viernes, 2 de marzo de 2018

VENEZUELA EN 2018: UN CARTON DE HUEVOS CONVERTIDO EN QUIMERA. La verdadera confiscación de los sueños.




EDUARDO ORTIZ RAMIREZ


INTRODUCCIÓN


Para la economía normal de un ciudadano de los más bajos estratos en la distribución del ingreso, se ha vuelto inalcanzable un cartón de huevos o al menos dificultoso adquirirlo. A pesar de ser, en la crisis económica y humanitaria que vive la nación, el recurso en proteínas y alimentos al que pueden recurrir muchos, incluso la clase media, ante la ausencia y altos costos de carnes, pescados y otros alimentos. Pero también se ha convertido en un parámetro para medir costos, nivel de ingreso y fijación de precios y tarifas; varios desempeños se miden, así, por el precio de esta quimera o realidad según sea el caso.

Por otra parte, en varias oportunidades señaló el presidente Hugo Chávez (HC) que nos habían robado los sueños, cuando, de manera altisonante y justiciera, se refería a las administraciones de 40 años –en total- antes de iniciarse la que pasó a liderar desde 1999; según sus afirmaciones, nos habían quitado sueños, ilusiones y cualesquiera otras cosas que fueran de su gusto afirmar. Realmente, a los que él les endilgaba culpa, hoy debe –según casos- reconocérseles haberle creado durante un tiempo un rumbo al país, un sentimiento de que se podía vivir en una sociedad de orden y de esperanzas, donde los jóvenes, incluso él, podían estudiar, casarse, avanzar, viajar y vivir con decencia. Si todo eso lo acabó, transformó o modificó, la democracia de partidos y la corrupción a partir de mediados de los setenta, en un proceso primero poco a poco y después seguramente creciente, hay que reconocer, también, que, con todo y rentismo, corrupción y luchas de poderes, nunca los daños llegaron a las magnitudes de la descomposición/destrucción y cambio en sentido regresivo y negativo, como lo visto y acumulado en 1999/2018. Es certera la encuesta ENCOVI, cuando destaca el profundo deterioro de Venezuela desde que se pueden ver sus registros, comparados con todos los periodos previos de existencia de la nación y también comparado con los restantes países -y sus evoluciones- en América Latina[1]. 

Es de estos resultados, de donde surge, una verdadera confiscación de los sueños e ilusiones. Jóvenes que solo han visto una administración de más de 19 años y que tiene esos como los resultados. Un presidente y ministros, que le dicen al mundo -que ve lo contrario,  a no ser que se trate de un funcionario “confundido” de Naciones Unidas- que no hay crisis humanitaria/y la gente muere de hambre y de falta de medicinas, que no hay migración/y varios de lo que se van son oficialistas, que el metro funciona bien y no hay problemas de transporte/y este evoluciona en franco deterioro, que la nación está viviendo feliz y en revolución/y los jóvenes en algunos casos quieren irse sin finalizar las carreras que pudieran estar estudiando, en fin, que todo es felicidad/y todo cada día se descompone más. Es a estos jóvenes y a muchos otros no tan jóvenes a quienes realmente les han robado o confiscado los sueños e ilusiones, para querer seguir viviendo en las condiciones actuales de la nación y ese es uno de los “grandes resultados” de la administración bolivariana.

Este trabajo persigue el objetivo de evaluar/analizar parte de la evolución económica y política reciente de Venezuela, después de la desaparición física del Presidente HC[2], lo cual corresponde en buena parte a los años de presidencia de Nicolás Maduro (NM). Esta dimensión temporal no puede ser estricta por varias razones. La primera, es que el presidente NM es un continuador de las políticas y tendencias del presidente HC.  La segunda, es que en razón de la anterior, es menester remontarse a varios años previos e incluso a toda la administración bolivariana[3] que, para el momento de finalización del mismo, ya ha superado su año número diecinueve (19), globalizando las distintas elecciones e inicios de gobiernos dentro de esta última.


ILUSIONES/ENTUSIASMOS Y PROYECTOS


Las sociedades avanzan, evolucionan o se problematizan en la medida en que las ilusiones y deseos –según sean convenientes o distorsionadas, de avanzada o de retroceso- se convierten en proyectos de desarrollo, se unen voluntades para la materialización de los mismos y esta última permite encontrar -en los casos de éxito- la llamada por los neo institucionalistas dependencia de ruta. A excepción de algunas décadas del siglo XX, como las del sesenta y setenta (su primera mitad), no se encuentran en la historia nacional de las dos últimas centurias, períodos donde se anduviese cerca de tal encaminamiento hacia el desarrollo.

La revisión de la historia nacional de los últimos doscientos años, nos permite observar ilusiones y entusiasmos –aunque normativamente no siempre de los más adecuados- en determinados procesos económicos y políticos. Desde el punto de vista económico y político debe señalarse la importancia que tuvieron el café y el cacao hasta 1925, junto al sentido de paz relativa alcanzada por los gobiernos de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez[4] y, más o menos desde esa fecha, por alrededor de 90 años, el desplazamiento de aquellos bienes agrícolas por el petróleo como factor económico, que no se ha sembrado, usando inversamente la recomendación de Arturo Uslar Pietri[5].
Desde los puntos de vista políticos, económicos, sociales y militares, según los casos, existen otras ideas y procesos de entusiasmo de la población venezolana que deben destacarse. En primer lugar, la independencia. Suministró la independencia política y dejó al país y sus ciudades en ruinas, como destacaba el propio Simón Bolívar. Más aun, las fuerzas contrarias y acumuladas, fueron la base del surgimiento del resentimiento y los conflictos que acicatearon la guerra federal y las montoneras durante todo el siglo XIX. A pesar de esfuerzos cuestionables o no, como los de Guzmán Blanco, la nación entró al siglo XX también empobrecida y arruinada.

En segundo lugar, el militarismo, que estuvo presente durante todo el siglo XX hasta 1958, a excepción del llamado trienio, 1945/1948, y del inmediato y corto período de Rómulo Gallegos. Los militares, y sobre todo los venidos de los Andes, pasaron a considerarse fundamentales y difundir la idea de un orden inspirado y sostenido por ellos, a pesar de mayores o menores modernismos o amplitudes según los casos. En el inconsciente colectivo de los venezolanos, o en expresiones de la conciencia inmediata, surgen recuerdos de la tranquilidad, paz y orden relativos, en algunos de esos períodos.

En tercer lugar, la industrialización y la democracia desde finales de los cincuenta hasta mediados de los setenta. Trabajo, orden, limpieza, posibilidades de expandir la economía y los proyectos de inversión, estuvieron presentes en este periodo. Autopistas, industrias, escuelas y hasta las ideas e iniciativas de crear un Metro para Caracas, surgieron de esos años a pesar del rentismo. Pero la sociedad venezolana no tenía albergado el consenso, y el resentimiento y el radicalismo político de quienes no veían esos resultados como desarrollo –parte de los grupos políticos e individuos relacionados con esta posición, se encuentran hoy en el ejercicio del poder político-, hicieron su parte, para horadar un proyecto en curso que encontró su alteración definitiva en las bases más profundas de la renta petrolera, al convertirse en un distribucionismo exacerbado, a partir de mediados de los años setenta. Como señaló D.F. Maza Zavala, el trabajo -en el contexto de la Gran Venezuela de la Primera administración de Carlos Andrés Pérez de 1974 a 1979[6]-, fue sustituido por el dinero fácil que, además, pasó a formar parte del impulso de la corrupción.

En cuarto Lugar, la corrupción, el desasosiego, el autoritarismo en condiciones de democracia y los partidos convertidos en el eje repartidor de la democracia y la corrupción, que forman parte de un período de más o menos 20-25 años que va –grosso modo- desde 1975 hasta 1999. Un pueblo –en no pequeña porción- confundido, con cultura de campamento, buscador de arreglos; políticos y administradores que, parecieron ser más ineficientes mientras uno sustituía al otro; y, una masa de pueblo -en su acepción amplia- observando en cada oportunidad electoral la oportunidad misma para su proyecto personal, a pesar de las luces que todavía podían irradiar en momentos los presidentes, el congreso y algunos ministros. En el plano de la política económica, el mayor entusiasmo fue albergar, en algunos momentos, las ideas extremas del neoliberalismo y la crítica acérrima a la sustitución de importaciones. La cultura del extremo, ocupó espacios importantes en momentos de este periodo y en las ideas e ilusiones dominantes.

