LA
INTEGRACIÓN Y LA ADMINISTRACIÓN BOLIVARIANA (logros, fracasos, desafíos y Covid19)
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
Las
propuestas de integración de la administración bolivariana desde 1999, deben
enmarcarse en el contexto regional sobre
la misma. Un balance general aproximado, nos permite afirmar que no ha habido
mayor originalidad, ni creatividad y
mucho menos avances, desde la perspectiva de los planteamientos de aquella
administración. Algunos piensan que no hay que ver el pasado para programar el
futuro (sobre ello versa la prognosis), sino planear el futuro, algo así como
proyectar montado sobre el futuro mismo. Queremos así sintetizar algo de lo
hecho mal o hecho bien, para un menester tan valorado y apreciado o también
utilizado por oportunistas, como es el caso de la integración económica[1]. Ella se
enfrenta siempre a las críticas al economicismo o enfoques basados solamente en
el comercio y a las sugerencias de hacer propuestas integrales (basadas, puede ser en enfoques Holísticos) y, aunque no se crea, remiten también al realismo mágico de los latinoamericanos
y algunas veces a sus ambiciones sobre grandes proyectos que -en variados
casos- terminan en pequeños resultados[2].
Hoy día,
la región va a estar necesitada de rápidos y más eficientes resultados, pues la
pandemia del Covid19 y las
cuarentenas, han sumido a las economías en pérdidas de puestos de trabajo, necesidades
de retomar la competitividad y, entre otros tantos elementos, disponer
adecuadamente de mecanismos de financiamiento que se basen en ahorro interno o
ahorro externo[3]. En tal
contexto, los países deberán insistir en nivelarse, recuperar el desarrollo
perdido y reimpulsarse para estabilizar el crecimiento a futuro. Los más débiles
y los de peores resultados -como siempre- les será más difícil. La integración,
para quienes la puedan impulsar podrá así tener su propio aporte.
a) Una periodización necesaria
En un
principio (hacia mediados del siglo XX), ni en el globo ni en la región, había
integración económica, según la conocería después el mundo y los hacedores de
políticas a partir de los trabajos de Viner,
Balassa y numerosísimos autores
individuales y otros tantos libros y manuales.
Efectivamente,
en tiempos próximos cercanos a los indicados, la región inició la experiencia
de ALALC que en los ochenta se
convertiría en ALADI (11+Cuba). No
pasó mucho tiempo para que los centroamericanos iniciarán un proyecto que dejó
experiencias positivas, pero que se alteró en los ochenta y los noventa con las
guerras de izquierdistas y derechistas, según sus distintas perspectivas de
ejercer el poder, apoyadas por los resabios de la guerra fría y los vendedores
de armas; dejando también, el recuerdo efímero de haber llamado a su
experiencia el Mercado Común Centroamericano,
mientras, en todo su historial, ni en aquellos tiempos ni en los actuales, ya
con otra denominación (SICA), logró
abordar/superar la etapa de Unión
Aduanera. Desde esos tiempos hasta la actualidad -hay que señalarlo de
entrada-, la región solo ha alcanzado -en algunos casos- etapas de uniones aduaneras imperfectas[4].
Dándole
algo de orden al repensar de la integración económica en la región, podemos
preliminarmente ubicar tres fases en
la misma. La primera fase, la
llamaremos la fase ambiciosa o de las ejecutorias de los proyectos iniciáticos
que puede abarcar la experiencia del MCCA
y el Pacto Andino (1969) y la serie de acuerdos bilaterales fijados hasta los
setenta y los ochenta. Sobre todo interesa el Pacto señalado, por la participación de Venezuela, con la
experiencia de un proyecto omniabarcante e integral; programa de liberación,
arancel externo común, programas sectoriales de desarrollo industrial,,
empresas multinacionales andinas, armonización de políticas para la movilidad
factorial, propuestas para el área tecnológica y de la seguridad social, en fin
numerosos aspectos donde el éxito se puede medir por cual proyecto específico,
avanzó menos que el otro; paradójicamente, con problemas fundamentales para la
representación y la creación del comercio intrarregional[5].
Pero también, lo que representó lo llamado alguna vez por la autora colombiana Alicia Puyana de Palacios la integración entre socios desiguales.
Compensación y esperas recurrentes para Ecuador y Bolivia, o Perú de vez en
cuando queriendo dejar el proceso integracionista.
La segunda fase se enfrenta al avance de la integración entre
países desarrollados (UE 1993, TLCAN 1994), habiéndose avanzado muy
poco en la dimensión regional en el aspecto económico comercial. Coexiste esta
fase con un proceso paralelo de apertura y difusión de ideas neoliberales y de
ejecutorias de planes de ajuste y estabilización, que terminaron llevando a
variados países a trampas
macroeconómicas, sin soluciones efectivas para el crecimiento y el
desarrollo. Surge Mercosur en 1991,
que aprovechó la fuerza que seguiría teniendo en el nuevo proyecto la relación
Argentina/Brasil y que estaba claramente establecida ya en 1989, con el
Programa PICE o programa para la
integración y cooperación económica. Pero, paralelamente, puede decirse que
Paraguay y Uruguay se perfilaron como lo que se mantendrían siendo en el
proyecto; esto es, países con grandes diferencias con las dos naciones
mencionadas primeramente y que necesitarían grandemente de tiempo y
consideraciones especiales. La Comunidad
Andina, cuyo proyecto ya en los noventa estaba claramente identificada como
Comunidad Andina de Naciones
continua en los noventa del siglo XX con lo que se volverá en ella una
costumbre; esto es, una permanente
reestructuración y esbozo de necesidades de cambios en el proyecto. Reunión
tras reunión, se vuelve larga la misma.
A pesar de los deseos de estructurar cambios y nuevos proyectos en esta segunda fase, que abarca todos
los noventa, el comercio intrarregional no crece. A pesar de todos los ajustes
que se puedan hacer, puede afirmarse -grosso modo- que el comercio
intrarregional en América Latina nunca ha superado en forma estable -para
convertirse en una regularidad- el 20 % del comercio total, teniendo casos
emblemáticos como el de México y su pequeño comercio con la región.
