viernes, 17 de abril de 2020

Nota Petrolera

Nota Petrolera
José Rafael Zanoni
Abril 2020.
Para valorar la decisión tomada por la OPEP-PLUS para el recorte de producción se deben considerar los cambios que ha tenido el mercado petrolero y el impacto de la pandemia del COVID 19 sobre el sector.
En este sentido presentamos las siguientes ideas:
Por el lado de la oferta: El número de productores ha aumentado con la inclusión de USA que ahora son también exportadores, Rusia ha consolidado su nivel de producción y la mayoría de la producción que generan los nuevos incorporados está destinada al consumo interno reduciendo así las importaciones. Esto ha creado cierta dispersión que hizo que Arabia Saudita convocara a una reunión de todos los productores para llegar a consensos sobre el manejo de los niveles de producción; este grupo se conoce con el nombre de OPEP-PLUS; se lograron en esas reuniones celebradas los acuerdos para recortar la producción.
Sin embargo, hace pocos meses los sauditas aumentaron su producción, lo hicieron en razón de frenar la penetración rusa en los mercados del sureste asiático y para compensar algunos descensos de su ingreso petrolero que le podrían generar un déficit fiscal; esto produjo una caída estrepitosa de los precios que llegaron a los niveles más bajos de los últimos tiempos y provocaron una reacción por parte de sus productores porque los acuerdos no se cumplían, los americanos también se afectaron porque a eso bajos precios la producción de petróleo a partir de Esquistos Bituminosos no era competitiva y debilitaba la capacidad de exportación de los Estados Unidos.
La interpretación de estos eventos nos indica que el control del mercado por lado de la oferta se ha debilitado y la conducta “monopólica” de los países de la OPEP tiende a disminuir su influencia en la baja de los precios.
La historia ha demostrado que estos niveles de recorte o aumentos de la producción tienen efectos a corto plazo pero se diluyen en el largo plazo y nunca se logra los niveles de precios que se desea.
También se evidencia que estas medidas ya no producen crisis como en casos anteriores y muestran algunos cambios en la geopolítica del petróleo.
Hay que también considerar que estos cambios en el mercado petrolero facilitan el incremento del consumo de las fuentes energéticas renovables.
Por el lado de la demanda: La demanda petrolera ha venido disminuyendo paulatinamente en buena parte motivada por las presiones que ejercen los que luchan por el cambio climático que han logrado legislaciones, normas y hasta prohibiciones que limitan el consumo de los combustibles. Las expectativas levantadas por las inversiones realizadas por la industria automotriz para la construcción de vehículos que usarían combustibles distintos s la gasolina y el diésel, también presionan a esta baja de la demanda, que aunque la aparición de los vehículos eléctricos no ha sido hasta ahora muy grande, ya se ha gestado un mercado que tiene una tendencia creciente y a programas para la trasformación de las estaciones de servicio que suministraran el servicio de electricidad, bombonas, pilas fotovoltaicas, sensores. Esto ha sido celebrado por los consumidores.
Todo indica que todo evoluciona hacia un mercado impulsado por la demanda que irá fijando los niveles de oferta aprovechando la diversificación de las fuentes y abriendo así paso a lo que hemos llamado la Transición Energética.
En la actualidad (Abril 2020) la pandemia del virus COVID 19 ha tenido repercusiones importantes que han sido originadas por la cuarentena que ha paralizado la economía, restringido la movilidad y afectado al turismo, la aviación y la producción, que son centros importantes de consumo petrolero; el efecto ha sido que la demanda ha disminuido. Las restricciones impuestas también han permito evidenciar que los hidrocarburos son causantes en buena parte de la contaminación ambiental, durante este período de cuarenta la contaminación has disminuido y es probable que al menos al corto plazo esto siga sucediendo con lo que la demanda puede generar una tendencia a una baja relativamente alta.
En este contexto la sustitución energética adquiere gran importancia y aunque se venía desarrollándose lentamente puede avanzar rápidamente una vez contenida la pandemia.
Esto significa cambios muy importantes en el mercado energético que permitirá un uso mayor de las fuentes energéticas renovables; en especial porque la nueva configuración del mercado energético está basada en bienes libres que no se monopolizan y que en algunos casos pueden ser usados directamente por los consumidores. En un escenario donde aumenten las inversiones en las economías emergentes e insipientemente desarrolladas que originen un incremento en la capacidad de compra, den relativa estabilidad a los empleos, en fin, que estimulen el crecimiento económico, la oferta energética de las fuentes renovable se irá poco a poco convirtiendo en la base energética de la sociedad.
Es evidente que la pandemia ha creado mucha incertidumbre y ha agudizado todas las desigualdades existentes, la pobreza, la miseria, la concentración del ingreso, la distribución de la riqueza, todo lo cual hace que el capitalismo sea menos sostenible. No es posible saber cuánto tiempo durará este proceso que permita por una parte detener la propagación del virus y por la otra relanzar la economía.
Tomando en consideración los planteamientos formulados podemos evidenciar que al menos en el corto plazo habrá suficiente oferta y la demanda disminuirá por lo que no parece factible que los precios pueden subir, a los más y tal vez podrían estabilizarse con una tendencia al baja.
También se evidencia una pérdida del control del mercado por el lado de la oferta y que sea la demanda el motor que ayude al relanzamiento después de la tormenta ocasionada por la pandemia. Debe constatarse que una vez la economía asimile estos impactos, el producto interno bruto crezca y la economía global se relance. Las nuevas energías que gozan del consenso de la población porque su uso ayudaría a disminuir las posibilidades de una catástrofe ambiental, aumenten su participación en el balance energético y progresivamente se vayan constituyendo en la base energética de la economía.
La pandemia ha golpeado nuestras condiciones de vida pero nos ha mostrado que la racionalidad debe regir el comportamiento humano respaldado por la solidaridad y valores éticos y morales que den a la vida esperanzas e ilusiones.

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