domingo, 7 de junio de 2020

DIMENSIONES DE LA DOLARIZACIÓN INFORMAL VENEZOLANA

Puede verse en otro formato en: https://www.academia.edu/43280445/DIMENSIONES_DE_LA_DOLARIZACI%C3%93N_INFORMAL_VENEZOLANA_EDUARDO_ORTIZ_RAM%C3%8DREZ_7_de_junio_2020


DIMENSIONES DE LA DOLARIZACIÓN INFORMAL VENEZOLANA

EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ



UNA MANERA DE ACERCARSE A LAS DISTORSIONES EN LA DOLARIZACIÓN INFORMAL.
El uso de los dólares para transacciones, sustituyendo o supliendo lo que debería ser el uso de la moneda local, como sucede en la mayoría de las naciones del mundo, da pie a distorsiones, malinterpretaciones y comodidades, que muy bien caen en el plano de la falsa conciencia, superando los linderos fundamentales e iniciáticos de la economía en cuanto a política monetaria, cambiaria, uso de divisas, fijación del tipo de cambio de equilibrio, entre otros tantísimos conceptos manejados desde la misma como disciplina. Expresiones ligeras y compromisos ideológicos, han sustituido la elaboración y disposición política para ejecutar la política económica y, con ello, como son percibidos los fenómenos económicos por los ciudadanos.

La falsa conciencia es un concepto difundido de tiempo atrás y de variadas implicaciones, que nos puede llevar desde Marx  a Marcuse y Habermas y que puede implicar, ilusión, ideología dominante, grupos de poder, entre otros elementos. Va siempre, directa o tangencialmente a remitirnos a una visión distorsionada de la realidad y, correspondientemente, sus inspiraciones son filosóficas y se interrelacionan con criterios como los de los filósofos alemanes del siglo XIX, donde la ideología oscurecía la realidad[1].

Solo referiremos algunas pocas de las inadecuadas percepciones, en base a las cuales se habla de dólares y dolarización en Venezuela. En primer lugar, la idea de los precios aceptados como indicador de las bondades de la dolarización; esto es, la idea de que los bienes se paguen o se interpreten en dólares, ya es expresivo de dolarización y de sus bondades. En segundo lugar, la imagen de que la no escasez se asocia a la presencia del producto, tenga este el precio que tenga, pueda ser adquirido o no aun siendo de primera necesidad y que ello derivaría de la transaccionalidad en dólares, lo cual le brinda también un punto de vista favorable a esto último. En tercer lugar, la idea de que las bondades de la extensión del uso de dólares permite desarrollar un aprendizaje en los agentes económicos, pues el señor que ofrece servicios  al calcular si un canasta básica (mayor que la alimentaria) puede representar unos seiscientos dólares puede hacer cálculos en los cobros de sus servicios por 20 dólares, si hiciera una sola actividad, pues con un costo en dólares como el señalado, 20$ por 30 días serían alrededor de 600 dólares. ¡Impresionante! Parece increíble pero, en las distorsiones de falsa conciencia que se producen en la economía, la sociedad y los mercados, esas cosas pueden oírse expresadas por opinadores y difusores aquí (y en otras latitudes).

DOLARIZACIÓN
En contextos como el venezolano y dada la influencia del dólar en las distintas variables económicas, es tentativo proponer la opción de la dolarización (esto más allá de la discusión sobre si la administración del presidente NM estaba dispuesta a ello o no). Con esta tentación y con cierta facilidad, algunos consideraron en años recientes que: “La dolarización no es la fórmula mágica para resolver los problemas económicos del país, pero logrará, a corto plazo, una estabilidad monetaria que incluye una reducción drástica de la inflación a nivel de un dígito, tasas de interés bajas, y de la incertidumbre para invertir. Se recuperará el ahorro y el patrimonio de los venezolanos, porque se elimina el riesgo de la devaluación, y el financiamiento crediticio mejora. Finalmente, la dolarización alentará la inversión extranjera y nacional de largo plazo por la estabilidad monetaria, y potencia fuertemente la  posibilidad de inversiones de las grandes petroleras multinacionales en la faja, e inversiones agroindustriales y agrícolas de los países del Mercosur y América Latina.  Dolarizar puede ser la única  mejor opción.” (Guillermo García[2]. ¿Dolarizar la única opción? El Universal, domingo 2 de febrero de 2014).

A inicios de los años 2000, pudo observarse en América Latina la tendencia a proponer la dolarización como opción de política a partir de casos como el de Ecuador, que habían venido avanzando en esa vía[3]. Para 2015, esto se presentó en el escenario venezolano en el mismo contexto de agudización de crisis económica. Para tiempo más reciente se le suma el hecho de que la economía fue  desarrollando una dolarización informal (dada las determinaciones del dólar paralelo/marcador sobre los variados mercados) y no como algo sano ni recomendable. Sucede que las distorsiones de los mercados cambiarios, monetarios y financieros de la economía venezolana, asociados y/o ligados a un Gobierno/Estado interventor –autodefinido como socialista y revolucionario-, fueron produciendo, junto al manejo irregular y discrecional de las divisas en un contexto de pugna, control político y rentismo, el que los agentes económicos buscasen opciones de salvación, en un contexto de deterioro de valores y de escasas posibilidades de inversión y, para lo cual, se han enfrentado a una administración cada día más indiferente y confundida; mientras, la crisis  económica se agudizaba, pero ni ella globalmente, ni sus hacedores de políticas, ni sus asesores[4], lo percibían así.

