José Gregorio Petit Primera[1]
Resumen
Este trabajo tiene como
objetivo evaluar el desempeño reciente de la Revolución Bolivariana utilizando
índices internacionales de organizaciones internacionales como herramientas de medición, a través de
una investigación de carácter descriptiva. La metodología utilizada fue
seleccionar 13 (trece) índices de importancia a nivel mundial que permiten la
comparación entre países. Los resultados en todos estos indicadores demuestran
un deterioro significativo y abrumador en todas las dimensiones de la sociedad.
Venezuela exhibe un débil desempeño en lo político, social y económico. En 2017
se ubica entre los 25 países con la peor institucionalidad del mundo,
alcanzando el puesto 184 de 191, por debajo de
países en guerra o con situaciones dramáticas, como Siria o Zimbabue. Quizás
lo más preocupante, es que en 2016, el país lideró el Índice de Miseria,
y por tercer año consecutivo se ubicó en el primer lugar de la clasificación de
los países con las situaciones económicas más difíciles en el mundo. Finalmente,
se concluye que el postulado de que el ‘’Socialismo del Siglo XXI’’ llevaría a
la “suprema felicidad social’’ es totalmente falaz. El resultado en el Índice Mundial de Felicidad, es un claro
ejemplo de ello. Uno de los países que más empeoró no solo en América Latina,
sino a nivel global dentro de los países más felices del mundo en 2017
Palabras clave: Revolución Bolivariana, Socialismo del Siglo XXI, Índice de Calidad
Institucional, Índice de Miseria, Índice Mundial de Felicidad
The Bolivarian Revolution
and its recent performance in the indexes of international organizations
Abstract
The objective of this work is to evaluate the recent performance of the
Bolivarian Revolution using international indexes of international
organizations as measurement tools, through a descriptive investigation. The
methodology used was to select 13 (thirteen) important indexes worldwide that
allow comparison between countries. The results in all these indicators show a
significant and overwhelming deterioration in all dimensions of society.
Venezuela exhibits a weak political, social and economic performance. In 2017,
it ranks among the 25 countries with the worst institutions in the world,
ranking 184 out of 191, below countries at war or in dramatic situations, such
as Syria or Zimbabwe. Perhaps the most worrying is that in 2016, the country
led the Misery Index, and for the third consecutive year it ranked first in the
ranking of the countries with the most difficult economic situations in the
world. Finally, it is concluded that the postulate that the "Socialism of
the XXI Century" would lead to the "supreme social happiness" is
totally fallacious. The result in the World Happiness Index is a clear example
of this. One of the countries that worsened not only in Latin America, but
globally within the happiest countries in the world in 2017
Keywords: Bolivarian Revolution, Socialism of the XXI Century, Institutional
Quality Index, Index of Misery, World Happiness Index
Introducción
En los documentos ‘’Logros revolucionarios 2015” (Maduro, 2016), ‘’Venezuela en cifras. Nuestra transición al socialismo’’ (Ministerio
del Poder Popular de Planificación/MPPP, 2015) y ‘’Venezuela cumple con los objetivos de
desarrollo del milenio’’
(Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información/MINCI, 2015)
se destacan los éxitos obtenidos por el gobierno en materia de inversión
social. En ese orden de ideas, el propio
presidente Nicolás Maduro (Maduro, 2016) comenta:
Desde la llegada de la Revolución, el norte ha sido dar prioridad a la inversión
social. Entre 1999 y 2014 ingresaron al país, producto de la renta petrolera,
un billón 182 mil millones de dólares, de los cuales 61,9% se utilizó para
construir viviendas, apoyar la educación pública y gratuita y el desarrollo de
misiones y grandes misiones. Antes de 1999, gobiernos de la cuarta
república invirtieron apenas 37%,2 (...) El socialismo venezolano demuestra como su compromiso por mantener el
bienestar del pueblo (p.6).
Pese
a que la Revolución Bolivariana[2]
ha incrementado el gasto social sobre
todo en términos nominales, tal como lo señala el presidente Maduro, y lo
corroboran las investigaciones de Aponte (2010, 2016) y Petit (2010, 2017), resulta
entonces conveniente hacer un análisis sobre los resultados, efectividad y
eficiencia de ese gasto sobre la población, sobre todo en los sectores más
desprotegidos, y formularse la siguiente interrogante: ¿ha disminuido la
pobreza? o en definitiva, tal como lo plantean Carrasquero, Quiñones y Pereira
(2015): “¿El Socialismo del Siglo XXI[3]
avanzó en la redención de los sectores populares o fue una estrategia política
ideológica para someter los sectores más pobres del país a la imposición de un
modelo comunista en una sociedad con aspiraciones democráticas?’’(p.3). No
obstante, diversos trabajos desde la óptica no oficialista como por ejemplo, Curiel
(2014), Carrasquero et al. (2015),
Gallo (2015), González y Ponce (2015), Petit (2017), España y Ponce (2018) y
Encovi (2018) ponen en tela de juicio estos logros sociales que exhibe la Revolución
Bolivariana, ya que demuestran que
son cuestionables desde el punto de vista de la evidencia empírica, aunado a
ello a que también la propia Comisión Económica para América Latina y el
Caribe/Cepal (2017) reconoce que: “La pobreza extrema se incrementó en la
República Bolivariana de Venezuela en 0.9 porcentuales entre 2014 y 2015’’ p.90.
En ese sentido, los principales resultados encontrados por estos investigadores
entre los años 2014 y 2017 se pueden resumir de la siguiente manera:
·
Incremento de la pobreza tanto por la Línea del Ingreso
como por Necesidades Básicas Insatisfechas.
·
Crisis humanitaria
alimentaria.
·
Crisis del sistema de salud.
·
Aparición de enfermedades
como la malaria y el paludismo.
·
Retrocesos en las tasas de
mortalidad neonatal, infantil y materna.
·
Emigración de más 16.000
médicos a otros países.
·
Deterioro en la calidad de la educación en todos los
niveles.
·
Persistencia del déficit de vivienda.
·
Aumento de la inseguridad
personal.
·
Deterioro del salario real y
del bono de alimentación de los trabajadores.
·
Entre los años 2000 y 2015
se han marchado 1.700 científicos, aumentando en forma preocupante en 2016 y
2017.
·
Productividad científica baja y ningún incentivo a la
ciencia básica.
Si bien los trabajos arriba señalados demuestran la poca
efectividad y eficiencia de la política social bolivariana, ya que los
resultados obtenidos son francamente alarmantes, evidenciándose a la vez un
deterioro significativo y abrumador en todas las dimensiones de la sociedad venezolana, también valdría la pena evaluar la gestión del
gobierno por otros mecanismos alternos, por lo que este trabajo persigue como
objetivo examinar el desempeño de la Revolución Bolivariana utilizando
indicadores internacionales de gestión no gubernamentales como herramientas de
medición, a través de una investigación descriptiva. En ese sentido, la
metodología utilizada consistió en seleccionar 13 (trece) índices de referencia
internacional que permiten comparar el desempeño político, social y económico entre países. Los índices son:
·
Índice de Democracia -The Economist.
·
Índice de Libertad en el Mundo-Freedom House.
·
Índice de Desarrollo Democrático de América Latina - Fundación Konrad Adenauer y
Politat.com
·
Libertad de Prensa-Reporteros sin Fronteras.
