LA ADMINISTRACIÓN MADURO: aproximación a un balance general 2013/2018.
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
LOS ENTUSIASMOS Y LO VISTO EN
VENEZUELA
Las sociedades avanzan, evolucionan o se problematizan en la
medida en que las ilusiones y deseos –según sean convenientes o distorsionadas,
de avanzada o de retroceso- se convierten en proyectos de desarrollo, se unen
voluntades para la materialización de los mismos y esta última permite
encontrar -en los casos de éxito- la llamada por los neo institucionalistas dependencia de ruta. A excepción de
algunas décadas del siglo XX, como las del sesenta y setenta, no se encuentran
en la historia nacional de las dos últimas centurias, períodos donde se
anduviese cerca de tal encaminamiento hacia el desarrollo. En la actualidad,
algunos dirigentes empresariales chilenos piensan que su meta es que Chile se convierta en 10 años en un
país desarrollado, lo cual lo ha expresado también el presidente actual de esa
nación Sebastian Piñera. Más allá de la factibilidad de ello, existe allí una
propuesta que -de alguna manera- puede encontrar estímulos[1] en
desempeños relativamente recientes de esa economía.
La revisión de la historia nacional de los últimos
doscientos años, nos permite observar ilusiones y entusiasmos –aunque
normativamente no siempre de los más adecuados- en determinados procesos
económicos y políticos. Desde el punto de vista económico y político debe señalarse
la importancia que tuvieron el café y el cacao hasta 1925, junto al sentido de
paz relativa alcanzada por los gobiernos de Cipriano Castro y Juan Vicente
Gómez y, más o menos desde esa fecha, por alrededor de 90 años, el
desplazamiento de aquellos bienes agrícolas por el petróleo como factor
económico, que no se ha sembrado, usando inversamente la recomendación de
Arturo Uslar Pietri[2].
Períodos de la independencia, del militarismo o del impulso de la democracia
pueden recibir también distintas valoraciones, por otra parte.
Deben reconocerse diferentes logros en varios de los
períodos mencionados. Independencia política, avance institucional,
urbanización, alfabetización, eliminación de enfermedades, crecimiento
económico y grados de desarrollo, oportunidades de avance para personas y
familias, son solo parte de ellos. El presidente HC –y con él sus seguidores
más destacados-, sin embargo, consideraba (afirmación realizada en varios de
sus discursos) que en doscientos años el único episodio relevante, además de la
independencia, era el de la llegada al poder de los grupos y basamentos de la
administración bolivariana y su persona, en las elecciones de 1998. No
reconocía el presidente HC, la importancia de la Constitución de 1961 (a la
cual llamó moribunda en su toma de posesión), ni las instituciones que habían
sido creadas en 40 años de democracia, de las cuales él también era resultado[3].
Contrario a eso, y entre otros tantos elementos, deben valorarse ideas sobre
cómo, desde la colonia hasta la industrialización, se habrían presentado
elementos positivos en el ordenamiento de la vida civil y social del
venezolano, a través de variadas experiencias económico-políticas.
REFUNDAR LAS INSTITUCIONES O LA
DESINSTITUCIONALIZACIÓN TÁCITA: BASE DE LA POLARIZACIÓN Y LAS FISURAS DE LAS
NEGOCIACIONES.
En este contexto y evolución histórica, surge la idea de la refundación de las instituciones dentro
de las iniciales ideas y ejecutorias de la administración bolivariana. Su paso
inaugural fue desarrollar la Constituyente
para elaborar la nueva constitución, la cual terminó siendo aprobada en el
referéndum del 15 de diciembre de 1999. A partir de allí, el llamado proceso de
refundación de la instituciones
terminó significando aumento del número de ministerios, condicionamiento de la
labor del funcionario público a las concepciones dominantes dentro de la
administración bolivariana y, en general, un proceso de desinstitucionalización del país y apuntalamiento de la no diferenciación entre Estado y Gobierno,
que se ha visto facilitado por desorden administrativo, aparición de numerosas
instituciones y deterioro de otras. La parcialidad en los conflictos, la
pérdida de autonomía de variados poderes públicos y, la específica de algunos
organismos, como el Banco Central de
Venezuela, también son elementos de desinstitucionalización
y adaptación de un aparato estatal deficiente y deteriorado, a los intereses de
la administración bolivariana.
La ideología colectivista/socialista, ha estado en la base
del proceso de desinstitucionalización
en curso, desde que comenzó la administración bolivariana, impidiendo -por otra
parte- cualquier flexibilización o cambio de posiciones, más aun cuando esto
último, al alterarse o preverse la continuidad del régimen, pone en ascuas la
futura tranquilidad de los individuos que lo han dirigido, en razón de
conflictos o acusaciones internacionales en los cuales pueden estar inmersos.
La función de la segunda constituyente (iniciada
y formalizada en 2017, después de una elección de miembros altamente
cuestionada el 31 de julio de tal año),
es permitir que la continuidad del régimen siga siendo posible, bajo
cualesquiera procedimientos y en connivencia con los otros poderes que han
perdido su autonomía.
Es ese, el marco institucional de resolución de numerosos
conflictos políticos y económicos que, aunque han estado presentes durante toda
la administración bolivariana aumentaron
y se agudizaron a partir de las complicaciones políticas y económicas desde
2012 –y las cuales se amplían y profundizan en 2013 al 2018-. No es
estrictamente asociable esto último, a la desaparición física del presidente
HC, pues en tiempos de sus gestiones se desarrollan numerosos conflictos,
incluido el del intento de golpe de Estado de 2002. Pasó a coincidir, más bien,
con el aumento de la problematización económica y social, que tuvo su punto
mayor en las crisis –iniciadas en febrero- de 2014 y en su continuación en base
a permanencia de presos políticos o aumento de acciones de corte represivo. Las
mismas negociaciones económicas que se dieron a partir de 2014 con el sector
privado, cayeron así, también, en frustración y en un muy bajo nivel de
acercamiento para llegar a acuerdos. El panorama fue igualmente de fracaso,
tanto en lo político como en lo económico, en las negociaciones iniciadas
después de la pensada suspensión del referéndum revocatorio por parte de la
administración de NM en 2016 (puede verse de manera ilustrativa As Venezuela
crumbles, the regime digs in http://www.economist.com Jan 28th 2017). No por casualidad,
igualmente, terminaron dándose resultados de fracaso en las negociaciones de
Republica Dominicana –entre gobierno y oposición-, iniciadas desde noviembre de
2017 y finalizadas en febrero 2018[4], las cuales tuvieron de base todo el complejo
escenario político-económico de 2017.
Obviamente, la conformación y los conflictos internos de los
grupos políticos de oposición, su dinámica y fuerza de actuación se ve afectada
negativamente en sus capacidades y efectividad de las actuaciones y, por otra
parte, asimismo, contrariamente, se han visto beneficiadas en sus desempeños y
gestiones los partidos y grupos de apoyo de la administración bolivariana dado
el proceso de desinstitucionalización. Parte de esta problemática de la
evolución política e institucional, debe señalarse que, crecientemente, va
registrando manifestaciones, criticas, cambios o revelaciones dentro de la
misma esfera del oficialismo o de quienes lo apoyaron o se sintieron
identificados con sus planteamientos[5].
A partir de las elecciones del 6 de diciembre de 2015 este escenario tiene un
cambio de importancia con el triunfo mayoritario (2/3 de representantes en la
Asamblea Nacional) por parte de las fuerzas políticas de la oposición.
VIVIR DEL RENTISMO INERTE CON
PRECIOS INESTABLES: CAMINO DIRECTO A LA CRISIS
Los procesos de ajuste y estabilización, llevados a cabo en
la estructuración de la política económica antes de la administración
bolivariana –en un periodo de cerca de 20 años-, que se ubica en el contexto de
políticas de apertura y liberalización en América Latina, no implicaron
correctivos estructurales y de permanencia para la economía y la sociedad
venezolana. Parte de la explicación de esto radica en la profundización del
fenómeno del rentismo, pues la mayoría de las administraciones de tal
período–igual que la bolivariana-, hicieron el planteamiento de disminuir la
dependencia petrolera y, contrariamente, la aumentaron. La administración del
presidente NM declaró pomposa e irrealistamente
el año 2016 como el del fin del rentismo y el 2017 como el del inicio de
un nuevo modelo. Si en el de peso del producto petrolero y no petrolero, así
como en sus tasas de crecimiento, esto no es siempre evidenciable, en los mecanismos de difusión, encadenamientos o en la creación de
economías externas y dinámica de la inversión privada, si es perceptible como
el petróleo fue captando cada vez más espacios de la economía venezolana.
A la llegada del Presidente Chávez, las exportaciones no
tradicionales, por ejemplo, apartando momentos de los inicios de los años
noventa, nunca alcanzaron saltos estructurales –en cuanto a su crecimiento-
contundentes y estables. Tampoco sucede durante la administración bolivariana.
Contrariamente durante esta, caen en un estancamiento estructural y
definitivamente alterador de cualquier posibilidad de impulso cómodo. La
ausencia de una definida política de desarrollo de las exportaciones no
tradicionales, ha sido la otra cara de un rentismo no solo no derrotado sino
más bien apuntalado.
