AMBITOS DE POLÍTICA ECONÓMICA: fracasos en Venezuela durante la administración Maduro, donde
la sal es un bien fundamental[1]
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
ALGO DE
CONCEPTOS Y EXPERIENCIAS
Estructurar lo
atinente a ¿cuál es la política económica de la administración bolivariana?, es
una ardua tarea que puede dar pocos frutos, pues la misma a falta de
creatividad y correctivos de la que haya podido estar ejecutando, ha caído en
una inercia recurrente.
Ningún
gobernante dice en sus inicios que va a hundir a una nación o a encaminarla por
vías distintas al crecimiento económico y aumento del bienestar de sus
habitantes. En parte de los casos se señala incluso lo mal que se le está
recibiendo a la administración de una nación, como Luis Herrera Campins al señalar:
”recibo una Venezuela hipotecada” (marzo 1979)[2].
Tampoco lo asumen como resultados -los gobiernos- al final de sus gestiones.
Gobiernos o gobernantes generalmente afirman que llevarán a la nación
respectiva por distintos senderos de éxitos y -corrientemente- aseveran en sus
momentos finales de administración que dejan el país mejor que lo que lo
encontraron, a pesar de que algunas cosas hubieran podido no salir bien como el
caso del presidente Lusinchi (1984/1989) cuando señaló “la banca nos engañó”
(25/02/1989)[3].
Un nivel intermedio
entre el comienzo y el final de un gobierno son las proyecciones sobre como quedará
o quedaría el país al finalizar la administración del caso[4].
Un ejemplo lo brinda la administración bolivariana que en expresiones del
presidente NM al presentar el Plan de la patria II o 2019/2025 ante la ANC el
14 de enero de 2019[5], planteó
resultados como miseria 0 y desempleo de 2% para el año 2025. O también el caso
del actual presidente del Perú quien planteó recientemente: el 28 de
julio del 2021 entregando la banda presidencial
“Entregaré el cargo con
un país estabilizado política y socialmente, con crecimiento económico. Esa es
mi meta y lo voy a hacer” ,... así como que el crecimiento estará enfocado en
“favorecer principalmente a los que menos tienen”[6].
Los tres
objetivos promedio más comúnmente aceptados de la política económica que han bordeado,
limitado o que se han incumplido –o no considerados- en administraciones como
las señaladas y otras más recientes, son: aumentar el crecimiento, reducir la
inflación y acrecentar el bienestar; lo que en su aplicación debería permitir
alcanzar un crecimiento redistributivo de baja inflación.
Las interpretaciones sobre los
niveles o tipos de inflación son diversas, según vengan de análisis
monetaristas, keynesianos, postkeynesianos o estructuralistas; pero, en
resumen, es claro que el sector productivo no responde con la velocidad de los
incrementos de demanda dada la expansión de la liquidez, tal cual ha sucedido
en Venezuela en años recientes, derivando esto de problemas estructurales o
deficiencias en la capacidad de la oferta; y creándose, correspondientemente,
una alta dependencia de las importaciones. Dada la relativa sobrevaluación del
Bolívar en tales años –y vista del lado del dólar controlado y/o preferencial-
y a pesar de la sobredeterminación que se generaba desde el mercado
cambiario y que las propias dificultades
para accesar a las divisas -dado el férreo y largo control de cambios- han dificultado
las importaciones en general y las de insumos en particular. Las medidas y las
soluciones de corrección son complejas y derivan también de los enfoques
utilizados, pero -desde 2014- se hizo evidente el conjunto de marchas y
contramarchas de una política económica monetaria y antiinflacionaria poco
efectiva. Los lustros transcurridos en la administración bolivariana -vista
desde 1999- han dejado la permanente
posibilidad de esbozar esperanzas y recomendaciones como las siguientes: puede
señalarse que la solución de esta dinámica alcanza implicar la restauración de
los equilibrios fiscales y monetarios a través de la disminución/racionalización
del gasto público, el incremento de los ingresos públicos, y la eliminación del
financiamiento de gasto deficitario por el BCV; la implantación de una política
cambiaria racional que pueda implicar la unificación del tipo de cambio; y, el
estímulo de la inversión y la producción privada con el fin de incrementar la
oferta interna y aumentar la eficiencia y productividad del aparato productivo
(puede verse: Pedro Palma. La inflación y su solución. El nacional, 27-1-14. Pg. Opinión/6)[7].