·
Índice
de Calidad Institucional-Martin Krause/Centro de Investigación Libertad y
Progreso.
·
Índice
de Presupuesto Abierto (IPA) –Internacional Budget Partnership.
·
Índice
de Percepción de la Corrupción (IPC)-Transparencia Internacional.
·
Índice Internacional sobre Derechos de Propiedad
(IPRI)-Alianza por los Derechos de Propiedad en el Mundo.
·
Índice
Global de Competitividad (IGC)-Foro Económico Mundial/Davos.
·
Índice
de Libertad Económica (ILE)-Fundación Heritage/Wall Street Journal.
·
Informe Doing Business-Banco Mundial.
·
Índice
Mundial de Felicidad (IMF)-Naciones Unidas.
·
Índice de Miseria (Misery
Index)-Steve H.
Hanke/Universidad John Hopkins publicado por el Instituto Cato.
Finalmente,
el criterio para la escogencia de estos 13 índices para la elaboración de este
estudio, es que son emitidos por organizaciones no gubernamentales que cuentan
con elevada credibilidad y prestigio internacional, y tienen además una
dilatada experiencia en la elaboración de los mismos, a la vez que sus
resultados sirven para evaluar y comparar el desempeño político, económico y
social entre países, y que pueden ayudar de esta manera a los gobiernos locales para la toma de decisiones que permitan mejorar la
calidad de vida de sus ciudadanos.
1.
Los
resultados de un estudio previo
En un estudio realizado por Petit (2013)
para detectar avances o regresiones democráticas en la región latinoamericana
mediante la utilización de algunos indicadores internacionales, el autor pudo
detectar en los casos de Argentina, Ecuador, Colombia, Nicaragua y Venezuela lo
siguiente: Son democracias parcialmente libres, son democracias defectuosas y
tienen un régimen híbrido (mezcla de democracia electoral con rasgos de
autoritarismo), poca transparencia de libertad económica, libertad de expresión
o de prensa en tela de juicio, alto grado de corrupción[4]
y en algunos casos violación de los derechos humanos. Al respecto este
investigador concluye que:
Ello no significa que existan democracias más transparentes en otros
países de la región como en el caso de Costa Rica y Uruguay, según las
estadísticas de política comparada que generan esos organismos internacionales
(...) Especial interés merece el caso de Venezuela, donde el secuestro de los
otros poderes públicos por parte del gobierno ha generado constantemente la
violación del Estado de derecho, ausencia de elecciones libres y competitivas,
persecución política contra los opositores al régimen, produciéndose así una
alta conflictividad social y crisis de ingobernabilidad en una sociedad
polarizada. En ese sentido, Venezuela es un caso de retroceso democrático
(pp.92-93).
2.
¿Una
estrategia para esconder la realidad?
Esconder o descalificar los indicadores
de gestión internacional o nacional de las organizaciones independientes o no
gubernamentales sobre el desempeño de la Revolución Bolivariana – incluso el
fallecido presidente Hugo Chávez calificaba a estas organizaciones como
instrumentos al servicio del ‘’imperio”,
por lo que restaba o daba poca importancia a la evaluación de estos indicadores
sobre Venezuela- se ha convertido en una estrategia política para desviar la
atención sobre la profunda crisis política, económica y social que vive el
país, por lo que el gobierno ha tratado
de ocultar la realidad y retratar un país que no existe. En ese sentido, Koeneke
(2016) explica que ocultar los
indicadores de gestión y recurrir a mensajes efectistas se ha convertido en una
estrategia central del oficialismo ante la severa crisis de gobernabilidad que
experimenta el país, por lo que distintos indicadores, oficiales y
extraoficiales, de la gestión presidencial de Nicolás Maduro revelan la profunda crisis de gobernabilidad en la que
se halla sumido actualmente el país. Koeneke
menciona que ‘’Pese a los intentos
del oficialismo por ocultar y manipular los respectivos indicadores, algunos de
estos indicadores, por cierto, son evaluados y dados a conocer por
organizaciones no gubernamentales que cuentan con elevada credibilidad
internacional’’ (p. 16). Otro ejemplo que avala también esta
situación planteada por Koeneke, lo encontramos en una crónica
escrita por Meza (2016) en el diario El Nacional:
El gobierno de Nicolás Maduro esconde la realidad, en su discurso
muestra un país donde no hay crisis ni desabastecimiento de alimentos y
medicinas. A esa conclusión llega la psicóloga social y especialista en temas
vinculados a protestas, violencia y discurso político, Yorelis Acosta. “Nos
pintan algo que está muy alejado de la realidad. Reflejan una Venezuela sin
problemas, próspera, con unos dirigentes que prometen cosas mejores para el
segundo semestre del año”. Explica que si algo ha distinguido al chavismo es
tener una única versión, repetida por todos sus voceros principales. “Le hablan
a su grupo duro, a sus seguidores, a ese 20% que siempre les ha acompañado, que
tiene casi un seguimiento de fe, que repiten y compran el discurso. Y no dudo
que también sea de cara a la comunidad internacional, porque deben presentar a
Venezuela como el país de las mil maravillas”. Señala que nunca el gobierno –ni
este ni el de Hugo Chávez– se ha responsabilizado por sus errores. “Si
reconocen algún problema es para adosárselo a un responsable externo. De cara a
la crisis la niegan absolutamente. Siempre nos han pintado la Venezuela bonita
y a ellos muy eficientes en la gestión”. Para Yorelis Acosta al chavismo se le
agotó su discurso, porque además han hecho una lectura incorrecta de la
situación. “Asumir los errores es reconocer que quebraron al país. Es
preferible mentir, negar la realidad”. Asegura que la gente ya no cree lo que
le dice el presidente. “Hay cada vez más protestas violentas en la calle, y
quienes las hacen lo increpan directamente: ‘Mira, estamos pasando hambre’’.
Hay un divorcio entre la agenda del gobierno y lo que está pasando la gente
(p.2).
2.1.
¿Ocultar
también las cifras oficiales?.
En cuanto a las instituciones oficiales,
como por ejemplo el Instituto Nacional
de Estadística (INE) y el Banco Central de Venezuela (BCV) es necesario hacer
unas reflexiones y comentarios al respecto, y es que desde hace algunos años atrás
estos organismos del Estado no están emitiendo las publicaciones que le
corresponde por ley. Existen dos métodos elementales para medir la pobreza. El
primero de ellos se fija en el nivel de ingresos (PI): se
traza una línea que divide a los ciudadanos entre pobres y no pobres, según si
su salario real alcanza o no para cubrir el consumo de una canasta básica. Por
ejemplo, El INE evitó publicar el dato PI en 2014, pese a que lo había hecho durante todos
los años anteriores de gestión chavista. El último indicador oficial disponible
es el de 2013: según el INE (www.ine.gov.ve),
en ese año la pobreza creció 6,1 puntos porcentuales respecto de 2012 y se
ubicó en 27,3%, cifra esta contradictoria por la reportada por la Cepal (2015),
que indica que en realidad la pobreza en Venezuela llegó al 32,1% en 2013,
y que
Ante la falta de
mediciones oficiales sobre la PI en 2014, la Universidad Central
de Venezuela (UCV), la Universidad Simón Bolívar (USB) y la Universidad
Católica Andrés Bello (USB) vienen realizando desde 2014 un
estudio conjunto sobre la materia, titulado “Estudio sobre condiciones de vida en Venezuela”.
