lunes, 28 de enero de 2019

AMBITOS DE POLÍTICA ECONÓMICA: fracasos en Venezuela durante la administración Maduro, donde la sal es un bien fundamental


AMBITOS DE POLÍTICA ECONÓMICA: fracasos en  Venezuela durante la administración Maduro, donde la sal es un bien fundamental[1]


EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ


ALGO DE CONCEPTOS Y EXPERIENCIAS

Estructurar lo atinente a ¿cuál es la política económica de la administración bolivariana?, es una ardua tarea que puede dar pocos frutos, pues la misma a falta de creatividad y correctivos de la que haya podido estar ejecutando, ha caído en una inercia recurrente.

Ningún gobernante dice en sus inicios que va a hundir a una nación o a encaminarla por vías distintas al crecimiento económico y aumento del bienestar de sus habitantes. En parte de los casos se señala incluso lo mal que se le está recibiendo a la administración de una nación, como Luis Herrera Campins al señalar: ”recibo una Venezuela hipotecada” (marzo 1979)[2]. Tampoco lo asumen como resultados -los gobiernos- al final de sus gestiones. Gobiernos o gobernantes generalmente afirman que llevarán a la nación respectiva por distintos senderos de éxitos y -corrientemente- aseveran en sus momentos finales de administración que dejan el país mejor que lo que lo encontraron, a pesar de que algunas cosas hubieran podido no salir bien como el caso del presidente Lusinchi (1984/1989) cuando señaló “la banca nos engañó” (25/02/1989)[3].

Un nivel intermedio entre el comienzo y el final de un gobierno son las proyecciones sobre como quedará o quedaría el país al finalizar la administración del caso[4]. Un ejemplo lo brinda la administración bolivariana que en expresiones del presidente NM al presentar el Plan de la patria II o 2019/2025 ante la ANC el 14 de enero de 2019[5], planteó resultados como miseria 0 y desempleo de 2% para el año 2025. O también el caso del actual presidente del Perú quien planteó recientemente: el 28 de julio del 2021 entregando la banda presidencial  “Entregaré el cargo con un país estabilizado política y socialmente, con crecimiento económico. Esa es mi meta y lo voy a hacer” ,... así como que el crecimiento estará enfocado en “favorecer principalmente a los que menos tienen”[6].

Los tres objetivos promedio más comúnmente aceptados de la política económica que han bordeado, limitado o que se han incumplido –o no considerados- en administraciones como las señaladas y otras más recientes, son: aumentar el crecimiento, reducir la inflación y acrecentar el bienestar; lo que en su aplicación debería permitir alcanzar un  crecimiento redistributivo de baja inflación.

Las interpretaciones sobre los niveles o tipos de inflación son diversas, según vengan de análisis monetaristas, keynesianos, postkeynesianos o estructuralistas; pero, en resumen, es claro que el sector productivo no responde con la velocidad de los incrementos de demanda dada la expansión de la liquidez, tal cual ha sucedido en Venezuela en años recientes, derivando esto de problemas estructurales o deficiencias en la capacidad de la oferta; y creándose, correspondientemente, una alta dependencia de las importaciones. Dada la relativa sobrevaluación del Bolívar en tales años –y vista del lado del dólar controlado y/o preferencial- y a pesar de la sobredeterminación que se generaba desde el mercado cambiario  y que las propias dificultades para accesar a las divisas -dado el férreo y largo control de cambios- han dificultado las importaciones en general y las de insumos en particular. Las medidas y las soluciones de corrección son complejas y derivan también de los enfoques utilizados, pero -desde 2014- se hizo evidente el conjunto de marchas y contramarchas de una política económica monetaria y antiinflacionaria poco efectiva. Los lustros transcurridos en la administración bolivariana -vista desde 1999- han dejado la permanente posibilidad de esbozar esperanzas y recomendaciones como las siguientes: puede señalarse que la solución de esta dinámica alcanza implicar la restauración de los equilibrios fiscales y monetarios a través de la disminución/racionalización del gasto público, el incremento de los ingresos públicos, y la eliminación del financiamiento de gasto deficitario por el BCV; la implantación de una política cambiaria racional que pueda implicar la unificación del tipo de cambio; y, el estímulo de la inversión y la producción privada con el fin de incrementar la oferta interna y aumentar la eficiencia y productividad del aparato productivo (puede verse: Pedro Palma. La inflación y su solución. El nacional, 27-1-14. Pg. Opinión/6)[7].