En general, es conocida la influencia que tienen la dinámica
del rentismo y la elaboración de políticas de control (de precios y de la
economía en general) y poco flexibles hacia la focalización en cuanto a la
consecución del desarrollo económico, así como el contexto creado en relación a
críticas hacia la economía de mercado y al régimen capitalista, como
condicionantes de la propia dinámica seguida en variables como la inflación, el
tipo de cambio y el endeudamiento. Todas estas variables estuvieron
relativamente contenidas, a pesar de su tendencia a la inestabilidad dentro de
la economía venezolana, debido a altos precios del petróleo de los cuales en
-términos absolutos o relativos- ha dispuesto la administración bolivariana en
buena parte de los más de 20 años de sus ejecutorias. El cambio abrupto en
tales precios iniciado en julio 2014 –continuado en 2015, 2016 y 2017- y
todavía manifiesto iniciado 2018 (de alrededor de 100$ el barril para la cesta
venezolana a mediados de 2014, promedió 44,65$,
35,15$ y 46,66$ para 2015, 2016 y 2017, respectivamente/ http://www.menpet.gob.ve/ 21 febrero 2018),
pasó a catapultar un conjunto de problemas que habían venido arrancando desde
2012, entre ellos, el déficit fiscal, que ha pasado a rondar cerca de un 20%
del producto, acarreando un conjunto de compromisos de parte de la nación, con
agentes externos y tenedores de bonos,
entre otras figuras, con las correspondientes particularidades que ha tenido la
acción gubernamental de la presidencia de NM en algunas de las operaciones de
bonos de años como 2016.
El mercado cambiario, receptor inmediato del rentismo y de
la concentración en exportaciones petroleras -y de la casi nula oferta de
agentes privados en el mercado de divisas cuya acción inmediata, dado el
contexto, siempre sería quedarse con la mayor porción de las mismas-, no ha
podido ser contenido por los variados regímenes cambiarios creados en medidas
tomadas y comunicadas en distintos anuncios a través del tiempo ni por la
endilgación de la culpa -por parte de la administración bolivariana y según
momentos y períodos- a páginas en internet, como Dólar Today, que son resultado del desorden, la escasa información
y el férreo y creciente control de cambios. Entre noviembre/diciembre de 2016 y
enero 2017 –por ilustrar con alguno de sus momentos- el mercado cambiario
evolucionó desde los alcanzados alrededor de 4.500 Bs F por $ a 2.500 para
subir nuevamente a 3.500, con los agravantes de las innecesarias tensiones e
impertinencias de política monetaria en cuanto a retirar el billete de 100
bolívares del cono monetario del bolívar
fuerte en el momento –medida inmediatamente modificada- y las acciones
sobre las particulares casas de cambios (puede verse el trabajo de R. Balza
¿Por qué cayó (y volvió a subir) el paralelo? http://masterecointerucv.blogspot.com/2017/01/por-que-cayo-y-volvio-subir-el-paralelo.html)[6].
Por razones de coyuntura, confluencia o circunstancias, el
período de la revolución sin Chávez
o administración de NM, nos presenta un tiempo de complicación de estas
variables y en particular del mercado cambiario. Los niveles del dólar paralelo
o negro 2014/2019, superando numerosas veces a los niveles controlados, bajo
sus distintas denominaciones, solo son entendibles con la aguda desvalorización
del bolívar y la rápida descapitalización de los venezolanos. Los niveles
controlados como el de protección de Bs 10 por $[7]
o los mayores fueron entrando en una especie de caja negra y de exclusividad y privilegio para su
acceso. Es así como hay sectores industriales que destacaron no tener casi
ningún acceso a los dólares Simadi[8],
el cual fue superando los 650 Bs F por $ desde su instauración. Estos niveles
del $ se alteraron/desaparecieron/aumentaron según la evolución económica y de
las medidas de la administración bolivariana, superando para finales de 2017 e
inicios de 2018 los 200.000 Bs F por $, según los registros en el dólar
paralelo (y para el cono monetario del llamado bolívar fuerte vigente en ese momento). En la dinámica
institucional, los “cambios” se convirtieron en una costumbre con pocos
resultados positivos a registrar[9].
En un contexto de desinversión, inflación de dos dígitos altos para 2013 y
2014, de tres dígitos para 2015 y 2016
(180,9 % 2015 según BCV; aproximaciones preliminares 2016 pudieron verse The
economist ya citado) y cuatro dígitos para 2017 (más de 2600% según la Asamblea
Nacional; y más dígitos para 2018), controles agudos de precios y escasez de
divisas, se generó, así, el fenómeno de la escasez -primero de bienes básicos y
a renglón seguido de buena parte de bienes y componentes y bienes de
inversión-. Para 2014 y 2015, la distorsión de precios relativos y la escasez,
se convirtieron en un fenómeno estructural, muy difícil de corregir pues
–crecientemente- arrastró aspectos económicos, psicológicos, de costumbre y de
política económica –a pesar de intentos de modulación como requisas de
inventarios, Sistema Biométrico o compras según número de cédula-. Para 2016,
2017, 2018 y entrado 2019, puede afirmarse que ningún problema de escasez de
productos variados se ha logrado solucionar, a no ser aquellos casos de
productos nacionales o importados –de alimentación o no- cuyos niveles de
precios los vuelven inaccesibles para la mayoría de la población. En la cifras
que maneja Cavidea, en el año 2015 un venezolano promedio estaba consumiendo
alrededor de 20kg de alimentos por mes, para enero-julio 2016 el volumen bajó a
13 kg (se estima que el volumen promedio mensual adecuado bordea los 30 kg
mensuales).
La administración bolivariana, no habiendo solucionado
problemas estructurales, macroeconómicos y sociales, pero si habiendo atendido
a través de las misiones a grupos sociales de los menos favorecidos en la
distribución del ingreso, pasó entonces a presentar el deterioro en las
condiciones de vida de grandes grupos de la sociedad venezolana, dejando solo
la satisfacción para los incondicionales como seguidores políticos y los
acomodados, incluidos los beneficiarios de corrupción. Este ha sido un proceso extensivo -y según
los casos más o menos intensivos- desde los dólares hasta las bolsas y/o cajas
de alimentos de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). Debe reconocerse que a pesar de
los mismos sesgos –y otros problemas arrastrados o generados- la construcción y
distribución de viviendas ha tenido niveles relativamente altos a pesar de no
satisfacer la magnitud de necesidades de las mismas y haberse presentado
numerosos cuestionamientos a la calidad; con los matices correspondientes de
toda la administración bolivariana y del presidente NM en particular.
Desde el punto de vista sectorial, como hemos indicado, la
economía venezolana no habría logrado superar, por razones de dotación
factorial, pero más aún por ausencia de estrategias de desarrollo de largo
plazo, la vocación o adicción petrolera, a
pesar de que la administración bolivariana siempre ha profesado que si tiene
estrategia y que quienes no la tienen son los grupos que se oponen a ella. La
dinámica en otros sectores, habría estado signada por el estancamiento y
perdida de importancia productiva, como es el caso del sector agrícola, ya de
por si venido a menos en décadas previas
a la administración bolivariana. De haber, por lo menos acumulado experiencia y
relativa importancia –aunque más no fuese que para el suministro de bienes a
nivel nacional-, la nación, después de más de 20 años de gestión de la
administración señalada, pasó a desarrollar una verdadera agricultura de puertos, importando bienes agrícolas y pecuarios de
distinto tipo, y a ubicarse cada día más lejos de la idea del presidente HC
–acogida, directa o indirectamente, por el presidente NM- de convertir a
Venezuela en una potencia agrícola[10].
Son certeras las observaciones de Concheso en tales asuntos: “…en los 57 (desde
1941/EOR) años[11]
hasta 1998 el país logró 100 % de autosuficiencia en rubros como maíz blanco,
frutas, vegetales, café, cacao y arroz, 80 % en ganado, cerdos y aves, y 70 %
en azúcar. En general, la autosuficiencia estaba en el orden de 75 a 80 %, con exportaciones que
compensaban buena parte de la necesaria importación de rubros como trigo, maíz
amarillo y leche en polvo. Se podía decir que había una balanza de pagos
agrícola para efectos prácticos equilibrada. Por otra parte, la aplicación
juiciosa de tecnología y administración cuidadosa de los fundos para mantener
su rentabilidad, le había dado impulso a una clase empresarial de pequeños y
medianos empresarios del campo, a veces agrupados en cooperativas de gran
prestigio y eficiencia como COPOSA en el Estado Portuguesa, para mencionar una
de las más emblemáticas” (ver Aurelio Concheso, La agricultura venezolana en
terapia intensiva, www.es.panampost.com 19
febrero 2018).
No han funcionado ni las ideas ni los 15 motores del presidente
NM, ni para la solución de sesgos o problemas estructurales ni para darle un
mejor desempeño a Venezuela en el plano internacional o de la competitividad.