LO REALMENTE EXISTENTE O EL VERDADERO
FENÓMENO EN LA POLÌTICA ECONÓMICA
Los siguientes
son los componentes/resultados de la política económica como la ha
percibido/ejecutado la administración de NM.
1. INFLACIÓN.
Política Económica/Controles/Aumentos
de salarios/Monetización/Restricciones
El primero de
los componentes es indudablemente la inflación. Esta, cuando alcanza los
temidos dos dígitos comienza a deteriorar
considerablemente, el nivel y la calidad de vida de los habitantes de
una nación. Más aún si se vuelve un fenómenos permanente y más aún creciente,
alcanzando los tres dígitos y más aún más dígitos. En los años setenta
Venezuela comenzó a sentir inflación, en
los ochenta y los noventa empezó a padecerla con el correr de los lustros, de
una manera más acentuada, aunque no regular llegando aniveles de tres dígitos bajos en alguno de
los años. En los dos mil, ya en la administración bolivariana, presentó niveles
de dos dígitos amenazantes y preocupantes y en los 2010´s y particularmente en
la administración bolivariana -en la versión de NM- pasó a padecer niveles hiperinflacionarios
con 50% o más mensual (Cagan 1956), o aun estando más bajo. Consiste el
panorama actual, en un nivel hiperinflacionario con los límites que brinda la
destrucción de las condiciones de vida mínima o de subsistencia de las
personas. Ese es el límite, pues hasta allí llega la hiperinflación.
Aun así, la
administración de NM no ha elaborado y mucho menos aplicado, ningún programa
antiinflacionarios de los que las teorías y las propias experiencias de América
Latina recomiendan. La reducción del gasto público la ha convertido en mayor
gasto vía medidas efectistas de populismo; la restricción en la emisión de
dinero inorgánico la ha convertido en establecer conos monetarios, quitando
ceros y emitiendo más dinero y monetizando el déficit fiscal; una nueva unidad
de cuenta y pago la ha transformado en el invento de una criptomoneda (el petro) en la cual no se tiene confianza por mucha
paciencia y cariño que se le ponga. Medidas van y vienen y mantiene la
creciente inflación como amenaza fundamental a los ciudadanos, brindando ya en
la cresta de la ola 2.616%, 1.698.488% y un proyectado de 10.000.000% para
2017, 2018 y 2019, correspondientemente[8].
Para inicios de 2019, el cono
monetario que entro en vigencia el 20 de agosto, se encuentra radicalmente
depreciado, careciendo de credibilidad por parte de los venezolanos, y los
agentes económicos perciben vendrán nuevas monedas, lo cual lleva a algunos a
pensar en que se deben utilizar monedas más fuertes como el dólar.
2. CANASTAS
Controles/Precios
Acordados/50 rubros
La realidad de
estos niveles inflacionarios ha pasado a ser medida y registrada por la
evolución de la canasta alimentaria y la básica. Algunas pinceladas sobre la
evolución de tales canastas en 2017/2018 brindan matices de interés.