LO REALMENTE EXISTENTE O EL VERDADERO FENÓMENO EN LA POLÌTICA ECONÓMICA
Los siguientes son los componentes/resultados de la política económica como la ha percibido/ejecutado la administración de NM.

1. INFLACIÓN.
Política Económica/Controles/Aumentos de salarios/Monetización/Restricciones
El primero de los componentes es indudablemente la inflación. Esta, cuando alcanza los temidos dos dígitos comienza a deteriorar  considerablemente, el nivel y la calidad de vida de los habitantes de una nación. Más aún si se vuelve un fenómenos permanente y más aún creciente, alcanzando los tres dígitos y más aún más dígitos. En los años setenta Venezuela comenzó  a sentir inflación, en los ochenta y los noventa empezó a padecerla con el correr de los lustros, de una manera más acentuada, aunque no regular llegando  aniveles de tres dígitos bajos en alguno de los años. En los dos mil, ya en la administración bolivariana, presentó niveles de dos dígitos amenazantes y preocupantes y en los 2010´s y particularmente en la administración bolivariana -en la versión de NM- pasó a padecer niveles hiperinflacionarios con 50% o más mensual (Cagan 1956), o aun estando más bajo. Consiste el panorama actual, en un nivel hiperinflacionario con los límites que brinda la destrucción de las condiciones de vida mínima o de subsistencia de las personas. Ese es el límite, pues hasta allí llega la hiperinflación.

Aun así, la administración de NM no ha elaborado y mucho menos aplicado, ningún programa antiinflacionarios de los que las teorías y las propias experiencias de América Latina recomiendan. La reducción del gasto público la ha convertido en mayor gasto vía medidas efectistas de populismo; la restricción en la emisión de dinero inorgánico la ha convertido en establecer conos monetarios, quitando ceros y emitiendo más dinero y monetizando el déficit fiscal; una nueva unidad de cuenta y pago la ha transformado en el invento de una criptomoneda (el petro) en la cual no se tiene confianza por mucha paciencia y cariño que se le ponga. Medidas van y vienen y mantiene la creciente inflación como amenaza fundamental a los ciudadanos, brindando ya en la cresta de la ola 2.616%, 1.698.488% y un proyectado de 10.000.000% para 2017, 2018 y 2019, correspondientemente[8].

Para inicios de 2019, el cono monetario que entro en vigencia el 20 de agosto, se encuentra radicalmente depreciado, careciendo de credibilidad por parte de los venezolanos, y los agentes económicos perciben vendrán nuevas monedas, lo cual lleva a algunos a pensar en que se deben utilizar monedas más fuertes como el dólar.

2. CANASTAS
Controles/Precios Acordados/50 rubros

La realidad de estos niveles inflacionarios ha pasado a ser medida y registrada por la evolución de la canasta alimentaria y la básica. Algunas pinceladas sobre la evolución de tales canastas en 2017/2018 brindan matices de interés.