Abastecimiento de productos e insumos, industrialización y desarrollo de
exportaciones siguen siendo tareas pendientes que cada día requieren más
recursos humanos que no están estrictamente consustanciados con la repetición
de ideas del fanatismo y la demagogia. Por lo demás, nadie viene a desarrollar
a nadie: también lo han demostrado rusos, chinos, brasileños e iraníes; por
mencionar algunos de los que han sido de interés para la administración
bolivariana, pues otros países (Argentina, Cuba, Nicaragua o Bolivia) han sido
altamente beneficiarios directos de una especie de ineficiente o productivo
-para los mismos- subsidio internacional
que, asimétricamente, les ha venido dando Venezuela.
Al igual que el punto agrícola, existen las experiencias,
procesos e ideas sobre el área industrial. Para 2015, Venezuela ya había
acumulado una desindustrialización considerable, la cual -grosso modo- habría
abatido alrededor de la mitad de los establecimientos industriales y el 50% de
los empleos directos del sector industrial (300.000 empleos directos y 900.000
indirectos, según datos difundidos por CONINDUSTRIA)[12].
Ubicándose en una posición donde tendría que industrializarse aceleradamente
–al tomar en cuenta determinados parámetros- para nivelarse y encaminarse por
una ruta de desarrollo que implicase a este sector. Informes de Cavenez
diciembre 2016 ubican como la industria automotriz vendió tan solo 3.008
unidades nuevas (Ford Motor, Toyota, Chrysler, Iveco, MMC, y General Motors)
durante el año de los informes, lo cual ubica a tal industria en un estado de
casi paralización. Por otra parte, representantes de la industria de autopartes
–otrora área de importante dinamismo- también a finales de 2016 en actividades
de Conindustria (perspectivas Conindustria 2017) destacaron como estaban
produciendo a 30% de su capacidad con altos problemas en divisas, insumos y
área laboral, y su situación general era cercana a un colapso. La discusión en la administración bolivariana -atinente a
conceptos- y la operatividad en el área referida, ha sido bastante escasa a
pesar de inclinaciones aparentemente favorables.
También desde el punto de vista sectorial y asociado al
tamaño de las organizaciones empresariales y a formas de participación de la
sociedad civil, es importante destacar los pocos avances que -en términos
relativos a otros países de la región- se habrían presentado, en cuanto a
desarrollo de la pequeña y mediana empresa en términos de gestión o facilidades
de financiamiento, entre otros aspectos. Pero también, el bajo desarrollo del
cooperativismo, a pesar de períodos donde se buscó desde la administración
bolivariana aupar el desarrollo del mismo. La falta de precisión conceptual,
así como lo itinerante de las políticas hacia esta área, permiten observar un
abandono de la idea de estimular el cooperativismo, del lado de la
administración bolivariana.
En zonas como Carabobo, las pequeñas y medianas industrias
han venido siendo afectadas por el contexto económico señalado y de manera muy
específica -como también está sucediendo en otros estados y regiones- por los
compulsivos y frecuentes aumentos salariales[13]
que mientras más ha avanzado la administración del presidente NM más conmueven
a la población y a los pequeños empresarios, dado que con tales aumentos no
pueden fácilmente trabajar, ocasionándose los correspondientes despidos y
cierres de empresas. Esto último, se ha visto en la región, se convierte en un
nutriente de la informalidad. Según la Cámara de Pequeños y Medianos
Industriales y Artesanos de Carabobo (Capemiac) más de 50% de los que salen de
las empresas tienen tal destino.
Ante esta acumulación de políticas inestables, imprecisas o
no bien enfocadas, el escenario 2013/2018 se tornó conflictivo, dramático, y
con resultados significativamente preocupantes en cuanto a la estabilización
del país y a sus efectos para 2018 y años siguientes. Más aún porque, a pesar
de los altibajos, la mayoría de la proyecciones en cuanto a precios del barril
de petróleo, desde el segundo semestre de 2014 hasta entrado 2015, apuntaron en
líneas generales, en el mejor de los casos, a precios no superiores a 70 $
hasta finales de este último año, lo cual se cumplió; y a la posibilidad de nuevos
precios altos -y no superiores a 100$- para 2016 o 2017, lo cual no se cumplió,
observándose la continuidad de precios bajos. Ninguna de las proyecciones
avanzado 2017 perfilaba sorpresas en cuanto a aumentos súbitos en los precios
del barril En el plano real, los inicios de 2016 enfrentaron a la nación –por
ejemplo- con precios del petróleo por debajo de 30$ el barril. A finales de
2017, si bien en el último trimestre los precios de la cesta venezolana
superaron los 50$, durante todo el año se promedió 46,66$ el barril –tal cual
se señaló más arriba- (ver http://www.menpet.gob.ve/).
De manera intempestiva, sin embargo, en el mes de mayo de 2018, aumentaron los
precios del petróleo ubicándose para las mejores calidades cerca de los 80$.
Para algunos se observó que ello representaba el finiquito del periodo precios
bajos; para otros no se presentaba fácilmente a partir de ello, prever que los
aumentos fuesen a continuar, y para otros más, se trataba, en tal momento, de
una fluctuación típica y con la correspondiente conformación de un nuevo
periodo de precios altos, que podría convertirse más adelante en su contrario,
esto es un nuevo periodo de precios bajos. Dentro de los factores que desde el
inicio del aumento fueron considerados como determinantes se encontró, la
disminución de inventarios por parte de algunos países, las posibles
disminuciones de producción por parte de Irán, dada la variación para el
momento de la actitud estadounidense en acuerdos/sanciones y la disminución de
la producción de crudo por parte de Venezuela (para abril 2018 se ubicó en 1 ,4
millones de barriles diarios y algunos perfilaron su ubicación en 1 millón para
fines de año) (ver https://www.bbva.com/es/esta-subiendo-precio-petroleo/ 29 de mayo 2018; www.bbc.com 28 de
mayo 2018).
Dados los aumentos presenciados ya entrado 2018, debe
señalarse que en julio del año señalado, el petróleo retomó un precio de 4 años
antes, alcanzando -según cifras publicadas por el Minpet- el precio promedio
del crudo venezolano durante la semana que finalizó el 6 de julio, a $ 69.65
(un aumento de $ 2.58 desde los $ 67.07 del cierre de la semana anterior). Llegando
así a un precio promedio -en lo transcurrido del año 2018- de $60,03 (un máximo
en los últimos cuatro años; www.lapatilla.com julio 9
2018). Contrariamente, al cierre de 2018 el petróleo ya había bajado el precio
de la cesta petrolera venezolana retrocediendo por segunda semana consecutiva,
al perder 2,85 dólares. En el periodo comprendido del 17 al 21 de diciembre del
año en referencia se ubicó en 51,45 dólares (frente a los siete días previos donde
cerró en 54,30 dólares el barril según datos del Ministerio de Petróleo; ver www.descifrado.com diciembre 21 2018). Por lo que respecta a 2019 los sondeos
de Reuters para finales de 2018 nos bordean los 60 dólares para WTI (WTI
2019 = 61,05 USD por barril). El sondeo de Reuters a 32 economistas y
analistas pronosticó que el precio del petróleo WTI en 2019 promediaría 61,05
dólares por barril (frente a los 67,45 dólares proyectados en la encuesta
anterior; el precio del petróleo WTI en 2018 promedió 64,98 dólares el barril).
(https://www.preciopetroleo.net/precio-petroleo-2019.html). Correspondientemente, a finales de 2018 no se presentaron
perspectivas de aumentos sustanciales en los precios del barril como para
acercarse a los altos ya señalados.
En este contexto y dada la importancia que el petróleo ha
tenido para la publicidad -y apoyo a países simpatizantes- del proceso de más
de 20 años llevado en Venezuela por la administración bolivariana, las acciones
de esta última fueron implicando, desde 2014, la radicalización del discurso
político[14]
y la acciones en contra de personalidades y grupos de opositores, así como
fortalecimiento de la actitud de desdén ante la crítica o ante la
profundización de problemas económicos señalados o políticos y sociales como la
corrupción y la inseguridad.
AMIGOS Y ENEMIGOS
INTERNACIONALES: CONTEXTO DE LA POLARIZACION INTERNA
De esta manera, las gestiones internacionales de la
administración bolivariana han implicado la búsqueda de adeptos y amigos
-directa o indirectamente- a través de
la creación –por ejemplo- de un acuerdo altamente asimétrico entre sus
miembros, como lo es el ALBA. También ha implicado la búsqueda de apoyo
político y económico de parte de países como Cuba, China, Rusia e Irán. En el
caso de Cuba y China, las relaciones han abarcado numerosos aspectos; en cuanto
a la primera, se ha construido una relación de tutela desde los tiempos del
presidente HC y se ha profundizado con el presidente NM, siendo, desde el punto
de vista económico, muy beneficiosa para la isla del Caribe[15];
en el caso de la segunda, se trata de una relación bastante dependiente del
lado de Venezuela a través del Fondo Chino u otras figuras que, ante los
problemas de escasez de divisas, déficit fiscal y necesidades de
financiamiento, las autoridades venezolanas han buscado recurrir a las mismas
en diversas oportunidades. Pero también en el caso de China, los suministros
petroleros como pago de deuda, las importaciones de autos, autobuses, alimentos
y otros productos como satélites, hacen que la relación con tal nación se haya
venido ampliando de manera considerable en lo visto hasta 2018 y en los
perfiles abiertos para años siguientes a este último.
