LA ESCENA ECONÓMICA Y POLÍTICA
DE MARZO 2018
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
Llegando a finales de marzo 2018, el
panorama económico venezolano es bastante sombrío, pero aun así, de no presentarse cambios en la política
económica, pareciera la población deberá esperar mayores niveles de depauperación absoluta y relativa. Ante
ello, altamente impresionante es la indiferencia estatal o de la administración
bolivariana –han terminado siendo lo mismo el gobierno y el Estado- ante las diversas
manifestaciones y mediciones de aquella depauperación.
El empobrecimiento medido y registrado por la última edición de La encuesta ENCOVI (llevada a cabo por la UCAB, UCV
y USB) así lo testifica, al igual que las distintas expresiones directas de
calles, ciudades y regiones.
Si tuviésemos que preguntarnos si estamos viviendo mejor o
peor, solo incondicionales, ilusos, acomodados, corruptos, delincuentes o
grupos de los mejor ubicados en la distribución del ingreso, podrían negar
grados radicales de afectación. Aquella frase tomada prestada con desenfado –y
repetida mil veces- por el presidente Chávez, y continuada por el presidente
Maduro en diversas modalidades, de que el mejor sistema es aquel que
proporciona la mayor felicidad a sus habitantes o ciudadanos, se estrella
contra la incólume realidad de un empobrecimiento
sostenido[1]
hacia el cual se dirige Venezuela cada día más. En fin, cada día vivimos peor.
Basta ver que al salario integral se le enfrentan productos otrora de uso
difundido, como un litro aceite de calidad aceptable y uso regular –no de oliva
por supuesto-, cuyo precio hoy día bordea 500.000 Bs, mientras el salario
señalado (salario mínimo más bono alimenticio) asciende a 1.307.646 Bs (392.646
más 915.000 Bs).
De varias fuentes revisadas para el
caso del Perú[2],
se pueden ordenar tendencias y registros que se acercan o coinciden con la
presentada en cuanto a salario mínimo y costo de la cesta para tal nación. El
salario mínimo visto en $, alcanza
a 261 $, que representan 850 Nuevos
Soles[3]
mensuales y un nivel de 28 soles diarios. Con un Sol, en Lima se pueden adquirir
cinco piezas de buen pan y la cesta básica puede costar hasta 300 Soles o menos
incluso. Si bien electrodomésticos y servicios como electricidad o internet,
son costosos relativamente, un menú de comida puede costar hasta 5 soles, en
lugares promedio; en el caso del transporte público hay varias modalidades[4]
y se estima que para distancias largas el precio puede estar entre 1 o 1,20 Soles
(en algunos casos se acerca a 2).
Complementariamente y con las observaciones que puedan hacerse, para el momento
actual el clima de seguridad en zonas centrales de la ciudad de Lima –además-
es mucho más estable comparado con ciudades venezolanas. ¿De qué poder
adquisitivo real estamos hablando en Venezuela? De uno altamente deteriorado y
tenebroso para el corto y mediano plazo.
Lo anterior está ubicado en el contexto
hiperinflacionario que desde hace semestres viene presentando la economía
venezolana, junto a una aguda escasez, desinversión, cierre de empresas
comerciales e industriales como bien han venido señalando CONINDUSTRIA y
CONSECOMERCIO, monetización del déficit,
escasez de efectivo y divisas, disminución de la producción petrolera por
dificultades en la inversión de reposición y manejo de técnicas para la extracción
del petróleo más difícil, así como necesidad de honrar pagos del endeudamiento
externo, desarrollado en el contexto de manejo de un alto excedente, venido
desde el petróleo y no invertido en el impulso del desarrollo de la nación en
casi veinte años de administración bolivariana.
A tal contexto se añade la alta
migración asociada a la Diáspora. Como se sabe, las últimas mediciones la
bordean en 4 millones de venezolanos de todos los orígenes sociales, variados
grados de estudios, inclinaciones políticas y, aunque ha preponderado la
presencia de jóvenes, se observa también la creciente figura de personas de
mayor edad. No hace falta mucho detenimiento para proyectar que, en una migración
permanente, intensa y dinámica, se pueda prever que pronto puede alcanzar
varios millones adicionales. Esto lo convierte en un proceso de magnitud poco
frecuente al compararlo con genocidios, desplazados, refugiados y que por ahora,
con las cifras alcanzadas, se acerca a superar la población de Noruega.
Talentos y capacidades diversas, junto a iniciativas y voluntades variadas, que
están desintegrando dada su migración, al
país, familias, grupos de profesionales y
a su recurso humano.