La conclusión del estudio en estos últimos cuatro años es lapidaria: según las tres universidades, el porcentaje de ciudadanos pobres habría alcanzado
el 48,4% en
2014; 73% en 2015;
81,8% en 2016;
y recientemente el 87% en 2017. Hay que
destacar que nada más los resultados de 2014 superaría en número el 45% de
hogares pobres que había en Venezuela en 1998.
Normalmente
las encuestas independientes no tienen el alcance que sí suelen lograr los
institutos de estadísticas de los Estados, con más recursos y por lo tanto con
más posibilidades de llegar a resultados precisos. Sin embargo, la Cepal (2017)
reconoce que ‘’la tendencia proyectada
por la Encuesta sobre condiciones de vida
en Venezuela es consistente con estimaciones no oficiales realizadas a nivel
nacional’’, p.91. Por eso es lamentable que el gobierno de Maduro haya obviado
la divulgación de las cifras de PI correspondientes a 2014.
Existe
otro método de medición de la pobreza: el que se fija en los hogares pobres por “Necesidades
Básicas Insatisfechas” (NBI), la cual es una técnica
indirecta propuesta por la Cepal en la que se evalúan distintos indicadores
relacionados con el nivel de vida de la población, como acceso a la vivienda,
acceso a los servicios sanitarios, acceso a la educación y capacidad económica.
En términos generales, el método por NBI sirve para observar la pobreza de
características estructurales de un país. El gobierno de Maduro sí brindó
información sobre la pobreza en 2014 según este segundo tipo de medición y reconoce
que la pobreza por NBI aumentó
casi un punto porcentual en 2014 respecto del año anterior (Ministerio
del Poder Popular de Planificación/MPPP, 2015), cifra que supera la barrera del
20% de la población. Debe subrayarse que, en términos estadísticos, un
incremento de ese nivel de la pobreza estructural suele verse acompañado por varios puntos de aumento de la pobreza
medida por nivel de ingresos.
Otro
caso es sobre las cifras de inflación que emite el Banco Central de Venezuela
(BCV), por ejemplo, el instituto emisor reportó una cifra de 180,9% en 2015 (www.bcv.org.ve), sin embargo; este registro
abarcó sólo hasta septiembre de ese año. En 2016 el BCV reportó al Fondo Monetario
Internacional (FMI) una inflación para ese año de 274,4% (la segunda más alta
del mundo después de Sudán del Sur) cifra oficialmente no anunciada por el BCV,
que dejó de difundir los reportes mensuales de inflación, escasez y los
resultados de la economía desde 2015. En ese sentido, la Asamblea Nacional (AN) estimó que la inflación de 2016 fue de 550% y el FMI la calculó en 700% .
3.
El desempeño de la
Revolución Bolivariana: una mirada desde la óptica de los índices
internacionales de gestión no gubernamentales
3.1. Índice de Democracia -The Economist
El Índice de Democracia anual de The Economist Intelligence Unit (EIU) fue creado en 2006 con el
fin de cuantificar con una escala que va de 0 a 10 el estado de la
democracia liberal en 167 países, de los cuales
166 son estados soberanos y 165 son estados miembros de las Naciones Unidas. El
índice se divide en cinco criterios de análisis: proceso electoral y
pluralismo, libertades civiles, funcionamiento del gobierno, participación
política y cultura política. Basados en sus puntuaciones de acuerdo a estas
cinco categorías. The Economist (2018) clasifica cada país en uno de los cuatro
tipos de regímenes:
Ø
Democracias
plenas se entiende a los países en los que no solo se respetan las libertades
fundamentales y las libertades civiles, sino que también tienden a apoyarse en
una cultura política propicia al desarrollo de la democracia. El funcionamiento
del gobierno es satisfactorio. Los medios son independientes y diversos. Hay un
sistema eficaz de controles y equilibrios. El poder judicial es independiente y
las decisiones judiciales se aplican.
Ø
Las
democracias defectuosas son aquellas que tienen elecciones libres y justas e,
incluso si hay problemas (como las infracciones a la libertad de prensa), se
respetan las libertades civiles básicas. Sin embargo, existen deficiencias
significativas en otros aspectos de la democracia, incluidos los problemas de
gobernabilidad, una cultura política subdesarrollada y bajos niveles de
participación política.
Ø
Los
regímenes híbridos se caracterizan porque las elecciones tienen irregularidades
sustanciales que a menudo impiden que sean libres y justas. La presión del
gobierno sobre los partidos de oposición y los candidatos son prácticas
comunes. La corrupción tiende a ser generalizada y la sociedad civil es débil.
Normalmente, hay acoso y presión sobre los periodistas, y el poder judicial no
es independiente.
Ø
Autoritarios:
El pluralismo político está ausente o está muy circunscrito. Las elecciones, si
ocurren, no son libres y justas. Se hace caso omiso de los abusos e
infracciones de las libertades civiles. Los medios de comunicación suelen ser
de propiedad estatal o controlados por grupos vinculados al régimen gobernante.
Hay represión de las críticas al gobierno, censura generalizada y no hay un
poder judicial independiente.
De acuerdo al ranking 2018, Venezuela tiene una puntuación de 3.87 en el promedio
medio de la democracia mundial en una escala de 0 a 10, solo superada por Cuba
con 3.31, y ocupa el puesto 117 (cayendo diez lugares en comparación con 2016,
cuando ocupó el puesto 107), situación lo sitúa como un país autoritario, junto
a Corea del Norte, China, Vietnam, Cuba, Arabia Saudita y varias naciones
africanas. En general, de las 167 naciones del informe, 19 tienen democracias
plenas, 57 democracias defectuosas, 39 regímenes híbridos y
52 regímenes autoritarios. The Economist (2018) indica que:
(...) al estar Venezuela en esa categoría, eso
refleja el continuo deslizamiento del país hacia una dictadura ya que el
régimen socialista de Nicolás Maduro ha relegado a la Asamblea Nacional,
encarcelado a los opositores y reprimido violentamente las protestas de los
disidentes. Venezuela este año pasó
de régimen híbrido (puesto 107 en 2016) a la misma categoría que Cuba,
régimen autoritario (puesto 117 en 2017). Tanto los regímenes que dirigen La
Habana y Caracas pasaron a ser los dos únicos en esta categoría en toda América
Latina.
3.2.
Índice
de Libertad en el Mundo-Freedom House
Freedom House es una organización no gubernamental con sede en Washington D. C. y con oficinas en cerca de una
docena de países. Conduce investigaciones y promociona la democracia, la libertad política y los derechos humanos. Se describe como
“una voz clara para la democracia y libertad por el mundo’’ (Freedom House,
2018). Desde 1972 la organización mide el estado de los derechos políticos y
libertades civiles en todos los países del mundo, incluyendo los 35 países de
las Américas, a través de su publicación anual Freedom in the World’ (Libertad en el Mundo), así como el estado de
la libertad de prensa a través de Freedom
of the Press (Libertad de Prensa). Adicionalmente, Freedom House publica un
estudio de gobernabilidad democrática sobre sesenta países llamado Countries at the Crossroads (Países en
la Encrucijada), el cual incluye quince países latinoamericanos. Entre los
ítems evaluados por esta ONG se
encuentran los derechos políticos y los derechos civiles, y se basa en un
esquema del 1 al 7, siendo 1 “muy libre” y 7 “menos libre”.
