuenta corriente. Esta firmeza, por diversas razones, culminó con
la crisis de febrero de 1983.
Entre
1983 y febrero de 1989 se aplicó control de cambios. Este control colapsó a
finales de 1988, porque los gastos superaron los ingresos del gobierno; la
salidas de divisas prevalecieron a las entradas, así como la evidencia del
diferencial entre el precio del dólar oficial y el paralelo. En el marco del
programa de ajuste con el FMI que realizó el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez
(CAP), se adoptó un esquema de flotación del tipo de cambio.
En
el período 1989 septiembre de 1994 se aplicó flotación cambiaria, es decir, el
tipo de cambio podía moverse. Esta medida se apoyó con medidas de restricción
en la cantidad de dinero emitida por el Banco Central y de gasto del gobierno
para evitar los efectos de haber levantado el control de cambio del período
anterior. El año 1989 fue traumático. El paquete de medidas que implementó CAP
resultó en uno de los episodios más violentos de América Latina como fue el
Caracazo. En ese año el PIB se contrajo 8,6%, debido, entre otros, a la
restricción del crédito, afectando la cartera del sistema de crédito.
Entre
octubre de 1992 y junio de 1994 se aplicó el sistema de minidevaluaciones o “crawling peg”. Se quería que el tipo de
cambio se deslizara día a día, gradualmente. Este régimen se abandonó motivado
a la crisis financiera de 1994, la cual potenció la fuga de capitales y pérdida
de reservas internacionales. Posteriormente se han aplicado distintos regímenes
como control de cambios (julio de 1994 – julio de 1996); bandas cambiarias
(julio de 1996 – febrero de 2002); flotación (febrero de 2002 – enero de 2003);
control de cambios (enero de 2003).
En
el contexto del control de cambio de enero de 2003 se han aplicado distintos
mecanismos de oferta de divisas; entre los cuales destacan el Sitme, Simadi,
Sicad I y II, entre otros. Los resultados de estos instrumentos en términos de
mantener el tipo de cambio (Bs/$), las reservas internacionales y reducir la
fuga de divisas, no han sido satisfactorios. Anclar la tasa de cambio con alta
inflación permitió la salida recurrente de divisas.
En
fin, la aplicación de distintos regímenes cambiarios en Venezuela debe darle
luz a los hacedores de política económica sobre el esquema cambiario óptimo
para la economía, pues la política cambiaria es transversal a las demás áreas
de la economía.
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