Ante todo esto, un gobierno confundido,
poco dispuesto técnicamente y en sus voluntades, sigue manejándose con
instrumentos que produzcan efectismo y sin resultados previsibles. Lo más
reciente, el Petro y la Reconversión
monetaria. En cuanto a la criptomoneda,
es bastante lo que se ha señalado sobre la confianza
que necesita y debe brindar una moneda digital y –en sentido contrario- las desconfianzas que se han ido expresando
sobre este caso particular de la oferta venezolana. Pero, de la misma manera,
la administración como en una trampa caza bobos, busca generar espejismos
asociados a una segunda oportunidad de quitarle tres ceros a la moneda, que no
pasa de ser más que una medida cosmética
sin mayores resultados previsibles en el manejo de la escasez de efectivo y
menos aún en el control de la inflación.
Del lado de sectores o algún grupo
político supuestamente de “oposición”, de los que si participarán en las elecciones, se
ha venido aupando la solución de puntos álgidos de estos problemas, a través de
la dolarización[5].
Es curioso como algunos, desde posiciones cómodas, enaltecen un proceso de esta
naturaleza, con un país de una
problemática económica particular y que tiene, además una grave problemática
institucional y una administración que no ha dado visos de querer aflojar el control inocuo y más bien entorpecedor que
ejerce en variables económicas, que solo beneficia a la camarilla y brinda muy
pocos resultados concretos en cuanto al bienestar de los venezolanos y las
empresas. Por lo demás, a algunos candidatos no es exagerado señalar que
fácilmente -a sus candidaturas- se les acopla
el calificativo de repugnantes, como señalaba una activista de la política en
cuanto a la de Henri Falcón.
Planteados así lo asuntos, la
administración bolivariana se prepara para “ganar” las elecciones de mayo del
2018, que fueron preparadas ad hoc a
la idea de mantenerse en el poder y seguir ejecutando el supuesto proceso “exitoso” de un modelo libre, independiente y alternativo
-o socialista- al capitalismo.
El escenario a finales de marzo es
bastante desconsolador para la nación como bloque, pues los mismos oficialistas
no expresan, en registros diversos, posiciones cerradas en la inclinación al
voto y, del lado de la oposición, sucede igual. Decepciones, confusiones, la
diáspora y otras factores generaron este cambio, creando un escenario, junto a
la programación de las elecciones ad hoc,
bastante favorable al triunfo del oficialismo.
Entre noviembre 2017 y febrero 2018,
en las reuniones de Republica Dominicana, se trató de llegar a acuerdos para
alcanzar un clima de entendimiento político y realizar elecciones más
satisfactorias –que las relativas a elección de miembros de la Asamblea
Nacional Constituyente, gobernadores y municipales, todas de 2017-, pero las
negociaciones fracasaron[6]. No era
fácil encontrar indicios de que la administración bolivariana fuese a acceder a
cambiar el CNE y convertir una elección nacional, en un episodio limpio y lleno
de libertades y derechos ciudadanos. Por otra parte, lo que la administración
había entendido como su camino de la paz, pasó a ser interpretado y visto por
muchos -interna e internacionalmente-, como el súmmum de las
triquiñuelas y el camino directo para la perpetuación del autoritarismo
bolivariano[7],
heredero de un pastiche donde lo más resaltado en sus tiempos más recientes es
la vía al socialismo, la cual se convirtió en la vía al fracaso, destrucción
económica, descomposición nacional, sobrevivencia como única estrategia de vida
ante la crisis humanitaria, el hambre y la escasez, junto a la desintegración
que produjo y produce –crecientemente- la diáspora[8] -ya
señalada-, y que todos ellos no son más que componentes naturales de una revolución
petrolera que terminó en fracaso y corrupción, junto a un escenario
hiperinflacionario que se alimenta con los propios errores y permanencia
del populismo y políticas económicas erradas.
Las
cartas están echadas y el oficialismo seguirá su marcha para “ganar” las
elecciones presidenciales adelantadas en 2018. Las presiones y reacciones
internacionales, sin embargo, no amainaron, expresando una posición de fuerte
crítica a la manera de proceder y alterar la democracia y sus procedimientos,
por parte de la administración bolivariana. Una muestra de ello fue la
resolución 1095 de parte del Consejo Permanente de la OEA de fecha 23 de
febrero de 2018. Los dos contenidos de la Resolución que se resaltan en la nota[9],
son suficientemente expresivos de la
importancia de la decisión del Consejo Permanente, más aun cuando en esta
ocasión países caribeños que habían apoyado a Venezuela en anteriores
oportunidades se abstuvieron. La resolución se refirió también a la crisis
económica, política, social y humanitaria presente en la nación. Por otra
parte, las acciones de la administración bolivariana buscaron conseguir supervisión
electoral de la ONU[10],
pero siempre con mecanismos y personeros (como José Luis Rodríguez Zapatero)
que pudiesen facilitar dejar pasar la farsa electoral montada. Adelantándose a
estos pasos y procedimientos, el Grupo de Lima optó por resaltar la pertinencia
de la participación de la OEA[11].