Casos
en la región que habrían brindado buenas oportunidades, como el del Grupo de los Tres donde estaba México,
Colombia y Venezuela, tuvieron un gran impulso inicial, pero pasaron a un
estancamiento y a un finiquito dado el retiro de Venezuela de este proceso y de
la CAN en el año 2006, en plena
administración bolivariana. A los efectos de los resultados de esta segunda fase, tras 40 o cincuenta años
de propuestas y experiencias de integración, no se superó en la región el
consuelo que brinda la expresión Uniones
aduaneras imperfectas, dadas las considerables dificultades para que se
estructurase en forma completa y para todos los miembros el Arancel Externo Común en los proyectos
que se lo plantearon (Mercosur, CAN).
Pocos
sospechaban que se podía caer en una tercera
fase, que se puede ubicar como la de
la Integración ideológica, dado el
impulso que recibe desde las ideologías izquierdistas y anti-imperialistas,
pues quienes la lideran, Venezuela -sobre todo- por su chequera petrolera, se
plantearon cambiar los modelos de desarrollo, desarrollar luchas
antiimperialistas y liberar a los seres humanos del supuesto oprobio del
capitalismo. Sin estar esto en las gestiones institucionales del Mercosur[6],
paradójicamente y con conveniencia para otros, Venezuela se planteó ingresar a
este proyecto[7], donde
después de unos pocos años de haber ingresado terminó suspendida/expulsada en
tiempo reciente, en base a la aplicación de los criterios democráticos (o
cláusula democrática).
b) Particularidades de la administración
bolivariana.
La administración bolivariana se ha
pronunciado con gran énfasis en la importancia de la integración
latinoamericana. En realidad, la misma tenía ya casi tres lustros –al iniciarse
aquella y tal cual se desprende de la periodización- de haber ingresado en una
etapa que se asociaba a: la existencia de bloques económicos; desarrollo de
áreas como servicios y propiedad intelectual; acuerdos de nuevas generaciones;
desarrollo exagerado del bilateralismo; discursos que no terminaban de
convertirse en experiencias concretas de impulso al comercio según los casos;
violaciones y acomodos como los de México en ALADI para atender sus intereses
en cuanto al TLCAN –no transfiriendo a los miembros de ALADI los arreglos
alcanzados en esta última experiencia de integración llevada con Canadá y
EEUU.- o los de Venezuela en su relación con Colombia; o a las asimetrías y
compensaciones en las experiencias particulares de integración como eran los
casos de la Comunidad Andina y Mercosur[8].
La integración y los acuerdos tienen sus
reglas. No debe la espontaneidad convertirse en el instrumento determinante en
la formulación de políticas. Más aun, en un escenario como el latinoamericano,
donde sus élites gobernantes, en algunos casos terminan apartando propuestas
compartidas en el campo del comercio y la integración o importándoles más sus
probables relaciones con EE.UU. o con Rusia o China más recientemente. Los funcionarios
venezolanos relacionados con el campo comercial, tienen conocimiento sobre cómo
varias naciones de la región utilizan el pragmatismo
a la hora de negociar o presentar sus intereses comerciales[9].
Uno de los países que en la región
latinoamericana presenta mayor dimensión en las relaciones comerciales a lo
interno de la misma es Brasil (Banco Interamericano de
Desarrollo, Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe-INTAL. El comercio intrarregional sudamericano:
patrón exportador y flujos intraindustriales. Romina Gayá y Kathia
Michalczewsky. Nota Técnica# IDB-TN583. Mayo 2014). En particular, el perfil de la integración
y desarrollo del comercio entre Venezuela y Brasil puede ameritar variadas
consideraciones desde el punto de vista sectorial y regional, al considerar la
vasta dimensión territorial de aquel país. Es altamente ilustrativo, de las
interpretaciones que han estado presentes en la administración bolivariana,
parte de lo expuesto por el propio Presidente de la República, Hugo Chávez, en
la oportunidad de la reunión efectuada en Miraflores el 14 de septiembre de
1999, con empresarios del Estado brasileño de Amazonas. Dijo el Presidente que
las relaciones entre los dos países “deben tener carácter existencial”. Y ello derivaba de que los dos países están
llamados a ser “el epicentro de un polo de fuerzas mundiales, de una vasta
región poderosa por sus riquezas, por el calor de su gente, por la inventiva de
sus pueblos y por la fuerza infinita que está a la espera de ser desarrollada”.
Más aun, y hablando de la particular situación del comercio entre la zona norte
de Brasil y el sur de Venezuela, insistió en que estos dos espacios son “desde
el punto de vista geográfico, geoeconómico, geosocial y geohumano, la bisagra
de la unión y de la unificación.”[10] Estas
expresiones, son consustanciales a las posiciones que varios representantes
gubernamentales han presentado sobre la integración, desde que se inició el
período gubernamental de la administración bolivariana. Uno de los resultados de
coincidencias ya en el plano regional, es la creación de ALBA (Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los
Pueblos o ALBA-TCP)[11].
Tales posiciones han influido en la manera
de abordar los distintos proyectos o propuestas en curso en América Latina y
que hayan podido tener o no interés para Venezuela[12].
Puede señalarse, así, la facilidad con la que Venezuela solicitó en junio de
2001[13] su
ingreso al Mercosur –materializado en 2012- pero también lo que han sido las
gestiones y actitudes del ejecutivo cuando Venezuela era miembro de la
Comunidad Andina –lo fue hasta 2011- que, con las ideas de alcanzar una integración integral[14] y no solo
económica o comercial, facilitan reincidir en la grandilocuencia y los
planteamientos altisonantes que han limitado la propia operatividad de la
integración en la región.
Todos estos elementos han dado como
resultado que, en la administración iniciada en 1999, se haya carecido de una
política de estado hacia la integración económica[15],
aunque se haya invertido mucho en pronunciamientos sobre la misma y se hayan
tenido resultados como los señalados en cuanto a la creación del ALBA (Eduardo
Ortiz Ramírez ¿Tiene Venezuela una política de integración económica? Lunes, 22/09/2014, www.aporrea.org).
En una nación altamente
presidencialista como la venezolana, es indudable que las referencias hechas
por el Presidente de la República, adquieren importancia para medir el grado de
imprecisión, equivocación o certeza que pueda o haya podido tener el ejecutivo
sobre los procesos integracionistas. Para el caso de este punto en el trabajo,
sirve de referencia el Discurso en
inauguración de la I Cumbre sobre la Deuda Social y la Integración
Latinoamericana, Hugo Chávez, Caracas, Círculo Militar, 10 de julio de 2001 (Eduardo Ortiz
Ramírez, La integración según el presidente. 23 de julio de 2001. www.analitica.com),
del cual extrajimos algunas ideas fundamentales y que presentamos en bloque a
continuación.