La dolarización es, realmente, una entrega total por la vía monetaria-cambiaria a las fuerzas económicas que priman en el escenario económico internacional, abandonando todo mecanismo de supervisión y control sobre la moneda y otras variables económicas. A un viejo profesor se le escuchó alguna vez decir "la moneda lo es todo". Pero, en el caso de una moneda que no está bajo el control nacional sino de un Estado externo y que presenta gran margen de influencia y de actuación por parte de empresas internacionales -cuyo poder es mayor que el de muchos pequeños estados- el margen de interrogación es amplio. ¿Quién con sensatez puede creer que los problemas estructurales de producción y crecimiento que presentan naciones como Venezuela van a obtener solución con nuevas situaciones donde los bancos centrales pierden parte de su sentido, aunque en el caso venezolano este último se haya mantenido en la administración bolivariana mayormente en un matiz normativo?  ¿Cuál entendimiento es necesario para comprender los vaivenes a los que queda expuesta una economía sin ningún control sobre la moneda que usará? Es claro, por lo demás, que por el hecho de que una economía asuma el dólar esto no le va a solucionar el conjunto de restricciones que en los mercados financieros tienen naciones como las latinoamericanas parra accesar a los créditos así como que quien saca la moneda al mercado se beneficiará grandemente del llamado señoreaje -o diferencia entre el costo de ponerla en circulación y los valores adquiribles con ella-[5]. La evolución en la administración bolivariana ha implicado también –al menos en la mayor parte de sus 21 años, e independientemente de acciones y expresiones recientes- rotundas críticas al desempeño en la esfera del dólar y a buscar impulsar experiencias como el Sucre al interior de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA)[6]. Esta opción ni presentó mayor éxito, ni estuvo exenta de un protagonismo fundamental de parte de Venezuela, dado su carácter, ya disminuido para 2020, de financista fundamental de tal experiencia.

En la estructuración del Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos (Sucre) el Banco Central de Venezuela ha tenido responsabilidad fundamental. El Sucre es una expresión de los intereses de los países del ALBA para avanzar en la construcción de un nuevo orden financiero y económico internacional, que se base en la cooperación, solidaridad, complementariedad, respeto a la soberanía de los pueblos y la inclusión social y debe concebirse como una moneda virtual enfocada hacia áreas fundamentales como la exportación de alimentos. Esta moneda virtual nació en el seno del ALBA y ha pasado a formar parte de los esfuerzos latinoamericanos y caribeños para superar limitaciones y restricciones de la llamada arquitectura financiera tradicional.

Correspondientemente con su espacio de origen, el bloque regional  intentó con el Sucre forjar una integración regional que apuntase al desarrollo integral de las naciones que lo integran, ahorrando divisas y reduciendo la influencia del dólar estadounidense en las operaciones comerciales; pero también, mejorando la eficiencia de los sistemas financieros nacionales, al agilizar las transacciones entre los países y reduciendo los costos de intermediación en el comercio a lo interno del ALBA. De la misma manera, con el Sucre se buscó estimular la participación de las pequeñas y medianas empresas, y organizaciones comunales en operaciones de comercio exterior, brindándoles mejores posibilidades económicas y de comercio[7].

DOLARIZACIÓN. DISCUSIÓN Y PRECEPTOS.
Poco representativos en el producto mundial y en la población mundial, son el conjunto de países que han dolarizado[8]. Por algo debe ser. Economías con problemas de ajuste y estabilización de nivel profundo -como aguda hiperinflación- no la han ejecutado. Los cálculos de tenencia de dólares, liquidez a convertir, perspectivas de control de variables, generalmente no han cuadrado como para hacerla estimulante, más allá de los efectos iniciales. Pues si, la inflación podría controlarse pero después vienen otras implicaciones. Y entre ellas, además, soluciones no vistas o apreciadas a los reales y profundos problemas de la inserción, la competitividad y el desarrollo en los países de América Latina[9].  La dolarización es matar al enfermo con una enfermedad terminal, por la ausencia del señoreaje y la perdida de gestión de las autoridades monetarias cuando funcionan adecuadamente, entre otros elementos.

Los extremos para fijar posiciones se han ampliado; de solo haber los que pensaban sí o no, desde comienzos de los dos mil y decían sí o no a la dolarización como solución mágica, a 20 años, donde después se han agregado dos figuras adicionales: los que les resulta indiferente y solo depende de conveniencias y los que dicen si podría ser-no podría ser.

El resumen del comienzo de la dolarización es fijar un tipo de cambio, cambiarles a los agentes sus bolívares por dólares, fijar precios y salarios en términos internacionales y de dólares y dejar que pulsiones, tendencias y fuerzas puedan ir llevando al equilibrio -o búsqueda del mismo- en los precios relativos. Cosa nada fácil en una economía desinstitucionalizada y continuadamente rentista -a pesar de la gran afectación de la industria petrolera y PDVSA-, como la que evidentemente ha representado y representa Venezuela en 2020. Pero además –haciendo abstracción del complejo escenario político del primer semestre del año en curso ahora con un contexto de pandemia/cuarentena/Covid19-,  la administración con ya más de 21 años, no tiene como liderar la dolarización. La misma detestaba el $ (solo le gustaba para disfrutarlo y para ejercer control político), aunque eliminó el régimen de control de cambio –en sus líneas fundamentales, derogando la Ley de ilícitos cambiarios[10] y fijando medidas hacia la banca o las casas de cambio[11]- que ejecutó en más de 17 años. Tal régimen, ni eliminó la fuga de divisas, ni acabó con la corrupción cambiaria que se ha ejecutado de distintas maneras y con variados privilegios.