Para julio de 2017, el precio de la Canasta Alimentaria Familiar se ubicó en
1.443.634,25 bolívares fuertes[9],
aumentando Bs. 213.935,90, 17,4% con respecto al mes de junio de 2017 y 296,7%
entre julio de 2016 y julio de 2017 y requiriéndose 14.1 salarios
mínimos (97.531,56 bolívares) para poder adquirir la misma (48.121,14 bolívares
diarios). En la línea de lo señalado, puede destacarse que, en este caso,
aumentó el número de salarios mínimos requeridos para la adquisición de la
canasta alimentaria (www.informe21.com 8 agosto 2017). La evolución
avanzando 2017 no es más que expresión de la inflación creciente y la entrada,
para los meses finales del año, de un contexto claramente hiperinflacionario el
cual, junto a la creciente escasez, brindó determinantes directos para el
aumento de la canasta alimentaria. Por tanto, pasando directo al año 2018,
podemos observar que el precio de la misma ascendió a cerca de 24.402.767,10
bolívares fuertes, habiendo tenido un vertiginoso aumento de 47,9%, en relación
a diciembre 2017 y 3828,9%, en relación a enero 2017; pasando a requerirse 98.2
salarios mínimos (248.510,41
bolívares en el momento) para poder adquirir la canasta destacada (www.elmundo.com.ve 27 febrero
2018; www.el-nacional.com 26 febrero
2018). El salto para mayo de 2018 debe catalogarse de asombroso, dado el
definido contexto hiperinflacionario. Así, para el mes señalado se requerían
220 salarios mínimos para acceder a la canasta alimentaria, pues su precio
aumentó 119,8%, ubicándose en 220.138.620,81 bolívares fuertes, según reveló el
19 de junio el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación
Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) (ver www.talcualdigital.com 20 de
junio 2018).
Óscar Meza, director del Cendas[10]
señala ya iniciado 2019 que “se destruyó
el poder adquisitivo de los venezolanos”, actualmente se cobra en bolívares y
se pagan los productos y servicios en dólares, en un escenario donde “estamos
llegando a un límite donde no hay capacidad para seguir sobreviviendo con un
mínimo de dignidad”.
La canasta alimentaria del mes de
diciembre alcanzó los 307.905,97 bolívares soberanos[11],
para un total de 384 dólares y la canasta básica (familia de cinco miembros) se
ubicó en 464.951,41 para un total de 561 dólares. En este período, la inflación
de los alimentos fue de 153% y el salario mínimo era de 4.500 bolívares
(vigente desde el 1 de diciembre 2018), con un equivalente a 5,62 centavos
mensuales.
La familia venezolana destina de
acuerdo a la canasta básica de diciembre, dos tercios de su ingreso a la compra
de alimentos. Venezuela cuenta con una inflación diaria de 5,1% -para el momento de los señalamientos de Meza-
y debido a esto se produce una “dolarización de facto”; los ciudadanos se ven
en la obligación de pagar arreglo de bombas de agua, vehículos y otros
elementos en divisas. Con los precios de enero 2019, derivados viciosamente de
nuevas acciones tomadas dentro de la misma política económica, Cendas ha
estimado que la canasta alimentaria puede superar los 500 mil bolívares y la
básica puede alcanzar 1 o 2 millones de bolívares. Con un nivel de escasez de
alimentos próximo al 50% y un salario mínimo de Bs S 18.000 ya en enero 2019.
http://elestimulo.com/elinteres/audio-oscar-meza-se-destruyo-el-poder-adquisitivo-en-venezuela/ 22/01/2019
3. SALARIOS
Política Econòmica/Aumentos
Ante el
deterioro evidente en variadas variables, en el salario y en su poder de compra
en particular, la administración de NM ha optado por recurrir permanentemente a
los aumentos de salario, que terminan siendo, en las condiciones de la economía
venezolana y cuando no tienen que ver con aumentos en la productividad, no más
que combustible para la inflación. La canasta alimentaria y la básica, aun considerando
las proporciones que se acercan o se distancian cuando se considera el número
de salarios mínimos que se requieren para adquirirlas, no es fácil sea así una medición de la satisfacción de los consumidores
sino más bien de su insatisfacción.
El aumento de 150% del salario mínimo
decretado por Nicolás Maduro para entrar en vigencia el 1° de diciembre de 2018,
representó un abierto reconocimiento del avance de la inflación, además de una
muestra de que el gobierno no había estructurado y/o aplicado una política organizada
para frenar la inflación. El alza del salario mínimo, que pasó de 1.800 a 4.500
bolívares soberanos a través del aumento del petro, fue -a todas luces- un
incentivo a la hiperinflación, que pasó a impulsarse aún más superando
previsiones ya planteadas sobre la misma hechas por economistas y líderes
empresariales. Se trató del sexto anuncio de alza salarial en un año y el número 26 desde que NM llegó a la
presidencia en abril de 2013.) (www.talcualdigital.com 30 noviembre 2018).