1.
"...La propuesta del ALCA por ejemplo, es una propuesta de matrimonio por
interés. No tiene alma, le han extraído el alma, no tiene pueblo..."
2."...Aquí tenemos que acelerar muchas cosas, pero no es el ALCA
precisamente lo que hay que acelerar. Tenemos que acelerar la integración
nuestra, de Suramérica, de Centroamérica, del Caribe. Pero además tenemos que
revolucionar los mecanismos de integración. Yo acabo de entregar la presidencia
de la Comunidad Andina de Naciones... ...pero soy un radical crítico del
sistema de integración andino, así llamado. Y Venezuela pertenece también a la
Asociación de Estados del Caribe, y Venezuela pertenece también al Grupo de los
Tres y al Grupo de los Quince y al Grupo de los 77 y al grupo de los doble
equis. Bueno, cuántos grupos hay en el mundo y creo que ninguno sirve. Tengo
dos años y medio yendo a cumbres y cumbres... ...pero creo que estamos
equivocados,... creo que tenemos la carreta delante de los caballos. La
integración no puede partir de lo económico, eso debe ser consecuencia… ...debe partir de lo político, una decisión
política que hay que tomar de gran dimensión..." 3."Se trata de tomar
decisiones de una gran envergadura política. Ah, pero se conspira contra esas
decisiones, hay una conspiración internacional en contra de la integración de
América Latina y del Caribe... Contra Venezuela, por ejemplo, se conspira,...
...se está conspirando y se seguirá conspirando...". 4. "Entonces
debemos conformar o contribuir pues, desde aquí, a la conformación de un mundo
pluripolar. De Europa aplaudimos la Unión Europea. Nos alegra muchísimo la
Unión Europea y la reunificación de Alemania y el fortalecimiento de Europa y
la monedas europea: el Euro..."
Transcurridos más de 18
años desde que fueron realizadas las afirmaciones del caso puede decirse que se
trataba -en la óptica del presidente Hugo Chávez (HC)- de la voluntad política
anticapitalista o antiimperialista, como la han manejado grupos y partidos de
izquierda en América Latina. Y sobre ella, no es claro que numerosos
gobernantes latinoamericanos estén en la segunda década del siglo XXI en esa
onda, como señalaremos más adelante. Puede afirmarse, con igual importancia
que, en América Latina, a distintos gobernantes les ha faltado voluntad
política y operativa para actuar firmemente en cuanto al desarrollo y sus
posibles vínculos con la integración económica. También debe señalarse que es
difícil -aun a sabiendas que en la política y la acción de gobierno se
argumenta en el terreno de lo increíble-
demostrar que haya podido existir una conspiración contra la integración
latinoamericana[16]: parte de sus fracasos tiene que ver con la
propia responsabilidad y actitudes de los latinoamericanos. Debe
señalarse –dada la referencia hecha por el presidente HC- que el comercio intraeuropeo ha sido altamente representativo
del comercio total de las distintas naciones de la Unión Europea. En el
principio fue el comercio, la cercanía y los patrones de industrialización,
parte del conjunto de elementos que impulsaron la integración lo cual es
expresión de la importancia del tratamiento técnico y conceptual que debe tener
la integración además de su perfil político.
Como puede observarse,
parte de los tránsitos de la administración bolivariana (actitud contraria a ALCA, distanciamientos con la comunidad
andina, actitud antiimperialista como objetivo de la propia integración o
creación de un mundo pluripolar) estaban presentes ya en esta alocución del
presidente HC. Debe resaltarse como
una tendencia en los basamentos de la actitud hacia la integración y hacia la
conformación de una particular política exterior, como se señala más adelante.
Los mismos que estuvieron presentes en sus posiciones en la Cumbre de las Américas llevada a cabo
en Mar del Plata Argentina a finales de 2005, que se constituyó en el momento a
partir del cual la propuesta de ALCA
pasó a perder fuerza o impulso (Eduardo Ortiz Ramírez y Marisela Díaz, Algunas percepciones de la IV Cumbre de las
Américas. 6 de noviembre de 2005. www.analítica.com).
c) El caso de los Acuerdos de libre Comercio.
Un punto a resaltar en lo
que concierne a integración atañe a los Acuerdos de Libre Comercio (ALC), que
son una de las formas en que se materializa la misma y que está vinculado al
desarrollo de las exportaciones. Algunos estudios en la región, han buscado
vincular los dos elementos en algunas de sus dimensiones. De seguida
–brevemente-resumimos uno de ellos en las líneas que son de interés.
En el trabajo de Alfonso Dingemans y César Ross (Los acuerdos de libre comercio en América Latina desde 1990. Una
evaluación de la diversificación de exportaciones. Revista de la Cepal 108,
diciembre 2012) se evalúa la efectividad de los Acuerdos de Libre Comercio para
aumentar exportaciones, diversificación de las mismas y ampliación de mercado,
entre otros elementos. El período considerado va de 1990 a 2008 y obviamente
los datos vistos allí no son solo responsabilidad del periodo 1999/2008 -o
relacionado con la administración bolivariana- pero algunos de los resultados
encontrados indudablemente que atañen a acciones y actuaciones así como a
líneas de política que se han ejecutado en la administración bolivariana desde
sus inicios y que después de 2008, se han apuntalado o insistido.
Señalan Dingemans
y Ross cómo las
estrategias de inserción económica internacional de las naciones de América
Latina han implicado firma de Acuerdos de Libre Comercio y acuerdos
preferenciales de comercio (los primeros se firmaron en número importante
después de 1990[17]). El
crecimiento de las exportaciones asociado a tales ALC fue estimulante –para el
período 1990/2008-, pero en tal incremento se debe destacar que si bien se
registró un considerable aumento de los socios comerciales y un viraje hacia
los países asiáticos, la distribución de las cuotas de los cinco principales
mercados exportadores se mantuvo casi constante. Por otra parte, la
diversificación hacia nuevas exportaciones fue baja, y cuando los países
comenzaron a exportar nuevos productos, se trató en general de productos básicos que
sustituyeron otras exportaciones de productos básicos. El incremento de las
exportaciones se atribuye, sobre todo, al crecimiento en el margen intensivo
(mismo productos y mercados). Así, los ALC han sido bastante infructuosos al
momento de suscitar la diversificación de productos de exportación y, por otra
parte, no existe una correlación lineal significativa entre la cantidad de
acuerdos firmados y el crecimiento de las exportaciones.