Varios preceptos señalamos, entre muchos otros que pudieran indicarse. El primero lo planteamos en base a un señalamiento clásico ya recordado: la moneda lo es todo. La idea de que desaparezca ya la moneda, la de la importancia del uso del cuasidinero y tarjetas de crédito y, hoy día, el resbaladizo –al menos para las condiciones venezolanas- terreno de las criptomonedas[12], no elimina para el corto o mediano plazo la importancia que seguirá teniendo una unidad de cuenta y valor en sus distintas expresiones[13]. En segundo lugar, usar dólares, euros o libras como moneda es tomar moneda de otro y someterse a los dictámenes o definiciones de otras personas e instituciones (Bancos Centrales por supuesto) y obviamente, aunque para algunos es insignificante, adiós al señoreaje. Esto es así para los que ansían la dolarización o para algún “antiimperialista”  que desee usar yuanes, por ejemplo. En tercer lugar, y derivado de lo anterior en cierto grado, la perdida de oportunidad de actuar para el ajuste, la estabilización y la búsqueda de equilibrios en la macroeconomía y la economía en general. Y en ello los campos que se afectan son los de la política monetaria y la cambiaria. Y en cuarto lugar, uno derivado de las experiencias internacionales: los países que han pasado a usar moneda de otros o que han dolarizado son pocos y representan pequeños porcentajes de la población y el producto mundial[14] tal cual se indicó. La pregunta casi de humor negro sería ¿por qué una relativamente mediana economía rentista, por haber sido mal administrada en más de 21 años por parte de la administración bolivariana –supuestamente revolucionaria- tiene ahora como única salida (o un resumidero), la dolarización?

EVOLUCION Y DOLARIZACIÓN INFORMAL.
Que en una economía haya inflación, o en su forma extrema hiperinflación (aunque algunos precisen que ya es otra cosa), que el gobierno se haya endeudado y deba pagar cerca de 8.000 millones de dólares en años próximos, habiendo dilapidado abundantes divisas[15],  en vez de restringir gastos excesivos o atacar la corrupción y, ello lleve a las presiones del déficit fiscal y de los acreedores internacionales; más aún, en un contexto de turbulencia política donde ha habido sanciones de otros países, eso no es culpa del dólar o del euro, estrictamente.

Que un país persista para controlar la inflación, en aplicar controles de precios o una Ley de precios acordados; o que crea que con reuniones de los 15 motores -o de los tres fundamentales porque son objeto de la supuesta guerra económica- como se intentó en Venezuela desde 2016, donde algunos simpatizantes, sean analistas interesados o empresarios acomodados, hasta le puedan aceptar a la administración bolivariana que si hay/o había una guerra económica en contra de la administración y del país, en vez de resaltar la importancia de eliminar controles o sustituirlos por mecanismos de previsión más acordes con criterios de rentabilidad y eficiencia de distintos agentes, o políticas que activasen el campo del comercio, la industria y la agricultura, eso tampoco es culpa del dólar.

El dólar es simplemente uno de los varios activos de reserva que existen y cuya representatividad se la dan los mismos agentes económicos y políticos, que ven en él  un activo de acumulación y una moneda de confianza. La administración bolivariana prometió y ejecutó impulsar subastas y uso de otras divisas y los frutos no impidieron el avance de la dolarización informal o transaccional. Porque el dólar no es fácilmente sustituible, dado lo popular y usado que es a nivel internacional.

El dólar superó los 3.000 Bs S. para marzo de 2019 (según el cono monetario vigente desde el 20 de agosto de 2018) en el paralelo o negro y también en las versiones del momento del sistema de subastas DICOM, y ya la jocosidad se expresaba en “te compro 1 o 5”, dado ese alto nivel; pues el mismo, llevaba a lo sumo a significar cinco o seis dólares el salario mínimo (sin bono alimenticio). Pero para junio de 2020 bordea los 200.000 Bs S., habiendo estado en momentos el Dólar del BCV, por encima de los promedios de los portales. Demás está decir que, cualesquiera de los otros niveles –inferiores a estos, según los momentos- solo existen para ungidos o privilegiados.

La dolarización informal fue avanzando en la economía venezolana en los últimos tres años y ello ni hacia buena ni convertía en inevitable la dolarización formal, como podrá uno parodiar con alguien que incumpliendo en horarios, en vez de increparlo a normalizarse, se le dijese “retírate de ese trabajo o estudio y dedícate a ser libre”. En consecuencia, lo que fue expresando tal avance, no es más que la falta de acción gubernamental en los puntos señalados más arriba, en el suministro de información o enseriamiento en general de las finanzas públicas. Claro que esto choca inevitablemente con la ideología y con el modelo que se ha venido -sin éxito demostrable para las mayorias- queriendo imponer. Lo que hace 3 0 4 años estaba problematizado en deuda externa, reservas internacionales, liquidez monetaria, emisión de dinero inorgánico, manejo de efectivo e inflación, ahora está peor.

La dolarización informal fue avanzando en la influencia de la página Dólar Today y de los otros portales en la difusión de promedios que ahora, en 2020, se presentan regularmente y que no eran la causa sino el efecto de las situaciones descritas. Aunque no existe claridad sobre lugares o montos transados, lo cierto es que con beneficio o sin beneficio para tales portales, la ausencia de otros mecanismos de información fue haciendo su consulta inevitable, como referencia para los agentes económicos y/o ciudadanos. Mientras, la administración bolivariana continuó endilgando responsabilidades a agentes internos y externos pero la realidad es que para finales de 2018 e inicios de 2019 –y ni que decir en 2020- puede afirmarse que fue derrotada por el mercado paralelo y ello se fue adelantando con la búsqueda y carrera que tras el dólar paralelo fue teniendo el dólar Dicom mientras avanzaba 2018. El resultado para 2020 es una abierta y definida dictadura de los portales, ilustrando los promedios, y con un $ oficial muy cerca del $ negro o paralelo.

También siguió avanzando  la dolarización informal en los últimos tres años por las ventas de inmuebles, vehículos  y otros activos físicos, en dólares. Pero, más aun, ya el comercio al menudeo (con cierta extensión pues ya se venía haciendo desde hace unos años) en lugares del país y las ciudades, pedía y aceptaba pagos con precios en dólares o en bolívares, habiéndose ya en casos formalizado la venta en dólares según procedimientos aceptados por la administración bolivariana, en una situación donde esto se presenta en forma de precios controlados por el dólar y no por el gobierno ejecutor de controles de precios (para supuestamente beneficio de la población). Otros precios, como buena parte de las medicinas,  crecientemente se fueron presentando en bolívares -o en dólares- y para 2019/2020 están totalmente dolarizados.