A la par que ha sucedido con la evolución de las relaciones
comentadas, crecientemente Venezuela, desde los inicios de la administración
bolivariana, ha visto irse deteriorando las relaciones de distinto tipo con
EEUU. En el campo comercial y su principal instrumento de vínculo, que son las
exportaciones petroleras desde Venezuela hacia tal nación, se mantienen en
porciones importantes; aunque, indudablemente, en la medida en que Venezuela ha
visto aumentar sus colocaciones en Cuba por acuerdos vinculados a elementos
señalados en el trabajo y a variados países del Caribe que son beneficiarios de
los arreglos en Petrocaribe y, así
también, a colocaciones diarias en barriles hacia China como medio de pago, los
montos de barriles o de ventas en
dólares hacia EEUU han disminuido según períodos[16],
aunque esto no represente una disminución radical de los mismos.
Contrariamente a lo sucedido con Venezuela, en el caso de
las relaciones EEUU-Cuba, se buscó, desde finales de 2014 y comienzos 2015,
poder establecer políticas de mejoramiento en turismo, remesas, establecimiento
de embajadas, entre otros tantos elementos. Todos estos aspectos estuvieron
presentes en la VII Cumbre de la Américas celebrada el 10 y 11 de abril 2015 en
Panamá[17],
donde a pesar del triunfalismo que siempre ha ejercido la administración
bolivariana para distintas circunstancias, pudo observarse el pragmatismo de
distintas naciones y la pérdida de apoyos que se han venido acumulando en
relación a Venezuela. Terminó siendo una Cumbre más en relación a tratamientos
diversos que se requieren en la región y Venezuela, junto a acciones sobre las
cuales tampoco hubo decisiones, ni siquiera al nivel en que pueden acordarse en
estas Cumbres.
Todo el conjunto de evoluciones referidas, tanto en el plano
nacional como en el internacional, y específicamente en la relación con EEUU,
produjeron, ya para el segundo trimestre de 2015, actitudes más violentas y
agresivas de parte de la administración bolivariana, pero también se reforzó
una actitud de critica antiimperialista, antiestadounidense y de disposición
salvadora de la nación venezolana que, en el contexto de la administración
bolivariana, ha asumido la dimensión
internacional como desahogo o intento de canalización de energías que
permitiría desatender la solución de los problemas locales. Si bien para 2016, 2017 y 2018 esa actitud ha
continuado, en el contexto de la administración Trump se le han generado a
Venezuela interrogantes y desafíos por aproximaciones y afirmaciones vistas en
tal administración. Debe añadirse el
marco de complicaciones que, en las relaciones con EEUU, Canadá y la Unión Europea,
se presentaron a partir del establecimiento de sanciones a funcionarios,
derivado de los agudos y extendidos sucesos del año 2017, en razón de las
ejecutorias de procesos represivos y alteradores de la democracia de parte de
tales funcionarios, incluido el presidente de la república[18].
A pesar de las diferencias en la intensidad de los conflictos entre 2017 y
2018, durante este último año continuaron tales acciones y sanciones en cuanto
a funcionarios venezolanos[19].
Por otra parte, se trata también de un escenario donde en un
acuerdo -Mercosur- en el cual ingresó Venezuela en 2012 –tal cual fue precisado
más arriba-, también ha acumulado problemas en sus desempeños, según todo lo
visto con los impedimentos presentados por otros países del mismo para que
Venezuela ejerciese la Secretaria pro tempore avanzado 2016. Esta circunstancia
condujo a episodios relativos a los intentos de Venezuela de ejercer casi
impositivamente la Secretaría en una reunión en Argentina, que terminó siendo
fallida, durante el mes de diciembre (día 15) de este último año, dada su
previa expulsión, en razón -según los otros miembros del Acuerdo- de no haber
cumplido con todos los pasos y procedimientos asignados a la nación, desde su
incorporación al mismo, decidiéndose el 2 de diciembre el “cese del
ejercicio de los derechos inherentes a la condición del Estado parte del
Mercosur (miembro pleno)” y habiéndose agregado que la reincorporación de
Venezuela conllevará renegociar las condiciones de adhesión (ver Sergio Meza, Mercosur. La quimera venezolana, http://masterecointerucv.blogspot.com/2017/02/mercosur-la-quimera-venezolana.html, lunes, 6 de febrero de 2017; Félix Arellano, ¿Suspensión o expulsión? martes, 6 de diciembre de 2016, http://masterecointerucv.blogspot.com/2016/12/suspension-o-expulsion.html)[20].
LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO:
AL FIN Y AL CABO LA POBREZA.
En toda esa evolución, si hasta los catorce años con HC en
la presidencia, la administración bolivariana no había avanzado en la
construcción de un socialismo distinto al socialismo rentista y sin rumbo
precisable que se observaba, para lo que llamamos la revolución sin Chávez -o administración de NM-, como capítulo de
la administración bolivariana, la economía y la sociedad se encuentran
crecientemente problematizadas y desviadas de
todo lo que podrían ser las propuestas del socialismo contenidas en el Plan de la Patria[21]
o en las ofertas iniciales de crear una sociedad más justa, equilibrada y
encaminada hacia el crecimiento y desarrollo. La nación no se convirtió ni en
potencia agrícola, ni en país de clase media, ni en país del primer mundo, que
no son más que expresiones fáciles para ocultar fracasos y desaciertos.
Todo lo contrario, la nación, como nunca se vio desde 1958,
se ha encontrado afectada por el hambre, la inseguridad, la falta de
oportunidades, las condiciones difíciles para invertir, conseguir empleo o
simplemente trabajar. Pero tampoco se
llegó a observar desde tal año, la aparición extensiva de la pobreza y un agudo
deterioro de valores en instituciones y ciudadanos como el observable a partir
de -alrededor de- 2012. La encuesta Encovi
que ha venido desarrollándose (por parte de la UCAB, UCV y USB) desde 2014, ha
destacado y alertado en distintas formas el aumento de la pobreza; histórico y
nunca antes visto, al observar niveles como el de 2017. La última, presentada a
inicios de 2018 (21 de febrero), destacó como la pobreza total abarca ya a
cerca de un 90% de la población y la extrema –atinente a alimentos-, a
alrededor de un 61%[22].
En tal contexto y en base a lo revisado y visto, pueden
plantearse algunas líneas y bocetos de asuntos, problemas y dinámicas que haya
que atender en el futuro de la sociedad y la economía venezolana, haciendo
abstracción de lo que podrían ser precisiones temporales de corto, mediano y
largo plazo.
AREAS Y LINEAMIENTOS DE ACCIÓN
Lo que deberá atenderse y reconstruirse después que finalice
la administración bolivariana es significativamente amplio, pero puede
enfocarse en asuntos inevitables o en algunos de los fundamentales. No es fácil
arreglar un país. No es sencillo encontrarle a una nación un rumbo extraviado
desde hace décadas[23],
con resultados de empobrecimiento y deterioro económico de manera importante en
los más de veinte años transcurridos desde que se inició tal administración. Es
empedrado para caminar, el caso de una nación donde su administración del
período 1999/2019 y sus simpatizantes, muestran una notable indiferencia –o dan
explicaciones “convenientes”- en cuanto al destino
de más de 1 billón (millón de millones) de $ ingresados por concepto de
petróleo en alrededor de 20 años.
Las siguientes son –aproximativamente- algunas de las áreas
donde deberá haber énfasis, detenimiento, trabajo, consenso y cambios
importantes.
Rentismo y sectores. Venezuela seguirá
teniendo y disfrutando del petróleo. Al ser controlado por el Estado y gobierno
de turno, se continuará presentando el rentismo que le indica a los buscadores de renta y a los buscadores de corrupción que en el área
estatal es donde se encuentra la renta y el dinero. Es asunto viejo pensar que
hay que darle impulso a otros sectores de la economía. Lo que en décadas se
logró en desarrollo sectorial ha desaparecido o se ha visto alterado de manera
importante, sobre todo durante la administración bolivariana. Productos de las
áreas automotriz, metalmecánica, construcción o química, en los cuales se
habían alcanzado logros de producción y de exportación, han vuelto a
convertirse en objetivos a alcanzar o retomar. La administración señalada ha
sido particularmente deformadora de la estructura productiva que se había
alcanzado, colocando a variados sectores hoy día a punto del colapso. No hay
instrumentos ni políticas que solucionen esto en días o semanas, se requerirán
años y lustros. Así, la Venezuela
Post-rentista es una temeridad o una oferta demagógica –cuando se plantea para el corto o mediano
plazo- y lo que se debería buscar es que
los efectos negativos del rentismo sean compensados por los positivos, que
deriven de una más adecuada combinación de políticas y una mejor organización
sectorial.