En quinto lugar, el periodo las ideas del bolivarianismo, inicialmente difundidas por el presidente HC y hoy día en las figuras de sus continuadores y del Presidente NM. Esto entusiasmó a una porción alta de la población venezolana, dadas las ofertas de crear una verdadera democracia, acabar con la corrupción y la llamada democracia de partidos. Honor, pulcritud, comedimiento, eficiencia en la administración pública, oportunidades de una repartición más equitativa del ingreso, fueron las ofertas iniciales en 1998 y 1999[7]. Muchos acogieron estas ideas como suyas y les profesaron esperanzas. Transcurridos más de diecinueve años, los entusiasmados son muchos menos y no todos los que se mantienen presentan la inocencia y honestidad que hubo en sus tiempos iniciales. La problematización económico, social y política, después de la cantidad de años señalada, enfrenta a los venezolanos –si no en su mayoría- en una porción por lo menos de uno a uno, ante la frustración de esperanzas no materializadas por un proyecto que, además de la ideas señaladas hizo renacer el militarismo, superponiendo lo militar a lo civil, en el contexto de las democracias insuficientes de América Latina y Venezuela y ante la necesidad de construir un nuevo entusiasmo. Capitalismo de estado, aumento de la corrupción, deterioro de los servicios, profundización de la dependencia petrolera y del rentismo, controles permanentes y aumentados en áreas de la mayor relación con la riqueza nacional y no de grupos o partidos, como es el manejo de las divisas obtenidas del rentismo, son parte de la nueva frustración presente en muchos venezolanos a pesar de la comodidades de algunos y las incondicionalidades de otros[8]. Cinco ilusiones, esperanzas, ideas y entusiasmos que en alrededor de doscientos años nos trasladan a la Venezuela problematizada, deteriorada y conflictiva de 2013 a 2018.

Deben reconocerse distintos logros en varios de los períodos mencionados. Independencia política, avance institucional, urbanización, alfabetización, eliminación de enfermedades, crecimiento económico y grados de desarrollo, oportunidades de avance para personas y familias, son solo parte de ellos. El presidente HC, sin embargo, consideraba (afirmación realizada en varios de sus discursos) que en doscientos años el único episodio relevante, además de la independencia, era el de la llegada al poder de los grupos y basamentos de la administración bolivariana y su persona, en las elecciones de 1998. No reconocía el presidente HC, la importancia de la Constitución de 1961 (a la cual llamó moribunda en su toma de posesión), ni las instituciones que habían sido creadas en 40 años de democracia, de las cuales él también era resultado[9]. Contrario a eso, pueden ordenarse ideas sobre cómo, desde la colonia hasta la industrialización, se habrían presentado elementos positivos en el ordenamiento de la vida civil y social del venezolano, a través de variadas experiencias económico-políticas.


REFUNDACIÓN DE LAS INSTITUCIONES/DESINSTITUCIONALIZACIÓN.


En este contexto, surge la idea de la refundación de las instituciones dentro las iniciales ideas y ejecutorias de la administración bolivariana. Su paso inaugural fue desarrollar la primera Constituyente para elaborar la nueva constitución, la cual terminó siendo aprobada en el referéndum del 15 de diciembre de 1999. A partir de allí, el llamado proceso de refundación de las instituciones terminó significando aumento del número de ministerios, condicionamiento de la labor del funcionario público a las concepciones dominantes dentro de la administración bolivariana y, en general, un proceso de desinstitucionalización del país y apuntalamiento de la no diferenciación entre Estado y Gobierno, que se ha visto facilitado por desorden administrativo, aparición de numerosas instituciones y deterioro de otras. La parcialidad en los conflictos, la pérdida de autonomía de variados poderes públicos y, la específica de algunos organismos, como el Banco Central de Venezuela, también son elementos de desinstitucionalización y adaptación de un aparato estatal deficiente y deteriorado, a los intereses de la administración bolivariana[10].

La ideología colectivista/socialista, ha estado en la base del proceso de desinstitucionalización en curso, desde que comenzó la administración bolivariana, impidiendo -por otra parte- cualquier flexibilización o cambio de posiciones, más aun cuando esto último, al alterarse o preverse la continuidad del régimen, pone en ascuas la futura tranquilidad de los individuos que hoy lo dirigen, en razón de conflictos o acusaciones internacionales en los cuales pueden estar inmersos. La función de la segunda constituyente (iniciada y formalizada en 2017, después de una elección de miembros altamente cuestionada el 30 de julio), es permitir que la continuidad del régimen siga siendo posible, bajo cualesquiera procedimientos y en connivencia con los otros poderes que han perdido su autonomía.

Es ese, el marco institucional de resolución de numerosos conflictos políticos y económicos que, aunque han estado presentes durante toda la administración bolivariana han aumentado y se han agudizado a partir de las complicaciones políticas y económicas desde 2012 –y las cuales se amplían y profundizan en 2013 al 2018-. No es estrictamente asociable esto último, a la desaparición física del presidente HC, pues en tiempos de sus gestiones se desarrollan numerosos conflictos, incluido el del intento de golpe de Estado de 2002. Pasó a coincidir, más bien, con el aumento de la problematización económica y social, que tuvo su punto mayor en las crisis –iniciadas en febrero- de 2014 y en su continuación en base a permanencia de presos políticos o aumento de acciones de corte represivo. Las mismas negociaciones económicas que se dieron a partir de 2014 con el sector privado, cayeron así, también, en frustración y en un muy bajo nivel de acercamiento para llegar a acuerdos. El panorama fue igualmente de fracaso, tanto en lo político como en lo económico, en las negociaciones iniciadas después de la pensada suspensión del referéndum revocatorio por parte de la administración de NM en 2016 (puede verse de manera ilustrativa As Venezuela crumbles, the regime digs in http://www.economist.com  Jan 28th 2017). No por casualidad, igualmente, terminaron dándose resultados de fracaso en las negociaciones de Republica Dominicana –entre gobierno y oposición-, iniciadas desde noviembre de 2017 y finalizadas en febrero 2018[11],  las cuales tuvieron de base todo el complejo escenario político-económico de 2017, pero ello trasciende los límites de este trabajo.

Obviamente, la conformación y los conflictos internos de los grupos políticos de oposición, su dinámica y fuerza de actuación se ve afectada negativamente en sus capacidades y efectividad de las actuaciones y, por otra parte, asimismo, contrariamente, se han visto beneficiadas en sus desempeños y gestiones los partidos y grupos de apoyo de la administración bolivariana dado el proceso de desinstitucionalización. Debe señalarse, de todas maneras, que parte de esta problemática de la evolución política e institucional, crecientemente, va registrando manifestaciones, criticas, cambios o revelaciones dentro de la misma esfera del oficialismo o de quienes lo apoyaron o se sintieron identificados con sus planteamientos[12]. A partir de las elecciones del 6 de diciembre de 2015 este escenario tiene un cambio de importancia con el triunfo mayoritario (2/3 de representantes en la Asamblea Nacional) por parte de las fuerzas políticas de la oposición.


RENTISMO, EXPORTACIONES NO TRADICIONALES/PETROLERAS Y PRECIOS DEL CRUDO


Los procesos de ajuste y estabilización, llevados a cabo en la estructuración de la política económica antes de la administración bolivariana –en un periodo de cerca de 20 años-, que se ubica en el contexto de políticas de apertura y liberalización en América Latina, no implicaron correctivos estructurales y de permanencia para la economía y la sociedad venezolana. Parte de la explicación de esto radica en la profundización del fenómeno del rentismo, pues la mayoría de las administraciones de tal período–igual que la bolivariana-, hicieron el planteamiento de disminuir la dependencia petrolera y, contrariamente, la aumentaron. La administración del presidente NM declaró pomposa e irrealistamente  el año 2016 como el del fin del rentismo y el 2017 como el del inicio de un nuevo modelo. Si en el de peso del producto petrolero y no petrolero, así como en sus tasas de crecimiento, esto no es siempre evidenciable, en los mecanismos de difusión, encadenamientos o en la creación de economías externas y dinámica de la inversión privada, si es perceptible como el petróleo fue captando cada vez más espacios de la economía venezolana.

A la llegada del Presidente Chávez, las exportaciones no tradicionales, por ejemplo, apartando momentos de los inicios de los años noventa, nunca alcanzaron saltos estructurales contundentes y estables. Tampoco sucede durante la administración bolivariana. Contrariamente durante esta, caen en un estancamiento estructural y definitivamente alterador de cualquier posibilidad de impulso cómodo. La ausencia de una definida política de desarrollo de las exportaciones no tradicionales, ha sido la otra cara de un rentismo no solo no derrotado sino más bien apuntalado.  Visto a la luz de las informaciones que maneja la Asociación Venezolana de Exportadores (Avex), las exportaciones no petroleras del país han evolucionado en descenso. En los primeros nueve meses del año 2016, las ventas al exterior de productos no petroleros registraron una caída de 22,33% (412,36 millones de dólares), con respecto al mismo periodo de 2015.  Visto en montos, entre enero y septiembre de 2015, los ingresos por exportaciones fueron de 1,84 millardos de dólares; mientras que en 2016 se redujeron a 1,43 millardos de dólares (www.efectococuyo.com 2 de febrero 2017). Aunque para años recientes, los exportadores se han planteado metas de 3.000 millones de dólares, en 2016 se llegó solo a 2.140 millones de $ (www.larazón.net  09 2017). De una manera gruesa Avex ha señalado que en 2017 se revirtió la tendencia descendente de las exportaciones no petroleras aumentando un 30% y alcanzando los 3.000 millones de $ que se habían venido planteando. Tres restricciones operativas en 2018, podrían afectar los resultados de 2017: la suspensión de exportaciones de productos agroalimentarios, prohibición de exportaciones de desechos metálicos y el cierre de comunicación aérea y marítima con Curazao, Aruba y Bonaire (www.elimpulso.com enero 27 2018). Posibilidades de uno de los variados DICOM habrían estimulado este crecimiento: en particular, una mejora en el sistema cambiario del sector, en el cual actualmente la tasa manejada corresponde a un 80 %-20 % del cálculo DICOM, donde este último porcentaje de las divisas, consecuencia de las exportaciones, es solo el de venta obligatoria al Banco Central de Venezuela. En cualesquiera de los casos, se habría estado en varios años muy lejos de la meta planteada en la administración bolivariana de alcanzar 7.000 millones de exportaciones no tradicionales (www.confirmado.com.ve enero10 2018).