Los aumentos de salarios, tienen un
punto de alta significación, en el aumento incorporado en el conjunto de las
medidas tomadas y comunicadas a la nación el 17 de agosto de 2018[12].
En este caso el aumento del salario mínimo se trató de pasar de 3 millones a
180 millones de Bs. F. -visto en términos del cono que existió hasta ese
momento-. Dado el tamaño del aumento consistente en multiplicar por 60 el
salario existente, se previeron por parte de agentes económicos y políticos
diferentes a la administración bolivariana, cierre de empresas y quiebra de
negocios, según es la distorsión o las predecibles
distorsiones que se irían a estructurar en los salarios relativos, pues se
trataba de los eslabones de todos los que reciben sueldos y salarios;
igualmente, se trataba de los nuevos precios relativos de bienes de sustento y
atención, cuyo impulso, se pasó a percibir, sería automático a este aumento de
salario, a pesar del financiamiento que ofreció la administración para las
pequeñas y medianas empresas; por lo demás, instrumento o acción que no se cotejó
con valoraciones sobre la productividad o
estrategias de desarrollo que la consideren o incorporen. Partiendo de
una cotización del barril de petróleo en 60 $ y visto en términos de una tasa
de 6 millones de bolívares por dólar, tomado como base para el petro (con valor
de 3.600 Bs. S) y considerado el anclaje del dólar y del salario mínimo a este,
la conversión para el nuevo salario mínimo de 1.800 Bs. S. terminó con un valor
de 30$. Vía este planteamiento y tratamiento, el salario mínimo aumento también
percibido en $.
Dentro de
ese nuevo contexto en cuanto al salario creado desde agosto de 2018, se
presentan dos nuevos aumentos salariales hasta inicios de 2019. Por una parte, el aumento de 150% del salario mínimo
decretado por NM a partir del 1° de diciembre de 2018[13] ya
señalado y, por la otra, un nuevo aumento del salario remite al contexto de la hiperinflación –no
controlada sino aumentada para el momento-,
la metamorfosis de la reconversión monetaria en dinero depreciado, sin
valor o aprecio de parte de los agentes económicos de inicios del año 2019.
Así, se volvió a –nuevamente- aumentar el salario, incrementándose el salario
mínimo en tres veces el existente –alcanzando ahora un nivel de 18.000
bolívares soberanos-[14],
afectando todas las tablas de remuneraciones y siendo el combustible del mantenimiento y ampliación de la
hiperinflación. Dada la fórmula de haber fijado el salario al petro, esto
implicó previamente fijar a 36.000 bolívares soberanos al precio de aquel,
siendo su mitad el salario mínimo.
4. PRECIO DEL DÓLAR
Política Económica/Dicom/Control de Cambios/Portales
No hay profundos
criterios científicos en los registros que presentan los –ya- numerosos
portales sobre el precio del mercado paralelo del dólar. Igual que el
amarillismo en la prensa disminuye con los buenos periódicos, el papel de estos
portales deriva en parte de ausencia de información y buenas políticas de parte
del gobierno, El paralelo es, en sí mismo, un mercado determinado y sobredeterminante. Todas la
determinaciones terminan teniendo como fin al comienzo y comienzo al fin.
Treinta y seis
años (36) años tiene Venezuela deambulando en una política cambiaria que nunca termina de
arreglar o relativamente estabilizar el mercado cambiario. Como pasa con
regularidad, la administración bolivariana en esto ha sido de lo menos bueno.
Tiene ya 16 año en un control de cambios al cual cada día se ha aferrado más,
implementando mecanismos, medidas, “innovaciones” institucionales, sin poderse
clarificar cual ha sido menos exitosa que la otra. Escenario de dictámenes
caprichosos, beneficios descarados y discrecionales, origen de la alteración en
planes y proyectos de ciudadanos y empresa así como origen del gran “invento”
de ejercer control político selectivo por identificación o no con los intereses
de los controladores. Pero también,
escenario para que la administración busque apoyar el éxito de su interés por
otras divisas que pudieran serle más convenientes o simpáticas que el dólar.