Se observa que, con la
excepción de México y —curiosamente— de Chile, todos los países (naciones de
Aladi menos Cuba) comenzaron a exportar nuevos productos durante el período en
consideración. El Estado Plurinacional de Bolivia y la República Bolivariana de
Venezuela sobresalen por la cantidad de productos que dejaron de exportar entre
1990 y 2008. Las exportaciones de todos los países, con la excepción de la
República Bolivariana de Venezuela, presentan una diversificación al menos
equivalente en 2008 y en 1990. La situación de Venezuela puede explicarse
–según los autores- por su creciente dependencia del petróleo (95% de sus
exportaciones). Debe señalarse que las economías latinoamericanas continúan
estando muy concentradas en los productos primarios y dependen mucho de ellos y
–correspondientemente- los limitados
cambios estructurales que revelaron, muestran una mayor diversificación en
materia de socios comerciales que de productos[18].
Todos los países del estudio, excepto –nuevamente- la República Bolivariana de
Venezuela, incrementaron el número de socios comerciales[19]
y tienen para 2008 una mayor diversificación geográfica que en 1990. El caso
venezolano es llamativo, ya que como resultado de la dependencia aludida perdió
37 mercados (Ídem).
Los datos transmiten que el
comercio con futuros socios comerciales ya era relativamente importante en
1990. Con excepción de la República Bolivariana de Venezuela, la participación
de futuros socios comerciales en las exportaciones totales aumentó
significativamente para todos los países. De hecho, el crecimiento anual de las
exportaciones a futuros socios comerciales es, nuevamente salvo la República
Bolivariana de Venezuela, superior al crecimiento anual de las exportaciones a
todos los países. Pero dada la importancia que estos destinos ya constituían
para las economías en cuestión, difícilmente se puede afirmar que los acuerdos
comerciales abrieron nuevos mercados (Ídem).
d) Nuevos desafíos
Llegados
a este punto, tenemos los nuevos desafíos de la de actualidad y el futuro.
Nuevas propuestas han surgido y avanzan a pesar de las diferencias y problemas.
Es el caso de la Alianza para el Pacifico
que integran fundamentalmente México, Colombia, Perú y Chile. México y
Colombia, dos antiguos miembros del Grupo
de los tres; Perú, un miembro a veces con incomodidad en la Comunidad Andina de Naciones y Chile,
un país que avanza con logros indiscutibles
en varios ámbitos; todos, por lo demás, afectados de manera importante por la
pandemia/Covid19 . En esta especie de cuarta fase, según la
periodización presentada más arriba, seguramente habrá deserciones y hasta
disoluciones según casos y experiencias.
Dos de
los grandes pragmáticos en América Latina son los mexicanos y los brasileños.
Aun con las diferencias a lo interno de cada uno, tienen estrategias e
instituciones. No es el recientemente electo presidente Brasileño el
determinante en la inestabilidad del Mercosur, ni tampoco de la profundidad y
estragos que ha producido el Covid19
en su país. Ella es estructural al proyecto mismo y viene de tiempo atrás. Los
mexicanos, por su parte, a veces dicen que mirarán al sur, pero siguen mirando
al norte y en ello -desde tiempo atrás- arrastran a los países
centroamericanos. Esto sigue siendo así, aun con la presidencia de Andrés Manuel López Obrador desde diciembre
2018, pues ni México ha sufrido la cuarta
transformación que dijo ejecutará ni sus compromisos estructurales con el
Norte han disminuido[20]. Por su
parte, la Comunidad Andina de Naciones
perdió uno de su dos países fuertes, que hacia pareja en este sentido con
Colombia. Son demasiados los intereses circundantes, las confusiones, litigios
y proyectos para pensar en un futuro armonioso o exitoso para la Comunidad.
Desde los remotos tempranos años noventa, ya eso era evidente y hoy día es más
que transparente.
En
tales sentidos, algunos voluntaristas piensan y -hasta con confusiones-
recuerdan la Unión Europea como un
ejemplo a seguir, y es que a pesar de los franceses haber rechazado la
constitución única o el retiro de Inglaterra con el Brexit[21]
o los recientes elementos álgidos en la administración italiana, el proyecto
embate tras embate se mantiene. Claro, habiendo avanzado desde lo pequeño. En
tales sentidos es de pensar si la Unión
Europea solo puede existir en Europa, por su historia, su dinámica y sus
particularidades. ¿Requiere la Unión europea – y no por ser perfecta, que no lo
es- un hombre europeo? Esta
pregunta, que parece intrascendente, no lo es. En variadas ocasiones podemos
ver funcionarios, políticos, académicos, plegarse a ese ejemplo, a pesar de sus
cuestionamientos a los imperios, a la dominación y quien sabe a cuantas
cosas.
Como
bien se infiere de lo planteado hace falta una definición y recomposición en
instrumentos y políticas, pues el universo de fracasos o intentos o pocos
éxitos, en materia de integración económica, es algo vasto en la región en
estos menesteres. Algunas de las ideas equivocadas en la región, están en que
algunos creen que somos hermanos por
la cercanía geográfica, de origen, de idioma y de otras tantas cosas. No es
cierto, a veces estamos más cercanos de europeos y de gentes de otras latitudes
que de habitantes de algunos países vecinos o cercanos[22].
No es extraño esto, la misma experiencia europea así lo demuestra; basta, sin
embargo, con hacer algunas concesiones y ceder un poco en algunos asuntos para
que la colaboración sea posible. O también plantearse metas realizables, pues,
de no ser así, seguirá la región cantando notas irrealizables o desarrollando
proyectos que permanentemente requerirán restructuración.
Por otra parte, algunos organismos regionales han sido y pueden ser
importantes. Pero en ellos también está presente, curiosa y cómodamente, la ideología de algunas de las fases que
hemos planteado. Las actitudes y las propuestas de políticas, si no son totalmente
neutras en los organismos multilaterales tampoco lo son en los regionales.