En general, debe insistirse en la influencia que tienen la dinámica del rentismo y la elaboración de políticas de control (de precios y de la economía en general) y poco flexibles hacia la focalización en cuanto a la consecución del desarrollo económico, así como el contexto creado en relación a críticas hacia la economía de mercado y al régimen capitalista, como condicionantes de la propia dinámica seguida en variables como la inflación, el tipo de cambio y el endeudamiento. Todas estas variables estuvieron relativamente contenidas, a pesar de su tendencia a la inestabilidad dentro de la economía venezolana, debido a altos precios del petróleo de los cuales en -términos absolutos o relativos- ha dispuesto la administración bolivariana en buena parte de los más de 19 años de sus ejecutorias. El cambio abrupto en tales precios iniciado en julio 2014 –continuado en 2015, 2016 y 2017- y todavía manifiesto iniciado 2018 (de alrededor de 100$ el barril para la cesta venezolana a mediados de 2014, promedió 44,65$,  35,15$ y 46,66$ para 2015, 2016 y 2017, respectivamente/ http://www.menpet.gob.ve/  21 febrero 2018), pasó a catapultar un conjunto de problemas que habían venido arrancando desde 2012, entre ellos, el déficit fiscal, que ha pasado a rondar cerca de un 20% del producto, acarreando un conjunto de compromisos de parte de la nación, con agentes  externos y tenedores de bonos, entre otras figuras, con las correspondientes particularidades que ha tenido la acción gubernamental de la presidencia de NM en algunas de las operaciones de bonos de años como 2016.


MERCADO CAMBIARIO


El mercado cambiario, receptor inmediato del rentismo y de la concentración en exportaciones petroleras -y de la casi nula oferta de agentes privados en el mercado de divisas cuya acción inmediata, dado el contexto, siempre sería quedarse con la mayor porción de las mismas-, no ha podido ser contenido por los variados regímenes cambiarios creados en medidas tomadas y comunicadas en distintos anuncios a través del tiempo, ni por la endilgación de la culpa -por parte de la administración bolivariana- a páginas en internet, como Dólar Today, que son resultado del desorden, la escasa información y el férreo y creciente control de cambios. Entre noviembre/diciembre de 2016 y enero 2017 el mercado cambiario evolucionó desde los alcanzados alrededor de 4.500 Bs por $ a 2.500 para subir nuevamente a 3.500, con los agravantes de las innecesarias tensiones e impertinencias de política monetaria en cuanto a retirar el billete de 100 bolívares –medida inmediatamente modificada- y las acciones sobre las particulares casa de cambios, por mencionar sólo algunos elementos (puede verse el trabajo de R. Balza ¿Por qué cayó (y volvió a subir) el paralelo? http://masterecointerucv.blogspot.com/2017/01/por-que-cayo-y-volvio-subir-el-paralelo.html)[13].

Por razones de coyuntura, confluencia o circunstancias, el período de la revolución sin Chávez o administración de NM, nos presenta un tiempo de complicación de estas variables y en particular del mercado cambiario. Los niveles del dólar paralelo o negro 2014/2018, superando numerosas veces a los niveles controlados, bajo sus distintas denominaciones, solo son entendibles con la aguda desvalorización del bolívar y la rápida descapitalización de los venezolanos. Los niveles controlados como el de protección de Bs 10 por $[14] o los mayores fueron entrando en una especie de caja negra y de exclusividad y privilegio para su acceso. Es así como hay sectores industriales que  destacaron no tener casi ningún acceso a los dólares Simadi, el cual fue superando los 650 Bs por $ desde su instauración. Estos niveles del $ se alteraron/desaparecieron/aumentaron según la evolución económica y de las medidas de la administración bolivariana, superando para finales de 2017 e inicios de 2018 los 200.000 Bs por $, según los registros en el dólar paralelo. En la dinámica institucional, los “cambios” se convirtieron en una costumbre con pocos resultados positivos a registrar[15].


INFLACIÓN/HIPERINFLACIÓN


En un contexto de desinversión,  inflación de dos dígitos altos para 2013 y 2014,  de tres dígitos para 2015 y 2016 (180,9 % 2015 según BCV; aproximaciones preliminares 2016 pudieron verse en The economist ya citado) y cuatro dígitos para 2017 (más de 2600% según la Asamblea Nacional), controles agudos de precios y escasez de divisas, se generó, así, el fenómeno de la escasez -primero de bienes básicos y a renglón seguido de buena parte de bienes y componentes y bienes de inversión-. Para 2014 y 2015, la distorsión de precios relativos y la escasez, se convirtieron en un fenómeno estructural, muy difícil de corregir pues –crecientemente- arrastró aspectos económicos, psicológicos, de costumbre y de política económica –a pesar de intentos de modulación como requisas de inventarios, Sistema Biométrico o compras según número de cédula-. Para 2016, 2017 y entrado 2018, puede afirmarse que ningún problema de escasez de productos variados se había logrado solucionar a no ser aquellos casos de productos nacionales o importados –de alimentación o no- cuyos niveles de precios los vuelven inaccesibles para la mayoría de la población. En la cifras que maneja Cavidea, en el año 2015 un venezolano promedio estaba consumiendo alrededor de 20kg de alimentos por mes, para enero-julio 2016 el volumen bajó a 13 kg (se estima que el volumen promedio mensual adecuado bordea los 30 kg mensuales).

La administración bolivariana, no habiendo solucionado problemas estructurales, macroeconómicos y sociales, pero si habiendo atendido a través de las misiones a grupos sociales de los menos favorecidos en la distribución del ingreso, pasó entonces a presentar el deterioro en las condiciones de vida de grandes grupos de la sociedad venezolana, dejando solo la satisfacción para los incondicionales como seguidores políticos y los acomodados, incluidos los beneficiarios de corrupción.  Este ha sido un proceso extensivo -y según los casos más o menos intensivos- desde los dólares hasta las bolsas y/o cajas de alimentos de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). Debe reconocerse que a pesar de los mismos sesgos –y otros problemas arrastrados o generados- la construcción y distribución de viviendas ha tenido niveles relativamente altos a pesar de no satisfacer la magnitud de necesidades de las mismas y haberse presentado numerosos cuestionamientos a la calidad; con los matices correspondientes de toda la administración bolivariana y del presidente NM en particular.


SECTORES


Desde el punto de vista sectorial, como hemos indicado, la economía venezolana no habría logrado superar, por razones de dotación factorial, pero más aún por ausencia de estrategias de desarrollo de largo plazo, la vocación o adicción petrolera,  a pesar de que la administración bolivariana siempre ha profesado que si tiene estrategia y que quienes no la tienen son los grupos que se oponen a ella. La dinámica en otros sectores, habría estado signada por el estancamiento y perdida de importancia productiva, como es el caso del sector agrícola, ya de por si venido a menos  en décadas previas a la administración bolivariana. De haber, por lo menos acumulado experiencia y relativa importancia –aunque más no fuese que para el suministro de bienes a nivel nacional-, la nación, después de más de 19 años de gestión de la administración señalada, pasó a desarrollar una verdadera agricultura de puertos, importando bienes agrícolas y pecuarios de distinto tipo, y a ubicarse cada día más lejos de la idea del presidente HC –acogida, directa o indirectamente, por el presidente NM- de convertir a Venezuela en una potencia agrícola[16].

No han funcionado ni las ideas ni los 15 motores del presidente NM, ni para la solución de sesgos o problemas estructurales ni para darle un mejor desempeño a Venezuela en el plano internacional o de la competitividad. Abastecimiento de productos e insumos, industrialización y desarrollo de exportaciones, siguen siendo tareas pendientes que cada día requieren más recursos humanos que no están estrictamente consustanciados con la repetición de ideas del fanatismo y la demagogia. Por lo demás, nadie viene a desarrollar a nadie: también lo han demostrado rusos, chinos, brasileños e iraníes; por mencionar algunos de los que han sido de interés para la administración bolivariana, pues otros países (Argentina, Cuba, Nicaragua o Bolivia) han sido altamente beneficiarios directos de una especie de ineficiente o productivo -para los mismos- subsidio internacional que, asimétricamente, les ha venido dando Venezuela.