Esto último no lo ha logrado, aunque si ha tenido éxito en ejercer control,
discrecionalidad o impulsar el beneficio de sus interesados.
Más aun, el
“éxito” bizarro que se ha tenido ha sido más bien el de mantener el área
cambiaria (¡!¿?) como una necesitada de un apolítica operativa y que pudiera
propender al mejoramiento del desarrollo productivo y de la competitividad. Una
idea –de importancia pero que no ha aplicado- es la de la unificación cambiaria,
buscando un tipo de cambio real de
equilibrio que evitara la atracción y el beneficio para algunos del país o
de la administración y mejoramiento de una volatilidad
permanente, trabajando armónicamente con criterios fiscales y monetarios que
propendieran a disminuir la desalineación.
Razones de
particularidades de inicios del año 2019, llevaron al Dólar paralelo a niveles
bordeando los 3.000 Bs S. y dentro de medidas tomadas en días siguientes por la
administración bolivariana, en relación a un aumento del encaje legal, el presidente NM afirmó estar dando éxitos la
aplicación de tales instrumentos, pues -en unos días- el dólar paralelo comenzó
a bajar a niveles cercanos a los 2.200 soberanos. Recomposiciones de la oferta
y demanda y la agudización de la crisis
política y del contexto hiperinflacionario, llevaron para finales de mes
–nuevamente- el paralelo, a los niveles con los que arrancó el año.
La
administración de NM nuevamente de manera dislocada y tardía, planteó nuevas
modificaciones y cambios al régimen cambiario planteando un nuevo
sistema cambiario, Interbanex, a iniciarse el 28 de enero con una tasa
de Bs 3.200[15],
lo cual implica una devaluación de 35 por ciento con respecto a la última tasa
del Dicom (fijada en 2.084,39) y de 98,12 con la tasa de 60 bolívares con la que
inició el sistema de divisas administrado por el Banco Central.
Los dos
elementos que mejor contextualizan el escenario económico actual son la hiperinflación y la ausencia de divisas[16].
Continuará en 2019 la hiperinflación desbordada, con límites
en la destrucción de la salud, la vida, la estabilidad y el impulso a la
migración de las personas y el recurso humano del país tal cual se indicó. Los
ejecutores del poder ven todo estable y mejorando, pero la mayoría de la gente siente
zozobra e inestabilidad profunda con un proceso hiperinflacionario no visto
antes en Venezuela. La programación de la vida, la estabilidad de las familias
y de las inversiones y empresarios se ve crecientemente horadada por la
inflación en su versión extrema. Iniciando 2019 ya está, por otra parte,
nuevamente oxidado el cono monetario de agosto de 2018, tal cual se señaló. Son
variados los aspectos institucionales, estructurales, macroeconómicos, de
sentido y elaboración de políticas implicados, pero es resaltante la ausencia de divisas que presenta la
nación, después de haber dispuesto de un cuantioso excedente durante buena
parte de los 20 años de sus ejecutorias
y que no es evidente haya sido invertido en sus ¾ partes en Gasto social
o que la corrupción haya estado lejos de ese más de 1,2 billones de $. El
férreo y perjudicial control de cambios desde 2003, ha añadido su cuota parte
así como también inversiones ineficientes y proyectos infructuosos. La
disminución de los precios del petróleo desde 2014, solo en tiempo reciente ha
sido compensada parcialmente con aumento de precios tal cual se indicó, que se
han enfrentado con la disminuida producción petrolera de la nación por falta de
acciones preventivas, incluidas adecuadas inversiones.
En ese contexto señalado, la
tendencia natural del mercado paralelo es a aumentar el precio del dólar. Tal
secuencia la ha ido llevando el dólar Dicom -o dólar de las subastas-
acercándosele crecientemente al de aquel mercado desde finales de 2018.