Finaliza
el primer trimestre de 2018 y el panorama económico es poco menos que sombrío y
lleno de inestabilidad e incertidumbre. El panorama político, por su parte,
indisolublemente ligado al anterior, no es para albergar optimismos más fundamentados.
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[2]
Se tienen en la región países más costosos en nivel de vida y otros menos
costosos. En general, de todas maneras, el salario mínimo supera los 300-350 $
en ellos, no así en Venezuela donde es considerablemente más bajo, añadiéndosele
la alta inflación o hiperinflación (6$ para el salario integral, según nivel
del $ en mercado paralelo).
[3]
“Sueldo Mínimo en Perú. El costo
y la calidad de vida en Perú es buena, el sueldo mínimo de 2018 es mayor
que el de otros países latinoamericanos como El Salvador, Bolivia, Honduras
y Paraguay, pero este es superado por el sueldo mínimo de Argentina,
Ecuador y Chile. En Perú, al salario
mínimo se le denomina Remuneración Mínima Vital, esta remuneración
es fijada por el Ministerio de Trabajo y Promoción de Empleo. El sueldo
mínimo mensual en Perú es de 850 Nuevos Soles, por lo que las
personas ganan diariamente 28 Soles. El sueldo mínimo de Perú en
dólares para 2018 es de 261 dólares americanos (USD). Cesta
básica en Perú. El sueldo mínimo cubre la cesta básica por lo que es
bastante económico comprar alimentos salvo que se adquieran los productos en
supermercados o sitios realmente costosos. La cesta básica en Perú puede costar 300
soles o incluso menos. El precio depende principalmente del sitio donde se
compre, la línea de supermercados y también del distrito o ciudad dónde se
resida” http://www.salariominimo.info/2018/01/salario-minimo-en-peru-2018.html.
[4]
En Lima se ha instrumentado el sistema de autobuses de un troncal central con
líneas alimentadoras articuladas, además del Metro (abarca toda la ciudad, una sola línea,
que recorre Lima de norte a sur y circula por 27 estaciones).
[5]
De interés Natan Lederman, Qué hay que
cambiar para dolarizar la economía venezolana www.elestimulo.com 20 de marzo 2018.
[7]
Esta evolución y resultados hasta ese momento, llevaron a pronunciarse
–nuevamente- con mucha firmeza al Grupo de Lima; en este caso sobre la participación
del presidente NM en la Cumbre de las Américas a celebrarse con fecha 13 y 14
de abril de 2018; partiendo esto del respaldo a la propuesta y decisión del
presidente del Perú de no permitir tal participación. En tal sentido, el Gobierno de Perú retiró la
invitación enviada al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, para
que asistiera a la octava Cumbre
de las Américas, que se efectuaría
el 13 y 14 de abril del año en referencia, según la carta que oficializó
esa decisión y que fue firmada por la canciller peruana, Cayetana Aljovín, y enviada al
ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza. En tal sentido, el grupo de Lima señaló el 13 de febrero de
2018 que respaldaba el anuncio del Gobierno peruano de declarar como "no
bienvenida" la presencia en la Cumbre señalada del mandatario venezolano,
a quien el bloque exigió un nuevo calendario electoral, al ratificar su rechazo
a las presidenciales anticipadas en el país. El grupo (Argentina, Canadá,
Chile, Colombia, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Brasil y
Costa Rica), emitió una declaración en la que reafirmó que las elecciones
presidenciales anunciadas por el oficialismo venezolano para el 22 de abril
"carecerán de toda legitimidad y credibilidad". Aljovín objetó la
asistencia de NM a la Cumbre, apuntando que, según la Declaración de Quebec de
2001, firmada por los países de la Organización de Estados Americanos (OEA),
una ruptura de la democracia constituye un "obstáculo insuperable"
para la participación de un Estado en la Cumbre de las Américas (www.efe.com 13 de febrero 2018; www.elmundo.es 16 febrero 2018). El día 21 de marzo de 2018
el presidente de Perú, Pedro Pablo
Kuczynski, renunció a su cargo, según anunció en un pronunciamiento
televisado junto a su gabinete; quien lo sustituyó, el Vicepresidente Martín
Alberto Vizcarra Cornejo, ratificó la posición
señalada hacia el presidente NM (www.cnnespanol.cnn.com
21 de marzo 2018).