Al igual que el punto agrícola, deben revisarse experiencias, procesos e ideas sobre el área industrial. Para 2015, Venezuela ya había acumulado una desindustrialización considerable, la cual -grosso modo- habría abatido alrededor de la mitad de los establecimientos industriales y el 50% de los empleos directos del sector industrial (300.000 empleos directos y 900.000 indirectos, según datos difundidos por CONINDUSTRIA)[17]. Ubicándose en una posición donde tendría que industrializarse aceleradamente –al tomar en cuenta determinados parámetros- para nivelarse y encaminarse por una ruta de desarrollo que implicase a este sector. Informes de Cavenez diciembre 2016 ubican como la industria automotriz vendió tan solo 3.008 unidades nuevas (Ford Motor, Toyota, Chrysler, Iveco, MMC, y General Motors) durante el año de los informes, lo cual ubica a tal industria en un estado de casi paralización. Por otra parte, representantes de la industria de autopartes –otrora área de importante dinamismo- también a finales de 2016 en actividades de Conindustria (perspectivas Conindustria 2017) destacaron como estaban produciendo a 30% de su capacidad con altos problemas en divisas, insumos y área laboral, y su situación general era cercana a un colapso. La discusión en la administración bolivariana -atinente a conceptos- y la operatividad en el área referida, ha sido bastante escasa a pesar de inclinaciones aparentemente favorables.

También desde el punto de vista sectorial y asociado al tamaño de las organizaciones empresariales y a formas de participación de la sociedad civil, es importante destacar los pocos avances que -en términos relativos a otros países de la región- se habrían presentado, en cuanto a desarrollo de la pequeña y mediana empresa en términos de gestión o facilidades de financiamiento, entre otros aspectos. Pero también, el bajo desarrollo del cooperativismo, a pesar de períodos donde se buscó desde la administración bolivariana aupar el desarrollo del mismo. La falta de precisión conceptual, así como lo itinerante de las políticas hacia esta área, permiten observar un abandono de la idea de estimular el cooperativismo, del lado de la administración bolivariana.

En zonas como Carabobo las pequeñas y medianas industrias han venido siendo afectadas por el contexto económico señalado y de manera muy específica -como también está sucediendo en otros estados y regiones- por los compulsivos y frecuentes aumentos salariales –como es señalado más arriba[18]- que mientras más ha avanzado la administración del presidente NM más conmueven a la población y a los pequeños empresarios, dado que con tales aumentos no pueden fácilmente trabajar, ocasionándose los correspondientes despidos y cierres de empresas. Esto último, se ha visto en la región, se convierte en un nutriente de la informalidad. Según la Cámara de Pequeños y Medianos Industriales y Artesanos de Carabobo (Capemiac) más de 50% de los que salen de las empresas tienen tal destino.


LA ENTRADA DE 2017


Ante esta acumulación de políticas inestables, imprecisas o no bien enfocadas, el escenario 2013/2017 se tornó conflictivo, dramático, y con resultados significativamente preocupantes en cuanto a la estabilización del país y a sus efectos para 2017 y años siguientes. Más aún porque, a pesar de los altibajos, la mayoría de las proyecciones en cuanto a precios del barril de petróleo, desde el segundo semestre de 2014 hasta entrado 2015, apuntaron en líneas generales, en el mejor de los casos, a precios no superiores a 70 $ hasta finales de este último año, lo cual se cumplió; y a la posibilidad de nuevos precios altos -y no superiores a 100$- para 2016 o 2017, lo cual no se cumplió, observándose la continuidad de precios bajos. Ninguna de las proyecciones recientes perfila sorpresas en cuanto a aumentos súbitos en los precios del barril En el plano real, los inicios de 2016 enfrentaron a la nación –por ejemplo- con precios del petróleo por debajo de 30$ el barril. A finales de 2017, si bien en el último trimestre los precios de la cesta venezolana superaron los 50$, durante todo el año se promedió 46,66$ el barril –tal cual se señaló más arriba- (ver http://www.menpet.gob.ve/).

En este contexto y dada la importancia que el petróleo ha tenido para la publicidad -y apoyo a países simpatizantes- del proceso de más de 19 años llevado en Venezuela por la administración bolivariana, las acciones de esta última fueron implicando, desde 2014, la radicalización del discurso político y la acciones en contra de personalidades y grupos de opositores, así como fortalecimiento de la actitud de desdén ante la crítica o ante la profundización de problemas económicos señalados o políticos y sociales como la corrupción y la inseguridad.


GESTIONES Y ACUERDOS INTERNACIONALES, ANTIIMPERIALISMO, SANCIONES.


Las gestiones internacionales de la administración bolivariana han implicado la búsqueda de adeptos y amigos -directa o indirectamente-  a través de la creación –por ejemplo- de un acuerdo altamente asimétrico entre sus miembros, como lo es el ALBA. También ha implicado la búsqueda de apoyo político y económico de parte de países como Cuba, China, Rusia e Irán. En el caso de Cuba y China, las relaciones han abarcado numerosos aspectos; en cuanto a la primera, se ha construido una relación de tutela desde los tiempos del presidente HC y se ha profundizado con el Presidente NM, siendo, desde el punto de vista económico, muy beneficiosa para la isla del Caribe; en el caso de la segunda, se trata de una relación bastante dependiente del lado de Venezuela a través del Fondo Chino u otras figuras que, ante los problemas de escasez de divisas, déficit fiscal y necesidades de financiamiento, las autoridades venezolanas han buscado recurrir a las mismas en diversas oportunidades. Pero también en el caso de China, los suministros petroleros como pago de deuda, las importaciones de autos, autobuses, alimentos y otros productos como satélites, hacen que la relación con tal nación se haya venido ampliando de manera considerable en lo visto hasta 2018.

A la par que ha sucedido con la evolución de las relaciones comentadas, crecientemente Venezuela, desde los inicios de la administración bolivariana, ha visto irse deteriorando las relaciones de distinto tipo con EEUU. En el campo comercial y su principal instrumento de vínculo, que son las exportaciones petroleras desde Venezuela hacia tal nación, se mantienen en porciones importantes; aunque, indudablemente, en la medida en que Venezuela ha visto aumentar sus colocaciones en Cuba por acuerdos vinculados a elementos señalados y a variados países del Caribe que son beneficiarios de los arreglos en Petrocaribe y, así también, a colocaciones diarias en barriles hacia China como medio de pago, los montos de  barriles o de ventas en dólares hacia EEUU han disminuido según períodos[19], aunque esto no represente una disminución radical de los mismos.

Contrariamente a lo sucedido con Venezuela, en el caso de las relaciones EEUU-Cuba, se buscó, desde finales de 2014 y comienzos 2015, poder establecer políticas de mejoramiento en turismo, remesas, establecimiento de embajadas, entre otros tantos elementos. Todos estos aspectos estuvieron presentes en la VII Cumbre de la Américas celebrada el 10 y 11 de abril 2015 en Panamá[20], donde a pesar del triunfalismo que siempre ha ejercido la administración bolivariana para distintas circunstancias, pudo observarse el pragmatismo de distintas naciones y la pérdida de apoyos que se han venido acumulando en relación a Venezuela. Terminó siendo una Cumbre más en relación a tratamientos diversos que se requieren en la región y Venezuela, junto a acciones sobre las cuales tampoco hubo decisiones, ni siquiera al nivel en que pueden acordarse en estas Cumbres.

Todo el conjunto de evoluciones referidas, tanto en el plano nacional como en el internacional, y específicamente en la relación con EEUU, produjeron, ya para el segundo trimestre de 2015, actitudes más violentas y agresivas de parte de la administración bolivariana, pero también se reforzó una actitud de critica antiimperialista, antiestadounidense y de disposición salvadora de la nación venezolana que, en el contexto de la administración bolivariana, ha asumido  la dimensión internacional como desahogo o intento de canalización de energías que permitiría desatender la solución de los problemas locales.  Si bien para 2016, 2017 y 2018 esa actitud ha continuado, en la actualidad, la administración Trump le genera a Venezuela interrogantes y desafíos por aproximaciones y afirmaciones vistas en tal gestión. Debe añadirse el marco de complicaciones que, en las relaciones con EEUU, Canadá y la Unión Europea, se presentaron a partir del establecimiento de sanciones a funcionarios, derivado de los agudos y extendidos sucesos del año 2017, en razón de las ejecutorias de procesos represivos y alteradores de la democracia de parte de tales funcionarios, incluido el presidente de la república[21].