En el
reciente informe anual de Freedom House (2018) Venezuela ocupó el puesto 26 entre los 195
países evaluados por esta organización, con una puntuación de 6 en derechos
políticos y 5 en derechos civiles, respectivamente. Los países que acompañan a
Venezuela se encuentran muy por encima del puesto 26, por ejemplo: Colombia
ocupa en el puesto 65, Brasil el 78, mientras que Chile lidera el listado con
una evaluación de 94 puntos sobre 100. Freedom
House también reportó en Venezuela un incremento de la manipulación y censura
de información en las redes sociales, sumándose así por primera vez a
Cuba, como las dos únicas naciones en el continente que ofrecen a sus
ciudadanos un espacio virtual sin libertades. Entre las conclusiones globales
de Freedom House (2018) destacan:
De los 195 países evaluados,
88 (45 por ciento) fueron calificados como Libres, 58 (30 por ciento)
Parcialmente Libres y 49 (25 por ciento) No Libres. Estados corruptos y
represivos como Arabia Saudita, Irán, Venezuela y Corea del Norte ponen en
peligro la estabilidad global al perpetuar los conflictos regionales de larga
data, alimentando las crisis humanitarias y, en el caso de Corea del Norte,
expandiendo rápidamente su arsenal nuclear.
3.3.
Índice
de Desarrollo Democrático de América Latina-Fundación Konrad
Adenauer y Politat.com
Las
organizaciones Fundación Konrad Adenauer y Politat.com crearon el Índice de Desarrollo
Democrático de América Latina (IDD-Lat)
en 2002, el cual tiene como premisa evaluar no solo los derechos civiles y
políticos, sino que también el desempeño institucional, así como las políticas
que buscan el bienestar de los ciudadanos. Es por ello que IDD-Lat considera cuatro
dimensiones (Fundación Konrad Adenauer y Politat.com, 2016):
·
Dimensión
I: Democracia de los ciudadanos - respeto de las libertades civiles y los
derechos políticos.
·
Dimensión
II: Democracia de las instituciones - calidad institucional y eficiencia del
sistema político.
·
Dimensión
III: Desarrollo social y humano - poder efectivo para gobernar generando
mejores condiciones de desarrollo social y humano.
·
Dimensión
IV: Desarrollo económico - poder efectivo para gobernar generando mejores
condiciones de desarrollo económico.
A partir de estas dimensiones
se construye un índice numérico el cual oscila entre 1 y 10, en donde 10
representa el mejor desarrollo democrático y 1 el peor desempeño. A partir de
estos criterios, estas son las conclusiones del
IDD-Lat 2016 sobre
Venezuela:
·
En
2016 Venezuela presenta un avance del 24 %.
·
En
2016 Venezuela es, nuevamente, castigada con el factor de anormalidad democrática.
·
Avanza
al lugar 16, ganando una posición con respecto al año anterior.
·
Venezuela
califica como país con mínimo desarrollo democrático.
·
El
avance en el puntaje es motorizado por los ascensos de las dimensiones de
la democracia de las
instituciones y
la democracia económica.
·
En democracia de los ciudadanos,
el valor es un 3 % más bajo que el del año anterior. No alcanza el promedio
regional. Venezuela es valorada con mínimo desarrollo democrático.
·
En democracia de las instituciones tiene
un comportamiento positivo, del orden del 2 %. Ocupa el último lugar en
el ranking regional.
Califica con mínimo desarrollo democrático.
·
En democracia social presenta
un peor desempeño que el año anterior. Venezuela se ubica en el puesto 14. Está
por debajo del promedio regional. Integra el grupo de países con desarrollo
social medio.
·
La dimensión económica presenta
un avance importante. Venezuela ocupa el séptimo lugar. Forma parte del grupo
de países con desarrollo democrático medio.
3.4.
Libertad de Prensa-Reporteros sin Fronteras
La clasificación mundial de la libertad de prensa de
Reporteros sin Fronteras (RSF) permite conocer la situación de 180 países en lo
que concierne entre otros al pluralismo y la independencia de los medios de
comunicación, la seguridad y el respeto a la libertad de los periodistas.
En la edición 2017 Venezuela perdió más de 20 lugares. Por otra
parte, RSF colocó al país ese año en la posición 137, entre 180 naciones evaluadas,
con respecto a la libertad de expresión, lo que evidencia la censura prevalecientes en el país. RSF (2017) se
expresa sobre Venezuela en los siguientes términos:
Nicolás
Maduro, en el poder desde 2013, se empeña en hacer callar a la prensa independiente.
En repetidas ocasiones el presidente ha
mencionado una “guerra mediática" para desacreditar a los medios de
comunicación nacionales e internacionales que critican a su gobierno, lo que
contribuye a reforzar el tenso clima en que trabajan los periodistas, en
particular desde la crisis política y económica que comenzó en 2016. En este
contexto, el gobierno venezolano mantiene un fuerte control de la información y
con frecuencia expulsa del territorio a periodistas extranjeros. Una ley
adoptada en 2010 contempla que el gobierno puede controlar cualquier contenido
que cuestione a la autoridad constituida legítimamente, lo que se traduce en
detenciones abusivas de reporteros y juicios por difamación. Por otra parte, la
escasez de papel suele poner en peligro la circulación de la prensa escrita.
3.5.
Índice de Calidad
Institucional- Martin Krause/Centro de Investigación Libertad y Progreso.
El Índice de Calidad Institucional (ICI) es realizado
por el economista argentino Martín Krause y el Centro de Investigación Libertad
y Progreso, y en Venezuela es difundido por el Centro de Investigación del
Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice Libertad), como miembro de la
Red Liberal de América Latina (Relial). Este índice refleja la pérdida de calidad
institucional que ha sufrido un determinado país, así como sus cambios
permanentes de las reglas políticas y económicas en los últimos
años, las cuales generan desconfianza. En ese sentido, los países que cuidan la
calidad de sus instituciones tienen mayor porcentaje de inversión extranjera,
lo cual es una herramienta central para el desarrollo.
El
documento sobre el ICI (2017) presenta un análisis
de las fortalezas y debilidades que muestran los países en
el aspecto asociativo para generar riqueza, calidad de vida y atracción de
inversiones. El estudio divide a los países en dos grupos: los que tienen un
buen indicador de calidad institucional y los que no. Los primeros protegen la
inversión y la actividad emprendedora, el segundo está comprendido por naciones
donde no hay libertad de precios y ponen obstáculos al funcionamiento del
mercado. El ICI pondera ocho indicadores medidos por diversas organizaciones, de
los cuales siete son medidos directamente: Estado
de derecho, Haciendo negocios y Voz y rendición de cuentas, estudiados por el Banco Mundial; Libertad de Prensa, examinado por Freedom House; Percepción de la Corrupción, analizado
por Transparencia Internacional; Competitividad
global, que lo analiza el Foro Económico Mundial; y el Índice de Libertad Económica del Instituto Heritage y de Fraser Institute.
