El Covid-19 está haciendo estragos
en la economía mundial, países como China, Francia, Italia, España (con una
caída del 4% de su PIB en un escenario menos malo, de acuerdo a los expertos)
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JESÚS E. MAZZEI
ALFONZO
09/04/2020 05:00 am
Acercarse a la economía desde una
perspectiva politológica, es interesante, debido al aporte multidisciplinario y
complemento del estudio que se hace del fenómeno y hecho económico, lo cual
puede enriquecer la comprensión y análisis de los acontecimientos más allá de
la economía, esta recesión que está en pleno desarrollo, es producto de un
factor exógeno a la economía. En efecto, desde que apareció el virus y se
iniciaron señales del freno de la economía china y la expansión del virus hizo
que las autoridades de ese país, salieran de la opacidad y falta de
transparencia, en el manejo de la información hacia la información del virus y
el verdadero impacto para la salud humana y su daños colaterales en la
sociedad, en la economía entre otros aspectos, es que al frenarse todo el
andamiaje económico mundial puede ingresar a una depresión tan profunda como la
de finales del año 1929. Estamos en un escenario de incertidumbre y
complejidad. Hay una completa sincronización y un efecto derrame efectivo de
ambas crisis (sanitaria, social, económica, entre otras)
El Covid-19 está haciendo estragos en la economía mundial, países como China, Francia, Italia, España (con una caída del 4% de su PIB en un escenario menos malo, de acuerdo a los expertos), Estados Unidos con una caída prevista del 30% de su PIB en el segundo trimestre del año (según Goldman Sachs), para sólo citar algunos. Se informaba así por ejemplo que el 8 de febrero, consultoras de análisis de riesgo político como Standar & Poor’s, Eurasia, entre otras, estiman que china dependiendo de la profundidad y plazo de duración, de la pandemia podrá tener un efecto en la reducción de su PIB del 1,5% este año, lo que acabará con años de crecimiento continuo y además, acabará con 43 trimestres de crecimiento continuo que ha tenido la economía global, esto afectará las cadenas globales de valor interrelacionadas, especialmente con la industria química, los bienes de transporte, la industria textil y la electrónica. Compañías como Apple, Tesla, Nike, Visa o H&M ya han advertido del impacto del coronavirus en su actividad y, por tanto, en sus resultados. Los países más dependientes de la actividad con china son Taiwán, Corea del Sur, Holanda, Hungría e Indonesia e Italia, dada la alta presencia de chinos en el norte de Italia por acuerdos económicos y establecimiento de un tejido productivo importante lo cual explica el alto nivel de contagio y difusión de la enfermedad al norte de ese país. Países como Australia pueden entrar directamente en recesión ante la caída de la demanda china, como se está observando actualmente. Un impacto directo en la economía de servicios, cuando el capitalismo chino depende mucho de este sector a nivel particular y también global, la primera crisis en el sector servicios a nivel mundial.
En ese sentido, dos brillantes economistas venezolanos, Ricardo Haussman y Miguel Ignacio Purroy, en dos recientes artículos los cuales recomiendo consultar, sobre todo a los decisores de política económica, muestran la dimensión de los acontecimientos afirma Haussman…” Los macroeconomistas en un principio consideraron que la pandemia era un shock de demanda negativo que tendría que ser contrarrestado por políticas monetarias y fiscales expansionistas para respaldar el gasto agregado. Rápidamente, muchos de ellos tomaron conciencia de que esta crisis es diferente. A diferencia de la crisis financiera global de 2008, que condujo a un colapso en la demanda, la pandemia del Covid-19 es, antes que nada, una crisis de oferta. Eso cambia todo….”
Y por el lado del diagnóstico a los países en vías de desarrollo la perspectiva es cruda”… La mayoría de los países en desarrollo dependen de los ingresos del exterior a partir de una combinación de exportaciones de materias primas, turismo y remesas: se espera que todos colapsen, dejando a las economías escasas de dólares y a los gobiernos, escasos de ingresos tributarios. Al mismo tiempo, el acceso a los mercados financieros internacionales se ha interrumpido en tanto los inversores se apresuran a refugiarse en los activos emitidos por el gobierno de Estados Unidos y otros países ricos. En otras palabras, justo cuando los países en desarrollo necesitan hacer frente a la pandemia, la mayoría han visto evaporarse su espacio fiscal y enfrentan grandes brechas de financiamiento…” aquí se han visto afectado en grado y dimensión dependiendo de la estructura de sus economías en forma disímil como Chile y Perú como exportadores de cobre; Venezuela como exportadora de petróleo, Centroamérica por la dependencia de las remesas del exterior.
Ignacio Purroy, en Prodavinci, afirma, entre otras cosas, y desde mi visión coincide con Haussman… "La recesión se reproduce en un doble frente: la demanda y la oferta. La demanda se derrumba porque, primero, cae el poder adquisitivo de los trabajadores despedidos y, segundo, porque desaparece la confianza de los consumidores, los cuales se inhiben de comprar ante la incertidumbre general. Y la oferta cae simplemente porque las fábricas o los establecimientos de servicios cierran, unos obligados por la Administración, otros obligados por la interrupción de las cadenas de suministros o por la baja demanda. Ambas caras de la moneda –demanda y oferta– se potencian y retroalimentan mutuamente…” Se prevé, entonces, que el PIB de Estados Unidos disminuya un 24% en el segundo trimestre del año y la cifra de desempleados llegue a más de 14 millones, luego de tener controlado el desempleo con cifras inferiores al 2% anual los últimos años, cifras muy alarmantes tratándose de la primera economía mundial. Esta es una recesión diferente a la del año de 2008. Aquella fue ocasionada por una burbuja financiera, esta es producida por un agente externo a la economía internacional, que directamente la impacta.
