viernes, 24 de septiembre de 2021

Política y economía una relación indudable

 


Política y economía una relación indudable

El desafío que encaremos como sociedad es inmenso, en un proceso de globalización imparable, que busca un sentido de equidad y justicia social.


 

·         JESÚS E. MAZZEI ALFONZO

23/09/2021 05:00 am

 



                Hoy más que nunca estas ciencias sociales están entrecruzadas e interdependientes en general y a nivel local; hay de una manera impresionante una intersección entre la política y la economía.



En efecto, han dejado ambas una impronta importante no sólo en el pensamiento, en su desarrollo intelectual, sino en la praxis, en la realidad donde les toca actuar. Hoy están en un proceso de reinterpretación de ideas y del cómo actuar en la realidad en la interrelación humana, por los fantásticos cambios en la sociedad postindustrial y en proceso de un nuevo proceso de cambio tecnológico e industrial y global, que está en pleno proceso de desarrollo y además, por las consecuencias que dejará la etapa postpandemia COVID-19, en la forma de interpretación y análisis de la realidad y como ella influye en el desarrollo del estado del arte de ambas en el porvenir

Venezuela, ha tenido desde el campo de las ideas hacia el campo de la acción que se plasman en políticas públicas ( monetaria, fiscal, cambiaria, comercial, arancelaria, de crédito público, cooperación técnica y económica) de carácter económico-político en diferentes cursos de acción, que dan una combinación del pensar y actuar: Ramón Cárdenas, Alberto Adriani, Manuel Egaña, José Antonio Mayorbe y políticos, con auctoritas que reflexionaron sobre ambas y en particular, en forma profusa sin ser economistas en economía dado el manejo de la hacienda pública nacional en sus respectivos gobiernos como Rómulo Betancourt y Rafael Caldera. En el campo de la academia, también tenemos casos de una acertada combinación como es el caso de D. F. Maza Zavala, Asdrúbal Baptista, Teodoro Petkoff entre otros. Todos ellos han influido en la creación y sistematización de ideas, que puestas en práctica en funciones de gobierno, le dan a la economía un intensa vinculación con la política, vista desde la perspectiva de las relaciones de poder, interacciones que se producen en una sociedad que construye y estimula la creación de círculos de intelectuales y conocimiento en una interesante lucha, intercambio de construir una sociedad moderna.


En esta circunstancia, podemos observarla en la economía siguiendo la guía que nos diera ese gran maestro de la ciencia política como fue Manual García-Pelayo, quien define claramente dos tipos de fenómenos políticos, los que son como tal eminentemente políticos y los politizados. En este último tenemos a los politicamente condicionantes, es decir aquellos que no siendo políticos en sí mismos, tienen efectos decisivos sobre la política y los politicamente condicionados que son determinados y condicionados por motivaciones políticas para la implementación de políticas públicas.


En el caso venezolano se ubican cinco períodos decisivos en su devenir económico-político determinantes. Observamos que la economía no es sólo una construcción de una constelación de ideas, sino que ellas son un hecho concreto en el actuar de las relaciones humanas y de poder de la sociedad.

Por un lado, en los años 1958-1974 hubo un manejo coordinado y equilibrado de las variables macroeconómicas y políticas fiscal, monetaria, cambiaria estables que dieron un largo período de crecimiento virtuoso del PIB, luego, entre 1974-1983, se produjeron una serie de decisiones que ampliaron el espectro de acción empresarial del estado venezolano, del gasto fiscal, el endeudamiento público descentralizado que tuvo un importante impacto en la finanzas públicas. Aquí reflexionaron venezolanos de la talla de Allan Brewer Carias, Juan Carlos Rey y Mauricio García Araujo, entre otros haciendo serias y concretas observaciones críticas al tipo de políticas públicas implementadas.

El otro ejemplo es el 18 de febrero de 1983, que marca el fin de una época que era imposible mantener y se producen las primeras decisiones que buscan reorientar el gasto fiscal, y fomentar aún más un sector exportador no tradicional, llegamos así a 1989, que produce un verdadero viraje en el tipo de visión intelectual entre la política y la economía, que se va a materializar en un conjunto de políticas y medidas que ignoraron o sobre estimaron, el elemento del timing y acuerdo político y fue apartado y despreciado por completo. Hubo una fuerte acción ortodoxa, asumiéndose que los mecanismos del mercado podían corregir las debilidades de un estilo de desarrollo llevado a cabo por el país a lo largo de extenso tiempo histórico. Aquí se beneficiaron ciertos grupos financieros y lo más grave se puso en juego la gobernabilidad del sistema político.

La siguiente fase es abril de 1996, con el denominado cuerpo de políticas públicas de la Agenda Venezuela, que buscaba mediante un prudente equilibrio entre los mecanismos institucionales de la política y el mercado, llevar a cabo no sólo un sano balance macroeconómico, sino además, hacer eficiente el sector industrial y potenciar, los sectores donde tenemos ventajas competitivas como son el sector petrolero, de servicios y de esparcimiento (turismo) y de exportaciones no tradicionales. Todo enmarcado en búsqueda de reformas con consenso en lo laboral y la seguridad social, una política de privatizaciones prudente. En fin un manejo adecuado de lo económico, desde una perspectiva de la interacción política-estratégica.



El último período es signado por el más alto boom petrolero en décadas 1 trillón de dólares entre el año 2002 y el año 2013, que se despilfarro en políticas públicas inadecuadas y atrasadas, hoy estamos en puertas de una nueva etapa, con un alto nivel de incertidumbre, no sabemos a dónde vamos.

El desafío que encaremos como sociedad es inmenso, en un proceso de globalización imparable, que busca un sentido de equidad y justicia social. He allí lo fantástico y los intricado de la vinculación de la economía y la política, ya que interactúan fuerzas políticas, como lo macroeconómico incide en lo político y las herramientas de la ciencia económica para estudiar a la ciencia política y viceversa, he allí su interdependencia. La política tiene el deber de pensar en el largo plazo y en el bien común. Incorporando a la toma de decisiones todo el conocimiento técnico disponible, pero sobre todo una dimensión ética reconocible y compartida.



jesusmazzei@gmail.com

 

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