Represión e
impostura de los “revolucionarios”
Humberto García Larralde, economista,
profesor de la
UCV, humgarl@gmail.com
Dicen
que Hitler, una vez consciente de su derrota eminente al arribar las tropas
soviéticas a las puertas de Berlín, empezó a despotricar contra el pueblo
germano, acusándolo de no haber estado a la altura de sus designios. “Bien
hecho, ¡ahora que se jodan!” pudiera haber proferido en alemán. En la película,
“La caída”, se recogen estos arrebatos del Führer, desesperado en su
bunker.
Traigo
a colación esta locura, porque pareciera repetirse en la feroz represión
desatada por el usurpador contra los habitantes de los barrios populares desde
la semana pasada. Van más de 30 asesinatos y 800 detenidos, entre éstos algunos
menores de edad. Evidencia, una vez más, el desprecio “revolucionario” por la
vida de la gente humilde, mientras discursea clamando ser sus defensores. Como
la gigantesca movilización nacional del 23 de enero y las protestas en barrios
y pueblos del interior no dejan dudas acerca del repudio popular en su contra,
los fascistas arremeten salvajemente en su contra. Los pobres serían unos ingratos,
culpables de la derrota de esa impostura que insiste en llamarse “revolución”.
“Bien hecho, ¡ahora los vamos a joder!”, resumiría la desesperación de la mafia
en el poder.
Desde
hace años vengo insistiendo que la “solución para los pobres” que instrumentó
el Chávez redentor a través de las misiones era, en realidad, “una pobre
solución”. Incluso una misión tan loable como Barrio Adentro, que
ofrecía atención médica primaria en barrios populares y pueblos del interior,
nació, a propósito, desconectada de la red de ambulatorios y hospitales
públicos, y despreciando la oferta de participación de las universidades
nacionales que forman excelentes médicos. Chávez le interesaba construir una
institucionalidad paralela que él podía controlar totalmente --incluso cuando
se trataba de enfrentar un problema tan delicado como la salud--, no resolver,
de verdad, los problemas de la gente. Pues la permanencia de problemas, es
decir, su no solución, es lo que lo hacía a él y su “revolución”,
imprescindibles. Que lo pobres merecen lo mismo que los demás --convertidos, de
paso, también en pobres por las políticas destructivas cruelmente aplicadas por
Maduro--, un trabajo digno, bien remunerado y unos servicios públicos con
cobertura y calidad, nunca estuvo en su agenda.
Estudié
en el Liceo Andrés Bello en los años ’60. En esa época no había colegio privado
que se le equiparara. El Hospital Clínico de la Ciudad Universitaria era centro
de referencia para el Caribe, al que acudían pacientes necesitados de naciones
cercanas. ¡El Seguro Social, aunque el lector le cueste creerlo, funcionaba!
Muchos entes públicos operaban con mística y disposición de atender al público.
Ciertamente,
esa calidad se vino abajo durante los años posteriores de la democracia
bipartidista adeco-copeyana. Una vergüenza injustificable para un país
petrolero y expresión del deterioro político y social que le abrió las puertas
a Chávez para llegar al poder. Pero, a diferencia de la desidia del
bipartidismo tardío, la “revolución bolivariana” nunca se propuso hacer lo que
adecos y copeyanos dejaron de hacer: asegurar servicios de calidad para todos.
Su intención siempre fue otra: instrumentalizar a los pobres con dádivas y
programas de reparto, para “legitimar” su consolidación en el poder. Con el
petróleo a $100 por barril, semejante estafa funcionó bastante bien. Hoy, con
las arcas desvalijadas por él y por sus compinches, Maduro pretendía que, con
los CLAPs, su legitimidad ante los humildes seguiría intacta.
Pero
ahora que el pueblo se les rebeló abiertamente --“no quiero bono, ni quiero
CLAP, lo que quiero es que Maduro se vaya”-- desata contra ellos sus brigadas
de exterminio, las FAES. Contrario a lo que dicta la mitología, a los pobres
nunca se les vió como sujetos revolucionarios; fueron siempre objetos, una
utilería indispensable para toda puesta en escena fascio-comunista. Ahora que
ya no les sirven para ese papel: ¡plomo con ellos!
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