Instituciones. BCV y
ministerios. El proceso atroz de desinstitucionalización, observado en
los más de veinte años de administración bolivariana, ha producido el
descalabro de variadas instituciones. El BCV
se ha deteriorado grandemente en funciones, sentido y gestiones. Se expresó por
parte del nuevo presidente del BCV –Ricardo Sanguino- nombrado a inicios de
2017: “Debemos decirle a nuestro pueblo que los bancos centrales fueron hechos
por el sistema capitalista como un instrumento que lo pone por encima del
gobierno y el Estado, pero recordemos que fue en la administración del
presidente Chávez cuando esto se cambió y Venezuela empezó a desvincularse del
modelo capitalista” (www.eluniversal.com 23 de
enero de 2017). Se traduce en algo como que la autonomía de un Banco Central es
una especie de invento malévolo del capitalismo. El antiguo Cordiplan y
variadas Oficinas y ministerios están considerablemente deteriorados. PDVSA, de
tener una caja negra pasó a
convertirse en una caja de Pandora.
La Cancillería, por su parte, ha acumulado ingentes problemas de funcionamiento
y sentido. A finales de los noventa, Venezuela estaba necesitada de un impulso
y desarrollo institucional considerable[24],
para cualquier reestructuración futura habrá que recuperar las instituciones
que se pueda e iniciar con otras desde cero.
Controles y formación de
precios. Una amalgama impresionante acumuló
Venezuela en los más de veinte años transcurridos de administración
bolivariana, en la interrelación de controles de precios de bienes, servicios y
mercado cambiario, que aunado a deformaciones estructurales de la producción,
asociadas a la desindustrialización y a la ausencia de adecuadas políticas,
crearon un contexto de dificultades para que al acentuarse/presentarse desde
2013 mayor inflación y una aguda escasez de bienes, efectivo (a partir de 2016)[25]
y divisas, junto a complicaciones de endeudamiento por imposibilidad de pagos
–como se vio en 2018- y necesidades coligadas a la baja en los precios del
petróleo (desde 2014), se irradiara en efectos negativos hacia otras esferas
como servicios sociales y en valores y comportamiento ciudadano
(deteriorándose), en un movimiento totalmente contrario al concepto de
desarrollo económico y social. Un verdadero proceso de descomposición nacional y
de antidesarrollo. Esto no lo solucionará una idea extrema de libre mercado, ni
el invento de controles adicionales a los –perniciosos- ya desarrollados por la
administración señalada. Si bien la economía ha presentado una dolarización
informal, el dólar paralelo no ha sido el único determinante de la inflación
(un punto de vista favorable y discutible sobre la dolarización puede verse en César R. Gallo P. Dolarización y pobreza
en Venezuela www.prodavinci.com; 10 de febrero, 2017). Venezuela en 2017/2018 –y ya
desde 2016- se encontró claramente en hiperinflación[26],
pues para ello no es necesario localizar los terribles cuatro dígitos, ni el
que se alcance 50% mensual de aumento en los precios según una de las definiciones
tradicionales en macroeconomía (Phillip Cagan/1956); la intensidad y velocidad
de los aumentos de precios, la desvalorización del dinero y la actitud de
distintos agentes económicos en la búsqueda de alternativas a esta última, lo
permiten afirmar. Desmantelar el control de cambios, que ha sido un generador
de alteraciones productivas, a la vez que de corrupción así como un arma de control político, puede hacerse de un
día para otro, pero los efectos de ello serán notables en distorsión,
confusiones y alteraciones productivas. Lo dramático es que va a tener que
suceder. Igual que en otros precios, donde se deberán quitar controles, pero no
siempre el mercado va a brindar los mejores o más rápidos equilibrios, según
los casos. Los agentes económicos –empresarios, consumidores y gobierno-
deberán reeducarse para canalizar la formación de precios relativos,
Autonomía de poderes. Igual que en otros casos, la administración bolivariana ha
convertido la autonomía de los distintos poderes en algo sin sentido.
Simplemente -según su óptica- debe haber parcialidad y no hay nada más que
discutir[27].
Viéndolo con un ejemplo particular es más o menos lo que los administradores
cubanos decían y ejecutan sobre la prensa: los periodistas de los medios
oficiales -que son los permitidos- deben estar parcializados hacia el gobierno
y no hay nada más que plantear. Nombramientos adecuados a los cargos, misiones,
respeto y sentido de autoridad será parte fundamental de lo que haya que
retomar, recuperar o desarrollar en los lustros venideros, por parte de
cualquier cambio de administración en Venezuela. Ello implicará regresar a
nociones elementales de la autonomía de los poderes públicos, por los que ha
transitado la humanidad en por lo menos los últimos doscientos años.
Educación. La administración bolivariana, ha buscado convertir la
educación, en lo que en las ciencias sociales se ubicó alguna vez como un Aparato Ideológico de Estado. A
desconsuelo de ello son previsibles resultados parecidos a los de Cuba, donde a
pesar de habérsele asignado ese rol, ni surgió el hombre nuevo ni los ciudadanos dejaron -ni dejarán- de pensar en
abandonar el país (de interés Yoani Sánchez, Medir la desesperanza www.14ymedio.com, La Habana | Febrero 12, 2017). Los
esfuerzos de aquel intento no siempre han sido procesados, sea por el descaro o
la resistencia de la sociedad civil. Pero desde el área primaria hasta la
universitaria, se ha ido formando un sector dual en cuanto a lo que se enseña en
unos y otros lugares y que -en los controlados por la administración
bolivariana- tiene que ver en momentos o puntos con un claro proselitismo
político. En docentes, alumnos e instituciones tendrán que haber cambios
notables para retomar o desarrollar un verdadero sentido de la educación en pro
del desarrollo del país. Es con recursos humanos preparados técnicamente, en
distintos niveles y áreas, como se desarrolla una nación y esta gana el respeto
a nivel internacional; no es con manuales de adoctrinamiento o proselitismo
político.
Militarismo. Con la idea de la unión pueblo y ejército, los militares
han pasado a ocupar y desempeñar en la actual Venezuela posiciones y
actividades para las cuales no existe percepción que se acople a la idea de su
sujeción al poder civil, ni a su razón de existencia. Privilegios y beneficios
no siempre justificados están, además, permanentemente referidos y sentidos por
la opinión pública y la comunidad. Esto deberá cambiar e incluso ejecutarse
cambios a lo interno del organismo militar. No será un proceso fácil ni exento
de discrepancias, pero es indudable que la nación deberá asumirlo. En los casos
de las fuerzas asimiladas en su versión de milicianos, el presidente NM con
definida significación política resaltó en su cadena del 31/12/2018, la alta
significación de haber alcanzado estos últimos la cifra de cerca de 1,6
millones de venezolanos[28].
UN RESUMEN FUNDAMENTAL
Contrario a la importancia de estos elementos estructurales
la administración Maduro persiste, a finales de 2018 e inicios de 2019, en
señalar éxitos para las ejecutorias en el tiempo transcurrido y en insistir en
la novedad y grandeza del Programa de
recuperación económica… imperante desde el 20 de agosto de 2018[29]. Ni trascurrido
lo restante de 2018 desde que empezó a ejecutarse, ni iniciado 2019, se ha
visto resultados positivos o tangibles del mismo. Contrariamente, la economía y
la sociedad con todos sus efectos, vieron presentarse una problemática que
puede catalogarse como estructural/viciosa y que incorpora la ausencia de
divisas y la hiperinflación.
Organismos como el Banco Mundial han
estimado que, la recesión en Venezuela, entre 2018 y 2019, puede sumar más de
26 % de decrecimiento. Igualmente, hasta 2018, supera el 50% la recesión
acumulada en 5 años desde 2014[30]. El
desempleo abierto se ha estimado en alrededor del 30%, sumándole aumento de la
informalidad e imprecisiones derivadas de la confusa situación de
interconexiones en la producción que todavía subsiste.
Las difundidas proyecciones de The
economist, aunque más bajas para Venezuela en 2018, no dejaron de ser
alarmantes, al indicar que la crisis continuaría empeorando de acuerdo a
las previsiones económicas que ponían a Venezuela como el líder en peor
rendimiento económico de todo el mundo en el año señalado. La contracción de la economía
venezolana, previó ser de -11,9 % para el 2018. A Venezuela solo la acompañaban
otros tres países en la lista de crecimiento negativo: Puerto Rico con -8 %,
Guinea Ecuatorial con -3.7 % y Corea Del Norte con -1 %. Así el medio
señaló que “Las heridas en
Venezuela, que probablemente sean las de peor desempeño con una pérdida del
11.9%, son autoinfligidas, ya que la gran mala administración ha llevado a la
hiperinflación y al inminente incumplimiento de la deuda soberana”[31].