Para julio de 2017, el precio de la Canasta Alimentaria Familiar se ubicó en 1.443.634,25 bolívares fuertes[9], aumentando Bs. 213.935,90, 17,4% con respecto al mes de junio de 2017 y 296,7% entre julio de 2016 y julio de 2017 y requiriéndose 14.1 salarios mínimos (97.531,56 bolívares) para poder adquirir la misma (48.121,14 bolívares diarios). En la línea de lo señalado, puede destacarse que, en este caso, aumentó el número de salarios mínimos requeridos para la adquisición de la canasta alimentaria (www.informe21.com 8 agosto 2017). La evolución avanzando 2017 no es más que expresión de la inflación creciente y la entrada, para los meses finales del año, de un contexto claramente hiperinflacionario el cual, junto a la creciente escasez, brindó determinantes directos para el aumento de la canasta alimentaria. Por tanto, pasando directo al año 2018, podemos observar que el precio de la misma ascendió a cerca de 24.402.767,10 bolívares fuertes, habiendo tenido un vertiginoso aumento de 47,9%, en relación a diciembre 2017 y 3828,9%, en relación a enero 2017; pasando a requerirse 98.2 salarios mínimos (248.510,41 bolívares en el momento) para poder adquirir la canasta destacada (www.elmundo.com.ve 27 febrero 2018; www.el-nacional.com 26 febrero 2018). El salto para mayo de 2018 debe catalogarse de asombroso, dado el definido contexto hiperinflacionario. Así, para el mes señalado se requerían 220 salarios mínimos para acceder a la canasta alimentaria, pues su precio aumentó 119,8%, ubicándose en 220.138.620,81 bolívares fuertes, según reveló el 19 de junio el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) (ver www.talcualdigital.com 20 de junio 2018).

Óscar Meza, director del Cendas[10] señala ya iniciado 2019  que “se destruyó el poder adquisitivo de los venezolanos”, actualmente se cobra en bolívares y se pagan los productos y servicios en dólares, en un escenario donde “estamos llegando a un límite donde no hay capacidad para seguir sobreviviendo con un mínimo de dignidad”.

La canasta alimentaria del mes de diciembre alcanzó los 307.905,97 bolívares soberanos[11], para un total de 384 dólares y la canasta básica (familia de cinco miembros) se ubicó en 464.951,41 para un total de 561 dólares. En este período, la inflación de los alimentos fue de 153% y el salario mínimo era de 4.500 bolívares (vigente desde el 1 de diciembre 2018), con un equivalente a 5,62 centavos mensuales.

La familia venezolana destina de acuerdo a la canasta básica de diciembre, dos tercios de su ingreso a la compra de alimentos. Venezuela cuenta con una inflación diaria de 5,1%  -para el momento de los señalamientos de Meza- y debido a esto se produce una “dolarización de facto”; los ciudadanos se ven en la obligación de pagar arreglo de bombas de agua, vehículos y otros elementos en divisas. Con los precios de enero 2019, derivados viciosamente de nuevas acciones tomadas dentro de la misma política económica, Cendas ha estimado que la canasta alimentaria puede superar los 500 mil bolívares y la básica puede alcanzar 1 o 2 millones de bolívares. Con un nivel de escasez de alimentos próximo al 50% y un salario mínimo de Bs S 18.000 ya en enero 2019.


3. SALARIOS
Política Econòmica/Aumentos 

Ante el deterioro evidente en variadas variables, en el salario y en su poder de compra en particular, la administración de NM ha optado por recurrir permanentemente a los aumentos de salario, que terminan siendo, en las condiciones de la economía venezolana y cuando no tienen que ver con aumentos en la productividad, no más que combustible para la inflación. La canasta alimentaria y la básica, aun considerando las proporciones que se acercan o se distancian cuando se considera el número de salarios mínimos que se requieren para adquirirlas, no es fácil sea así una medición de la satisfacción de los consumidores sino más bien de su insatisfacción.

El aumento de 150% del salario mínimo decretado por Nicolás Maduro para entrar en vigencia el 1° de diciembre de 2018, representó un abierto reconocimiento del avance de la inflación, además de una muestra de que el gobierno no había estructurado y/o aplicado una política organizada para frenar la inflación. El alza del salario mínimo, que pasó de 1.800 a 4.500 bolívares soberanos a través del aumento del petro, fue -a todas luces- un incentivo a la hiperinflación, que pasó a impulsarse aún más superando previsiones ya planteadas sobre la misma hechas por economistas y líderes empresariales. Se trató del sexto anuncio de alza salarial en un año y el número 26 desde que NM llegó a la presidencia en abril de 2013.) (www.talcualdigital.com 30 noviembre 2018).