La
administración bolivariana se ha pronunciado con gran énfasis en la importancia
de la integración latinoamericana. Sus resultados, sin embargo son bastante
magros. Tal cual hemos señalado la integración y los acuerdos tienen sus
reglas. No debe la improvisación convertirse en el instrumento determinante en
la formulación de políticas. En un
escenario como el latinoamericano, sus élites gobernantes, en algunos casos
terminan apartando propuestas compartidas en el campo del comercio y la
integración o importándoles más sus probables relaciones con EE.UU. y ahora
China o Rusia. Y debe destacarse, que este es el perfil que está asumiendo
Venezuela. Pero estos arreglos son otra cosa y tienen otros sentidos.
e) La creación permanente de nuevos organismos.
Ante
tal panorama una estrategia también fallida y de pocos frutos ha sido la
creación permanente de nuevos organismos y más burocracia. CELAC, UNASUR,
PROSUR, son algunos de ellos.
De las cosas menos
convenientes que podían pasarle a la
integración latinoamericana en la primera década de los años dos mil, después
de numerosos fracasos, esfuerzos e intentos por impulsarla, estaba el que
cayera bajo el estímulo, conducción de parte de los restos y resultados
traumáticos de la tampoco exitosa izquierda latinoamericana[23],
pero como puede colegirse, esto es natural con la evolución planteada. Se
enfocó bajo perspectivas integralistas, totalizantes o “no economicistas”,
según sus agentes, lo que en términos estrictos debe implicar siempre,
contrariamente, al comercio y al desarrollo. Los proyectos de integración, que
habían comenzado en los sesenta y setenta con perspectivas omniabarcantes[24] volvieron
así, en los dos mil, a recorrer los caminos de quererlo solucionar todo sin
solucionar nada realmente. Obviamente que ante tamañas ambiciones y propuestas,
lo que mejor calzaba era apuntalar una perspectiva sistémica (en su sentido
contrario), que pudiera enfrentarse al capitalismo y al imperialismo. Correspondientemente, surgieron
organizaciones, instituciones o instrumentos como UNASUR, CELAC y cualquier
otro semejante cuyo fin era –o terminó siendo-,
fundamentalmente, representar foros políticos para la defensa e impulso
de aquellas posiciones e intereses. Pero, contrariamente a ideas mal
conceptualizadas y más difundidas de lo debido, no eran organismos de
integración económica y social –incluso si se tratase de ser amplios en el concepto-.
UNASUR se desempeñó así, mayormente, como un foro para el manejo burocrático de
intereses políticos.
Visto así, la desaparición
de UNASUR[25]pasa
a representar un logro a pesar de que fue su propio sentido, estructura, matiz
y uso, lo que estuvo en la base de tal desvanecimiento, representando un
conjunto de confusiones e intentos en cuanto a la integración latinoamericana.
En tal sentido la propuesta, aparición y conformación de PROSUR adquiere gran relevancia[26].
Más aun, pues ello coincide con la gran crisis presente en la sociedad
venezolana desde hace varios años y pronunciada desde inicios de 2019.
Los jefes de Estado de
Argentina, Brasil, Chile (Anfitrión), Colombia, Ecuador, Paraguay y
Perú iniciaron en Santiago de Chile, el viernes 22 de marzo de 2019, el
encuentro de Presidentes de América del Sur que buscó finiquitar la UNASUR y poner en marcha un nuevo
proyecto de integración regional, el PROSUR.
La reunión del llamado Foro para el Progreso y Desarrollo de América Latina (PROSUR), comenzó con el primer punto de
la agenda del día, el “Diálogo para la coordinación y colaboración en América
del Sur”, que se desenvolvió en abierto a los medios de comunicación. Debe
resaltarse que todos los presidentes de Suramérica fueron invitados a este
encuentro, a excepción de NM, pero solo estuvieron presentes los
mandatarios de los seis países que, además de Chile, han abandonado en los
últimos meses la UNASUR[27].
Así,
siete presidentes de Sudamérica firmaron la declaración de Santiago para
crear el PROSUR, la cual enuncia la voluntad de "construir y
consolidar un espacio regional de coordinación y cooperación, sin exclusiones,
para avanzar hacia una integración más efectiva" que contribuya al
"crecimiento, progreso y desarrollo" de los países de Sudamérica[28]. Puede observarse la intención que se
persigue, sin embargo, no hubo mayores
precisiones y la de sustituir a UNASUR dejó la propuesta en
interrogantes adicionales, dado lo hecho y lo no hecho por esta última, según
sus propios preceptos de funcionamiento.
Debe
señalarse que la declaración firmada en la sede del Gobierno de Chile,
el palacio de La Moneda, expresando la voluntad ya indicada está registrada en
base a expresiones que no pasan de ser palabras bastante generales y que lo
deseable para beneficio de PROSUR y la región, es que se pudiesen
alcanzar mayores y no tardías precisiones, no cayendo en las amplias
declaraciones que tipifican los ámbitos latinoamericanos, según hemos precisado
más arriba. Las materias de infraestructura, energía, salud, defensa, seguridad
y combate al crimen, prevención y manejo de desastres naturales fueron
enumeradas como prioritarias. El
escenario de la pandemia y Covid 19 desde inicios de 2020, somete a
exigencias y necesarias precisiones a todos estos pronunciamientos.
Los ministros de Relaciones
Exteriores de los países firmantes, recibieron el mandato de profundizar el
diálogo para implementar gradualmente el PROSUR. También debe señalarse que los vicecancilleres de Bolivia,
Uruguay, y el embajador de Surinam en Cuba, no firmaron la Declaración por haber participado en calidad de observadores, pero
continuarán presentes en todas las instancias próximas de dialogo y se estipuló
pudiesen firmar su ingreso si fuese la decisión de sus naciones. Chile asumió
la primera presidencia "pro tempore" del organismo por los próximos 12 meses, periodo
tras el que le pasará la presidencia a Paraguay[29]
.