[8]
Ver Eduardo Ortiz Ramírez https://www.academia.edu/35776780/VENEZUELA._DESINTEGRACI%C3%93N_NACIONAL_LA_DI%C3%81SPORA_EN_ACCI%C3%93N.
[9]
“CONSIDERANDO que el anuncio del Gobierno venezolano de adelantar las
elecciones presidenciales al 22 de abril de 2018 imposibilita la realización de
elecciones democráticas, transparentes y creíbles de conformidad con las normas
internacionales, y contradice los principios democráticos y la buena fe;”; “RESUELVE: 1.
Exhortar al Gobierno de Venezuela a que reconsidere la convocatoria de las elecciones
presidenciales y presente un nuevo calendario electoral que haga posible la
realización de elecciones con todas las garantías necesarias para un proceso
libre, justo, transparente, legítimo y creíble, que incluya la participación de
todos los partidos y actores políticos venezolanos sin proscritos de ninguna
clase, observadores internacionales independientes, acceso libre e igualitario
a los medios de comunicación, y con un Consejo Nacional Electoral cuya
composición garantice su independencia y autonomía y que goce de la confianza
de todos los actores políticos.” (https://www.voanoticias.com
23 de febrero 2018).
[10]
En fecha 8 de marzo 2018, la ONU descartó el que pudiese ejercer algún tipo de
observación en razón de que "El secretario general no puede enviar
personal de Naciones Unidas a observar unas elecciones sin un mandato
específico de la Asamblea General o del Consejo de Seguridad", señaló al
respecto el portavoz del secretario General, Stéphane Dujarric (www.laverdad.com 8 de marzo de 2018). Por
otra parte, el día 9 de marzo Zeid Ra'ad al Hussein, pidió al gobierno de NM que
abriera las puertas a la ONU para verificar sobre el terreno lo que sucedía en
el país. El mismo alto comisionado había presentado el día 7 de marzo un
informe sobre sus actividades ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU donde
destacó la situación de las libertades fundamentales en el mundo, en el que
dijo que las libertades de expresión, opinión, asociación y reunión pacífica
son "reprimidas y gravemente restringidas" en Venezuela; además,
señaló que "no se cumplen las condiciones mínimas para la celebración de
unas elecciones libres y creíbles", convocadas para el 20 de mayo (ver www.dw.com 9/3/18). A la sazón y, en este agudo
contexto, EEUU no amainó en la imposición de sanciones contra funcionarios y la
administración bolivariana. Así, el gobierno estadounidense prohibió el 19 de
marzo, las operaciones que involucren criptomonedas venezolanas y
simultáneamente sancionó a cuatro funcionarios y ex funcionarios oficialistas,
intensificando la presión sobre el Gobierno de NM. La orden, firmada por el
presidente Donald Trump prohibió a toda persona o compañía sujetas a las leyes
estadounidenses, realizar transacciones con cualquier moneda digital emitida
por la administración Venezolana, a partir del 9 de enero del 2018, incluyendo
al llamado Petro. Los funcionarios sancionados
por incurrir en prácticas de corrupción o derroche administrativo fueron:
Américo Alex Mata García, director del Banco Nacional de Vivienda y Hábitat;
Carlos Alberto Rotondaro Cova, ex presidente del directorio del Instituto
Venezolano del Seguro Social; Willian Antonio Contreras, superintendente
nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos; y Nelson Reinaldo
Lepaje Salazar, tesorero nacional interino. (www.elnuevoherald.com 19 de marzo).
Pero también Suiza a través de El Consejo Federal (gobierno) promulgó el 28 de
marzo sanciones contra Venezuela y congeló los fondos de siete ministros y
altos funcionarios “a causa de las violaciones a los derechos humanos y al
deterioro del Estado de derecho y de las instituciones democráticas”. Concretamente,
Suiza congeló fondos de siete ministros y altos cargos y les prohíbe la entrada
a su territorio. Aunque el comunicado no especifica quienes son los
sancionados, la lista de siete nombres es idéntica a la adoptada por la Unión
Europea. También se han congelado bienes de empresas e instituciones que
el comunicado no nombra. Los funcionarios sancionados son: el constituyente
Diosdado cabello, La presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay
Lucena, El Fiscal General Tarek William Saab, Antonio Benavides Torres, El
ministro de Interior y Justicia Néstor Reverol, el director del Servicio
Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) Gustavo González López, y el
presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Maikel Moreno (www.el-nacional.com 28 de marzo; www.runrun.es 28 de marzo).
[11]
Ver Félix Arellano Venezuela y el
multilateralismo, http://masterecointerucv.blogspot.com/2018/02/venezuela-y-el-multilateralismo.html 27 de febrero 2018.
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