Los  aumentos de salarios, tienen un punto de alta significación, en el aumento incorporado en el conjunto de las medidas tomadas y comunicadas a la nación el 17 de agosto de 2018[12]. En este caso el aumento del salario mínimo se trató de pasar de 3 millones a 180 millones de Bs. F. -visto en términos del cono que existió hasta ese momento-. Dado el tamaño del aumento consistente en multiplicar por 60 el salario existente, se previeron por parte de agentes económicos y políticos diferentes a la administración bolivariana, cierre de empresas y quiebra de negocios,  según es la distorsión o las predecibles distorsiones que se irían a estructurar en los salarios relativos, pues se trataba de los eslabones de todos los que reciben sueldos y salarios; igualmente, se trataba de los nuevos precios relativos de bienes de sustento y atención, cuyo impulso, se pasó a percibir, sería automático a este aumento de salario, a pesar del financiamiento que ofreció la administración para las pequeñas y medianas empresas; por lo demás, instrumento o acción que no se cotejó con valoraciones sobre la productividad o  estrategias de desarrollo que la consideren o incorporen. Partiendo de una cotización del barril de petróleo en 60 $ y visto en términos de una tasa de 6 millones de bolívares por dólar, tomado como base para el petro (con valor de 3.600 Bs. S) y considerado el anclaje del dólar y del salario mínimo a este, la conversión para el nuevo salario mínimo de 1.800 Bs. S. terminó con un valor de 30$. Vía este planteamiento y tratamiento, el salario mínimo aumento también percibido en $.

Dentro de ese nuevo contexto en cuanto al salario creado desde agosto de 2018, se presentan dos nuevos aumentos salariales hasta inicios de 2019. Por una parte, el aumento de 150% del salario mínimo decretado por NM a partir del 1° de diciembre de 2018[13] ya señalado y, por la otra, un nuevo aumento del salario  remite al contexto de la hiperinflación –no controlada sino aumentada para el momento-,  la metamorfosis de la reconversión monetaria en dinero depreciado, sin valor o aprecio de parte de los agentes económicos de inicios del año 2019. Así, se volvió a –nuevamente- aumentar el salario, incrementándose el salario mínimo en tres veces el existente –alcanzando ahora un nivel de 18.000 bolívares soberanos-[14], afectando todas las tablas de remuneraciones y siendo el combustible del  mantenimiento y ampliación de la hiperinflación. Dada la fórmula de haber fijado el salario al petro, esto implicó previamente fijar a 36.000 bolívares soberanos al precio de aquel, siendo su mitad el salario mínimo.


4. PRECIO DEL DÓLAR
Política Económica/Dicom/Control de Cambios/Portales
No hay profundos criterios científicos en los registros que presentan los –ya- numerosos portales sobre el precio del mercado paralelo del dólar. Igual que el amarillismo en la prensa disminuye con los buenos periódicos, el papel de estos portales deriva en parte de ausencia de información y buenas políticas de parte del gobierno, El paralelo es, en sí mismo, un mercado determinado y sobredeterminante. Todas la determinaciones terminan teniendo como fin al comienzo y comienzo al fin.

Treinta y seis años (36) años tiene Venezuela deambulando en una  política cambiaria que nunca termina de arreglar o relativamente estabilizar el mercado cambiario. Como pasa con regularidad, la administración bolivariana en esto ha sido de lo menos bueno. Tiene ya 16 año en un control de cambios al cual cada día se ha aferrado más, implementando mecanismos, medidas, “innovaciones” institucionales, sin poderse clarificar cual ha sido menos exitosa que la otra. Escenario de dictámenes caprichosos, beneficios descarados y discrecionales, origen de la alteración en planes y proyectos de ciudadanos y empresa así como origen del gran “invento” de ejercer control político selectivo por identificación o no con los intereses de los controladores. Pero también, escenario para que la administración busque apoyar el éxito de su interés por otras divisas que pudieran serle más convenientes o simpáticas que el dólar. Esto último no lo ha logrado, aunque si ha tenido éxito en ejercer control, discrecionalidad o impulsar el beneficio de sus interesados.