Por el lado de la producción, se acabaron las divisas, y ha evolucionado el Dicom con las características indicadas y no es extraño oír a un productor señalar cuanto le cuesta en dólares transportar un producto, ni que decir de los costos de producción y de los insumos y bienes intermedios, que son fundamentales para la producción de un determinado bien o casos como la búsqueda de un refractómetro o un alcoholímetro, válvulas o repuestos diversos o instrumentos fundamentales en la producción de bienes diversos, y los cuales no se producen internamente y hay que comprarlos a precios dolarizados o importarlos, o el caso de la siempre -pero hoy día muchísimo más- vida tumultuosa de los condominios con tuberías, conserjes y ascensores, por mencionar solo algunas dimensiones. En todas esas actividades y ámbitos circulan, se presentan y se transa en dólares definidamente en 2019/2020.

TÓPICOS EN CUANTO A DOLARIZACIÓN
Varios tópicos que apreciamos de importancia y que de alguna manera están, individualmente o combinados,  presentes en las posiciones que hemos ubicado inicialmente.

1. El primero es que la dolarización que se planteaba y que ya es informal, se contextualiza en un gobierno que debe finalizar. Antes de 2020, la dolarización implicaba que no estuviera la actual administración, porque no la concebía como necesaria y no la avalaría o ejecutaría. Paradójicamente la ha permitido/avalado.

2. Correspondiente con lo anterior, se trata de una administración que tampoco va a ejecutar un programa de ajuste y estabilización y mucho menos de cambio estructural[16], pues es una administración que cree que lo ha estado haciendo muy bien y para esto además debería apartar un conjunto de principios rectores según la ideología que ha venido profesando. Cualesquiera de estos programas, van a tener que ejecutarse en Venezuela, dado el ingente número de problemas de macroeconomía y/o desarrollo, y a pesar de los alcances que pueda tener la dolarización informal, que es la que hasta 2020  se vislumbra     .

3. Se trata de una solución que en la situación actual se le puede dar a un país, no a un gobierno (que no debería estar para hacer la dolarización por lo indicado), que está considerablemente endeudado y sin claras facilidades de conseguir en las condiciones de administración y políticas actuales, financiamiento internacional y con compromisos de prontitud y para la próxima década, así como con erogaciones de alrededor de 8.000 millones de dólares anuales, como se señaló.

4. Es una solución que se inspira en pocos y no muy representativos casos a nivel internacional como Ecuador[17]. Esta nación no es equiparable a Venezuela por tener petróleo que, por lo demás, en su caso, ha representado menos en sus ingresos totales de exportación[18]. Debe recordarse que Ecuador, siendo una economía más pequeña, ha sido el principal productor de banana en el mundo y ha desarrollado experiencias de comercio y desarrollo de cooperativas importantes en este sentido; hoy día presenta, también, impulsos en la industria camaronera. En el plano político además, y a pesar del gobierno de Correa, pareciera mantener espacios de institucionalidad que merecen reconocimiento[19]. Venezuela por su parte ha tenido un rentismo realmente acendrado[20].

5. Se trata de una solución que después de instrumentada se enfrenta a varios problemas en la formación de precios generales y relativos. El comienzo es que, efectivamente, la instrumentación de la solución debe conseguir en primer momento abatir la hiperinflación y, con ello, llevar a un aumento perceptible en el nivel de remuneraciones y de vida de los ciudadanos, acercándolos a los salarios en dólares de otras economías aunque estas no estén dolarizadas[21]. En el contexto de una economía acostumbrada a vivir en el rentismo agradable para los buscadores de renta, los gobiernos y las camarillas, habría que estar considerablemente atento, en un programa económico muy diferente al que se ha tenido en más de 21 años y de desarrollo de nuevas instituciones, para que los agentes económicos puedan coaligar intereses y se desarrolle la formación de nuevos precios relativos. Si no fuese así, cualquier aumento pronunciado – no muy probable por lo demás en tiempos cercanos- de los precios del crudo, podría ser altamente alterador del proceso económico, también unido ello a la resistencia de los grupos acostumbrados al disfrute del rentismo y más aún del populismo. El nivel de producción petrolera –bordeando el millón de barriles diarios o 700.000 b/d según magnitudes de 2019 y 2020 para determinados meses- y las proyecciones al respecto, perfilan mayores elementos de crisis, adicionalmente.

6. En correspondencia con el punto anterior, no puede haber dolarización que implique mayor deterioro en el salario real del que ya ha producido la administración bolivariana con “programas revolucionarios”. Tal salario real,  además, ha venido deteriorándose desde los setentas y los ochentas. Los programas de ajuste y cambio estructural, los de reinstitucionalización, y el cambio radical del modelo de desarrollo que quiere impulsar –pues lo logrado es destrucción y caos- en el campo de la economía la administración bolivariana, en un contexto de perdida de manejo del ámbito económico vía política monetaria y cambiaria -como se indicó-, son los grandes elementos que podrían impedir el deterioro del salario real por la dolarización.

7. Para contextos y políticas como las referidas, es claro que la alternativa a las políticas de la administración de más de 21 años, debe ser el definido desarrollo de una economía de mercado basada en el consenso y acuerdos entre distintos agentes económicos y sociales, con atención a los grupos sociales más vulnerables, sin que ello implique el populismo[22] desaforado que se ha desatado así como de crítica profunda al modelo seguido en tales años.