Son variados los aspectos
institucionales, estructurales, macroeconómicos, de sentido y elaboración de
políticas implicados, pero es resaltante la ausencia de divisas que presenta la nación, después de haber
dispuesto de un cuantioso excedente durante buena parte de los 20 años de las
ejecutorias de la administración bolivariana (HC y NM) y que no es evidente haya sido invertido en
sus ¾ partes en Gasto social o que la corrupción haya estado lejos de ese más
de 1,2 billones de $. El férreo y perjudicial control de cambios desde 2003, ha
añadido su cuota parte así como también inversiones ineficientes y proyectos
infructuosos. La disminución de los precios del petróleo desde 2014, solo en
tiempo reciente ha sido compensada parcialmente con aumento de precios cuyo
carácter relativo se ha destacado más arriba, y que se han enfrentado con la
disminuida producción petrolera de la nación por falta de acciones preventivas,
incluidas adecuadas inversiones.
En ese contexto la administración ha
optado por tener el petro como una
especie de última esperanza y al Arcominero como polémica inversión,
colmada de numerosísimas criticas ambientales y de aquellas vinculadas al
“aprovechamiento” del tradicional -y
criticado también por la izquierda en América latina- extractivismo.
Esa ausencia de divisas continuará en
2019 y el petro no brindará la
solución ampliada que espera la administración. Pero también continuará
avanzando la dolarización informal, que ha ido abarcando a la economía
venezolana. Además de las expresiones tradicionales que ha venido implicando
tal dolarización[32],
ahora se le aúna y es previsible que se irá extendiendo en 2019, la oferta de
bienes directamente en dólares. A pesar de las leyes, de las normas y de los
esfuerzos de la administración bolivariana por facilitar el uso y registros en
otras monedas, el dólar sigue imperando y extendiendo su uso informal.
Igualmente continuará en 2019 la
hiperinflación desbordada, con límites en la destrucción de la salud, la vida,
la estabilidad y el impulso a la migración de las personas y el recurso humano
del país. Los ejecutores del poder ven todo estable y mejorando, pero la
mayoría de la gente siente zozobra e inestabilidad profunda con un proceso
hiperinflacionario no visto antes en Venezuela. La programación de la vida, la
estabilidad de las familias y de las inversiones y empresarios se ve
crecientemente horadada por la inflación en su versión extrema. Iniciando 2019
ya está, por otra parte, nuevamente oxidado
el nuevo cono monetario vigente desde el 20 de agosto con el Programa… y seguramente la
administración bolivariana en sus lides repetitivas volverá a verse tentada a
quitarle ceros a la moneda.
07 de enero de 2019
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[1] El nivel
de ingreso p/c por paridad de poder adquisitivo que estipula el FMI para años
próximos cercanos, todavía lo presenta algo distante del mundo desarrollado.
Una opinión de referencia -o de interés polémico- en cuanto a estos asuntos,
puede encontrarse en https://www.latercera.com/opinion/noticia/chile-desarrollado/109617/.
[2] Se le
atribuye a Uslar Pietri (periodista, político y escritor) la
popularización de la expresión “Sembrar el petróleo” quién, el 14 de Julio de
1936, publicó en el diario caraqueño Ahora,
un editorial titulado “Sembrar el petróleo”. La frase, sin embargo quien
la conceptualizó fue Alberto Adriani, antes de esa fecha y como parte de sus
proyectos a ejecutar una vez desapareciese la dictadura de J. V. Gómez. Fue
diplomático y periodista, con estudios de economía, y además fue funcionario en
el gobierno de Eleazar López Contreras y murió muy joven (38 años, 1898/1936);
varios de sus escritos fueron recopilados en el libro Labor venezolanista.
[3] La
administración bolivariana, en expresiones del presidente Chávez y sus
exégetas, ha ubicado desde sus inicios tales cuarenta años, como perdidos. Cosa
no solo falsa, sino que cada día han pasado a ser más añorados, por una porción
importante de la población (ver Eduardo Ortiz R. Ídem).
[5] Además
de lo que en el trabajo se resalta en tal sentido, puede destacarse lo
contenido en un artículo de R. Denis publicado en aporrea.org. Su artículo Adios al Chavismo representa, de manera
oportuna, para finales de septiembre de 2015, una síntesis de numerosos
problemas y reacciones observadas en este álgido año. Dice así Denis: “El
chavismo como a todos le tocó también corromperse, reproduciéndose en un legado
de digna manipulación maquiavélica donde a diferencia de tantas memorias
revolucionarias pasadas no deja materialmente nada. No deja nada que suponga
inteligencia, productividad, ciencia, organización colectiva, de lo cual
podamos estar orgullosos a pesar de todo. Es un legado vacío y meramente
simbólico, donde solo los pocos que han podido resistir al cerco violento y
burocrático al que han condenado este país, quedan medrando un grito
revolucionario y autogobernante posible: comunidades, comunas, órdenes de
control obrero decaídos, sin posibilidad alguna de unificarse para despedazar
esta infernal burla. Eso ahora es imposible, más tarde quizás pero los pasos de
unión habrá que darlos, y son muchos y largos. El “adiós al chavismo” es el
adiós a un extraordinario sueño que frente a nuestras caras se nos convirtió en
una pesadilla, en una especie de maldición a la cual todas las tendencias que
se dicen revolucionarias día a día le proponen una salida; unas más
principistas, otras más pragmáticas, otras valientemente se despegan del
comando político oficial. Pero así mismo, todos los días esto va perdiendo más
y más sentido, ya que el chavismo dejó de tenerlo, siendo inútil proponerle
salidas cuando su esencia quedó totalmente ahogada en el fichaje gansteril que
gobierna el gobierno, gobierna sus bases, gobierna el saqueo monumental que han
generado. Los afiches del recuerdo chavista y del mismo Chávez se desmoronan
ante la indiferencia colectiva, para pasar a la nada, al símbolo sin contenido
propio de los capitalismos informáticos, esa “estética del vacío” que
inauguraron ya hace unos años nuestros espléndidos escuálidos. Y esa es
precisamente la razón por la cual el chavismo muere condenando a todo un pueblo
a la improductividad, fascinado por la capacidad de manipulación que le ha
dejado su comandante-presidente y que se la arrebatan después de muerto, pero
deshaciéndose a su vez en esta fascinación mediatizada. Se olvidaron de hacer
el cálculo en el tiempo de cuánto funciona semejante imposición al
subconsciente colectivo. Ya llegó su fin, ya llegó el adiós que millones le
estamos dando.” (ver Roland Denis, Adiós
al Chavismo. 28 de septiembre de 2015 www.aporrea.org).
[6] Por
razones diversas de este particular mercado, volvió a bajar el precio de la
divisa alrededor de comienzos de marzo de 2017, para luego, a finales del mismo
mes, en el contexto de la conflictividad política asociada a las sentencias 155
y 156 del Tribunal Supremo de Justicia, donde se alteraba el hilo
constitucional, buscando afectar las posibilidades de desempeño de la Asamblea
Nacional, volvió a subir a cerca de BS.F. 4000 por $ (Dólar Today).
[7]
Desapareció a inicios de 2018.
[8] En el
año 2017 se estableció el sistema Dicom, del cual se da una versión II en
el 2018 y en base al cual se han
establecido subastas de dólares. Ya iniciado 2019, y según la evolución de la política económica
y del propio contexto económico, pudo observarse la disminución de la distancia
entre el $ paralelo y el dólar Dicom, alcanzando este último cerca de dos
terceras partes de aquel. Desarrollos iniciales en tal sentido pueden verse en
la nota siguiente.
[9] Pudo
observarse como en el caso del DICOM -avanzado 2017- prácticamente entró en
inactividad y a comienzos de 2018 se reactivó, convirtiéndose -por esa y otras
razones- en un órgano e instrumento en permanente reestructuración y replanteo.
Esto es, siempre se ha vuelto a lanzar como en un “ahora sí”. Siendo que su
afectación ha sido estructural: no ha habido tantos dólares como antes, ni cercanamente.
Los $ existentes han sido para el sector público, pago de deuda, la camarilla y
las otras reparticiones discrecionales; el resto, para los agentes privados en
porciones no trascendentales, como en la primera subasta del DICOM 2018 donde
algunos empresarios obtuvieron 15.000 $ para sus actividades empresariales, lo
cual para estos ámbitos no es propiamente abundante. La distancia entre sus
niveles para el precio de la divisa (alrededor de 25.000 Bs por $ en esa
subasta de enero 2018) y el dominante de
la página Dólar Today, siguió siendo
monumental. Las otras divisas, distintas al dólar, no han sido apetecidas con
la misma fuerza -ni tampoco ha habido abundante disponibilidad de ellas-;
adicionalmente, por tanto, las ofertas pasadas en este sentido tampoco se
materializaron (ver Eduardo Ortiz Ramírez https://www.academia.edu/35947312/DICOM_CRIPTOMONEDAS_CAJAS_BONOS_CARNETS_ORGANIZACI%C3%93N_POPULAR_MOTORES_PAIS_POTENCIA_instrumentos_de_una_pol%C3%ADtica_econ%C3%B3mico_social_itinerante_y_de_efectismo.Venezuela
febrero 2018). Deben resaltarse las devaluaciones tenidas por el bolívar en la
secuencia de las tres primeras subastas del “nuevo” Dicom, pues el tipo de
cambio resultante de la segunda y la tercera fue de 29.374,88 bolívares fuertes
por $ y 35.941,86 Bs/$, a pesar de su considerable distancia con el dólar
paralelo que, para los momentos del caso, bordeaba los 220.000 Bs por $ (www.el-nacional.com 22 de febrero y www.elimpulso.com 28 de febrero).