En
2017 Venezuela se ubica entre los 25 países con la peor institucionalidad del
mundo, alcanzando el puesto 184 de 191, por
debajo de países en guerra o con situaciones dramáticas, como Siria o Zimbabue.
Ello obedece a que las instituciones venezolanas tanto políticas como de
mercado, son las más débiles y viciadas de toda América Latina. En el caso latinoamericano, incluso Cuba (aliado
ideológico del gobierno) se ubicó varios puestos por encima de Venezuela, lo
que se enmarca, además, en un mejoramiento generalizado de la institucionalidad
en la región, al que Venezuela no se
incorporó. De hecho, el análisis de las posiciones arroja que en veinte
años Venezuela cayó 75 puestos en su calidad institucional, caída similar a la
que experimentaron países ideológicamente afines como Ecuador, Bolivia y
Argentina. Esto evidencia la carencia en el país de instituciones fuertes que
garanticen la vida, la liberad y la propiedad, que constituyen la base del
Estado de Derecho y explica en buena parte los momentos críticos que vive el
país en la actualidad.
3.6.
Índice
de Presupuesto Abierto – Internacional Budget Partnership/IBP
El Índice de Presupuesto Abierto (IPRI, por sus
siglas en inglés) es la única evaluación independiente, bianual, impulsada
desde 2006 por la organización International Budget Partnership
(IBP), que mide la claridad en el manejo de los recursos, la
participación del ciudadano en la elaboración de los presupuestos y la
vigilancia de las instituciones que deben hacer contrapeso frente al accionar
de los gobiernos. Este índice se elabora sobre la base de 100 puntos: a mayor puntaje, mejor y
más participativo el proceso presupuestario.
El más
reciente informe del IPRI (International
Budget Partnership, 2017) se
realizó durante 18 meses, entre agosto de 2016 y enero de 2018, con la
participación de 300 expertos en 115 países. El resultado para Venezuela fue de 0/100, puntaje que coloca al país en la posición 110 de 115 países
evaluados y la última de toda América. Mientras
en 2012 Venezuela sacó 37 puntos en el índice, en 2015 bajó a 8 puntos y en
2017 descendió a 0 puntos, solo fue igualada por Nigeria, Guinea Ecuatorial,
Lesotho, Qatar y Yemen, y
por segunda ocasión, el último lugar en
América en el IPRI, mientras la mayoría de los países de Suramérica están por
encima del promedio global (43/100) y mantuvieron puntuaciones similares a la
ronda anterior. La excepción es Bolivia que tuvo el segundo peor desempeño con
10/100. Brasil y Perú lideran en la región con 77/100 y 73/100 puntos,
respectivamente, y ocupan el séptimo y décimo cuarto lugar del ranking global
de 115 países. Paraguay fue incluido en la evaluación por primera vez y obtuvo
43/100 puntos.
En cuanto a
las oportunidades que ofrece el gobierno
nacional al ciudadano para participar en la elaboración del presupuesto el
puntaje que obtuvo Venezuela fue de 7/100, que resulta el más bajo comparado
con el promedio global, estimado en 12 puntos, y en relación a los organismos
que deberían vigilar la planificación e implementación del presupuesto, con
facultades consagradas constitucionalmente, como la Asamblea Nacional y la Contraloría General de la República obtuvo un registro de 30/100, una puntuación
muy por debajo del promedio de América Latina que fue de 57/100.
Cabe precisar que la ONG Transparencia Venezuela participa en la
elaboración del IPRI respondiendo a la Encuesta de Presupuesto Abierto (EPA),
que contiene 125 preguntas de las cuales 95 son sobre la disponibilidad pública
y la exhaustividad de los ocho documentos presupuestarios clave que los
gobiernos deberían publicar y las 30 preguntas restantes se relacionan con las
oportunidades para la participación ciudadana en el proceso presupuestario y
con las funciones que desempeñan las legislaturas y las entidades
fiscalizadoras superiores en la formulación y la vigilancia del presupuesto. La EPA usa criterios internacionalmente
aceptados y desarrollados por organizaciones multilaterales como el Fondo
Monetario Internacional (FMI), la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización Internacional de Instituciones
Superiores de Auditoría (Intosal, por sus siglas en inglés).
Un ejemplo sobre la
poca transparencia en el manejo de las cuentas públicas por parte del gobierno,
es el hecho de que el presidente Nicolás Maduro en un acto inédito realizado en
la plaza del Panteón Nacional el 15 de octubre de 2016 presentó y firmó ante el
denominado ‘’Congreso de la Patria’’ el presupuesto de la Nación para 2017.
Maduro argumentó que sus acciones obedecen al dictamen emitido por la sentencia
número 814 de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ),
puntualizó además que el Poder Legislativo está en desacato[5]
y descalificó sus acciones: “En nueve meses, 25 sesiones fueron suspendidas por
falta de quorum. No podemos dejar que
la Asamblea Nacional decida el futuro de la patria” (Nederr y Vera, 2016, p.3).
Finalmente, el presupuesto
2017 al no ser presentado ante la Asamblea Nacional, el presidente Maduro violó
7 artículos de la Constitución. Estos son el 187 (numeral 6), 311, 312, 313,
314 y 315, que se refieren a las competencias del Parlamento para la discusión
y aprobación del proyecto de ley de presupuesto y el 203, según el cual el
mandatario solo puede firmar decretos leyes dentro de los poderes habilitantes
que deben ser aprobados por el Parlamento. También violó los artículos 58, 59 y
60 de la Ley contra la Corrupción, correspondiente a los delitos contra el
patrimonio público.
3.7.
Índice de Percepción de la Corrupción–Transparencia
Internacional
El Índice
de Percepción de la Corrupción (IPC) es elaborado por la organización Transparencia Internacional. Este índice
clasifica a 180 países en escala de 0 (percepción de altos niveles de
corrupción) a 100 (percepción de muy bajos niveles de corrupción) en función de
la percepción de corrupción del sector público que tienen sus habitantes. En
2017 el IPC ubicó a Venezuela en el puesto número 169 entre 180 naciones
sometidas a escrutinio (Transparencia Internacional, 2017), lo que sitúa al
país entre una de las naciones menos transparente del mundo. También cabe
destacar las denuncias que ha venido haciendo Transparencia Internacional algunos años atrás sobre la corrupción
en la compra de armamento militar, tal como lo reseña Nederr (2016):
En 2014 la ONG Transparencia Internacional puso a
Venezuela entre los países con “una alta
vulnerabilidad para casos de corrupción” en el ámbito militar. La
información se derivó del Índice Anticorrupción del Sector Defensa en
Gobiernos, en el que se destacó la falta de controles previos y posteriores a
la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y el secretismo alrededor de la
amplia lista de compra de armamento iniciada por Hugo Chávez y seguida por el
presidente Nicolás Maduro. Entre 1999 y 2015 el gobierno destinó 5.620 millones
de dólares para aviones de guerra, misiles, equipos de defensa antiaérea y
vehículos armados. Venezuela está en el puesto 18 entre los países con más
gasto en armamento. Los detalles, sin embargo, no son informados. “Las compras
de sistemas de armas no son secretas en los países democráticos”, dijo Rocío
San Miguel de la ONG Control Ciudadano. Los días 21 y 22 de mayo de 2016 la
FANB desplegó 520.000 combatientes en el ejercicio militar Independencia
II-2016, en el que exhibió su poder de fuego ante amenazas internas y externas.