El Covid-19 está haciendo estragos en la economía mundial, países como China, Francia, Italia, España (con una caída del 4% de su PIB en un escenario menos malo, de acuerdo a los expertos), Estados Unidos con una caída prevista del 30% de su PIB en el segundo trimestre del año (según Goldman Sachs), para sólo citar algunos. Se informaba así por ejemplo que el 8 de febrero, consultoras de análisis de riesgo político como Standar & Poor’s, Eurasia, entre otras, estiman que china dependiendo de la profundidad y plazo de duración, de la pandemia podrá tener un efecto en la reducción de su PIB del 1,5% este año, lo que acabará con años de crecimiento continuo y además, acabará con 43 trimestres de crecimiento continuo que ha tenido la economía global, esto afectará las cadenas globales de valor interrelacionadas, especialmente con la industria química, los bienes de transporte, la industria textil y la electrónica. Compañías como Apple, Tesla, Nike, Visa o H&M ya han advertido del impacto del coronavirus en su actividad y, por tanto, en sus resultados. Los países más dependientes de la actividad con china son Taiwán, Corea del Sur, Holanda, Hungría e Indonesia e Italia, dada la alta presencia de chinos en el norte de Italia por acuerdos económicos y establecimiento de un tejido productivo importante lo cual explica el alto nivel de contagio y difusión de la enfermedad al norte de ese país. Países como Australia pueden entrar directamente en recesión ante la caída de la demanda china, como se está observando actualmente. Un impacto directo en la economía de servicios, cuando el capitalismo chino depende mucho de este sector a nivel particular y también global, la primera crisis en el sector servicios a nivel mundial.
En ese sentido, dos brillantes economistas venezolanos, Ricardo Haussman y Miguel Ignacio Purroy, en dos recientes artículos los cuales recomiendo consultar, sobre todo a los decisores de política económica, muestran la dimensión de los acontecimientos afirma Haussman…” Los macroeconomistas en un principio consideraron que la pandemia era un shock de demanda negativo que tendría que ser contrarrestado por políticas monetarias y fiscales expansionistas para respaldar el gasto agregado. Rápidamente, muchos de ellos tomaron conciencia de que esta crisis es diferente. A diferencia de la crisis financiera global de 2008, que condujo a un colapso en la demanda, la pandemia del Covid-19 es, antes que nada, una crisis de oferta. Eso cambia todo….”
Y por el lado del diagnóstico a los países en vías de desarrollo la perspectiva es cruda”… La mayoría de los países en desarrollo dependen de los ingresos del exterior a partir de una combinación de exportaciones de materias primas, turismo y remesas: se espera que todos colapsen, dejando a las economías escasas de dólares y a los gobiernos, escasos de ingresos tributarios. Al mismo tiempo, el acceso a los mercados financieros internacionales se ha interrumpido en tanto los inversores se apresuran a refugiarse en los activos emitidos por el gobierno de Estados Unidos y otros países ricos. En otras palabras, justo cuando los países en desarrollo necesitan hacer frente a la pandemia, la mayoría han visto evaporarse su espacio fiscal y enfrentan grandes brechas de financiamiento…” aquí se han visto afectado en grado y dimensión dependiendo de la estructura de sus economías en forma disímil como Chile y Perú como exportadores de cobre; Venezuela como exportadora de petróleo, Centroamérica por la dependencia de las remesas del exterior.
Ignacio Purroy, en Prodavinci, afirma, entre otras cosas, y desde mi visión coincide con Haussman… "La recesión se reproduce en un doble frente: la demanda y la oferta. La demanda se derrumba porque, primero, cae el poder adquisitivo de los trabajadores despedidos y, segundo, porque desaparece la confianza de los consumidores, los cuales se inhiben de comprar ante la incertidumbre general. Y la oferta cae simplemente porque las fábricas o los establecimientos de servicios cierran, unos obligados por la Administración, otros obligados por la interrupción de las cadenas de suministros o por la baja demanda. Ambas caras de la moneda –demanda y oferta– se potencian y retroalimentan mutuamente…” Se prevé, entonces, que el PIB de Estados Unidos disminuya un 24% en el segundo trimestre del año y la cifra de desempleados llegue a más de 14 millones, luego de tener controlado el desempleo con cifras inferiores al 2% anual los últimos años, cifras muy alarmantes tratándose de la primera economía mundial. Esta es una recesión diferente a la del año de 2008. Aquella fue ocasionada por una burbuja financiera, esta es producida por un agente externo a la economía internacional, que directamente la impacta.
En ese aspecto, las autoridades monetarias estadounidense han pautado un programa de estimulo de más de dos trillones de dólares, para mitigar el impacto macro económico, de la crisis que ya está aquí, equivalente al 10% de su PIB.
Es la hora de la solidaridad, cooperación y coordinación, internacional entre las diferentes instituciones multilaterales como el la ONU, el FMI y el Banco Mundial, el BID a nivel interamericano, entre otras.
Es la hora de los políticos con visión de liderazgo creativo, inclusivo, no autocrático, pero sí firme y con un claro sentido de las proporciones, que tome las decisiones acertadas en forma rápida y oportuna, para ello se requieren de adecuados medios de asesoramiento económicos, y si se quiere multidisciplinarios en crear equipos de análisis de crisis de esta magnitud, es una buena contribución para el manejo de esta pandemia y su probable solución a mediano plazo, que haya una eficiente cooperación global.
jesusmazzei@gmail.com
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