[10]
Ambición temprana expresada por el presidente Chávez en inicios de su gobierno
y retomada por el presidente Maduro. Al momento actual Venezuela no se ha
convertido ni en potencia agrícola, ni potencia industrial, ni potencia
petrolera, ni mucho menos país potencia. La industria petrolera ha pasado por
parecidas afirmaciones de exaltación en variadas administraciones, porque se
tiene petróleo para 300 años.
Petróleo bastante difícil de extraer, más aun en una economía que ha visto
decaer su principal actividad y decaer su principal empresa. Una nación que ha
desatendido el sector universitario, la ciencia y la tecnología, nunca será un
país como el proyectado por aquellos presidentes. Todo lo contrario, la nación
se encamina a un círculo vicioso de empobrecimiento, desinversión y
decrecimiento dentro de un contexto hiperinflacionario (Eduardo Ortiz Ramírez,
Ídem).
[11] A pesar
del abandono y desatención de la agricultura y del campo en general, dada la
aparición del petróleo señalada, hubo periodos, episodios y políticas
implementadas que deben destacarse y, en este sentido “…a partir de 1941,
gracias a la actividad de la Corporación Venezolana de Fomento, la agricultura
venezolana experimentó un renacer, apuntalado en la inversión en mecanización,
en tecnología, en genética, en infraestructura y en otras actividades que
sustentan a una agricultura moderna. Para ello contaba con 35 millones de
hectáreas de tierras agrícolas de las cuales 28 millones son aptas para rebaño
y productos forestales y 7,2 millones para agricultura de diversa índole,
mientras que sus abundantes recursos hídricos le permitieron una expansión
significativa de la superficie bajo riego” (ver Aurelio Concheso, La
agricultura venezolana en terapia intensiva, www.es.panampost.com 19 febrero 2018).
Contrario a ello, las acciones de confiscación de y/o expropiación de 4
millones de hectáreas, sumidas después mayormente en el abandono, la
eliminación de Agro isleña (comercializadora de insumos) y su sustitución por Agro
patria, o la supuesta organización de campesinos y su conversión en
productores, ha dado los resultados negativos destacados (Pedro Raúl Solórzano Peraza,
Agricultores: hay que parir, busquen sus insumos; sábado, 9 de diciembre de 2017, http://masterecointerucv.blogspot.com/2017/12/agricultores-hay-que-parir-busquen-sus_9.html)..
[12] Para
finales de 2017 la información suministrada por Conindustria es realmente
alarmante. Según su presidente J. P. Olalquiaga las estadísticas indicaban que
de 3.800 establecimientos industriales que quedaban en el país, 1.018 (27%)
podrían cerrar sus puertas durante el año 2018 debido a las condiciones adversas
de la economía. Esta información surgió de la Encuesta de Actualidad Económica
realizada por Conindustria el 22 de noviembre de 2017 en su evento “Hacia una
Venezuela Industrializada: La Ruta”, pero dado el impacto que esto representaba
posteriormente se validó. De acuerdo con este sondeo, 27% de los industriales
encuestados manifestó que bajo las actuales condiciones de caída de la
producción y de controles, podrían garantizar su equilibrio económico y
financiero menos de un año, lo cual representaba 1.018 empresas del total para
el momento; mientras que 45,54% (1.731 empresas) de la muestra advirtió que
podrían sobrevivir apenas dos años más en tales circunstancias (www.conindustria.org 6 de diciembre 2017).
[13] Durante
el año 2017 tales aumentos fueron hechos con una regularidad bimensual. En 2018
continuó la misma tendencia.
[14] Adriana
Bolívar analiza la importancia de las estrategias de polarización para tiempos
específicos dentro de la administración bolivariana y -en particular- para la
campaña electoral de 2012, señalando así: ”… las estrategias de polarización y
de manipulación que fueron clave en la campaña electoral de Hugo Chávez en 2012”;
así como también que: “La campaña electoral presidencial del año 2012 mostró
que, a pesar de los intentos de Henrique Capriles por despolarizar el escenario
político durante su campaña, y de las declaraciones posteriores de Chávez
llamando a la unión nacional, la polarización se intensificó a favor de Hugo
Chávez fundamentalmente mediante la manipulación “ilegítima” del discurso (van
Dijk, 2006). La manipulación forma parte de la comunicación en diferentes
contextos de la vida cotidiana y es más evidente en el discurso político, pero
es ilegítima cuando “favorece los intereses de los grupos y hablantes poderosos
y perjudica los intereses de hablantes y grupos menos poderosos” y “transgrede
los derechos humanos y sociales de aquellos que son manipulados” (van Dijk,
2006). La manipulación ilegítima contribuye a reforzar la desigualdad, pero su
aspecto más negativo es que no permite ni favorece el tipo de diálogo
democrático fundamentado en principios éticos del discurso y de la comunicación
(Habermas, 1984) y, eventualmente, conduce a que los ciudadanos desconfíen cada
vez más de la democracia y así se da paso a los regímenes autoritarios y
totalitarios (Arendt, 1968)” (ADRIANA BOLÍVAR LA CONSTRUCCIÓN DISCURSIVA DE LA
REVOLUCIÓN BOLIVARIANA. POLARIZACIÓN Y MANIPULACIÓN EN LA CAMPAÑA ELECTORAL DE
2012 Temas de Coyuntura/67 (Enero 2013): pp. 131-163).
[15] Se ha
estimado (con todas las restricciones que podrían conseguirse, indudablemente
puede ser prudente esta cifra) que en alrededor diecisiete años de relación,
Venezuela podría haber transferido/pagado cerca
de 40.000 millones de $ hacia Cuba, mientras en la relación con la
antigua Unión Soviética, en cerca de 30 años, se habrían desembolsado, por la
forma de apoyo económico entre los dos países, cerca de cálculos 18.000
millones -según unos cálculos- y, en otros, 30.000 millones de $ (puede verse www.es.panampost.com 26 de
febrero 2018; y, https://konzapata.com/2018/02/cuba-recibio-de-venezuela-en-petroleo-y-dolares-40-000-millones-en-17-anos/
20 febrero 2018).
[16] Así por
ejemplo y según la información estadística del Departamento de Energía de
Estados Unidos, entre enero y mayo de 2015 la exportación petrolera de Venezuela
hacia EE.UU. se incrementó registrando un aumento de 34,2% en los cinco meses.
En enero los envíos de crudo y combustibles al mercado estadounidense
estuvieron en promedio en 668.000 barriles por día, y para mayo los suministros
se colocaron en 897.000 barriles diarios, de los cuales 95% (850.000 barriles)
se corresponde a crudo mientras que el remanente 5% -que representa 46.000b
barriles diarios- eran combustibles. Observando las informaciones manejadas por
Venamcham, por otra parte, puede observarse como Las ventas petroleras a EE.UU.
que representaron 94,06% de las exportaciones totales a tal nación, registraron
15,10 millardos de dólares entre enero y junio de 2014, mientras en el primer
semestre de 2015 se contrajeron a 7,9 millardos, implicando así una caída de
47,57% o 7,18 millardos de dólares. Debe considerarse que entre los dos
períodos existe una variación importante en los precios de barril. (ver www.el-nacional.com 8 de agosto 2015 y www.petroguia.com 2 de agosto 2015). Se
corrobora la tendencia en información complementaria para el mismo año 2015.
Así, los envíos de petróleo de Venezuela a Estados Unidos estuvieron en 935.000
barriles diarios durante el mes de agosto (volumen que no se alcanzaba desde el
año 2012; cifras del Departamento de Energía, Estados Unidos). Tales envíos mantuvieron
una tendencia creciente hasta el mes de junio cuando cayeron de 897.000 a
757.000 barriles diarios. Sin embargo, se recuperó en julio y agosto con un
alza de 24%. El promedio de exportaciones petroleras de Venezuela en 2015,
entre enero y agosto, se ubicó así en 820.000 barriles diarios (un aumento de
19.000 barriles en relación a la media durante el mismo período de 2014) (ver www.petroguia.com noviembre 3 2015). Visto
desde 2017, a partir de informes de la AIE, debe señalarse que en dos años la producción petrolera cayó 20%,
y la caída alcanzó un volumen sobre
210.000 barriles diarios (comparando
2017 con respecto a 2016), debido a problemas operacionales y no al
cumplimiento al acuerdo de recorte de producción entre la OPEP y países no
OPEP. También señaló la AIE que, la caída en las ventas hacia Estados Unidos e
India, acumulan un desplome de 90.000 barriles diarios para el año en
referencia. Las afirmaciones de la AIE en su informe de agosto 2017 son
bastante relevantes en cuanto a la dinámica nacional en el petróleo y a la
continuada participación de la demanda de EE.UU.: “La producción se ha reducido a
aproximadamente 2 millones de barriles diarios, cerca del mínimo en tres
décadas, y los descensos pueden incluso acelerarse porque cada vez resulta más
difícil de importar con urgencia el diluyente necesario para procesar el crudo
extra pesado de la Faja del Orinoco, pagar los bienes y servicios necesarios
para las operaciones diarias y reembolsar a las compañías petroleras
internacionales”; así como que: “Las exportaciones de crudo, que generan casi
toda la moneda extranjera de Venezuela, se desaceleraron a apenas 1,7 millones
de barriles por día, un descenso de 160.000 con respecto a hace un año porque
las ventas a Estados Unidos e India, los mayores clientes que pagan en
efectivo, se han sumergido respectivamente a 560.000 barriles (una disminución
de 20.000 barriles) y 350.000 barriles diarios, una baja de 70 barriles” (www.petroguia.com, setiembre 20 2017). Sin
tener mucha diferencia con las cifras manejadas por la AIE debe señalarse que
las de producción petrolera de Venezuela entregadas por las propias autoridades
de Venezuela a la OPEP señalan que en diciembre 2017 la caída superó los
216.000 barriles diarios (durante todo el año alcanzó 649.000 barriles
diarios); las cifras del Ministerio de Petróleo venezolano reconocieron que en
cinco años de gobierno del presidente NM la reducción alcanzó 1 millón 148.000
barriles, equivalente a una disminución de 41% en términos relativos (www.petroguia.com enero 18 2018).