Se calcula que en esas maniobras el Ejecutivo gastó entre 20 millones y 26
millones de dólares. Sin embargo, desde hace 16 años ni Chávez ni Maduro han
informado con precisión sobre el costo de los equipos y sistemas que maneja el
conglomerado castrense, al que se le ha anexado la Milicia. La única fuente de
información sobre los recursos con los que cuenta el Ministerio de Defensa
proviene del Presupuesto de la Nación para 2016 en el cual se indica que este
año se le asignaron 85,3 millardos de bolívares; es decir 4 veces más que el monto
destinado al Ministerio de Alimentación, que recibió 21,4 millardos de
bolívares (p.2).
3.8.
Índice Internacional sobre
Derechos de Propiedad - Alianza por los Derechos de Propiedad en el Mundo (Property
Rights Alliance)
El Índice Internacional sobre Derechos de
Propiedad (IPRI por sus siglas en inglés) es elaborado por la Alianza por los
Derechos de Propiedad en el Mundo, la cual está conformada por 92 organizaciones de los cinco
continentes, y de la que el Centro de Divulgación del Conocimiento
Económico (Cedice) forma parte por
Venezuela. El IPRI está compuesto por 10 artículos dentro de 3
componentes (marco jurídico y político, derechos de propiedad física y derechos
de propiedad intelectual), los artículos se ponderan de manera uniforme, la
escala va de 0 (peor protección de la propiedad) a 10 (el mejor). Para la
elaboración del IPRI se utilizan una variedad de fuentes, tales como: Foro
Económico Mundial, Informes Especiales Indicadores de Gobernabilidad del Banco
Mundial, Fondo Monetario Internacional, y data de los países evaluados. Para la
evaluación comparativa se utilizan principalmente encuestas realizadas a expertos
en cada componente de los 127 países evaluados, de los cuales hay data completa
de 97 países que se complementa con información estadística en una menor
proporción.
En
la Venezuela en la edición 2017 sobre el IPRI (Alianza por los Derechos de Propiedad en el Mundo, 2017) se
ubicó en el puesto 126 entre 127 países, mientras que el promedio mundial en
este último informe fue 5.36, Venezuela obtuvo 3.05, lo que la convirtió en el
penúltimo país del índice, solo por debajo de Yemen, y el último en todo el continente americano con menos
respeto por los derechos de propiedad. En el entorno legal y político fue el
componente en que Venezuela resultó peor evaluada (1.67), lo que fue en
contravía del crecimiento que hubo en toda la región latinoamericana en cuanto
al respeto de los derechos de propiedad. A nivel mundial, Nueva Zelanda fue el país que
obtuvo la mejor calificación, mientras que en Latinoamérica, Chile fue el país
que mostró más respeto y garantías a los derechos de propiedad en 2017, al
ubicarse en el puesto 28 del ranking.
3.9.
Índice Global de Competitividad - Foro Económico
Mundial/Davos
El Foro Económico Mundial
(WEF, por sus siglas en inglés) que realiza anualmente en Davos, Suiza, mide y
compara la competitividad de los países desde 1979. En su más reciente informe
que se denomina Informe Global de
Competitividad (2017-2018) se evaluaron los factores que impulsan la productividad y crecimiento
en 137 países, con el fin de elaborar el Índice Global de
Competitividad (IGC), que mide cómo utiliza un país sus recursos y capacidades
para proveer a sus habitantes a un alto nivel de bienestar y se define la
competitividad ‘’como el conjunto de instituciones, políticas y factores que
determinan el nivel de productividad de un país’’ (World Economic Forum/WEF, 2018).
El IGC se construye
en base a la recopilación de
datos a nivel nacional en 12 categorías llamadas Los pilares de la competitividad. La
referencia utilizada por el WEF para la
elaboración del índice 2017/2018 se obtuvo de dos fuentes principales: la Encuesta de Opinión
respondida por cerca de 14.000 ejecutivos de 137 economías y de “datos duros”
obtenidos de fuentes internaciones entre ellas: FMI, OMS, UIT, UNESCO, UNCTAD,
OECD, Banco Mundial y OIT. Venezuela ocupó el puesto 127 entre 137 países
evaluados dentro del IGC. En
ese sentido, el país se ubica como una de las naciones menos competitivas a
nivel mundial, casi en el mismo rango de Haití que ocupó el lugar 128.
3.10.
Índice de Libertad Económica
(ILE)-Fundación Heritage/Wall Street Journal
El
Índice de Libertad Económica (ILE) es elaborado por la Fundación Heritage (The Heritage Fundation) y el Wall Street
Journal. Este índice evalúa cómo las políticas e instituciones inciden en la
libertad económica de los particulares. El índice se publicó por primera vez en
1996, aunque contiene data desde 1970 de una menor cantidad de países. Este estudio valora y clasifica 179 países en cuanto a su
grado de libertad económica, considerando 10 parámetros agrupados en 4
dimensiones o áreas:
·
Estado de derecho: derechos de propiedad, libertad frente a la
corrupción.
·
Gobierno limitado: libertad fiscal, gasto gubernamental.
·
Eficiencia reguladora: Libertad comercial, libertad laboral y libertad
monetaria.
·
Mercados abiertos: Libertad de comercio internacional, libertad de
inversión y libertad financiera.
En la
edición de The Heritage Foundation 2017 el
puntaje general de Venezuela es 27,0 ocupando el lugar 179 de 180, solo Corea
del Norte está por debajo en el puesto 180. Este lugar ubica a Venezuela
como una economía “reprimida”. En la región es el país número 32 de 32
estudiados, incluso por debajo de Cuba. De acuerdo a The Heritage Foundation (2017) las lecciones que se desprenden sobre el ‘’Índice de
Libertad Económica son
las siguientes:
·
Los
países con economías más libres tienen Ingresos per cápita más altos.
·
Los países que controlan su
gasto fiscal tienen en promedio tasas de crecimiento más altas que los países
con gastos público excesivo.
·
Hay una relación clara entre
libertad económica, promoción de oportunidades y la prosperidad.
·
Algunos resultados
destacados de esta última edición son: Hong Kong
es nuevamente el puesto 1 del mundo, seguido de Singapur y Nueva Zelanda.
·
En Latinoamérica el país con
mayor grado de libertad económica vuelve a ser Chile, se coloca entre
los países con mayor libertad económica del mundo, en el puesto 10.
·
Venezuela es
el país latinoamericano con menor grado de libertad, y en el ranking ocupa el puesto 179.
3.11.
Informe Doing
Business-Banco Mundial
El informe Doing
Business es una publicación anual del Banco Mundial (BM), que mide
las regulaciones que favorecen o restringen la actividad empresarial, y se
compone de indicadores cuantitativos sobre las regulaciones empresariales y la
protección de los derechos de propiedad privada que son comparables en 190
economías – desde Afganistán hasta Zimbabue-, y a través del tiempo analiza además las regulaciones que afectan 11 áreas del ciclo de
vida de una empresa.