Por otra parte, se trata también de un escenario donde en un acuerdo -Mercosur- en el cual ingresó Venezuela en 2012, también ha acumulado problemas en sus desempeños, según todo lo visto con los impedimentos presentados por otros países del mismo, para que Venezuela ejerciese la Secretaria pro tempore avanzado 2016. Esta circunstancia condujo a episodios relativos a los intentos de Venezuela de ejercer casi impositivamente la Secretaría en una reunión en Argentina -que terminó siendo fallida-, durante el mes de diciembre (día 15) de este último año, dada su previa expulsión, en razón -según los otros miembros del Acuerdo- de no haber cumplido con todos los pasos y procedimientos asignados a la nación, desde su incorporación al mismo, decidiéndose el 2 de diciembre  el “cese del ejercicio de los derechos inherentes a la condición del Estado parte del Mercosur (miembro pleno)” y habiéndose agregado que la reincorporación de Venezuela conllevará renegociar las condiciones de adhesión (ver Sergio Meza, Mercosur. La quimera venezolana, http://masterecointerucv.blogspot.com/2017/02/mercosur-la-quimera-venezolana.html,  lunes, 6 de febrero de 2017; Félix Arellano, ¿Suspensión o expulsión? martes, 6 de diciembre de 2016, http://masterecointerucv.blogspot.com/2016/12/suspension-o-expulsion.html)[22].


SOCIALISMO Y POBREZA


En toda esa evolución, si hasta los catorce años con HC en la presidencia[23], la administración bolivariana no había avanzado en la construcción de un socialismo distinto al socialismo rentista y sin rumbo precisable que se observaba, para lo que llamamos la revolución sin Chávez -o administración de NM-, como capítulo de la administración bolivariana, la economía y la sociedad se encuentran crecientemente problematizadas y desviadas de  todo lo que podrían ser las propuestas del socialismo contenidas en el Plan de la Patria o en las ofertas iniciales de crear una sociedad más justa, equilibrada y encaminada hacia el crecimiento y desarrollo. La nación no se convirtió ni en potencia agrícola, ni en país de clase media, ni en país del primer mundo, que no son más que expresiones fáciles para ocultar fracaso y desaciertos.

Todo lo contrario, la nación como nunca se vio desde 1958, se encontró afectada por el hambre, la inseguridad, la falta de oportunidades, las condiciones difíciles para invertir, conseguir empleo o simplemente trabajar. Pero  tampoco se llegó a observar desde tal año, la aparición extensiva de la pobreza y un agudo deterioro de valores en instituciones y ciudadanos, como el observable a partir de -alrededor de- 2012. La encuesta Encovi que ha venido desarrollándose (por parte de la UCAB, UCV y USB) desde 2014, ha destacado y alertado en distinta formas el aumento de la pobreza; histórico y nunca antes visto, al observar niveles como el de 2017. La última, presentada a inicios de 2018 (21 de febrero), destacó como la pobreza total abarca ya a cerca de un 90% de la población y la extrema –atinente a alimentos-, a alrededor de un 61%[24].

En tal contexto y en base a lo revisado y visto, pueden plantearse algunas líneas y bocetos de asuntos, problemas y dinámicas que haya que atender en el futuro de la sociedad y la economía venezolana, haciendo abstracción de lo que podrían ser precisiones temporales de corto, mediano y largo plazo.

Lo que deberá atenderse y reconstruirse después que finalice la administración bolivariana es significativamente amplio, pero puede enfocarse en asuntos inevitables o en algunos de los fundamentales. No es fácil arreglar un país. No es sencillo encontrarle a una nación un rumbo extraviado desde hace décadas[25], con resultados de empobrecimiento y deterioro económico de manera importante en los más de diecinueve años transcurridos desde que se inició tal administración. Es empedrado para caminar, el caso de una nación donde su administración actual y sus simpatizantes, muestran una notable indiferencia –o dan explicaciones “convenientes”- en cuanto al destino de más de 1 billón (millón de millones) de $ ingresados por concepto de petróleo en alrededor de 19 años.


LINEAS DE ATENCIÓN EN ALGUNAS ÁREAS


Las siguientes son –aproximativamente- algunas líneas de atención para áreas donde deberá haber énfasis, detenimiento, trabajo, consenso y cambios importantes.

Rentismo y sectores.  Venezuela seguirá teniendo y disfrutando del petróleo. Al ser controlado por el Estado y gobierno de turno, se continuará presentando el rentismo que le indica a los buscadores de renta que en el área estatal es donde se encuentra la renta y el dinero. Es asunto viejo pensar que hay que darle impulso a otros sectores de la economía. Lo que en décadas se logró en desarrollo sectorial ha desaparecido o se ha visto alterado de manera importante, sobre todo durante la administración bolivariana. Productos de las áreas automotriz, metalmecánica, construcción o química, en los cuales se habían alcanzado logros de producción y de exportación, han vuelto a convertirse en objetivos a alcanzar o retomar. La administración señalada ha sido particularmente deformadora de la estructura productiva que se había alcanzado, colocando a variados sectores hoy día a punto del colapso. No hay instrumentos ni políticas que solucionen esto en días o semanas, se requerirán años y lustros. Así, la Venezuela Post-rentista es una temeridad o una oferta demagógica –cuando se plantea par el corto o mediano plazo- y lo que se debería buscar es que los efectos negativos del rentismo sean compensados por los positivos, que deriven de una más adecuada combinación de políticas y una mejor organización sectorial.

Instituciones. BCV y ministerios. El proceso atroz de desinstitucionalización, observado en los más de diecinueve años de administración bolivariana, ha producido el descalabro de variadas instituciones. El BCV se ha deteriorado grandemente en funciones, sentido y gestiones. Se expresó por parte del nuevo presidente del BCV –Ricardo Sanguino- nombrado a inicios de 2017: “Debemos decirle a nuestro pueblo que los bancos centrales fueron hechos por el sistema capitalista como un instrumento que lo pone por encima del gobierno y el Estado, pero recordemos que fue en la administración del presidente Chávez cuando esto se cambió y Venezuela empezó a desvincularse del modelo capitalista” (www.eluniversal.com 23 de enero de 2017). Se traduce en algo como que la autonomía de un Banco Central es una especie de invento malévolo del capitalismo. El antiguo Cordiplan y variadas Oficinas y ministerios están considerablemente deteriorados. PDVSA, de tener una caja negra pasó a convertirse en una caja de Pandora. La Cancillería, por su parte, ha acumulado ingentes problemas de funcionamiento y sentido. A finales de los noventa, Venezuela estaba necesitada de un impulso y desarrollo institucional considerable[26], para cualquier reestructuración futura habrá que recuperar las instituciones que se pueda e iniciar con otras desde cero.

Controles y formación de precios. Una amalgama impresionante acumuló Venezuela en los más de diecinueve años transcurridos de administración bolivariana, en la interrelación de controles de precios de bienes, servicios y mercado cambiario, que aunado a deformaciones estructurales de la producción asociadas a la desindustrialización y a la ausencia de adecuadas políticas, crearon un contexto de dificultades para que al acentuarse/presentarse desde 2013 mayor inflación y una aguda escasez de bienes, efectivo (a partir de 2016)[27] y divisas, junto a complicaciones de endeudamiento por imposibilidad de pagos[28] y necesidades coligadas a la baja en los precios del petróleo (desde 2014), se irradiara en efectos negativos hacia otras esferas como servicios sociales y en valores y comportamiento ciudadano (deteriorándose), en un movimiento totalmente contrario al concepto de desarrollo económico y social. Un verdadero proceso de descomposición nacional y de antidesarrollo. Esto no lo solucionará una idea extrema de libre mercado, ni el invento de controles adicionales a los –perniciosos- ya desarrollados por la administración señalada. Si bien la economía ha presentado una dolarización informal, el dólar paralelo no ha sido el único determinante de la inflación (un punto de vista favorable y discutible sobre la dolarización puede verse en César R. Gallo P. Dolarización y pobreza en Venezuela www.prodavinci.com;  10 de febrero, 2017). Venezuela en 2017 –y ya desde 2016- se encontró claramente en hiperinflación[29], pues para ello no es necesario localizar los terribles cuatro dígitos, ni el que se alcance 50% mensual de aumento en los precios según una de las definiciones tradicionales en macroeconomía (Phillip Cagan/1956); la intensidad y velocidad de los aumentos de precios, la desvalorización del dinero y la actitud de distintos agentes económicos en la búsqueda de alternativas a esta última, lo permiten afirmar. Desmantelar el control de cambios, que ha sido un generador de alteraciones productivas, a la vez que de corrupción así como un arma de control político, puede hacerse de un día para otro, pero los efectos de ello serán notables en distorsión, confusiones y alteraciones productivas. Lo dramático es que va a tener que suceder. Igual que en otros precios, donde se deberán quitar controles, pero no siempre el mercado va a brindar los mejores o más rápidos equilibrios, según los casos. Los agentes económicos –empresarios, consumidores y gobierno- deberán reeducarse para canalizar la formación de precios relativos, 

Autonomía de poderes. Igual que en otros casos, la administración bolivariana ha convertido la autonomía de los distintos poderes en algo sin sentido. Simplemente -según su óptica- debe haber parcialidad y no hay nada más que discutir[30]. Viéndolo con un ejemplo particular es más o menos lo que los administradores cubanos decían y ejecutan sobre la prensa: los periodistas de los medios oficiales -que son los permitidos- deben estar parcializados hacia el gobierno y no hay nada más que plantear. Nombramientos adecuados a los cargos, misiones, respeto y sentido de autoridad será parte fundamental de lo que haya que retomar, recuperar o desarrollar en los lustros venideros a cualquier cambio de administración en Venezuela. Ello implicará regresar a nociones elementales de la autonomía de los poderes públicos, por los que ha transitado la humanidad en por lo menos los últimos doscientos años.