[17] Para la
Cumbre (VIII) del 13/14 de abril del 2018
en Lima, se tenía un escenario problemático y difícil para Venezuela, en
cuanto al rechazo del Perú (con el apoyo del Grupo de Lima), a la asistencia del
presidente NM, dado el retiro de la invitación que se ejecutó. Todo ello
derivado de la situación y evolución política de Venezuela y el llamado a
elecciones presidenciales, en condiciones no acordes a los parámetros democráticos,
que se dio para mayo de 2018.
[18]
Eduardo Ortiz Ramírez
[20] A
finales de 2016, Venezuela terminó entregando la secretaria pro tempore del
Mercosur, esbozando la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, ideas muy
particulares. En su cuenta Twiiter señaló la canciller: “Venezuela, una vez
finalizada su gestión y en apego a los tratados constitutivos, entrega la
Presidencia pro témpore de Mercosur a Argentina”. Agregando una parte de la comunicación
dirigida a los restantes países del Mercosur: "Hemos ejercido
legítimamente la presidencia Mercosur durante el semestre que corresponde,
resaltando la dimensión social y de derechos humanos del bloque" (ver
www.el-nacional.com 30 de diciembre de
2016). Por otra parte, veamos cómo se percibe parte de la problemática
venezolana dentro de Instituciones regionales vinculadas a la misma: ”El
respectivo Protocolo de Adhesión (PAV) fue suscripto en 2006, entrando en vigor
recién en julio 2012 (Dec. CMC 26/12).Venezuela tendría el status de miembro
pleno del MERCOSUR, con todos los derechos y obligaciones, treinta días después
de depositado el instrumento de ratificación del PAV y, en efecto, se convirtió
en EP a partir del 12 de agosto de 2012. El PAV estableció una serie de
compromisos que Venezuela se obligaba a cumplimentar en un plazo máximo de
cuatro años contados a partir de la entrada en vigencia del Protocolo, es decir
antes del 12 de agosto de 2016. Esos compromisos se refieren a la
liberalización del comercio de bienes con los demás EP del MERCOSUR; a la
adopción y puesta en vigor del AEC en el país; a la incorporación del acervo
normativo del bloque a la legislación nacional; y a definir la situación de
Venezuela respecto de los acuerdos del MERCOSUR con terceros países. Con
respecto a la liberalización del comercio de bienes, Venezuela firmó una serie
de Acuerdos de Alcance Parcial en el marco de la ALADI con cada uno de los
socios. En lo que concierne a la incorporación del AEC, Venezuela se
comprometió a una entrada en vigencia progresiva del mismo en el plazo de
cuatro años. En cuanto al acervo normativo vigente del MERCOSUR, se dispuso a
adoptarlo en forma gradual y progresiva, también en un plazo máximo de cuatro
años. En 2016 el grado de incorporación era el siguiente: 1. Normativa de
organismos de decisión (Decisiones del CMC, Resoluciones del GMC y Directivas
de la CCM): Venezuela comunicó que incorporó 939 de las 1.600 normas que debía
haber internalizado, generando un nivel de incumplimiento de 41%. 2. Acuerdos
firmados en el marco del Tratado de Asunción y acuerdos internacionales: existe
un total de 133 acuerdos de este tipo, de los cuales Venezuela ratificó apenas
15; es decir que el nivel de incumplimiento asciende a 88%. Vencido el plazo de
adecuación, el 12 agosto de 2016, el país se encontraba en una situación de
incumplimiento de las obligaciones asumidas para adherirse al MERCOSUR. A este
respecto, un Comunicado de los Cancilleres de los firmantes del Tratado de
Asunción (13 de setiembre de 2016) da cuenta de este atraso y estipula una
nueva fecha para evaluar la situación, el 1 de diciembre de 2016. Cumplido ese
plazo, se decidió suspender a Venezuela de sus derechos en el bloque” (ver INTAL, Los futuros del MERCOSUR/Nuevos rumbos de la integración regional;
NOTA TÉCNICA N° IDB-TN-1263, Marzo 2017; pg. 29).
[21]Se trata
del 2013/2019. El segundo plan dela patria, 2019/2025, aunque fue planteado
desde comienzo de 2018 para ser discutido y desarrollado en los predios
gubernamentales, comenzando el 2019 todavía no había sido difundido y/o
conocido. Pueden verse referencias de sus inicios en http://www.vicepresidencia.gob.ve/index.php/tag/plan-de-la-patria-2019-2025/.
[22]
Resultados fundamentales de la misma pueden verse en entrevista a Marino
González http://unionradio.net/marino-gonzalez-hizo-un-analisis-de-la-encovi-2017/.
[23] La
administración bolivariana, sobre todo en expresiones del presidente Chávez,
quiso catalogar desde sus inicios los cuarenta años previos a ella –desde 1959-
como perdidos, tal cual se señaló más arriba. Cosa no solo falsa, sino que cada
día han pasado a ser más recordados y valorados, por una porción importante de
la población. Las Cinco administraciones que se dieron en los 25 años, antes de
1999 (tres de acción democrática, uno de Copei y el variopinto gobierno de
Rafael Caldera de 1994 a 1999) tuvieron en distinto grado y modo,
responsabilidades en la pérdida de rumbo hacia el desarrollo en Venezuela. En
los otros gobiernos (dos de Acción Democrática y uno de Copei) de 1959 a 1974
la nación estuvo mejor encaminada en este sentido.
[24] “…desde
un principio este régimen obedeció a dictados y lógicas que tienen poco que ver
con el asunto de la democracia, entendido como control democrático de las
mayorías, y sí, mucho, con el quiebre catastrófico de la representación
política en el país durante la última década del siglo pasado y con la enorme
inestabilidad que este colapso desencadenó. Para decirlo otra vez, es la
necesidad de operar en el terreno social altamente volátil y fracturado que
caracteriza a Venezuela desde la década de los noventa lo que, a fin de
cuentas, explica la naturaleza íntima del populismo chavista y su proyecto de
erigir una máquina de guerra ideológicamente en función de un sujeto político
–el ‘pueblo’ chavista– cada vez más tribalizado” (Rafael Sánchez, Los ojos de Chávez. Post-verdad y populismo en Venezuela, http://masterecointerucv.blogspot.com/2018/02/los-ojos-de-chavez-post-verdad-y.html
25 de febrero 2018).
[25] Eduardo
Ortiz Ramírez, La escasez de efectivo, http://masterecointerucv.blogspot.com/2017/09/la-escasez-de-efectivo.html
3 de septiembre 2017.
[26] Una
perspectiva de la hiperinflación desde los sectores productivos puede verse en
Enrique González Porras, Hiperinflación en Venezuela y el sector industrial, www.opinionynoticias.com, 16 agosto
2017.
[27] En
general, una dimensión en la cual la administración bolivariana es exitosa,
sobre todo consigo misma, es en la de pensar que las cosas están muy bien y
que, correspondientemente, lo está haciendo muy bien. Esto ha sido fundamental
para la intransigencia en el cambio de políticas y enfoque que guían o están
presentes en sus ejecutorias. De alguna manera relacionado, está la propia
definición de términos o el entendimiento de lo que debe ser lo correcto.
Algunos analistas han utilizado o graficado, para describir parte de esto, o
algunos elementos relacionados, la “…lógica de Humpty Dumpty –“una palabra
significa solo aquello que yo elijo que signifique”, le dice Humpty Dumpty a
Alicia en Alicia a través del espejo–“ (ver Rafael Sánchez, Ídem; y
Eduardo Ortiz Ramírez, https://www.academia.edu/35947312/DICOM_CRIPTOMONEDAS_....).
[32]
Ver Eduardo Ortiz Ramírez https://www.academia.edu/35232833/VENEZUELA._AVANZA_LA_DOLARIZACI%C3%93N_INFORMAL._23_noviembre_2017.
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