5. PRECIO DEL PETRÓLEO
Espera/Pasividad/ Inversión/Producción
Uno de los mecanismos fundamentales
del rentismo es beneficiarse, con la facilidad del caso, de los aumentos en los
precios del petróleo. En parte importante de la administración bolivariana en
la versión de HC y en menor medida en la de NM hubo el beneficio de que algunas
variables estuvieron relativamente contenidas, a pesar de su tendencia a la
inestabilidad dentro de la economía venezolana, debido a altos precios del
petróleo de los cuales en -términos absolutos o relativos- dispuso la
administración bolivariana para los periodos señalados en los 20 años de sus
ejecutorias. El cambio abrupto en tales precios, iniciado en julio 2014
–continuado en 2015, 2016 y 2017- y todavía manifiesto iniciado 2018 (de
alrededor de 100$ el barril para la cesta venezolana a mediados de 2014,
promedió 44,65$, 35,15$ y 46,66$ para 2015, 2016 y 2017, respectivamente/ http://www.menpet.gob.ve/ 21 febrero 2018),
pasó a catapultar un conjunto de problemas que habían venido arrancando desde
2012, entre ellos, el déficit fiscal.
Ante la acumulación de políticas
inestables, imprecisas o no bien enfocadas, el escenario 2013/2018 se tornó
conflictivo, dramático, y con resultados significativamente preocupantes en
cuanto a la estabilización del país y a sus efectos para 2018 y años
siguientes. Más aún porque, a pesar de los altibajos, la mayoría de la
proyecciones en cuanto a precios del barril de petróleo, desde el segundo
semestre de 2014 hasta entrado 2015, apuntaron en líneas generales, en el mejor
de los casos, a precios no superiores a 70 $ hasta finales de este último año,
lo cual se cumplió; y a la posibilidad de nuevos precios altos -y no superiores
a 100$- para 2016 o 2017, lo cual no se cumplió, observándose la continuidad de
precios bajos. Ninguna de las proyecciones avanzado 2017 perfilaba sorpresas en
cuanto a aumentos súbitos en los precios del barril. En el plano real, los
inicios de 2016 enfrentaron a la nación –por ejemplo- con precios del petróleo
por debajo de 30$ el barril. A finales de 2017, si bien en el último trimestre
los precios de la cesta venezolana superaron los 50$, durante todo el año se
promedió 46,66$ el barril –tal cual se señaló más arriba- (ver http://www.menpet.gob.ve/). De manera intempestiva, sin embargo, en el mes de mayo de
2018, aumentaron los precios del petróleo ubicándose para las mejores calidades
cerca de los 80$. Para algunos se observó que ello representaba el finiquito
del periodo de precios bajos; para otros, no se presentaba fácilmente a partir
de ello, prever que los aumentos fuesen a continuar, y para otros más, se
trataba, en tal momento, de una fluctuación típica y con la correspondiente
conformación de un nuevo periodo de precios altos, que podría convertirse más
adelante en su contrario, esto es un nuevo periodo de precios bajos. Dentro de
los factores que desde el inicio del aumento fueron considerados como
determinantes se encontró, la disminución de inventarios por parte de algunos
países, las posibles disminuciones de producción por parte de Irán, dada la
variación para el momento de la actitud estadounidense en acuerdos/sanciones y
la disminución de la producción de crudo por parte de Venezuela (para abril
2018 se ubicó en 1 ,4 millones de barriles diarios y algunos perfilaron su
ubicación en 1 millón para fines de año) (ver https://www.bbva.com/es/esta-subiendo-precio-petroleo/ 29 de mayo 2018; www.bbc.com 28 de mayo 2018).