No puede separarse la
inevitable desaparición de UNASUR,
de las acciones que es conveniente tomen las naciones de la región para ayudar
a los necesarios e imprescindibles cambios que deben darse en Venezuela y, en
ello, la conformación de PROSUR
tiene su alta significación. Pero esto último y las necesidades de impulsar
distintos mecanismos para promover la tambaleada integración latinoamericana,
pues sus proyectos en curso presentan distintos problemas a atender o no
resueltos entre sus miembros y cuyas soluciones, ni total y ni siquiera en
parte, las va a brindar fácilmente la existencia de aquel. No hay integración
perfecta, pero ella apremia a que se atiendan tales problemas y desafíos en las
relaciones comerciales y de otro tipo entre los países de la subregión. La
creación de PROSUR, tampoco significa solución inmediata o
automática a numerosísimos problemas que existen en los perfiles comerciales y
de la integración en América Latina o en grupos de sus países[30].
f) ¿Que ha logrado Venezuela en integración durante la administración
bolivariana?
País del primer mundo, país
potencia, desarrollo de un mundo multipolar, complementariedad económica,
producción competitiva de bienes diversos, son ideas –por mencionar algunas- atinentes
a logros que se alcanzarían con las políticas y acciones de la “revolución”; todas
ubicables en documentos, discursos y pronunciamientos del presidente HC y también del presidente NM, durante más de 21 años. Muy poco de
eso, sin embargo, tiene hasta 2020 Venezuela.
La creación más completa,
puede aceptarse es el ALBA-TCP, el
cual, sin embargo, se basa en una versión/o una especie de reciprocidad asimétrica donde lo que facilita el miembro más fuerte
no tiene que ser correspondido, necesariamente, por los receptores de la ayuda
o el financiamiento. Al momento, ALBA
se ha relativamente desmembrado y vendrán mayores episodios en tales sentidos,
mientras la situación venezolana no se recupere a niveles anteriores en el
manejo de fondos transferibles o prestables. Y sabido es que esto es harto
difícil, con las condiciones económicas actuales y el marco novedoso de
pandemia y cuarentenas internacionales. La producción petrolera –además- continúa
decayendo y las sanciones de años recientes adicionan elementos de entrabamiento
de un funcionamiento del país y la economía ya maltrecho antes, e
independientemente de pandemia y sanciones.
La experiencia más larga y
relativamente más trabajada por Venezuela fue el pacto Andino, y en la cual se
mantuvo por más de 30 años y de la que se retiró según los procesos planteados
al igual que se retiró del G3 (México/Colombia/Venezuela). Esas experiencias ya
forman parte del pasado y no pueden ubicarse como logros, donde un retiro
hubiera sido sustituido por otras experiencias. Hemos así señalado como el
ingreso al Mercosur no bien pensado y peor ejecutado, con incumplimientos de
sus responsabilidades, habría llevado a la suspensión/expulsión de la
nación en el proyecto y proceso Mercosur
iniciado en 1991.
Por el lado de sus
relaciones con países, una que le es muy fundamental en el plano político es la
establecida con Cuba. Esta nación forma parte del AlBA y su situación económica y social, después de
más de sesenta años de establecimiento del socialismo, la convierte en una
nación receptora de insumos y financiamientos más que una que pudiese apoyar
económicamente a Venezuela. En tal contexto debe destacarse su relación con
Turquía, Irán, Rusia y China. Con ninguna de estas naciones se ha planteado/
negociado un Acuerdo de libre Comercio, como se ha destacado en este trabajo
para el contexto latinoamericano o como se conocen o difunden en el escenario
internacional. Con cualesquiera de tales naciones es poco lo que se tiene, a
pesar de desarrollos recientes y de financiamientos recibidos (caso China), en
cuanto a semejanza de los aparatos productivos, cercanía o comercio previo.
Son estos tres los factores que se destacan, como promedio de características
que sirven de base para proyectos de integración exitosos. Algunos de estos países
se mueven en ámbitos geopolíticos muy diferentes al de Venezuela, o su
situación financiera no es precisamente de la mayor holgura –caso Rusia-, o sus
prioridades pueden ser multifacéticas – caso China-, si bien Venezuela ha
contado con su ayuda –caso reciente de Irán con la traída de 5 buques de
suministro de gasolina- y “apoyos“ para el caso de la industria petrolera, de
manera manifiesta desde mayo 2020.
En el contexto geopolítico
regional no le es fácil a Venezuela, ni tampoco es su deseo al menos en forma
manifiesta, el retorno a Mercosur o
su participación en proyectos como la Alianza
para el Pacifico. Tampoco está planteada su vinculación a países
centroamericanos, a excepción de sus vínculos con Nicaragua que ha demostrado
interés y apoyo político a Venezuela, pero también pragmatismo en sus
relaciones con organismos internacionales y naciones específicas como los EEUU.
Ninguna nación es exitosa
en integración económica porque lo desee o tenga múltiples necesidades. Las
naciones para ser exitosas en los menesteres asociados deben tener capacidad de
compra y mercado, pero también una dinámica sectorial y productiva activa que
le permita ofrecer productos competitivos en escenarios de integración donde se
crea comercio en proporción mayor al
que se desvia. No es este el caso de
Venezuela con una economía destruida y con el número de establecimientos
industriales grandemente disminuido, tal cual ha venido planteando continua y
sistemáticamente Conindustria[31].
19 de junio de 2020
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[1]
Para el interés de reflexión de este trabajo, puede afirmarse que un tiempo
intermedio de balance, así como de creación de nuevos retos de la integración
en la región, fueron los finales de los ochenta e inicios de los noventa del
siglo XX. Puede verse Eduardo Ortiz Ramírez https://www.academia.edu/33864296/C._LA_DIN%C3%81MICA_INTERNACIONAL_DE_LA_INTEGRACION_Y_LOS_BLOQUES_ECON%C3%93MICOS._PERFILES_PARA_VENEZUELA_1990._Eduardo_Ortiz_Ram%C3%ADrez.
[2]
Dentro de los elementos asociados a la integraciones exitosas se estima que: a)
deben ser llevadas a cabo por equipos;
ni es una experta o experto, ni un ministro el determinante; b)
sistemáticamente deben realizarse estudios
sectoriales y/o regionales en vez de dejarse atrapar por la palabra fácil o
entusiasta; c) hay que entusiasmar a la población por proyectos determinados;
esto es, convertir a la integración en un objetivo
nacional.
[3] Puede verse ANNE O. KRUEGER, The Rich
World’s Pandemic Imperative, May 22, 2020.
[4]
Ilustraciones para algunos períodos pueden verse en GERMAN A. DE LA REZA. Creación y desviación de comercio en el
regionalismo latinoamericano: nuevos argumentos de un viejo debate. Revista
Comercio Exterior. Julio 2005. México.