De
acuerdo al último informe Doing Business (Banco Mundial, 2018) las condiciones para hacer negocios en Venezuela siguen empeorando y una
muestra de ello son los resultados del informe. El reporte indica que el país
se situó entre los peores para establecer y desarrollar una empresa, incluso
quedó por debajo de naciones que están en guerra o que han sido históricamente
pobres y experimentado hambrunas severas. El ranking 2018 reporta que Venezuela ocupó el puesto 188 de 190
países. Los datos de Doing Business 2018 están
actualizados al 1 de junio de 2017. En cuanto a las diez áreas que se incluyen en la clasificación sobre la
facilidad para hacer negocios los resultados para Venezuela fueron los
siguientes:
Ø Apertura
de un negocio (190/190)
Ø Manejo
de permisos de construcción (143/190)
Ø Obtención
de Electricidad (186/190)
Ø Registro
de propiedades (135/190)
Ø Obtención
de crédito (122/190)
Ø Protección
de los inversionistas minoritarios (177/190)
Ø Pago
de impuestos (189/190)
Ø Comercio
transfronterizo (187/190)
Ø Cumplimiento
de contratos (147/190)
Ø Resolución
de la insolvencia (165/190)
3.12. Índice Mundial de Felicidad –
Organización de las Naciones Unidas
El Índice de Felicidad en el Mundo (IFM),
se publica desde el año 2012 por la Organización de Naciones Unidas (ONU). La
utilidad de este índice no solo está dirigida a la sociedad civil, sino
especialmente a los gobiernos, para servir como herramienta de redirección de
las políticas públicas, porque al final lo que cuenta es que los gobernados
sean lo más feliz posible y los gobiernos le ayuden a lograrlo. Este Informe
Mundial sobre la Felicidad es un reporte anual que pretende cuantificar y
explicar el bienestar en 155 países con el objetivo de influir en las políticas
gubernamentales en todo el planeta. Las variables clave del estudio de acuerdo
a la ONU son:
·
PIB per cápita, en términos de paridad de poder adquisitivo ajustado
a dólares (según datos del Banco Mundial).
·
Apoyo
social, que es la posibilidad de recibir ayuda de familiares o
amigos en caso de “problemas”, según una encuesta Gallup (se usa en otras
categorías).
·
La esperanza de vida, según la Organización
Mundial de la Salud.
·
La libertad de tomar decisiones en la vida,
según la encuesta.
·
La generosidad, o cuánto dinero se
dona a las organizaciones no gubernamentales según datos oficiales.
·
La percepción de la corrupción, tanto del
gobierno como de las empresas.
·
El afecto positivo, que viene a equivaler
a ‘”cuánto se ríe la gente”, según la
encuesta.
·
El afecto negativo, que mide justo lo
contrario: ‘’la tristeza y el enfado’’.
Debido
a que la Revolución Bolivariana tenía como directriz alcanzar la ‘’suprema felicidad social’’ (Ministerio
del Poder Popular para la Planificación y Desarrollo/MPD, 2007), vale la pena
resaltar que en el Informe Mundial sobre la Felicidad 2015 Venezuela
ocupó el puesto 23 entre las naciones más felices del mundo, y el 4° de la región, mucho más arriba que
Argentina y Uruguay, que figuraron en los lugares 30 y 32. Estos resultados
descritos merecen un especial comentario, y es que la lista tiene algunas
sorpresas, como por ejemplo que la pobreza no es condición para estar fuera de
la lista de felicidad, al menos para Brasil (16).
Y particularmente en el caso de Venezuela, estos resultados parecen ser aún
más contradictorios, debido a los problemas de pobreza, inseguridad, escasez de
alimentos y la elevadísima tasa de inflación –quizá la más alta del mundo- que
padece el país. Al respecto Koeneke (2011) precisa que la aparente contradicción entre unas precarias condiciones de vida y la
evaluación mayoritariamente favorable de la situación personal no es inédita en
Venezuela, y coloca como ejemplo la divulgación que hiciera en abril de 2011 la
empresa Gallup de un estudio internacional sobre el bienestar subjetivo o
percibido por los habitantes de 124 naciones, que provocó en Venezuela, ‘’como se podía esperar en una sociedad
altamente polarizada, reacciones encontradas’’ (p.6), por lo que a juicio del académico:
El hecho de que 64% de los venezolanos hubiesen afirmado
sentirse “progresando” (thriving) al
ser entrevistados durante 2010 condujo, por un lado, a que el presidente Hugo
Chávez y los medios de comunicación oficialistas atribuyeran ese “avance” a las
estrategias impulsadas por la “Revolución Bolivariana”. Y, por otro lado, a que
analistas no identificados con el Gobierno le otorgaran poca credibilidad a los
resultados del estudio por ser contradictorios con los múltiples problemas que
cotidianamente deben enfrentar los ciudadanos en todo el territorio nacional.
Uno de éstos, por mencionar un caso,
señaló que si los datos fuesen confiables el país no podría ubicarse entre
aquéllos cuyos pobladores experimentan el mayor bienestar del mundo, sino que
debería encabezar la lista de los “cultores máximos del masoquismo” (p.6).
Sin embargo, Venezuela
luego de ocupar la posición 22 en 2015, aparece
en la posición 82 en el informe de 2017, lo que sitúa al país como uno de los
que más empeoró no solo entre las naciones latinoamericanas, sino a nivel
global dentro de los países más felices del mundo. Pese a que la mayoría de los países de América del Sur consiguió
subir sus índices de felicidad en doce años. Adicionalmente,
la Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela/Encovi (Briceño, 2017)
capítulo seguridad personal, reveló que el 90% de los venezolanos encuestados
está en ‘’desacuerdo y muy en desacuerdo’’ en relación a la
pregunta sobre ‘’si en 2017 somos más felices
en comparación al año 2016’’.
3.13. Índice de Miseria (Misery Index)
- Steve H. Hanke,
Universidad Johns Hopkins y publicado por el Instituto Cato
Venezuela lideró el Índice de
Miseria/Misery Index (MI por sus
siglas en inglés) del 2016 y por tercer año consecutivo se ubicó en el primer
lugar de la clasificación de los países con las situaciones económicas más
difíciles en el mundo. El índice, elaborado cada año por
el profesor Steve Hanke de la Universidad John Hopkins de Estados Unidos y
publicado por el Instituto Cato, surge de la suma de tres variables
económicas: la tasa de inflación, la tasa de desempleo y las tasas de interés
de los bancos, menos el cambio porcentual en el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita. El Índice de Miseria original -hecho por el
economista Arthur Okun- solo tomaba en cuenta la inflación y el desempleo.
En el informe 2017 el
profesor Hanke (2017) destaca:
Venezuela mantiene su ignominioso
título como el país más miserable del 2016, como lo hizo en el 2015. Los
fracasos del socialista y corrupto estado petrolero fueron bien documentados el
año pasado, incluyendo cuando Venezuela registró el episodio oficial número 57
de hiperinflación[6] en
el mundo (...) Una puntuación más alta del
índice de miseria refleja niveles más altos de “miseria”, y es una métrica
bastante simple que un presidente ocupado sin tiempo para extensos informes
económicos puede entender de un vistazo (...) Sobre Argentina, el
segundo puntaje más alto, las razones para su lugar no son muy difíciles de
descubrir. Después de los años del socialismo Kirchner, Argentina está
transicionando lejos de las políticas económicamente devastadoras de los Kirchner,
pero muchos residuos problemáticos pueden ser encontrados en la base económica
subyacente de Argentina.