Más aun, el “éxito” bizarro que se ha tenido ha sido más bien el de mantener el área cambiaria (¡!¿?) como una necesitada de un apolítica operativa y que pudiera propender al mejoramiento del desarrollo productivo y de la competitividad. Una idea –de importancia pero que no ha aplicado- es la de la unificación cambiaria, buscando un tipo de cambio real de equilibrio que evitara la atracción y el beneficio para algunos del país o de la administración y mejoramiento de una volatilidad permanente, trabajando armónicamente con criterios fiscales y monetarios que propendieran a disminuir la desalineación.

Razones de particularidades de inicios del año 2019, llevaron al Dólar paralelo a niveles bordeando los 3.000 Bs S. y dentro de medidas tomadas en días siguientes por la administración bolivariana, en relación a un aumento del encaje legal, el presidente NM afirmó estar dando éxitos la aplicación de tales instrumentos, pues -en unos días- el dólar paralelo comenzó a bajar a niveles cercanos a los 2.200 soberanos. Recomposiciones de la oferta y demanda y la agudización de la crisis  política y del contexto hiperinflacionario, llevaron para finales de mes –nuevamente- el paralelo, a los niveles con los que arrancó el año.

La administración de NM nuevamente de manera dislocada y tardía, planteó nuevas modificaciones y cambios al régimen cambiario planteando un nuevo sistema cambiario, Interbanex, a iniciarse el 28 de enero con una tasa de Bs 3.200[15], lo cual implica una devaluación de 35 por ciento con respecto a la última tasa del Dicom (fijada en 2.084,39) y de 98,12 con la tasa de 60 bolívares con la que inició el sistema de divisas administrado por el Banco Central.

Los dos elementos que mejor contextualizan el escenario económico actual son la hiperinflación y la ausencia de divisas[16]. Continuará en 2019 la hiperinflación desbordada, con límites en la destrucción de la salud, la vida, la estabilidad y el impulso a la migración de las personas y el recurso humano del país tal cual se indicó. Los ejecutores del poder ven todo estable y mejorando, pero la mayoría de la gente siente zozobra e inestabilidad profunda con un proceso hiperinflacionario no visto antes en Venezuela. La programación de la vida, la estabilidad de las familias y de las inversiones y empresarios se ve crecientemente horadada por la inflación en su versión extrema. Iniciando 2019 ya está, por otra parte, nuevamente oxidado el cono monetario de agosto de 2018, tal cual se señaló. Son variados los aspectos institucionales, estructurales, macroeconómicos, de sentido y elaboración de políticas implicados, pero es resaltante la ausencia de divisas que presenta la nación, después de haber dispuesto de un cuantioso excedente durante buena parte de los 20 años de sus ejecutorias  y que no es evidente haya sido invertido en sus ¾ partes en Gasto social o que la corrupción haya estado lejos de ese más de 1,2 billones de $. El férreo y perjudicial control de cambios desde 2003, ha añadido su cuota parte así como también inversiones ineficientes y proyectos infructuosos. La disminución de los precios del petróleo desde 2014, solo en tiempo reciente ha sido compensada parcialmente con aumento de precios tal cual se indicó, que se han enfrentado con la disminuida producción petrolera de la nación por falta de acciones preventivas, incluidas adecuadas inversiones.

En ese contexto señalado, la tendencia natural del mercado paralelo es a aumentar el precio del dólar. Tal secuencia la ha ido llevando el dólar Dicom -o dólar de las subastas- acercándosele crecientemente al de aquel mercado desde finales de 2018.


