domingo, 4 de abril de 2021

MIGRACIÓN Y DESARRAIGO: ¿cómo recuperar un país?

 

MIGRACIÓN Y DESARRAIGO: ¿cómo recuperar un país?

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ



A un inmigrante europeo de la triada bastante conocida en Venezuela y vueltos -ya tiempo hace- venezolanos de familia, trabajo y vida, le escuché recientemente decir “ya yo migré y no pienso hacerlo nuevamente”. También, a un destacado
chef, venezolano de todo dar, le leí que él venía de familias de migrantes, de nacidos aquí y allá. Pero, como una hecatombe Venezuela ya superó los 5 millones de migrantes según ACNUR y algunos estiman 6/7 millones, dadas, entre otras expresiones, la de 500 caminantes de familias que buscan mejores niveles de vida en países cercanos.

La masa de migrantes venezolana es variopinta. Los que se habían ido precavidamente desde hace alrededor de 10/15 años; los que se han ido por razones políticas; los que, paradójicamente, habiendo apoyado a la actual administración y beneficiándose de ella, han terminado en los lugares más criticados por sus acólitos; los profesionales, artistas técnicos, artesanos o manejadores de oficios que han visto alteradas sus posibilidades de desarrollo en el país;  los que pudiendo tener que ver o no con la población previamente señalada, han sido abrumados por la pertinaz  hiperinflación,  dolarización informal –de la cual no se benefician todos-, desaparición acelerada de empresas, deterioro acelerado de la infraestructura de atención de salud, educación y seguridad (en   una administración que hace algunos lustros de los más de 22años que lleva ofreció desarrollar la solidaridad y creó un ministerio de la felicidad). Se ha visto aumentado tal cuadro, con la entrada de la pandemia del Covid19, aunque las victimas vistas o presentadas, sean menores que en otros lugares y naciones. Un verdadero tsunami invertido ha pasado a ser así la migración venezolana acumulada y de los últimos 5/7 años, durante la administración de NM.

Los efectos de este proceso son harto conocidos y cantados. Familias sin hijos; abuelos convertidos nuevamente en padres; hijos sin padres; carreras abandonadas; uso natural del recurso humano preparado en Venezuela o desde Venezuela por otros países, o, en variados casos y expresiones de desempeño de venezolanos en actividades de servicios, por estrategias obvias de sobrevivencia y asentamiento; y, en los casos peores, venezolanos siendo afectados incluso por sus “hermanos“ latinoamericanos, que se han beneficiado abundantemente de las facilidades que existieron en Venezuela, en donde nunca se vieron expresiones manifiestas de  xenofobia. Esta, por cierto, ha buscado destacar las desviaciones delincuenciales de algunos venezolanos, pero ha sido resaltada su pequeña representatividad en el total de los registrados en las naciones del caso  (Perú por ejemplo). ¿Se podrá recuperar parte del recurso humano emigrado para beneficio de la nación en planes y experiencias futuras?, es ese un asunto que se acumula y que se necesitará de métodos y estímulos como tuvieron que implementar naciones como Taiwán hace algunas  décadas, de avanzado el siglo XX.

Tal proceso migratorio ha producido el caso del aprovechamiento de remesas hacia el país, pero este no contaba con infraestructura al respecto, dada su escasa experiencia en migraciones como, contrariamente, ha sido consustancial a otras naciones latinoamericanas. Esto es entendible, pero, la nación no ha construido con premura un escenario transparente y estimulante de facilitación de la transmisión de remesas. El espíritu controlador de más de 15 años de abierto control de cambio (más o menos finalizado en 2018), la inestabilidad de la realidad alternativa sucedánea o sustituta de aquel, dado el desorden  de la dolarización informal y las ambiciones de controlar cualquier forma de divisa que pueda ingresar al país, dado el escenario de escasez de las mismas que ahora presenta Venezuela, no permite presentar a esta tampoco como la imagen más exitosa en el manejo de remesas, en beneficio de ciudadanos y familias.

 Como otros, hemos vivido nuestra propia migración de la familia, con todas las consecuencias anímicas y materiales o de recursos entendibles. Pero también, un sentido invertido del desarraigo, adicional al desarraigo del propio migrante. En las grandes, antiguas y actuales experiencias de migraciones se ha entendido este último como el extrañamiento y la soledad y ausencia de costumbres, gentes y símbolos. La pandemia, por las limitaciones impuestas le ha quitado desahogos al desarraigo, limitando los encuentros y acercamientos familiares. La xenofobia y las dificultades de emplearse o conseguir una “pega”, obviamente acentúa el desarraigo. (En las grandes migraciones hacia los EE.UU. el desarraigo y la lejanía de las fronteras en la colonización, estimularon las organizaciones y fundamentos religiosos). ¿Qué tanto influirá el desarraigo en el regreso de numerosos venezolanos?, estará por verse.

Las preocupaciones, por ahora, seguirán siendo cuánto influirá el desarraigo o la no consecución de mejoramientos, para el regreso de numerosos venezolanos o cuánto influirán los mejoramientos y la aparición de oportunidades para el no retorno o el alargamiento de la estadía de los venezolanos. Sobre esto se requerirán estrategias  y actuaciones diligentes pues lo que ha afectado la migración es, entre otras cosas, nuestro acervo de recursos humanos que se había preparado para el petróleo, el comercio, la economía, la medicina, la ingeniería, la informática y numerosas otras áreas profesionales y técnicas.

No es nostalgia ni sentido negativo. No. La pregunta indicativa atañe a los métodos y alternativas que seguirá teniendo una afectación importante en su recurso humano, pues la migración no cesa.

 

4 de abril 2021

@eortizramirez

eortizramirez@gmail.com

 

 

2 comentarios:

  1. Excelente como siempre tu punto de vusta Eduardo y para completar tu frase final "la migración no cesa" pero tampoco regresa.
    Un fuerte abrazo amigo.

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    1. Gracias Dario. Un fuerte abrazo también para ti. Siempre te recordamos.
      Lo que señalas es parte importante de la problemática.

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