En el 2013 el índice fue encabezado
por Siria, seguido de Venezuela,
Sudán, Irán y
Santo Tomé y Príncipe. Pero desde el 2014 no ha habido un país que pueda
quitarle a Venezuela el primer puesto. En el 2014 los cinco primeros lugares
fueron para Venezuela, Argentina, Siria, Ucrania e Irán. En el
2015 fueron para Venezuela, Ucrania, Brasil, Argentina y Suráfrica. En el
último Índice de Miseria, que cubre el 2016, la lista de los primero 10 países
más miserables quedó encabezada de la siguiente manera: Venezuela,
Argentina, Brasil, Suráfrica, Egipto, Ucrania, Azerbaján, Turquía, Irán y
Colombia. Para estar en el primer lugar del listado Venezuela sumó 573,4
puntos, siendo la inflación el factor que más contribuyó en la clasificación.
Muy lejos quedó Argentina, el segundo en la lista, con 83,8 puntos y también la
inflación como principal causante de su difícil situación económica. Y luego
aparece Brasil, con 75,0 puntos, debido principalmente a las altas tasas de
interés. Si bien Venezuela tiene
cerca de una década en los primeros puestos, en los últimos tres años ha
ocupado el puesto de “el país más miserable’’.
Conclusiones
Podemos
concluir que la Revolución Bolivariana evaluada
recientemente por los índices de organizaciones internacionales presenta un
débil desempeño. Los resultados son francamente alarmantes en lo político,
social y económico: un régimen político autoritario , democracia no libre, mínimo desarrollo democrático y social,
una economía no competitiva, cero grado de libertad económica, violaciones a la
libertad de expresión y autocensura inducida contra los medios de comunicación
social independientes, baja calidad institucional, ninguna transparencia en el
manejo de los presupuestos públicos, uno de los países más corruptos del mundo
y poco atractivo para hacer negocios y generar inversiones extranjeras. Estos resultados evidenciados por estos índices se deben al
empeoramiento que ha producido el exceso de controles, sumado al proceso
hiperinflacionario y la escasez de alimentos que se ha convertido en
sufrimiento para la gente, además de no haber garantías a la propiedad privada
y debilidad en la aplicación de las leyes, tal como se desprende de la lectura
observada por el Índice Internacional sobre Derechos de Propiedad. Asimismo, la
libertad económica ha sido severamente obstaculizada por la intervención del Estado
en todas las actividades. La corrupción rampante y un sistema judicial
inoperante, demuestra como el Estado de Derecho ha sido severamente minado.
Cero es la
puntuación obtenida por la Revolución Bolivariana en el Índice de Presupuesto
Abierto (IPA) por la falta de transparencia en las cuentas públicas, que tiene
su origen en el cerco informativo levantado en torno a las finanzas del Estado,
lo que ha permitido un manejo abusivo del dinero de todos los venezolanos. Ciertamente, el postulado de
la ética y de la transparencia de las acciones de los organismos y funcionarios
públicos no caracteriza al ‘’Socialismo del Siglo XXI’’. El Índice de Corrupción revela que Venezuela
es hoy día uno de los países más corruptos del mundo. Las crecientes
acusaciones de cuentas en los paraísos fiscales y de lavado de dinero por parte
de los funcionarios, familiares y testaferros de los dirigentes de la
revolución están a la orden del día.
Quizás lo más preocupante, es que en
2016, Venezuela lideró el Índice de
Miseria, y por tercer año consecutivo se ubicó en el primer lugar de la
clasificación de los países con las situaciones económicas más difíciles en el
mundo, en un contexto de hiperinflación que ha llevado a un empobrecimiento
generalizado de la población. Finalmente, el postulado
revolucionario de que el Socialismo del Siglo XXI llevaría a la “suprema felicidad social’’ es totalmente falaz. El resultado en el Índice Mundial de Felicidad, es un claro
ejemplo de ello. Uno de los países que más empeoró no solo en América Latina,
sino a nivel global dentro de los países más felices del mundo en 2017.
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[1] Doctor en Ciencia Política (USB). Magíster en
Economía Internacional (UCV). Economista (LUZ con mención Cum Laude).
Licenciado en Comunicación Social, mención Periodismo Impreso (UCAB). Diplomado en Docencia (Sadpro, UCV).
Ex funcionario del Banco Central de Venezuela (BCV) del Departamento de
Estadísticas y Estudios Económicos. Ha sido instructor en la cátedra Comercialización Internacional en
la Asociación Venezolana de Exportadores (AVEX). Profesor de Microeconomía en
la USB y de Macroeconomía I, en la escuela de Economía UCV.
[2] La
Revolución Bolivariana es el nombre dado por Hugo Chávez y sus
partidarios, al proyecto ideológico y social que comienza en Venezuela a partir
de 1999, con la elección de Chávez como presidente del país. Según sus partidarios, las bases teóricas de
la revolución está basada en tres fuentes: La primera corresponde al árbol de
las tres raíces conformadas por el proyecto político de Simón Rodríguez (el
maestro), Simón Bolívar (el líder) y Ezequiel Zamora (el guerrero) que darían
contenido a la especificidad de la revolución venezolana. El primero aportaba
el elemento de la liberación sudamericana contra el Imperio, el segundo la
necesidad de originalidad en los proyectos de país o región, y el tercero el
igualitarismo.
[3] Sobre los fundamentos doctrinarios del
“Socialismo del Siglo XXI’’ véase: Dieterich,
H. (2006). Hugo Chávez y el
Socialismo del Siglo XXI, Guerra, J.
(2006). ¿Qué es el Socialismo del
Siglo XXI? y Koeneke, H. (2007).
El socialismo del Siglo XXI y la reforma
constitucional: ¿Padre e hija o gatos del mismo saco?.
[4] Para un estudio detallado sobre los casos de
corrupción en el chavismo véase: Coronel (2006): “Corruption, management, and abuse of power in Hugo Chávez´s Venezuela”,
en: Development Policy Analysis, No. 2, Cato Institute. Y otro texto relevante
sobre la misma temática es: Blasco (2015). Bumerán Chávez. Los fraudes que llevaron al
colapso de Venezuela, Washington D.C, Madrid: Center for Investigative
Journalism in the Americas (Cija), Inter-American Trends.
[5] El TSJ declaró en desacato a la
Asamblea Nacional el 1 de agosto de 2016 por incorporar a tres diputados del
estado Amazonas suspendidos por un supuesto fraude electoral en los comicios
del 6 de diciembre de 2015.
[6] Una
hiperinflación es un ciclo inflacionario sin tendencia al equilibrio y hay tres
mediciones. La que formuló Cagan (1956) que nos dice que un país cae en
hiperinflación cuando sufre una tasa de 50 por ciento mensual; la otra es la de
la asociación de contadores internacionales (International
Accounting Standards Board) que indica que hay hiperinflación
cuando se registra una tasa de 100 por ciento por tres años consecutivos. Y la
de Reinhart y Rogoff (2011), que hablan de hiperinflaciones modernas y toman
como parámetro una tasa anual de 500 por ciento.
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