DOS CARAS DEL DÓLAR EN UNA ECONOMÍA DISTORSIONADA.
Situación de fuerte estancamiento recesivo, con 7 años seguidos de decrecimiento; con hiperinflación mantenida y latente (65 % de inflación en el mes de enero y 80% en abril 2020, según la Asamblea Nacional[23]); servicios públicos en bola de nieve abarcando destrucción y/o deterioro; escasez de bienes fundamentales a precios accesibles para la mayoría de las familias versus abundancia de algunos bienes a precios inaccesibles o los resaltados bodegones que reflejan –ficticiamente- lo que algunos creen es recuperación; y una dolarización que hemos llamado chucuta e informal[24]; son solo algunos espacios de lo que se va a tener que atender, pues la administración bolivariana fue derrotada por la economía y el dólar, resultando ser este –ahora-  un salvador o un “menos mal que existe”.

Este escenario implica –además- una aguda desinstitucionalización y una profunda acumulación de distorsiones  en los precios y salarios relativos y, compartiendo, además, que el país necesita mucho de la teoría y de planes de ajuste e igualmente de una estrategia de desarrollo económica para el mediano y largo plazo, debe señalarse que, en el contexto de la actual administración, no tendrá cabida pensar mucho en costo domestico de la divisa, volatilidad/desalineación o fijación de un tipo de cambio real de equilibrio. Contrario a ello, tenemos una variopinta acumulación de aspectos, dignos de la más seria de las fenomenologías.

El dólar no tiene una cara en Venezuela, tiene lo que los estadounidenses llaman dos caras (y hasta tres y cuatro dirían algunos). En el contexto de su economía de origen y el mundo, el dólar es una moneda fuerte y un activo de reserva: 100 $ son cien $, 20 $ son veinte $, con la estabilidad que suministra la relativa baja inflación en la mayoría de los mercados desarrollados. Se sabe que una hora de trabajo normal puede valer 9 o 10 $, pero también que una de trabajo más especializado puede bordear los 28/30 dólares en el mercado estadounidense. Más aún, pueden haber pronunciamientos sobre los niveles de ingreso en $ de jubilados o pensionados para décadas siguientes, independientemente de futuras alteraciones.

Pero, adicional a estas observaciones, se sabe también que el que una economía pueda dolarizarse  no está expresado en que un banco, sea cual sea, ofrezca cuentas en $, tengan la restricciones que tengan, pues uno de los requisitos de la dolarización formal es la verdadera entrega en cuentas, registros y procedimientos a una moneda que para un país no es la suya de origen. Por tanto, esta iniciativa y cualesquiera otras que puedan darse aumentan la incertidumbre dadas las distorsiones/desinstitucionalización referidas y las particularidades de la administración bolivariana.

La primera cara del dólar en Venezuela, es la de su real poder adquisitivo al compararse con una moneda deteriorada como es el bolívar soberano derivado del cono monetario establecido en 2018. Que además se ve alimentado con los vaivenes que se han creado con la dictadura de los portales tal cual señalamos, donde un actor inocente no es precisamente la administración bolivariana o los que desde ella actúan en el mercado cambiario flotante o paralelo (una modalidad variopinta de flotación sucia). Aun en condiciones de dolarización informal, esta cara del dólar sirve para comparar precios en el mercado interno con los internacionales.

La segunda cara del dólar en Venezuela es más variada o variopinta y atañe -por lo menos- a cuatro perspectivas. La primera atañe a la innovación con las particularidades venezolanas de lo que puede entenderse como inflación en dólares; esto es, a pesar de los precios fijados y operativos internacionalmente grupos de emprendedores o comerciantes piensan y ejecutan mayores precios en dólares para el mercado venezolano. La segunda concierne a la facilidad con la que muchos piensan pueden operar para ofrecer sus servicios en dólares; a cualquiera le es fácil  pedir 20, 100 o 600 dólares y muchísimos más, según los casos (se trata de un dólar “desvalorizado” en la perspectiva que le acotamos más arriba). La tercera es atinente a lo que en este desorden y conjunto de elementos de una economía distorsionada, algunos, sectorialmente, esperan ganar como sueldos; lo cual si se ejecutase generaría mayores distorsiones. Claro este último asunto tiene pertinencia para el enfoque del sector público, pues el sector privado se ha movido con arreglos específicos y particulares de cada actividad, lo cual en un contexto de economía como el señalado termina generando distintas interrelaciones, con otros agentes y espacios de la economía, por no decir inflación o matices de escasez o abundancia de un servicio o bien, según los casos. La cuarta atañe a la perspectiva donde variados agentes económicos en la dolarización informal, se han dolarizado y preparado para buscar/conseguir sus ganancias o rentas. Quiere decir, en una economía donde ahora existe restricción de divisas venidas desde el Estado, se trata de conseguir formas y mecanismos para retener dólares  que se “encuentran” por variadas magias, en circulación. ¿Cómo controlar y captar una parte de las remesas[25]? ¿Cómo aprovechar las compras en dólares a través de la fijación de un impuesto al consumo (iniciativa de la ANC)?

No bastando con estas caras del dólar dentro de las distorsiones aludidas, la administración bolivariana insiste en su creación y difusión del petro y en tratar de imponer algo que pocos quieren -y menos aún- habiendo conocido las mieles del dólar en esta dolarización informal. Las criptomonedas tienen, además, variados perfiles de apreciación según dinámicas nacionales e internacionales de una nación en específico.

LA PEOR DE LAS DOLARIZACIONES: EL “CUADRE” TÁCITO DE GOBIERNO, EMPRESAS, FAMILIAS Y ANALISTAS.
De tiempo atrás se conoce que son pocas las economías que han asumido el dólar como su moneda (menos aun con otras monedas); siendo además poco representativas en cuanto a población y producto mundial según destacamos. Durante los dos mil y parte de los dos mil diez, en Venezuela la administración bolivariana se presentaba como la primera oponente y enemiga acérrima a lo mismo, hasta que se llegó al "No lo veo mal (...) ese proceso que llaman de dolarización, puede servir para la recuperación y despliegue de las fuerzas productivas del país y el funcionamiento de la economía (...) gracias a Dios existe", del presidente NM[26]; analistas y algunos empresarios en la voz de representaciones, sentían simpatías por que se pudiese realizar la dolarización, viendo en ello una solución a problemas que ya se presentaban; a las familias les era indiferente, pues algunas ya estaban preparadas con manejo de dólares y otras simplemente ni tenían, ni sabían, ni les interesaba.