[5]
Puede verse ESTIMACIONES DE LAS
TENDENCIAS COMERCIALES AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE. EDICIÓN 2018
Actualización 1T Coordinado por Paolo Giordano.
Sector de Integración y Comercio. Vicepresidencia de Sectores y
Conocimiento. Banco Interamericano de Desarrollo.
[6]
Ver Los futuros del MERCOSUR: nuevos
rumbos de la integración regional / Instituto para la Integración de
América Latina y el Caribe. p. cm. — (Nota técnica del BID; 1263)- Marzo 2017.
[7]
Venezuela solicitó en junio de 2001 su ingreso a MERCOSUR y ello fue
materializado en 2012 en el contexto de una coyuntura política vivida por
Paraguay.
[8]
Estas asimetrías y compensación remiten al hecho de que en Comunidad Andina siempre se exigió o hubo tratamientos
diferenciados para Ecuador y Bolivia y, en el caso de Mercosur, para Uruguay y Paraguay, según puntos a negociar o
políticas a ejecutar (Sobre este último proceso de integración puede verse José
Manuel Quijano, El MERCOSUR en tiempos de cólera, Rev.
AMERICA LATINA en movimiento, Nro. 511 Marzo 2016).
[9]
Debe señalarse que, Venezuela, en el contexto de la administración iniciada en
1999, en algunas ocasiones ha planteado y ejecutado posiciones totalmente
diferentes. Así, el Presidente Hugo Chávez, en el caso del Acuerdo Energético
de Caracas -que se le fijó como fin suministrar petróleo en condiciones
bastante favorables a los países de Centroamérica y el Caribe-, marcó
distancia, en su discurso del 19 de octubre de 2000 -al momento de la firma del
mismo-, con aquellos que exigían algún tipo de ataduras para compra de insumos
y materiales por parte de las naciones beneficiarias.
[11] Puede
verse DILIO HERNÁNDEZ / YUDI CHAUDARY La
Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de
los Pueblos (ALBA-TCP) Vigencia y viabilidad en el actual contexto venezolano y
regional. Enero de 2015. ILDIS.
[12]
Como los casos del Grupo de los Tres
(México, Colombia y Venezuela) y el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
[13]
La solicitud formal se hizo mediante la suscripción del protocolo de adhesión
el 4 de julio de 2006, en una cumbre realizada en Caracas. Esto, junto a otras
implicaciones y secuencias legales puede verse en Eduardo Porcarelli, Venezuela como miembro pleno del Mercado
Común del Sur: implicaciones económicas y sociolaborales. ILDIS, octubre
2013.
[14]
Este tipo de expresiones fueron resaltadas en las intervenciones del Presidente
Chávez en la Cumbre de la Comunidad Andina realizada en la ciudad de Valencia
entre el 21 y 24 de junio de 2001 (pero han sido frecuentes durante toda la
administración bolivariana) y donde, este último, entregó la conducción del
Consejo Presidencial Andino, la cual llegaba hasta esa fecha. Dada la
valoración que el gobierno iniciado en 1999 le ha dado a la integración
latinoamericana debe señalarse que la gestión del Presidente Chávez al frente
de tal Consejo registró pocos éxitos. En la reunión finalizada por la comunidad
andina el 30/01/02 en Sta Cruz Bolivia el presidente Chávez expresó ideas que
pueden destacarse y que en su momento comentamos: “El Presidente Chávez no dijo
absolutamente nada nuevo. Ni en sentido general, ni en sentido específico, a lo
que han sido sus participaciones en la CA. Su interés, sigue
siendo, realmente, enjuiciar al capitalismo. Este interés de su parte, que en
el lenguaje de estos encuentros termina expresándose como integración política
o futuro político de la integración, será atendido por una reunión presidencial
en un día del mes de mayo del año en curso. O los Presidentes Andinos están
mamando gallo -usando la expresión criolla-, cosa que seguramente no es, o esa
reunión va ser un saludo a cualquier bandera, pues el presidente Chávez dijo, nada
más y nada menos que esto: “estos mecanismos de integración, como el
nuestro, fueron elaborados (…) con patrones o con ideas enmarcadas en el
concepto del capitalismo neoliberal que tanto daño le ha hecho a este
continente. Preguntamos desde Venezuela: ¿Es con ese modelo económico que
nosotros vamos a lograr una integración plena de nuestra región, es con ese
modelo económico excluyente de las mayorías, excluyente de los campesinos,
excluyente de los indígenas, excluyente de las juventudes que le niega los
derechos humanos fundamentales a las mayorías, la educación, la salud, la
tierra, la vida misma, es con ese modelo salvaje que nosotros vamos a integrar
nuestro continente como lo necesitamos?. No, desde Venezuela decimos no,
creemos que no es por ahí el camino.” Y pensar que, el mismo
Presidente Chávez y su gobierno, son los que, disparatadamente, han planteado,
desde que se iniciaron, ingresar al MERCOSUR“ (Eduardo Ortiz Ramírez, La mano andina; 1 de febrero de 2002; https://www.analitica.com/economia/la-mano-andina/)
[15]
Puede, sin embargo, resumirse un conjunto de elementos que, además de los
señalados y otros que serán referidos más adelante, permitan ilustraciones
adicionales sobre lo que ha sido la posición de la administración bolivariana
en cuanto a integración económica: “El
Gobierno encabezado por el presidente Hugo Chávez ha considerado a la
integración económica y comercial como un tema especial. La integración para el
gobierno de Venezuela no se limita a plantear una alianza comercial, sino por
el contrario, se entiende a la integración como algo global que se conecta con
dos de los elementos básicos de la política que está ejecutando Caracas. Se
trata de que a mediano plazo, esa integración esté fundamentada en bases no
capitalistas, en el ejercicio de una democracia participativa, en la promoción
de una economía que combine la propiedad estatal con propiedades sociales y
cooperativas, y en la regulación y disminución de las inversiones extranjeras
directas privadas. Es decir, el planteamiento venezolano es anti-capitalista y
anti-estadounidense; por lo tanto, la integración para Venezuela escapa al
modelo que se define en la OMC y que bajo el concepto de regionalismo abierto se
ha venido planteando en América Latina y el Caribe.” (Carlos Romero y Claudia
Curiel, VENEZUELA: POLÍTICA EXTERIOR Y RENTISMO. Cuadernos PROLAM/USP, Año 8 —
Vol. 1 — 2009 p. 39-61).
