EL
TANQUERO … EL TANQUERO
Una parte de esa gran riqueza
se ha invertido en crear un Capitalismo de Estado…
Ese Capitalismo de Estado tiene consecuencias
graves.
Si sigue
creciendo ilimitadamente, Venezuela va a llegar a ser un país,
no ya de dependientes del petróleo, sino de
dependientes del Estado,
y ese capitalismo monstruoso del Estado,
llegará
fatalmente a convertirse…en una terrible máquina de tiranizar.
Arturo Uslar Pietri
Vergonzosa, inhumana, cínica, indignante, alevosa,
denigrante, injusta, inconcebible, desesperante, bochornosa, no alcanzan los
epítetos, los vocablos, las palabras, los calificativos, para nominar la
trágica situación que aguantan los súbditos bolivarianos a fin de llenar los
exhaustos y sedientes tanques de sus automotores con las caras migajas liquidas
de gasolina iraní.
Esta situación ciertamente clama al cielo: la ineptitud,
la desidia, la corrupción, la improvisación de los hablachentos y brabucones
dirigentes de un depredador Socialismo del siglo XXI, se tradujo en la
progresiva y dolosa destrucción de PDVSA, la gallina de los huevos de oro negro
del país. Convertida en chatarra socialista, se paralizó, inutilizó, la
importante capacidad de refinación con que contaba el país hasta hace 20 años,
cuando producía derivados del petróleo para abastecer el mercado interno de
hidrocarburos, exportar… y luego, manirrotamente, regalar como gesto se
solidaridad revolucionaria con los aliados del chavismo.
A la falta de agua, luz, Internet, medicinas, alimentos,
atención sanitaria, a la ausencia de aseo urbano y de mantenimiento de los
bienes públicos, a la inseguridad ciudadana, en pleno tiempo de pandemia china,
los resignados venezolanos, masoquista y estoicamente, soportan el sadismo castro
- madurista. Surrealistas son las imágenes de las actividades que, a todo riesgo,
realizan a objeto de paliar la larga y penosa espera para- si tienen suerte -, llenar el tanque: juegan
dominó, futbolito, cartas, degustan unas frías comunitarias y más de una avezada
buhonera fríe – en usado y grasiento aceite -, arepitas dulces, tequeños y
empanadas que no pasarían ningún control sanitario. El virus, a sus anchas, contento,
al acecho, regocijado, contaminando a diestra y siniestra a aquellos que mañana
no serán hombres y mujeres con nombre, familia y apellido, sino frías cifras de
una estadística gubernamental en la que nadie confía…la cúpula revolucionaria,
bien protegida, bebida, comida, mientras tanto. disfruta a placer en sus
bunkers a prueba de balas, misiles y virus de cualquier índole,
Nos imaginamos una vieja escena de la serie televisiva
llamada la Isla de la Fantasía. Como toda payasada es posible
en esta otrora Tierra de Gracia,
ahora de Desgracia, es posible que veamos,
en Puerto Cabello, en Punto Fijo o en Puerto La Cruz al petizo y rechoncho
hombre del mazo troglodita, vestido de punta en blanco, anunciando a viva voz El Tanquero … El Tanquero, y a un
robusto y bigotudo Ricardo Montalbán rojo - rojito, recibiendo con abrazos y
palmadas en el hombro, al estupefacto capitán y a la tripulación de esos
esperados y ansiados buques. No dudamos que al Capitán le regalen su lingotito
de oro socialista, y que a todos los trasladen al Hotel de la Revolución, allí
los hediondos, barbados y verriondos hombres que llegaron a puerto con un bronco deseo de mujer - Antonio
Arráiz dixit -, podrán disfrutar de un generoso obsequio caribeño, Todo
previsto está, un selecto grupo de jineteras venezolanas y cubanas, traídas
para la ocasión, los esperan en el Gran Salón para la escogencia de rigor. Ojalá
los preservativos alcancen, y que en la próxima ayuda humanitaria nos incluyan
medicamentos contra las enfermedades de trasmisión sexual. Empavados como
estamos a lo mejor al drama sanitario nacional se suma una nueva epidemia
diferente a la china: el terrible morbo gálico.
En fin, como humanitaria y cristianamente, sentenció el
Comandante Eterno en plena y sufrida tragedia de Amuay: ¡El show debe continuar!
Con el poeta español Enrique Gracia Trinidad, podemos
implorar; rogar, justificadamente demandar:
¡No los perdones Señor,
porque si saben lo que hacen!
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