 De las cosas discutidas y mencionadas según los casos, se sabía que se podía eliminar la inflación prácticamente impromptu, se eliminaría el trabajo de emitir billetes (perdiéndose el señoreaje), teniendo que fijarse cuentas bancarias y salarios en dólares por mencionar algunos asuntos, en el entendido además del manejo con precios internacionales sin nada de aquello venezolano –o también en otras economías distorsionadas- de inflación en dólares. Debe señalarse que en varias economías de la región y del mundo, esto de los precios internacionales y las referencias salariales, entre otros elementos, se suceden sin que se haya tenido que dar o ejecutar la dolarización ni formalmente ni informalmente dicha. Claro, también se ha tenido presente que con la dolarización se pierden campos de la política cambiaria y monetaria y, correspondientemente, la autonomía para enrumbar el crecimiento[27].

En la condiciones de junio 2020 en Venezuela, con la economía alterada y destruida, la hiperinflación ni combatida ni vencida, el bajísimo nivel del salario real de los sectores que no tienen ingresos en dólares, la nación y la economía cercada/restringida por el Covid19, en un contexto de lucha política no resuelta y con la presencia de sanciones (hayan incluso no sido las determinantes de la situación actual como, contrariamente, gusta en insistir la Administración Bolivariana), y más aún, con el dólar vencedor y rampante en crecientes transacciones, desde buhoneros hasta el Estado mismo; en estas condiciones, pues, hay que preguntarse por qué no se establece formalmente la dolarización, aunque no sea la panacea que algunos divulgaban en otros tiempos; incluso, en la última campaña presidencial el candidato Henri Falcón y sus asesores la ofrecieron como una de las grandes soluciones que implementarían si resultaban victoriosos. El de las Familias sabemos, por lo indicado, es un escenario más complejo, pero hay que preguntarse, ¿por qué gobierno, empresarios o sus representaciones y variados analistas no impulsan la dolarización en un sentido formal e institucionalizado? Recientemente algunos gremios o grupos de trabajadores han pedido, y es muy razonable si fuese una acción general dentro de sus gradaciones, un salario de 400 dólares.

Sucede que las asimetrías y la mala distribución del ingreso y, más aun, en ausencia de democracias operativas, producen pingues ganancias  para los sectores mejor ubicados en la distribución del ingreso, en la captación de rentas o en los beneficios de la corrupción y los negocios ilícitos. En este contexto, a pocos les importan aquellos asuntos como la realización de ajustes o ejecutorias de políticas de último recurso o por no dejar, porque ya nada se tiene para hacer en la economía y que deterioren como está sucediendo profundamente el salario real, dado el contexto hiperinflacionario, la escasez[28], abuso de la inflación en dólares y la indiferencia de la Administración Bolivariana. La ineficacia de los controles de precios y los sectores dolarizados, que actúan rápidamente para protegerse/beneficiarse de la hiperinflación acentúan también tal deterioro.

Algunos Empresarios, comerciantes y emprendedores están de arrancada protegidos de la propia dolarización informal que ellos procuran y les sirve de paraguas. Sectores informales de individuos como buhoneros, taxistas, mototaxistas, están ya alertados para alterar el propio sentido del valor de los dólares a nivel internacional, o incluso en países latinoamericanos, dándole en Venezuela un valor menor para ciertos casos. Así entonces, enfrentan a la víctima trabajadora del sector público, pensionado o esperanzado de alguna remesa de algún familiar en el extranjero, que hoy día además es difícil que llegue según indicamos, para pedirle 20 0 50 dólares por algún servicio o bien, que no ganan ni enfermeras, ni médicos sin clínica, ni maestros, ni profesores universitarios, u obreros que en el área privada ganan salario mínimo más bono alimenticio. Claro, siempre existen los que señalarán del lado de los contratantes que algunos obreros ganan más remuneración que la señalada,  o los que se pliegan al oficialismo señalando que existen los bonos y las cajas.

El escenario real es que todo esto, está plagado de la mayor de las indiferencias por el deterioro de las condiciones de vida de la familias venezolanas, pues a los efectos de los aumentos que en procedimientos “legales” de la economía se dan vía acrecentamientos automáticos de precios porque subió el dólar, hay que sumarle  las acciones y beneficios de los favorecidos de los nuevos negocios como el inefable de la gasolina. Demasiado crudo el de la gasolina para no insistirlo, pero también el de oferentes privados de servicio  que ahora han liberado a sus trabajadores iniciales, dejando que desde el área de servicios surjan otros oferentes para que hagan lo que inicialmente ellos hacían; o el de los que consiguen razones o excusas para dejar una actividad o negocio que no les es ya tan rentable, aunque hayan sido participes de tropelías y del propio deterioro institucional del país; u otra figura más reciente como es la de la liberación de actividades estatales con las cuales se acoplan ciertos agentes privados para ofrecer/gestionar el servicio. Claro, todos estos emprendimientos surgen automáticamente dolarizados en el sentido de la victoriosa dolarización informal que viene de tiempo atrás desarrollándose[29].

¿Dónde está el secreto de la indiferencia y de la apatía, para que lo que se presenta como dolarización informal extendida en la economía venezolana, pudiese convertirse en dolarización formal? Apartando imprecisiones o trayendo mayores aclaratorias que pudiesen hacerse, sucede simplemente que del escenario señalado salen beneficiados, en términos de dólares, numerosos agentes económicos y políticos, y para seguir acumulando estas ganancias no hace falta la dolarización formal; es más, esta última los afectaría en el nivel de tales ganancias.