Educación. La administración bolivariana, ha buscado convertir la educación, en lo que en las ciencias sociales se ubicó alguna vez como un Aparato Ideológico de Estado. A desconsuelo de ello son previsibles resultados parecidos a los de Cuba, donde a pesar de habérsele asignado ese rol, ni surgió el hombre nuevo ni los ciudadanos dejaron -ni dejarán- de pensar en abandonar el país (de interés Yoani Sánchez, Medir la desesperanza www.14ymedio.com, La Habana | Febrero 12, 2017). Los esfuerzos de aquel intento no siempre han sido procesados, sea por el descaro o la resistencia de la sociedad civil. Pero desde el área primaria hasta la universitaria, se ha ido formando un sector dual en cuanto a lo que se enseña en unos y otros lugares y que -en los controlados por la administración bolivariana- tiene que ver en momentos o puntos con claro proselitismo político. En docentes, alumnos e instituciones tendrán que haber cambios notables para retomar o desarrollar un verdadero sentido de la educación en pro del desarrollo del país. Es con recursos humanos preparados técnicamente, en distintos niveles y áreas, como se desarrolla una nación y esta gana el respeto a nivel internacional; no es con manuales de adoctrinamiento o proselitismo político.

Militarismo. Con la idea de la unión pueblo y ejército, los militares han pasado a ocupar y desempeñar en la actual Venezuela posiciones y actividades para las cuales no existe percepción que se acople a la idea de su sujeción al poder civil, ni a su razón de existencia. Privilegios y beneficios no siempre justificados están, además, permanentemente referidos y sentidos por la opinión pública y la comunidad. Esto deberá cambiar e incluso ejecutarse cambios a lo interno del organismo militar. No será un proceso fácil ni exento de discrepancias, pero es indudable que la nación deberá asumirlo.

@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com





[1] Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) 2017, UCAB/UCV/USB; www.elestimulo.com 22 de febrero, 3 de cada 4 estudiantes menores de edad deja de ir a clases por falta de comida;  Entrevista a Marino González http://unionradio.net/marino-gonzalez-hizo-un-analisis-de-la-encovi-2017/. Puede verse ANCE. La Academia Nacional de Ciencias Económicas a la Nación Venezolana, 26 de febrero 2018.
[2] Formalmente planteada desde el 5 de marzo de 2013, aunque desde finales de 2012 no existían manifestaciones que indicasen que el presidente HC continuase vivo. El que no estuviese vivo ha sido rotundamente negado por la administración bolivariana.
[3] Esta expresión se usará en este trabajo, para referir el período iniciado formalmente en 1999 y que ha abarcado la presidencia de HC y la de NM, omitiéndose la discusión de si tales ejecutorias implicaron o han implicado una correspondencia  con los ideales bolivarianos o con las ideas de Simón bolívar El Libertador o si se trata de un bolivarianismo sui generis. Es una expresión cómoda para resumir un periodo supuestamente inspirado en tales ideas y en otras como las del socialismo-comunismo en sus dimensiones fundamentales, frecuentemente repetidas por los gobernantes del caso.
[4] Su gobierno/dictadura de 27 años construyó las carreteras (con el trabajo de los presos) y creó formalmente el ejército (Manuel caballero, Gómez, el tirano liberal: anatomía del poder Editorial Alfa 2003; Domingo Alberto Rangel, Gómez el amo del poder, Vadell Hermanos 1975; Francisco herrera Luque, En la casa del pez que escupe el agua, Pomaire 1978).
[5] Se le atribuye  a Uslar Pietri  (periodista, político y escritor) la popularización de la expresión “Sembrar el petróleo” quién, el 14 de Julio de 1936, publicó en el diario caraqueño Ahora, un editorial titulado “Sembrar el petróleo”. La frase, sin embargo quien la conceptualizó fue Alberto Adriani, antes de esa fecha y como parte de sus proyectos a ejecutar una vez desapareciese la dictadura de J. V. Gómez. Fue diplomático y periodista, con estudios de economía, y además fue funcionario en el gobierno de Eleazar López Contreras y murió muy joven (38 años, 1898/1936); varios de sus escritos fueron recopilados en el libro Labor venezolanista.
[6] Una discusión de interés sobre este periodo puede verse en: Mirar hacia atrás para poder avanzar, por Francisco Rodríguez.  Prodavinci | 31 de Marzo, 2012.  Este escrito sirve de introducción al libro "Rómulo Betancourt y la generación política de 1958",  Gumersindo Rodríguez

[7] Las promesas, los ofrecimientos preliminares, se presentaron de manera casi neutral, contestataria y justiciera, ante las realidades recientes al momento; y esto seduce potenciales adeptos o seguidores. Más aun cuando las ofertas se presentaron en distintos ambientes: desde los barrios hasta el Eurobuilding y, el político líder, estuvo dispuesto a que analistas atrevidos le hicieran preguntas –como puede sucederle a cualquiera- sobre el futuro y sus intenciones (ver Eduardo Ortiz Ramírez https://www.academia.edu/35888860/_AH_AHORA_NADIE_SABIA_NI_SE_IMAGINABA._O_una_manera_de_ver_como_se_recibi%C3%B3_el_antidesarrollo_verdadero_en_Venezuela, febrero 2018).
[8] Puede verse Enrique Viloria Vera, LOS EFECTOS PERVERSOS DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI, http://masterecointerucv.blogspot.com/2018/02/los-efectos-perversos-del-socialismo.html 16 de febrero 2018.                                                                                          
[9] La administración bolivariana, sobre todo en expresiones del presidente Chávez, quiso catalogar desde sus inicios tales cuarenta años, como perdidos. Cosa no solo falsa, sino que cada día han pasado a ser más añorados, por una porción importante de la población (ver Eduardo Ortiz R. Ídem).
[10] “La reflexión sobre el tema institucional conduce a observaciones aún más graves que implican la necesidad “revolucionaria” de derribar el orden existente. Por eso, más que estar ante procesos de esa institucionalización creadora en la que fue modélica la monarchia catholica, se está ante un voluntarismo personalista destructivo, más bien desinstitucionalizador que con diversas estrategias está conduciendo a la destrucción de una realidad institucional cuyo desarrollo y vigencia han sido el resultado de un lentísimo y difícil esfuerzo bisecular. La voluntad del régimen personalista con afán revolucionario se orienta, así, a crear los supuestos de un orden nuevo, provocando un erial institucional por muy diversas vías. La primera de ellas, el secuestro de los poderes del Estado por el Ejecutivo. Pero no se excluyen otros procedimientos que aquí sólo cabe enumerar: 1. La promoción deliberada de una institucionalidad paralela para atender los mismos fines; 2. El desconocimiento deliberado y artero de instituciones vinculadas a personalidades incómodas o “enemigas” –como expresaría Schmitt– de un régimen que excluye al adversario; 3. La provocación deliberada de la disfuncionalidad institucional para destruir el propósito originario de la institución; 4. La cruda y burda destrucción deliberada de la institución por estrangulamiento o desatención, y 5. El debilitamiento y muerte de la institución por ignorancia, ineficiencia, inexperiencia o descuido, cuyo necesario e ineludible resultado, aun cuando involuntario, conduce a la destrucción institucional” (Graciela Soriano de García-Pelayo, De 1810 a 2010: variables conceptuales paradigmáticas en la Historia de Venezuela. RE V I S T A POLITEIA, N° 43, V O L. 32. IN S T I T U TO DE ES T U D I O S PO L Í T I COS, UCV, 2009:31-63).
[12] Puede destacarse lo contenido en un artículo de R. Denis y publicado en aporrea.org. Su artículo Adiós al Chavismo representa, de manera oportuna, para finales de septiembre de 2015, una síntesis de numerosos problemas y reacciones observadas en este álgido año. Dice así Denis: “El chavismo como a todos le tocó también corromperse, reproduciéndose en un legado de digna manipulación maquiavélica donde a diferencia de tantas memorias revolucionarias pasadas no deja materialmente nada. No deja nada que suponga inteligencia, productividad, ciencia, organización colectiva, de lo cual podamos estar orgullosos a pesar de todo. Es un legado vacío y meramente simbólico, donde solo los pocos que han podido resistir al cerco violento y burocrático al que han condenado este país, quedan medrando un grito revolucionario y autogobernante posible: comunidades, comunas, órdenes de control obrero decaídos, sin posibilidad alguna de unificarse para despedazar esta infernal burla. Eso ahora es imposible, más tarde quizás pero los pasos de unión habrá que darlos, y son muchos y largos. El “adiós al chavismo” es el adiós a un extraordinario sueño que frente a nuestras caras se nos convirtió en una pesadilla, en una especie de maldición a la cual todas las tendencias que se dicen revolucionarias día a día le proponen una salida; unas más principistas, otras más pragmáticas, otras valientemente se despegan del comando político oficial. Pero así mismo, todos los días esto va perdiendo más y más sentido, ya que el chavismo dejó de tenerlo, siendo inútil proponerle salidas cuando su esencia quedó totalmente ahogada en el fichaje gansteril que gobierna el gobierno, gobierna sus bases, gobierna el saqueo monumental que han generado. Los afiches del recuerdo chavista y del mismo Chávez se desmoronan ante la indiferencia colectiva, para pasar a la nada, al símbolo sin contenido propio de los capitalismos informáticos, esa “estética del vacío” que inauguraron ya hace unos años nuestros espléndidos escuálidos. Y esa es precisamente la razón por la cual el chavismo muere condenando a todo un pueblo a la improductividad, fascinado por la capacidad de manipulación que le ha dejado su comandante-presidente y que se la arrebatan después de muerto, pero deshaciéndose a su vez en esta fascinación mediatizada. Se olvidaron de hacer el cálculo en el tiempo de cuánto funciona semejante imposición al subconsciente colectivo. Ya llegó su fin, ya llegó el adiós que millones le estamos dando.” (ver Roland Denis, Adiós al Chavismo. 28 de septiembre de 2015 www.aporrea.org).