Dados los aumentos presenciados ya
entrado 2018, debe señalarse que en julio del año señalado, el petróleo retomó
un precio de 4 años antes, alcanzando -según cifras publicadas por el Minpet-
el precio promedio del crudo venezolano durante la semana que finalizó el 6 de
julio, a $ 69.65 (un aumento de $ 2.58 desde los $ 67.07 del cierre de la
semana anterior). Llegando así a un precio promedio -en lo transcurrido del año
2018- de $60,03 (un máximo en los últimos cuatro años; www.lapatilla.com julio 9 2018). Contrariamente, al
cierre de 2018 el petróleo ya había bajado el precio de la cesta petrolera
venezolana retrocediendo por segunda semana consecutiva, al perder 2,85
dólares. En el periodo comprendido del 17 al 21 de diciembre del año en
referencia se ubicó en 51,45 dólares (frente a los siete días previos donde
cerró en 54,30 dólares el barril según datos del Ministerio de Petróleo; ver www.descifrado.com diciembre 21 2018). Por lo que respecta a 2019 los sondeos de Reuters
para finales de 2018 nos bordean los 60 dólares para WTI (WTI 2019 = 61,05 USD por barril). El
sondeo de Reuters a 32 economistas y analistas pronosticó que el precio del
petróleo WTI en 2019 promediaría 61,05 dólares por barril (frente a los 67,45
dólares proyectados en la encuesta anterior; el precio del petróleo WTI en 2018
promedió 64,98 dólares el barril). (https://www.preciopetroleo.net/precio-petroleo-2019.html). Correspondientemente, a finales de
2018 no se presentaron perspectivas de aumentos sustanciales en los precios del
barril como para acercarse a los altos ya señalados.
Dada la relativa e impresionante
estabilidad histórica que por más de 50 años se observó en los precios del
petróleo hasta iniciados los años setenta del siglo XX, fue desde esta fecha
que Venezuela tal cual un petroestado
pasó a zozobrar ante los aumentos o (más aún) disminuciones del mismo. En
Venezuela, ha sido una manera bastante cómoda de olvidarse, dentro de nuestros
resabios históricos, de la política económica y estrategias de desarrollo. La
administración bolivariana ha sido exclusiva en eso, pues ha añadido la idea de
implementar un modelo fracasado y aquí y cómodamente ejecutado, con un
socialismo rentístico o una “revolución” petrolera.
OBSERVACION FINAL
En ausencia de una política económica
mejor estructurada, menos sesgada y realizable, la administración bolivariana,
en la versión NM (por lo demás heredera del legado), ha logrado focalizar su
atención y que los otros agentes económicos
-ciudadanos y empresarios- también lo hagan, en cinco ámbitos que hemos
referido sucintamente en esta nota -Inflación,
Canastas (alimentarias y básicas, como espacio resumen de los bienes y el sustento
diario), Aumentos recurrentes de salarios, Precio del dólar y Precio del
petróleo-, como origen de beneficios y males. Los cambios gatopardianos
permanentes en su política económica y el Plan
de la Patria II no son más que ilusiones ante rotundos fracasos.
28 de enero 2019
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[1] En
estudios iniciales de economía, siempre se ejemplificó con la sal a los bienes
inferiores. La sal es un bien fundamental, pero no es de los bienes hacia los
cuales se dirige la demanda cuando sube el nivel de ingreso de los
consumidores; sus necesidades tienen límites y usos específicos, aunque sea
básico en la vida diaria. En el contexto de escasez, precios ”controlados”, hiperinflación y pobreza de la
economía venezolana, el bien referido se iguala e -incluso supera- en precios a
cualesquiera de los otros básicos y tradicionales, por las propias premuras y
características del contexto.
[2] Transformación:
cinco países-- un enigma. Por Oscar A. Echevarría Salvat.
[3]
Mirtha Rivero, La rebelión de los
náufragos. Editorial Alfa.
[4] Pueden
también presentarse distintas combinaciones y variantes Para el presidente
Macri de Argentina en ejecutorias desde 2015, la política exterior ya vista
desde 2016, podía buscar satisfacer tres objetivos de la administración:
“Pobreza cero, terminar con el narcotráfico y la unión de todos los
argentinos”, como problemas domésticos que podían ser proyectados en la
política exterior (Macri, 2016; citado en: Julieta Zelicovich. Claves y
tensiones de la estrategia argentina de política comercial externa en la
búsqueda de una “inserción inteligente al mundo” (2015-2018) Latin American Journal of Trade Policy
2 (2018) – ISSN 079-9668 – Universidad de Chile).
