¿Brasil cambio en Política Exterior?
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JESÚS E. MAZZEI
ALFONZO
08/04/2021
05:00 am
Con
la dimisión y toma de posesión de nuevo Ministro de Relaciones Embajador Carlos
Alberto Franco Franca, en esta semana (perfil más discreto y pragmático), a
raíz de la posición insostenible de Ernesto Araújo, ocasionada entre otros
motivos, por comentarios inoportunos relacionados con la senadora Katia Abreu,
el mal manejo de la obtención de vacunas, el tratamiento de las relaciones con
China y EEUU y el alineamiento con la política exterior de Donald Trump, en una
contradicción con las mejores tradiciones de la política exterior de ese país,
y además, un hecho insólito una carta abierta de diplomáticos del Itamaraty
criticando la política exterior, ha hecho eclosión. Un canciller muy dogmatico
en sus posiciones ideológicas, que era parte del ala olavista del Gobierno de
Bolsonaro, su designación hace más de 2 años siempre fue cuestionada. En fin,
muchos frentes abiertos. En la que hubo en general, una reorganización
ministerial que involucro a seis despachos ejecutivos asume pues el nuevo
Canciller.
Efectivamente, los principios rectores que han regido históricamente la
política exterior del Brasil y que son sus ejes en la formulación e
implementación son los siguientes:
Pacifismo: Se fundamenta en la no-confrontación, la búsqueda de
soluciones pacíficas negociadas de las controversias, la condena del uso de la
fuerza para la obtención de resultados externos.
El universalismo: entendido este como el todo el acervo de
contactos bilaterales que constituyen el patrimonio histórico del Brasil, su
vocación universalista. También la diversidad de contactos bilaterales y
multilaterales sirve para la realización de los intereses nacionales.
Juridicismo: respeto a los tratados y convenciones, entendidas como
manifestaciones sacrosantas del Derecho Internacional y que son asumidas por la
voluntad nacional.
Realismo, autonomía heterodoxa, pragmatismo: acciones vinculadas a
los intereses nacionales. Se abandona la idea de construcción y el uso del
papel de potencia del país, para ganancias internacionales, se despolitiza y
desideologiza la acción internacional (cosa que en el gobierno de Bolsonaro no
se hizo)
Autodeterminación y no intervención: son alimentados por el
carácter pacificista de la política exterior y sobre todo por el realismo que
ilumina a su ejecutoria internacional, basado en la cooperación y negociación.
Por lo tanto, hay una tradición de la praxis diplomática, la cual es
radicalmente contraria a la intervención, el rechazo que podría dar el
legitimar eventuales intervenciones o acciones correctivas fuera del sistema o
ambiente de poder internacional. Se defienden en forma contundente los
principios de autodeterminación y no intervención de los pueblos.
Si partimos de los años noventa durante los Gobiernos de Collor, Itamar Franco
y Fernando Henrique Cardoso, podemos apreciar en esa política pública esos
hilos conductores, que se afianzan en la época de Luis Inácio Lula da Silva,
Dilma Rousseff y Temer, cuestionados por el canciller saliente.
La economía brasileña busca insertarse en una economía internacional altamente
integrada y competitiva.
Además, siempre busco mantener los márgenes de maniobra, para no inviabilizar
su histórico proyecto nacional, con base a los principios arriba enunciados
algo que crítico Ernesto Araújo en forma ideológica.
Ahora bien, la política exterior de este país, tiene tres indagaciones que
responder:
En primer lugar, ¿qué es lo que Brasil desea obtener de su relación con el
medio internacional? la respuesta evidente y con un claro objetivo, es
conseguir el intercambio externo para la realización del desarrollo, tanto en
su dimensión económica como social, para lograr profundizar los derechos
humanos y medio ambiente, elementos que sirvan y puedan ser complementados con
acuerdos y sistemas que ayuden a las políticas internas.
En segundo lugar, ¿cómo el Brasil desea relacionarse con la comunidad
internacional?, aquí están los principios que tradicionalmente han orientado su
política exterior, tales como la no intervención, el respeto a la
autodeterminación, la no injerencia en los asuntos internos y la solución
pacífica de las controversias.
La tercera pregunta, cuál es el mundo que ellos desean?, puede estar resumida
en algunas ideas fuerzas: paz, desarrollo, y participación amplia, por ello es
que el Brasil de acuerdo a los especialistas buscará, esperamos vigorizar los
valores de la democracia, los derechos humanos y la preservación del medio
ambiente. Estas y otras interrogantes, la tendrán que responder la gestión del
nuevo ministro, que no tiene experiencia administrativa a nivel de Itamaraty,
de jefatura de misiones diplomáticas, deberá lidiar con el rol de Eduardo
Bolsonaro y Filipe Martins (dos pesos pesados de la ortodoxia bolsonarista en
materia internacional), tiene sí experiencia en los órganos de la Presidencia
de la República, lo que dará esperamos conocimiento de su acción como operador
y ejecutor de las relaciones exteriores brasileñas. Veremos si es un cambio de
las formas, más no del contenido. Método y substancia.
jesusmazzei@gmail.com
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