CEPAL estima, hoy día[30], que deberán transcurrir lustros en algunas naciones para la recuperación de los efectos del Covid19. Para Venezuela al escenario planteado hay que sumarle la destrucción de la economía, deterioro institucional y otros elementos. En esto último, el actor fundamental y determinante ha sido la administración bolivariana en sus más de 21 años y ni que decir sus acciones en la fase de NM[31]. Hay agentes privados, empresariales, “emprendedores”, difusores, políticos de oposición y buscadores de fortuna de toda laya, que tienen su cuota de responsabilidad en ese proceso general y en el específico del funcionamiento con la particular dolarización informal o transaccional que se desata y expande.


7 de junio 2020
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com







[2] Otros elementos en la misma línea de parte de este analista proponente de la dolarización pueden verse en Guillermo García N., Dolarizar si es viable; www.eluniversal.com 31 de mayo de 2015. 
[3] Ver Sierra Suárez, Lya Paola; Lozano Baquero, Diana Maribel ¿Qué sabemos sobre la dolarización y sus efectos en las economías latinoamericanas que la adoptaron? Revista Facultad de Ciencias Económicas: Investigación y Reflexión, vol. XVIII, núm. 1, junio, 2010, pp. 119-132 Universidad Militar Nueva Granada Bogotá, Colombia.
[5] Varios de estos elementos se discuten –con una perspectiva favorable a la dolarización- en el trabajo de César R. Gallo P., Dolarización y pobreza en Venezuela www.prodavinci.com;  10 de febrero, 2017.
[6] Tres desviaciones, en nuestra opinión, han siempre perjudicado el entendimiento económico y la elaboración de políticas en la región. La primera de ellas, consiste en pensar que lo malo siempre viene del sistema internacional -fue contundente su influencia en algunas interpretaciones sobre el desarrollo latinoamericano en los años sesenta y setenta. La segunda, que lo bueno, como una salvación -en este caso la dolarización-, también puede venir del escenario internacional. Y, la tercera, la generalización relacionada con que lo que le sucede a una, dos o tres economías, es el destino o el desempeño del resto de las naciones de la región. Se colige así que, si una nación lo hizo a otra le irá bien. En el caso de las propuestas de dolarización (líneas de interés sobre la misma para inicios de los años 2000 -además de otros materiales señalados-, pueden verse en Alberto Acosta. El falso dilema de la dolarización. NUEVA SOCIEDAD Nº 172. Marzo-Abril 2001; A. Puente. La dolarización ¿una moda pasajera? Revista Venezuela Analítica 14-5-01. www.analitica.com) hay influencia de las dos últimas desviaciones. Con la segunda es directa la relación en las ideas sobre las mejoras a obtener en inversión, crecimiento, inflación y otras variables, según sus proponentes -bastante discutibles, por lo demás-. Pero, con la tercera, hay una curiosa derivación. Ella es atinente a que, tradicionalmente, eran las llamadas por organismos regionales -por ejemplo- economías grandes y medianas de la región, las que se tomaban como ilustración para generalizar, según la desviación que hemos acotado. Desde inicio de los 2000 y aun en 2017 o años previos, los defensores de la dolarización  ponen como ejemplo a seguir el caso de Panamá o Ecuador. Los que conocen Panamá y sus detalles saben que es, propiamente, de los casos llenos de curiosidades -por su tamaño, su dinámica estatal, su evolución y su relación con organismos internacionales, entre otros tantos elementos- en América Latina. Ecuador –entre otros aspectos- es una, relativamente pequeña economía petrolera y se ha destacado ocupando durante tiempo el puesto de principal productor de banano en el mundo; cosa que no es igual que competir con autos, computadores o armas, pero genera una experticia. En ecuador existe disciplina turística, y el transporte público ha funcionado de manera destacada, por mencionar algunos elementos. Ninguna de las dos naciones es expresión de un contundente o alto desarrollo.  No parece lógico recomendar políticas para Panamá partiendo de Brasil o Venezuela o, para estas últimas naciones, partiendo de la primera (Eduardo Ortiz Ramírez. El extremismo de la dolarización. Revista Venezuela Analítica, 21-05-01. www.analitica.com; Eduardo Ortiz Ramírez, La dolarización para matar al enfermo www.almomento360.com 23 de mayo 2015). Una referencia de interés sobre relación entre dolarización, tipos de cambio según régimen cambiario y masa de bolívares circulantes puede verse en Daniel Raguá, ¿Es la dolarización la solución? Análisis Venezuela N° 17, 06 al 12  de mayo de 2015. Un balance de interés de elementos favorables o desfavorables de importancia en cuanto a esta opción de política, a la luz de la formación de precios, exportaciones o manejos de la política monetaria, entre otros elementos, puede verse en: Humberto García Larralde, ¿Dolarización? Mimeografiado. Jueves 26 de noviembre de 2015. 
[7] A finales de febrero de 2013 se le dio publicidad a una primera transacción comercial entre Nicaragua y Venezuela en el contexto del ALBA y que se ejecutaría usando el Sucre, se trató de una transacción en el área de alimentos y que se iniciaría con una cuota de 25 millones de Sucres, equivalentes a 31,2 millones de dólares según señalamientos del ministerio de Hacienda y Crédito Público de Nicaragua. Las exportaciones nicaragüenses a Venezuela han abarcado en los tiempos de la administración bolivariana productos como  leche, carne, café, azúcar (www.minci.gob.ve, 28/02/2013).
[8] Dentro de estos Ecuador siempre es referido. Sobre su experiencia y lo que la dolarización no ha solucionado puede verse Gonzalo J. Paredes, Ecuador: ¿por qué salir de la dolarización?, Revista de la CEPAL 12 abril 2017.
