En efecto, algunos políticos a lo largo de la historia han enfatizado lo
importante de comprender los fenómenos económicos y algunos economistas así
también
JESÚS E. MAZZEI ALFONZO
23/04/2020 05:00 am
La crisis del coronavirus abre la
ventana de oportunidad para un debate sobre el futuro del capitalismo, sus
perspectivas, desde diferentes ángulos, una de ellas, desde la ciencia
política, desde una vista multidisciplinaria, nos provee de otras insumos que
nos permiten realizar este acercamiento interesante en un forma preliminar: la
historia que nos da la memoria de los acontecimientos tanto domésticos como
universales, desde el plano filosófico, estudia al hombre y a la sociedad,
desde los principios rectores que moldearon ambos sujetos, en el plano
jurídico, por la implementación que tiene que hacerse de normas, leyes que
robustézcanlos cánones de seguridad hacia el futuro dos sectores claves en el
futuro del desarrollo y fortalecimiento de sectores que tendrán que tener más
inversión tanto en investigación y desarrollo y políticas públicas que
fortalezcan al sector salud y a los gastos sociales en forma general: el
farmacéutico y sanitario, no solamente a Venezuela, donde está en situación
precaria sino a nivel de Europa y América en general.
En el plano administrativo comprensión y estudio más diferenciado y especializado del estado contemporáneo y en el plano político compuesto por el estudio teórico y el análisis práctico, de la forma en la comprensión y manejo de los problemas de implementación de las políticas y estimo, que estamos entrando en un cambio de época. La literatura y lo expertos, van en esa dirección de la transdiciplinariedad de los complejos problemas de nuestro tiempo y la visión amplia que hay que tener para analizarlos hoy en día, sobre todo, los problemas de la naturaleza, sanitarios, la ética y la moral en la biotecnología, de la redistribución, desigualdad y crecimiento económico en el seno del capitalismo contemporáneo, que son problemas políticos concretos del día de hoy y que están en pleno debate más profundo hoy en día.
En efecto, algunos políticos a lo largo de la historia han enfatizado lo importante de comprender los fenómenos económicos y algunos economistas así también, comprender al hecho político, porque ambos se nutren de los mismos vasos comunicantes por ser ambas ciencias sociales. Al convertir el comportamiento de los políticos en una variable endógena, la economía política debe llevar a entender las particularidades de los fenómenos económicos ( grado y influencia de las empresas, desigualdad, precios, valor, inflación, intercambio comercial, déficit fiscal, ventajas competitivas y comparativas y los factores políticos (liderazgo político, partidos políticos, ordenamiento constitucional, grupos de presión y el entorno internacional) que interactúan en una economía capitalista.
El índice de Libertad Económica en el Mundo y añadiría yo, pasa por evaluar un sistema económico más capitalista liberal o de capitalismo de estado más solidario y fraterno. En ese sentido, siguiendo al académico Juan Carlos Hidalgo, diseñado originalmente por un grupo de economistas liderado por Milton Friedman y publicado anualmente por el Fraser Institute de Canadá, identifica cinco grandes áreas que determinan a mi modo de ver no sólo la libertad económica de un país, sino del grado o no cuanto capitalista es: 1) tamaño del Estado, 2) sistema jurídico y derechos de propiedad, 3) solidez de la política monetaria, 4) libertad de comercio internacional y 5) regulaciones de los mercados crediticio, laboral y comercial.
Según el estudios del Frase Institute, en su última versión, todos los países nórdicos, excepto uno, ocupan posiciones entre las 40 economías más libres del planeta: Finlandia (7), Dinamarca (14), Suecia (29) y Noruega (31). La excepción es Islandia, en el lugar 41. En contraposición, solo dos naciones latinoamericanas están entre las 40 más abiertas y capitalistas del mundo: Chile (11) y Perú (22). Otros países como Colombia y Brasil ocupan un lugar destacado.
Para los abanderados del liberalismo económico y capitalismo liberal a secas, el debate sobre la desigualdad en América Latina y otras regiones menos adelantas del mundo, presenta un serio reto académico y político: nuestro énfasis siempre ha sido el combate a la pobreza, no el de la lucha por sociedades materialmente igualitarias, lo cual es imposible. Siempre y cuando la gente salga de la miseria y prospere, no debería importarnos que otros aumenten sus fortunas. Es más, el mismo concepto de “distribución de la riqueza” nos resulta problemático, ya que da a entender que esta es una constante que simplemente hay que repartir, no generar. Ahora bien, que tipo de capitalismo hay de acuerdo a las reflexiones del Foro de Davos tenemos tres: el de accionistas, para el cual el principal objetivo de las empresas es la maximización del beneficio; el capitalismo de Estado, que confía en el sector público para manejar la dirección de la economía, y el stakeholder capitalism, o capitalismo de las partes interesadas, en el que las empresas son las administradoras de la sociedad, y para ello deben cumplir una serie de condiciones como pagar un porcentaje justo y equitativo de impuestos, tolerancia cero frente a la corrupción, respeto a los derechos humanos en su cadena de suministros globales o defensa de la competencia en igualdad de condiciones, también cuando operan dentro de la “economía de plataformas”. Este debe ser el futuro que se desarrolle el capitalismo a mediano y largo plazo.
Por ello, contar con un sólido, robusto y con armazón de ideas puede ayudarnos a una mejor comprensión de ambas realidades, porque esto nos da una visión del entorno. Por ello el debate epistemológico de los últimos 30 años ha girado en torno a una serie de premisas le han abierto otros canales para la ruta de navegación. Por ello, analizar el capitalismo, el juego de poder a su interior es fundamental en el siglo XXI, como lo llamó Peter Drucker el postcapitalismo (podría ser una avanzada economía de servicios) es clave por ello, estudiar sus modos de crecimiento a los largo de la historia (cambios institucionales de carácter sistémico), contar con instrumentos analíticos flexibles y ecléticos, en su modo de abordaje, porque tenemos economías capitalistas con características tan contrastantes como China y EE UU, o los países nórdicos, sin embargo, tienen el tronco común de apoyar a la inversión y tecnología privada, al mercado y su fomento entre otros factores, que estimulan mayoritariamente el desarrollo de economías capitalistas hoy en día y, las consecuencias de esta pandemia, repercutirán en su desarrollo. Veremos.
jesusmazzei@gmail.com
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