[16]
Es impresionante como todavía en años más recientes, como 2016, Theotonio dos
Santos hace afirmaciones en tal sentido (ver Entrevista a Theotonio dos Santos,
http://masterecointerucv.blogspot.com/2016/03/entrevista-theotonio-dos-santos.html).
[17]
La profusión de ALC entre los países de América Latina, o entre miembros de
esta con países fuera de la región
(entre enero 2013 y octubre 2014 se pusieron en vigor, se encontraban para la
firma o en negociaciones 8 acuerdos intrarregionales y 22 extraregionales),
debe relacionarse con el estancamiento que tenido en las negociaciones
comerciales multilaterales de la Ronda Doha iniciada desde 2001, el abandono de
proyectos como ALCA en América -y que era liderado por los EE.UU.- y el mismo
surgimiento de los llamados Mega
acuerdos y que abarcan el Atlántico con EE.UU. y la Unión Europea o el
Pacífico con un número considerable de países vinculados al área, donde se
encuentran algunos latinoamericanos (teniendo la temporalidad del caso por la fecha
de publicación del estudio, se incluye a Australia, Brunei Darussalam, Canadá,
Chile, EE.UU., Japón -recientemente incorporado-, Malasia, México, Nueva
Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam), (Puede verse Monitor de Comercio e
Integración 2014. Vientos Adversos. Políticas para relanzar el comercio en
la post-crisis. Paolo Giordano Coordinador. Octubre 2014 BID).
[18]
Un resumen en este sentido y desde otro perfil analítico permite destacar que:
“…la estructura exportadora no ha cambiado en treinta años de reformas y los
tipos de cambio se desplomaron a pesar de las reservas. Para lo que han
servido las reformas en Suramérica ha sido para el traspaso de propiedad y el
aumento de volúmenes, pero no para un cambio en la estructura productiva que
venía afectada por la depresión –metafóricamente referida como la década
perdida– de los años 80. En Centroamérica sí hubo un cambio con la
industria maquiladora y dejaron de ser “repúblicas bananeras”, lo que hace que
sean más resistentes a las depresiones de materias primas pero no han regresado
a la dinámica de la era del Mercado Común Centroamericano. La costa
pacífica de América del Sur sigue altamente dependiente de materias primas
mientras la costa atlántica continúa con su industrialización de baja
intensidad y el Caribe se divide entre petroleros y no petroleros” (Oscar
Ugarteche y Tesalia Valencia, ¿Cómo va el mundo al 2016?, Rev. AMERICA LATINA en movimiento, Nro. 511 Marzo
2016).
[19]
Como se señala en este trabajo, Venezuela se retira formalmente de la Comunidad Andina de Naciones en 2011 y
se incorpora a Mercosur en 2012. De
resto se encuentran los países y el proyecto del Alba con los arreglos comerciales desarrollados allí y el conjunto
de relaciones y entendimientos comerciales y de inversión con países como Irán
o China, pero que no han implicado procesos de negociación de los que
tradicionalmente se ejecutan para firmar un ALC. Puede indicarse que de los
Acuerdos o Proyectos que entre enero 2013 y octubre 2014 se pusieron en vigor,
se encontraban para la firma o en negociaciones (iniciadas antes de 2013) en
América Latina 8 acuerdos son intrarregionales
y 22 extraregionales, según se indicó más arriba. En estos Acuerdos o proyectos
sin embargo Venezuela solo figura en 1, puesto en vigor con Perú el 1/8/13 y,
en lo que concierne a Mercosur –dada su membresía en este Acuerdo-, solo se
registran las negociaciones con la Unión Europea las cuales, por lo demás, se
desarrollan desde el año 2000. Adicionalmente debe señalarse que “… en julio de
2014 los países integrantes del MERCOSUR (excepto Venezuela), consensuan una
oferta conjunta para un Acuerdo de Asociación Birregional con la UE, luego de
un largo proceso de reuniones técnicas”
(BID octubre 2014, Ídem).
[21]Carlos
Daly Gimón El Brexit ante la Unión Europea en noviembre
de 2018. viernes, 23 de noviembre de 2018. http://masterecointerucv.blogspot.com/2018/11/el-brexit-ante-la-union-europea-en.html; Se consuma el Brexit: ¿qué pierde
realmente la UE con la salida del Reino Unido? https://www.elconfidencial.com/mundo/europa/2020-01-31/brexit-que-pierde-realmente-union-europea-salida-reino-unido_2435804/
31/0172020.
[22]
Es conocido que en varios países latinoamericanos, incluida Venezuela, se dio
una relativamente numerosa inmigración europea.
[23]
Ni cuba, ni Bolivia, ni Nicaragua, ni mucho menos Venezuela son éxitos. Tampoco
las innumerables experiencias armadas, que buscaron imitar el particular caso
cubano y que terminaron en cosas algo distintas a sus inspiraciones iniciales,
en su sentido y actividades abarcadas.
[24]
Eduardo Ortiz Ramírez
[28] https://elcomercio.pe/mundo/latinoamerica/prosur-envivo-presidentes-sudamerica-reunen-chile-sepultar-unasur-foro-progreso-online-endirecto-video-fotos-noticia-619159
[29]
Puede verse también https://www.voanoticias.com/a/lideres-sudamericanos-se-reunen-en-chile-para-la-creacion-de-prosur/4840959.html. Dado el escenario 2020 las
reuniones de presidentes y algunos ministros han sido virtuales y sigue el
presidente de Chile ejerciendo la presidencia de PROSUR. De los temas tratados
están asuntos relacionados con el Covid19
y otros relacionados como la reactivación productiva, https://id.presidencia.gov.co/Paginas/prensa/2020/Presidentes-de-los-paises-de-Prosur-evaluaron-medidas-adoptadas-para-enfrentar-la-pandemia-y-nuevas-acciones-200519.aspx.
[31]
De 13 mil empresas que había, hace veinte años,
apenas quedan 2.600 en estos momentos. Noviembre 14 2019. https://www.conindustria.org/?p=5593.
Debe observarse que este señalamiento es anterior a la pandemia y la cuarentena
iniciada a mediados de marzo. Sobre efectos de este contexto puede verse:
Eduardo Ortiz Ramírez,
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