5. PRECIO DEL PETRÓLEO
Espera/Pasividad/ Inversión/Producción
Uno de los mecanismos fundamentales del rentismo es beneficiarse, con la facilidad del caso, de los aumentos en los precios del petróleo. En parte importante de la administración bolivariana en la versión de HC y en menor medida en la de NM hubo el beneficio de que algunas variables estuvieron relativamente contenidas, a pesar de su tendencia a la inestabilidad dentro de la economía venezolana, debido a altos precios del petróleo de los cuales en -términos absolutos o relativos- dispuso la administración bolivariana para los periodos señalados en los 20 años de sus ejecutorias. El cambio abrupto en tales precios, iniciado en julio 2014 –continuado en 2015, 2016 y 2017- y todavía manifiesto iniciado 2018 (de alrededor de 100$ el barril para la cesta venezolana a mediados de 2014, promedió 44,65$, 35,15$ y 46,66$ para 2015, 2016 y 2017, respectivamente/ http://www.menpet.gob.ve/  21 febrero 2018), pasó a catapultar un conjunto de problemas que habían venido arrancando desde 2012, entre ellos, el déficit fiscal.

Ante la acumulación de políticas inestables, imprecisas o no bien enfocadas, el escenario 2013/2018 se tornó conflictivo, dramático, y con resultados significativamente preocupantes en cuanto a la estabilización del país y a sus efectos para 2018 y años siguientes. Más aún porque, a pesar de los altibajos, la mayoría de la proyecciones en cuanto a precios del barril de petróleo, desde el segundo semestre de 2014 hasta entrado 2015, apuntaron en líneas generales, en el mejor de los casos, a precios no superiores a 70 $ hasta finales de este último año, lo cual se cumplió; y a la posibilidad de nuevos precios altos -y no superiores a 100$- para 2016 o 2017, lo cual no se cumplió, observándose la continuidad de precios bajos. Ninguna de las proyecciones avanzado 2017 perfilaba sorpresas en cuanto a aumentos súbitos en los precios del barril. En el plano real, los inicios de 2016 enfrentaron a la nación –por ejemplo- con precios del petróleo por debajo de 30$ el barril. A finales de 2017, si bien en el último trimestre los precios de la cesta venezolana superaron los 50$, durante todo el año se promedió 46,66$ el barril –tal cual se señaló más arriba- (ver http://www.menpet.gob.ve/). De manera intempestiva, sin embargo, en el mes de mayo de 2018, aumentaron los precios del petróleo ubicándose para las mejores calidades cerca de los 80$. Para algunos se observó que ello representaba el finiquito del periodo de precios bajos; para otros, no se presentaba fácilmente a partir de ello, prever que los aumentos fuesen a continuar, y para otros más, se trataba, en tal momento, de una fluctuación típica y con la correspondiente conformación de un nuevo periodo de precios altos, que podría convertirse más adelante en su contrario, esto es un nuevo periodo de precios bajos. Dentro de los factores que desde el inicio del aumento fueron considerados como determinantes se encontró, la disminución de inventarios por parte de algunos países, las posibles disminuciones de producción por parte de Irán, dada la variación para el momento de la actitud estadounidense en acuerdos/sanciones y la disminución de la producción de crudo por parte de Venezuela (para abril 2018 se ubicó en 1 ,4 millones de barriles diarios y algunos perfilaron su ubicación en 1 millón para fines de año) (ver https://www.bbva.com/es/esta-subiendo-precio-petroleo/ 29 de mayo 2018; www.bbc.com 28 de mayo 2018).