[9] Para Argentina puede verse BEKERMAN, M.; DULCICH, F.; GAITE, P. La inserción comercial externa de la Argentina en la última década: su impacto sobre la estructura productiva. H-industri@: Revista de Historia de la Industria, los Servicios y las Empresas en América Latina, Nº 23 (Diciembre 2018), pp. 115-142.  Publicado por: Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.
[10] El decreto de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) que deroga la Ley de Ilícitos Cambiarios fue publicado en la Gaceta Oficial Nº 41.452 con fecha 02 de agosto de 2018. http://www.vicepresidencia.gob.ve/index.php/2018/08/06/en-vigencia-derogatoria-de-ley-de-ilicitos-cambiarios/
[11] Se siguen manteniendo controles sobre cuentas o sobre manejo de divisas, a la vez que secretos en los manejos estatales de las mismas.
[12] Carlos E. Daly Gimón, De monedas virtuales, monedas digitales y Criptomonedas. http://masterecointerucv.blogspot.com/2018/02/de-monedas-virtuales-monedas-digitales.html. Febrero 2018.
[13] Todos estos elementos y dimensiones aumentan en el contexto de la globalización. Ver  EDUARDO ORTÍZ RAMÍREZ. El extremismo de la dolarización MAYO 21ST, 2001.  http://www.analitica.com/economia/el-extremismo-de-la-dolarizacion/.
[14] Sierra Suárez, Lya Paola; Lozano Baquero, Diana Maribel ¿Qué sabemos sobre la dolarización y sus efectos en las economías latinoamericanas que la adoptaron? Ya citado más arriba.
[15] En la crisis eléctrica de inicios de marzo de 2019, decenas de miles de millones de dólares invertidos en años previos a la misma no se le encuentran destinos claros. Ver Rossana Franco Zambrano, octubre 16 2018 https://www.analitica.com/actualidad/actualidad-nacional/crisis-electrica-venezuela-cuales-son-las-causas/. También, 18 de marzo 2019 http://elestimulo.com/blog/gran-apagon-paraliza-a-venezuela-maduro-vuelve-a-culpar-a-la-oposicion/.
[16] Puede verse FRANCISCO RODRÍGUEZ, http://americasquarterly.org Por qué Venezuela debería contemplar la dolarización  | FEBRUARY 15, 2018.
[17] Panamá no es propiamente un ejemplo a destacar dada su evolución y su configuración relativamente reciente como país sin la tutela del canal.
[18] Humberto García Larralde, http://masterecointerucv.blogspot.com/2018/03/dolarizacion.html miércoles, 7 de marzo de 2018 ¿Dolarización?
[19] La dolarización siguió además dinámicas muy particulares como lo señala Paredes en el material citado más arriba.
[20] En su definición de algo puro.
[21] En general el salario mínimo en la región bordea/supera los 300 $, para 2019 y 2020 según casos; el siguiente panorama no ha variado grandemente. “En algunos países de la región como Argentina, Brasil, Colombia, México, Ecuador, Uruguay, Bolivia y Chile, el salario mínimo promedio para el 2018 será de aproximadamente USD 355. Según cifras publicadas por los bancos centrales e institutos de estadística de las ocho naciones, se presentó una inflación acumulada, a noviembre del año pasado, de 5,40 por ciento… Mientras tanto, en Perú no se anunció cuál será el aumento del sueldo mínimo para este año. Se espera que en el transcurso de enero se anuncie el monto correspondiente. Por ahora, el ministro de Trabajo, Alfonso Grados, dijo que comenzará a evaluar un incremento del salario mínimo vital (SMV), fijado en USD 250. En Paraguay, el salario mínimo legal comenzó a regir a partir de junio de 2017 y se ubica en USD 371. El salario básico en este país será renovado a mediados del 2018. Argentina cerró el año con una inflación cercana al 21 por ciento. El gobierno de Mauricio Macri determinó que la ampliación del salario básico se hará en tres partes a partir de enero y en lo corrido del primer semestre del 2018. El salario base quedó en USD 544. El segundo país con el salario mínimo más alto de la región es Chile: un trabajador puede ganarse USD 456, con una inflación nacional de 2,10 por ciento a noviembre del año pasado. El gobierno de Uruguay definió el valor del salario base, para el año que corre, en USD 431. Cabe decir que, a nivel latinoamericano, Uruguay tiene la inflación más alta… A finales de diciembre, el presidente de Ecuador, Lenin Moreno, anunció un salario mínimo de USD 391. En noviembre del 2017, el índice inflacionario fue de -0,27 por ciento, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Brasil registró uno de los más bajos aumentos en el ingreso mensual básico para los trabajadores. Para este año quedó en USD 325, con un aumento del 1,81 por ciento y una inflación de 2,50 por ciento. El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, indicó el 30 de diciembre que el salario mínimo mensual será de USD 265, mientras que el subsidio de transporte estará en el orden de los USD 30. Según el gobierno de México, tan solo 1.000 personas en el país ganan el salario mínimo de USD 139, algo así como USD 4,54 diarios. -Información: Agencia Anadolu-“(www.semana.com 1/1/2018).

[25] A partir de la pandemia y las cuarentenas, estás se han visto, por lo demás, considerablemente afectadas, e independientemente que es un terreno relativamente reciente para Venezuela, al comparar con otras naciones de la región.
[28] El caso de la problemática de la gasolina ha tomado visos dramáticos. Dentro de sus fases estuvo el período de gasolina regalada, después el de gasolina administrada en el contexto de la pandemia (pero aliñada con discrecionalidad, privilegios, enriquecimiento y corrupción) y ahora –desde el 1 de junio de 2020- el de gasolina vendida con dos precios, sin haberse acabado, sino incluso aumentado, colas y adicionales dramas y sufrimiento de los venezolanos.

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