[13] Por razones diversas de este particular mercado, volvió a bajar el precio de la divisa alrededor de comienzos de marzo de 2017, para luego, a finales del mismo mes, en el contexto de la conflictividad política asociada a las sentencias 155 y 156 del Tribunal Supremo de Justicia, donde se alteraba el hilo constitucional, buscando afectar las posibilidades de desempeño de la Asamblea Nacional, volvió a subir a cerca de BS.F. 4000 por $ (Dólar Today).
[14] Desapareció a inicios de 2018.
[15] Pudo observarse como en el caso del DICOM -avanzado 2017- prácticamente entró en inactividad y a comienzos de 2018 se reactivó, convirtiéndose -por esa y otras razones- en un órgano e instrumento en permanente reestructuración y replanteo. Esto es, siempre se ha vuelto a lanzar como en un “ahora sí”. Siendo que su afectación ha sido estructural: no ha habido tantos dólares como antes, ni cercanamente. Los $ existentes han sido para el sector público, pago de deuda, la camarilla y las otras reparticiones discrecionales; el resto, para los agentes privados en porciones no trascendentales, como en la primera subasta del DICOM 2018 donde algunos empresarios obtuvieron 15.000 $ para sus actividades empresariales, lo cual para estos ámbitos no es propiamente abundante. La distancia entre sus niveles para el precio de la divisa (alrededor de 25.000 Bs por $ en esa subasta de enero 2018) y el dominante  de la  página Dólar Today, siguió siendo monumental. Las otras divisas, distintas al dólar, no han sido apetecidas con la misma fuerza -ni tampoco ha habido abundante disponibilidad de ellas-; adicionalmente, por tanto, las ofertas pasadas en este sentido tampoco se materializaron (ver Eduardo Ortiz Ramírez https://www.academia.edu/35947312/DICOM_CRIPTOMONEDAS_CAJAS_BONOS_CARNETS_ORGANIZACI%C3%93N_POPULAR_MOTORES_PAIS_POTENCIA_instrumentos_de_una_pol%C3%ADtica_econ%C3%B3mico_social_itinerante_y_de_efectismo.Venezuela febrero 2018). Deben resaltarse las devaluaciones tenidas por el bolívar en la secuencia de las tres primeras subastas del “nuevo” Dicom, pues el tipo de cambio resultante de la segunda y la tercera fue de 29.374,88 bolívares por $ y 35.941,86 Bs/$, a pesar de su considerable distancia con el dólar paralelo que, para los momentos del caso, bordeaba los 220.000 Bs por $ (www.el-nacional.com 22 de febrero y www.elimpulso.com 28 de febrero).

[16] Ambición temprana expresada por el presidente Chávez en inicios de su gobierno y retomada por el presidente Maduro. Al momento actual Venezuela no se ha convertido ni en potencia agrícola, ni potencia industrial, ni potencia petrolera, ni mucho menos país potencia. La industria petrolera ha pasado por parecidas afirmaciones de exaltación en variadas administraciones, porque se tiene petróleo para 300 años. Petróleo bastante difícil de extraer, más aun en una economía que ha visto decaer su principal actividad y decaer su principal empresa. Una nación que ha desatendido el sector universitario, la ciencia y la tecnología, nunca será un país como el proyectado por aquellos presidentes. Todo lo contrario, la nación se encamina a un círculo vicioso de empobrecimiento, desinversión y decrecimiento dentro de un contexto hiperinflacionario (Eduardo Ortiz Ramírez, Ídem).

[17] Para finales de 2017 la información suministrada por Conindustria es realmente alarmante. Según su presidente J. P. Olalquiaga las estadísticas indicaban que de 3.800 establecimientos industriales que quedaban en el país, 1.018 (27%) podrían cerrar sus puertas durante el año 2018 debido a las condiciones adversas de la economía. Esta información surgió de la Encuesta de Actualidad Económica realizada por Conindustria el 22 de noviembre de 2017 en su evento “Hacia una Venezuela Industrializada: La Ruta”, pero dado el impacto que esto representaba posteriormente se validó. De acuerdo con este sondeo, 27% de los industriales encuestados manifestó que bajo las actuales condiciones de caída de la producción y de controles, podrían garantizar su equilibrio económico y financiero menos de un año, lo cual representaba 1.018 empresas del total para el momento; mientras que 45,54% (1.731 empresas) de la muestra advirtió que podrían sobrevivir apenas dos años más en tales circunstancias (www.conindustria.org 6 de diciembre 2017).

[18] Durante el año 2017 tales aumentos fueron hechos con una regularidad bimensual. El último decretado es para vigencia del 1 de marzo de 2018, en un contexto donde el mismo va a retroalimentar el ya avanzado deterioro del salario real e incluso del acceso a la comida más elemental. El nuevo salario mínimo es de 392.646 bolívares y el bono de alimentación de 915.000 bolívares, sumando ambos un total de 1.307.646 bolívares mensuales (ver www.el-nacional.com 1 de marzo 2018). Con el tipo de cambio del Dicom de 35.647 bolívares por $, equivale a 36,68 dólares; con el del del mercado paralelo de 213.239,38 bolívares por $, el salario tendría un valor de 6,12 $ (el más bajo de Latinoamérica).
[19] Así por ejemplo y según la información estadística del Departamento de Energía de Estados Unidos, entre enero y mayo de 2015 la exportación petrolera de Venezuela hacia EE.UU. se incrementó registrando un aumento de 34,2% en los cinco meses. En enero los envíos de crudo y combustibles al mercado estadounidense estuvieron en promedio en 668.000 barriles por día, y para mayo los suministros se colocaron en 897.000 barriles diarios, de los cuales 95% (850.000 barriles) se corresponde a crudo mientras que el remanente 5% -que representa 46.000b barriles diarios- eran combustibles. Observando las informaciones manejadas por Venamcham, por otra parte, puede observarse como Las ventas petroleras a EE.UU. que representaron 94,06% de las exportaciones totales a tal nación, registraron 15,10 millardos de dólares entre enero y junio de 2014, mientras en el primer semestre de 2015 se contrajeron a 7,9 millardos, implicando así una caída de 47,57% o 7,18 millardos de dólares. Debe considerarse que entre los dos períodos existe una variación importante en los precios de barril. (ver www.el-nacional.com 8 de agosto 2015 y www.petroguia.com 2 de agosto 2015). Se corrobora la tendencia en información complementaria para el mismo año 2015. Así, los envíos de petróleo de Venezuela a Estados Unidos estuvieron en 935.000 barriles diarios durante el mes de agosto (volumen que no se alcanzaba desde el año 2012; cifras del Departamento de Energía, Estados Unidos). Tales envíos mantuvieron una tendencia creciente hasta el mes de junio cuando cayeron de 897.000 a 757.000 barriles diarios. Sin embargo, se recuperó en julio y agosto con un alza de 24%. El  promedio  de exportaciones petroleras de Venezuela en 2015, entre enero y agosto, se ubicó así en 820.000 barriles diarios (un aumento de 19.000 barriles en relación a la media durante el mismo período de 2014) (ver www.petroguia.com noviembre 3 2015).Visto desde 2017, a partir de informes de la AIE, debe señalarse que en dos años la producción petrolera cayó 20%, y  la caída alcanzó un volumen sobre 210.000 barriles diarios  (comparando 2017 con respecto a 2016), debido a problemas operacionales y no al cumplimiento al acuerdo de recorte de producción entre la OPEP y países no OPEP. También señaló la AIE que, la caída en las ventas hacia Estados Unidos e India, acumulan un desplome de 90.000 barriles diarios para el año en referencia. Las afirmaciones de la AIE en su informe de agosto 2017 son bastante relevantes en cuanto a la dinámica nacional en el petróleo y a la continuada participación de la demanda de EE.UU.:  “La producción se ha reducido a aproximadamente 2 millones de barriles diarios, cerca del mínimo en tres décadas, y los descensos pueden incluso acelerarse porque cada vez resulta más difícil de importar con urgencia el diluyente necesario para procesar el crudo extra pesado de la Faja del Orinoco, pagar los bienes y servicios necesarios para las operaciones diarias y reembolsar a las compañías petroleras internacionales”; así como que: “Las exportaciones de crudo, que generan casi toda la moneda extranjera de Venezuela, se desaceleraron a apenas 1,7 millones de barriles por día, un descenso de 160.000 con respecto a hace un año porque las ventas a Estados Unidos e India, los mayores clientes que pagan en efectivo, se han sumergido respectivamente a 560.000 barriles (una disminución de 20.000 barriles) y 350.000 barriles diarios, una baja de 70 barriles” (www.petroguia.com, setiembre 20 2017). Sin tener mucha diferencia con las cifras manejadas por la AIE debe señalarse que las de producción petrolera de Venezuela entregadas por las propias autoridades de Venezuela a la OPEP señalan que en diciembre 2017 la caída superó los 216.000 barriles diarios (durante todo el año alcanzó 649.000 barriles diarios); las cifras del Ministerio de Petróleo venezolano reconocieron que en cinco años de gobierno del presidente NM la reducción alcanzó 1 millón 148.000 barriles, equivalente a una disminución de 41% en términos relativos (www.petroguia.com enero 18 2018).