Dados los aumentos presenciados ya entrado 2018, debe señalarse que en julio del año señalado, el petróleo retomó un precio de 4 años antes, alcanzando -según cifras publicadas por el Minpet- el precio promedio del crudo venezolano durante la semana que finalizó el 6 de julio, a $ 69.65 (un aumento de $ 2.58 desde los $ 67.07 del cierre de la semana anterior). Llegando así a un precio promedio -en lo transcurrido del año 2018- de $60,03 (un máximo en los últimos cuatro años; www.lapatilla.com julio 9 2018). Contrariamente, al cierre de 2018 el petróleo ya había bajado el precio de la cesta petrolera venezolana retrocediendo por segunda semana consecutiva, al perder 2,85 dólares. En el periodo comprendido del 17 al 21 de diciembre del año en referencia se ubicó en 51,45 dólares (frente a los siete días previos donde cerró en 54,30 dólares el barril según datos del Ministerio de Petróleo; ver www.descifrado.com diciembre 21 2018). Por lo que respecta a 2019 los sondeos de Reuters para finales de 2018 nos bordean los 60 dólares para WTI (WTI 2019 = 61,05 USD por barril). El sondeo de Reuters a 32 economistas y analistas pronosticó que el precio del petróleo WTI en 2019 promediaría 61,05 dólares por barril (frente a los 67,45 dólares proyectados en la encuesta anterior; el precio del petróleo WTI en 2018 promedió 64,98 dólares el barril). (https://www.preciopetroleo.net/precio-petroleo-2019.html). Correspondientemente, a finales de 2018 no se presentaron perspectivas de aumentos sustanciales en los precios del barril como para acercarse a los altos ya señalados.

Dada la relativa e impresionante estabilidad histórica que por más de 50 años se observó en los precios del petróleo hasta iniciados los años setenta del siglo XX, fue desde esta fecha que Venezuela tal cual un petroestado pasó a zozobrar ante los aumentos o (más aún) disminuciones del mismo. En Venezuela, ha sido una manera bastante cómoda de olvidarse, dentro de nuestros resabios históricos, de la política económica y estrategias de desarrollo. La administración bolivariana ha sido exclusiva en eso, pues ha añadido la idea de implementar un modelo fracasado y aquí y cómodamente ejecutado, con un socialismo rentístico o una “revolución” petrolera.

OBSERVACION FINAL
En ausencia de una política económica mejor estructurada, menos sesgada y realizable, la administración bolivariana, en la versión NM (por lo demás heredera del legado), ha logrado focalizar su atención y que los otros agentes económicos  -ciudadanos y empresarios- también lo hagan, en cinco ámbitos que hemos referido sucintamente en esta nota -Inflación, Canastas (alimentarias y básicas, como espacio resumen de los bienes y el sustento diario), Aumentos recurrentes de salarios, Precio del dólar y Precio del petróleo-, como origen de beneficios y males. Los cambios gatopardianos permanentes en su política económica y el Plan de la Patria II no son más que ilusiones ante rotundos fracasos.