[7] Entrado
2014 algunos pasaron a preferir usar el término hiperinflación (aunque no se
hubiese llegado al 50% mensual en la perspectiva de Cagan) en el entendido que:
“Tenemos todo lo que caracteriza una hiperinflación. Las personas están acaparando
cosas porque cuando el dinero no vale nada es preferible comprar automóviles,
alimentos. Además: tenemos un déficit fiscal gigantesco y la emisión de dinero
por parte del Banco Central. Esos son síntomas clásicos de hiperinflación.
Actualmente la inflación venezolana prácticamente es la más alta del mundo,
algo que no ocurrió durante los años ochenta ni en los noventa, cuando si bien
hubo inflación alta el resto de los países también sufría de este mal”. Entrevista a Felipe Pérez Martí: “Estamos al
borde de un abismo” Por Prodavinci | 7 de Marzo, 2014. www.prodavinci.com.
[8] Los dos
primeros porcentajes de inflación corresponden a los registros de la Asamblea
Nacional y el último a la proyección del FMI para el año en curso, desde
avanzado 2018. Ver http://www.asambleanacional.gob.ve/noticias/_rafael-guzman-en-el-2017-la-inflacion-acumulada-fue-de-2616;.
“La Comisión Permanente de Finanzas y Desarrollo Económico de la Asamblea
Nacional informó que la tasa de inflación registrada en el año 2018 fue de
1.698.488,2%, mientras que la de diciembre se ubicó en 141.75%”, ver www.el-nacional.com 09 de enero de 2019.
Ver https://cnnespanol.cnn.com/video/fondo-monetario-internacional-inflacion-venezuela-portafolio-cnnee/
9 de octubre de 2018; ya hay proyecciones mayores a esta, pero la del FMI ya es
bastante dramática.
[9]
Debe recordarse que hasta el 20 de agosto estuvo vigente el cono monetario del
llamado Bolívar Fuerte, que fue al
que se le pasó a quitar cinco ceros, siendo sustituido por el Bolívar Soberano.
[11] Para
este nivel de la canasta alimentaria y estando el salario mínimo para ese mes en Bs S 4.500 se habrían reducido el número de
salarios necesarios (serían 68 salarios) para alcanzar la canasta alimentaria.
En cualquier caso ni 68 ni 200 ni 200 son salarios a conseguir por un
trabajador de los de más bajos ingresos. Según la administración bolivariana
esto sectores se benefician de alimentos subsidiados vía cajas o bolsas CLAP)
[12] Aunque
el aumento se decretó para entrar en vigencia el 1 de septiembre de 2018, para
el 31 de agosto todavía no había sido publicado en Gaceta. Tampoco en el
anuncio se definió lo relativo al bono alimenticio (ver www.talcualdigital.com 31 de agosto
2018). Debe acotarse que para el 3 de agosto circuló la Gaceta Extraordinaria Nro. 41.472 –de fecha 31 agosto 2018- donde
se formalizaba el aumento de salario, a la vez que se presentó el nuevo Bono
alimenticio correspondiente a Bs S. 180 o 18 millones de BS. F., 10% del
salario mínimo (ver www.el-nacional.com
3 de agosto 2018). Para inicios de 2019, el bono alimenticio siguiendo esas
proporciones ha pasado a ser poco menos que intrascendente.
[15] Este
tipo de cambio de Interbanex es mayor
a la del portal Dolar Today de 2560,86
bolívares por dólar, en lo registrado para el día. El único banco adscrito a la
plataforma al momento de las informaciones del 27 y 28 de enero de 2019 es el
Banco Occidental de Descuento (BOD), pero estará disponible para los demás
bancos del país. Ver http://www.dinero.com.ve/din/destacados/nuevo-sistema-cambiario-interbanex-inicia-con-tasa-de-bs-3200
lunes 28 enero 2019.
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