[20] Para la próxima Cumbre (VIII), pendiente a realizarse el 13/14 de abril de los corrientes en Lima, se tiene el escenario problemático y difícil para Venezuela, en cuanto al rechazo del Perú (con el apoyo del Grupo de Lima), a la asistencia del presidente NM, dado el retiro de la invitación ya ejecutado. Todo ello derivado de la situación y evolución política de Venezuela y el llamado a elecciones presidenciales en condiciones no acordes a los parámetros democráticos.
[22] A finales de 2016, Venezuela terminó entregando la secretaria pro tempore del Mercosur, esbozando la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, ideas muy particulares. En su cuenta Twitter señaló la canciller: “Venezuela, una vez finalizada su gestión y en apego a los tratados constitutivos, entrega la Presidencia pro témpore de Mercosur a Argentina”.  Agregando una parte de la comunicación dirigida a los restantes países del Mercosur: "Hemos ejercido legítimamente la presidencia Mercosur durante el semestre que corresponde, resaltando la dimensión social y de derechos humanos del bloque" (ver www.el-nacional.com 30 de diciembre de 2016). Por otra parte, veamos cómo se percibe parte de la problemática venezolana dentro de Instituciones regionales vinculadas a la misma:” El respectivo Protocolo de Adhesión (PAV) fue suscripto en 2006, entrando en vigor recién en julio 2012 (Dec. CMC 26/12).Venezuela tendría el status de miembro pleno del MERCOSUR, con todos los derechos y obligaciones, treinta días después de depositado el instrumento de ratificación del PAV y, en efecto, se convirtió en EP a partir del 12 de agosto de 2012. El PAV estableció una serie de compromisos que Venezuela se obligaba a cumplimentar en un plazo máximo de cuatro años contados a partir de la entrada en vigencia del Protocolo, es decir antes del 12 de agosto de 2016. Esos compromisos se refieren a la liberalización del comercio de bienes con los demás EP del MERCOSUR; a la adopción y puesta en vigor del AEC en el país; a la incorporación del acervo normativo del bloque a la legislación nacional; y a definir la situación de Venezuela respecto de los acuerdos del MERCOSUR con terceros países. Con respecto a la liberalización del comercio de bienes, Venezuela firmó una serie de Acuerdos de Alcance Parcial en el marco de la ALADI con cada uno de los socios. En lo que concierne a la incorporación del AEC, Venezuela se comprometió a una entrada en vigencia progresiva del mismo en el plazo de cuatro años. En cuanto al acervo normativo vigente del MERCOSUR, se dispuso a adoptarlo en forma gradual y progresiva, también en un plazo máximo de cuatro años. En 2016 el grado de incorporación era el siguiente: 1. Normativa de organismos de decisión (Decisiones del CMC, Resoluciones del GMC y Directivas de la CCM): Venezuela comunicó que incorporó 939 de las 1.600 normas que debía haber internalizado, generando un nivel de incumplimiento de 41%. 2. Acuerdos firmados en el marco del Tratado de Asunción y acuerdos internacionales: existe un total de 133 acuerdos de este tipo, de los cuales Venezuela ratificó apenas 15; es decir que el nivel de incumplimiento asciende a 88%. Vencido el plazo de adecuación, el 12 agosto de 2016, el país se encontraba en una situación de incumplimiento de las obligaciones asumidas para adherirse al MERCOSUR. A este respecto, un Comunicado de los Cancilleres de los firmantes del Tratado de Asunción (13 de setiembre de 2016) da cuenta de este atraso y estipula una nueva fecha para evaluar la situación, el 1 de diciembre de 2016. Cumplido ese plazo, se decidió suspender a Venezuela de sus derechos en el bloque” (ver INTAL, Los futuros del MERCOSUR/Nuevos rumbos de la integración regional; NOTA TÉCNICA N° IDB-TN-1263, Marzo 2017; pg. 29).
[24] Resultados fundamentales de la misma pueden verse en entrevista a Marino González http://unionradio.net/marino-gonzalez-hizo-un-analisis-de-la-encovi-2017/.
[25] La administración bolivariana, sobre todo en expresiones del presidente Chávez, quiso catalogar desde sus inicios los cuarenta años previos a ella –desde 1959- como perdidos. Cosa no solo falsa, sino que cada día han pasado a ser más añorados, por una porción importante de la población. Las Cinco administraciones que se dieron en los 25 años, antes de 1999 (tres de acción democrática, uno de Copei y el variopinto de Rafael Caldera de 1994 a 1999) tuvieron en distinto grado y modo, responsabilidades en la perdida de rumbo hacia el desarrollo en Venezuela. En los otros gobiernos (dos de Acción Democrática y uno de Copei) de 1959 a 1974 la nación estuvo mejor encaminada en este sentido.
[26] “…desde un principio este régimen obedeció a dictados y lógicas que tienen poco que ver con el asunto de la democracia, entendido como control democrático de las mayorías, y sí, mucho, con el quiebre catastrófico de la representación política en el país durante la última década del siglo pasado y con la enorme inestabilidad que este colapso desencadenó. Para decirlo otra vez, es la necesidad de operar en el terreno social altamente volátil y fracturado que caracteriza a Venezuela desde la década de los noventa lo que, a fin de cuentas, explica la naturaleza íntima del populismo chavista y su proyecto de erigir una máquina de guerra ideológicamente en función de un sujeto político –el ‘pueblo’ chavista– cada vez más tribalizado” (Rafael Sánchez, Los ojos de Chávez. Post-verdad y populismo en Venezuelahttp://masterecointerucv.blogspot.com/2018/02/los-ojos-de-chavez-post-verdad-y.html 25 de febrero).
[27] Eduardo Ortiz Ramírez, La escasez de efectivo, http://masterecointerucv.blogspot.com/2017/09/la-escasez-de-efectivo.html 3 de septiembre 2017.
[28] “Venezuela tiene hoy su sector externo estrangulado, con el agravante de tener cerrados los mercados de crédito internacionales y encontrarse en default selectivo por no honrar el pago de sus emisiones de deuda en las fechas acordadas” ANCE. La Academia Nacional de Ciencias Económicas a la Nación Venezolana, 26 de febrero 2018.
[29] Una perspectiva de la hiperinflación desde los sectores productivos puede verse en Enrique González Porras, Hiperinflación en Venezuela y el sector industrial, www.opinionynoticias.com, 16 agosto 2017.
[30] En general, una dimensión en la cual la administración bolivariana es exitosa, sobre todo consigo misma, es en la de pensar que las cosas están muy bien y que, correspondientemente, lo está haciendo muy bien. Esto ha sido fundamental para la intransigencia en el cambio de políticas y enfoque que guían o están presentes en sus ejecutorias. De alguna manera relacionado, está la propia definición de términos o el entendimiento de lo que debe ser lo correcto. Algunos analistas han utilizado o graficado, para describir parte de esto, o algunos elementos asociados, la “…lógica de Humpty Dumpty –“una palabra significa solo aquello que yo elijo que signifique”, le dice Humpty Dumpty a Alicia en Alicia a través del espejo–“ (ver Rafael Sánchez, Ídem; y Eduardo Ortiz Ramírez, https://www.academia.edu/35947312/DICOM_CRIPTOMONEDAS_....). 

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