28 de enero 2019
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com




[1] En estudios iniciales de economía, siempre se ejemplificó con la sal a los bienes inferiores. La sal es un bien fundamental, pero no es de los bienes hacia los cuales se dirige la demanda cuando sube el nivel de ingreso de los consumidores; sus necesidades tienen límites y usos específicos, aunque sea básico en la vida diaria. En el contexto de escasez, precios  ”controlados”, hiperinflación y pobreza de la economía venezolana, el bien referido se iguala e -incluso supera- en precios a cualesquiera de los otros básicos y tradicionales, por las propias premuras y características del contexto.
[2] Transformación: cinco países-- un enigma. Por Oscar A. Echevarría Salvat.
[3] Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos. Editorial Alfa.
[4] Pueden también presentarse distintas combinaciones y variantes Para el presidente Macri de Argentina en ejecutorias desde 2015, la política exterior ya vista desde 2016, podía buscar satisfacer tres objetivos de la administración: “Pobreza cero, terminar con el narcotráfico y la unión de todos los argentinos”, como problemas domésticos que podían ser proyectados en la política exterior (Macri, 2016; citado en: Julieta Zelicovich. Claves y tensiones de la estrategia argentina de política comercial externa en la búsqueda de una “inserción inteligente al mundo” (2015-2018) Latin American Journal of Trade Policy 2 (2018) – ISSN 079-9668 – Universidad de Chile).
[7] Entrado 2014 algunos pasaron a preferir usar el término hiperinflación (aunque no se hubiese llegado al 50% mensual en la perspectiva de Cagan) en el entendido que: “Tenemos todo lo que caracteriza una hiperinflación. Las personas están acaparando cosas porque cuando el dinero no vale nada es preferible comprar automóviles, alimentos. Además: tenemos un déficit fiscal gigantesco y la emisión de dinero por parte del Banco Central. Esos son síntomas clásicos de hiperinflación. Actualmente la inflación venezolana prácticamente es la más alta del mundo, algo que no ocurrió durante los años ochenta ni en los noventa, cuando si bien hubo inflación alta el resto de los países también sufría de este mal”. Entrevista a Felipe Pérez Martí: “Estamos al borde de un abismo” Por Prodavinci | 7 de Marzo, 2014. www.prodavinci.com.
[8] Los dos primeros porcentajes de inflación corresponden a los registros de la Asamblea Nacional y el último a la proyección del FMI para el año en curso, desde avanzado 2018.  Ver http://www.asambleanacional.gob.ve/noticias/_rafael-guzman-en-el-2017-la-inflacion-acumulada-fue-de-2616;. “La Comisión Permanente de Finanzas y Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional informó que la tasa de inflación registrada en el año 2018 fue de 1.698.488,2%, mientras que la de diciembre se ubicó en 141.75%”, ver www.el-nacional.com 09 de enero de 2019. Ver https://cnnespanol.cnn.com/video/fondo-monetario-internacional-inflacion-venezuela-portafolio-cnnee/ 9 de octubre de 2018; ya hay proyecciones mayores a esta, pero la del FMI ya es bastante dramática.
[9] Debe recordarse que hasta el 20 de agosto estuvo vigente el cono monetario del llamado Bolívar Fuerte, que fue al que se le pasó a quitar cinco ceros, siendo sustituido por el Bolívar Soberano.
[11] Para este nivel de la canasta alimentaria y estando el salario mínimo para ese mes  en Bs S 4.500 se habrían reducido el número de salarios necesarios (serían 68 salarios) para alcanzar la canasta alimentaria. En cualquier caso ni 68 ni 200 ni 200 son salarios a conseguir por un trabajador de los de más bajos ingresos. Según la administración bolivariana esto sectores se benefician de alimentos subsidiados vía cajas o bolsas CLAP)
[12] Aunque el aumento se decretó para entrar en vigencia el 1 de septiembre de 2018, para el 31 de agosto todavía no había sido publicado en Gaceta. Tampoco en el anuncio se definió lo relativo al bono alimenticio (ver www.talcualdigital.com 31 de agosto 2018). Debe acotarse que para el 3 de agosto circuló la Gaceta Extraordinaria Nro. 41.472 –de fecha 31 agosto 2018- donde se formalizaba el aumento de salario, a la vez que se presentó el nuevo Bono alimenticio correspondiente a Bs S. 180 o 18 millones de BS. F., 10% del salario mínimo (ver www.el-nacional.com 3 de agosto 2018). Para inicios de 2019, el bono alimenticio siguiendo esas proporciones ha pasado a ser poco menos que intrascendente.
[13] Ver www.talcualdigital.com 30 noviembre 2018.
[14] www.talcualdigital.com 14 de enero 2019.
[15] Este tipo de cambio de Interbanex es mayor a la del portal Dolar Today de 2560,86 bolívares por dólar, en lo registrado para el día. El único banco adscrito a la plataforma al momento de las informaciones del 27 y 28 de enero de 2019 es el Banco Occidental de Descuento (BOD), pero estará disponible para los demás bancos del país. Ver http://www.dinero.com.ve/din/destacados/nuevo-sistema-cambiario-interbanex-inicia-con-tasa-de-bs-3200 lunes 28 enero 2019.

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