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Uruguay se acerca a China y
para la Argentina es un nuevo desafío regional
Cada vez más, los tratados internacionales modifican las fronteras para
establecer alianzas que lleven a buen puerto la posibilidad de intercambiar productos
en beneficio mutuo
9 de
septiembre de 202111:37
PARA LA NACION
Los jóvenes no entienden la importancia de estudiar geografía, y
pareciera que el futuro les dará la razón. Seguramente seguirán habiendo
condiciones geográficas que marcan el destino de un país, como el clima, ríos y
montañas, etc. Pero es indudable que las distancias se han acortado
notablemente con diversos adelantos tecnológicos. El Covid ha modificado la
forma de trabajar y reunirse, la globalización ha modificado los métodos y
lugares de producción y los
tratados internacionales actúan de forma similar a modificar fronteras.
El Mercosur surgió hace unas décadas para generar un gran bloque de
comercio, basándose en países fronterizos que a su vez compartían recursos. Un
concepto similar al de la Unión Europea. En ambos casos la geografía jugaba un
rol fundamental. Sin embargo, la
experiencia nos indica que con el Mercosur no se avanzó tanto como se deseaba y ni siquiera hemos logrado tener un consenso sobre las razones
por las que no avanzamos.
Los
beneficios del comercio son conocidos y tanto países grandes como chicos logran
diversas ventajas que generan crecimiento, bajan los costos al consumidor,
brindan trabajo y varias virtudes más. El tema
es que siempre hay un “pero” a corto plazo y los beneficios son a largo plazo,
por lo que en el caso del Mercosur perdimos de vista las virtudes de lograr
mayor competitividad, ante las evidentes dificultades de avanzar. Sacrificamos
el bienestar de la población en el altar del corto plazo y, tristemente, los
ciclos políticos.
Los vaivenes del Mercosur acaban de abrir una ventana de oportunidad. Al
menos es así para Uruguay, que informa que desea avanzar con un acuerdo de
libre comercio con China. Es
un movimiento osado. Las implicancias son masivas.
No hace falta decir que Uruguay es un país pequeño, lejos del gigante asiático.
Sin embargo, las oportunidades de complementación son evidentes. La distancia
geográfica es notable, pero aún así pueden lograrse transacciones mutuamente
convenientes si se eliminan barreras arancelarias y regulatorias. Eso es lo que
Uruguay y China acaban de anunciar que estudiarán.
Los que estudian las ventajas del comercio internacional repiten una y
mil veces que hay que tener en cuenta las ventajas relativas y no sólo las
absolutas. Es decir, aunque un país pueda ser más eficiente que otro en todos
los productos, siempre habrá alguna diferencia en la productividad que permita
comerciar. Sí, es difícil de creer, pero ya está demostrado en la teoría y en
la práctica. No hace falta ir muy lejos, un ejemplo de ello es la
complementariedad de la industria automotriz en el Mercosur.
Hace pocos meses la Argentina manifestó que no tenía inconvenientes en
modificar el Mercosur, ya sea por nuestro lado o el de otros países. Estamos en
vísperas de que ocurra. Lo que debiéramos analizar son varios temas: ¿qué
implica para la Argentina y el Mercosur en general? Difícilmente podamos
sumarnos al análisis y negociación, dados los tiempos políticos que corren. Sin
embargo, debiéramos comenzar ya a pensar si
podremos lograr una adhesión a ese tratado. En
ese caso, se toman como propios los términos y condiciones ya definidos
previamente por quienes hayan definido el Tratado. Se gana tiempo a costa de no
tener flexilidad.
La Argentina ha dejado de lado diversas negociaciones internacionales
que podrían permitirnos aumentar nuestro comercio exterior. Prácticamente no
tenemos tratados salvo Mercosur, que comparando con Chile es llamativo. Sólo
para recordar, Chile tiene 26 tratados vigentes, y los distingue entre Acuerdos de Asociación Estratégica, Tratados de
Libre Comercio, Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance
Parcial. Es decir, son muchos y diferentes, con diferente grado de apertura e
implementación, y que abarcan a EE.UU. y Canadá, Australia, la Unión Europea,
China, Alianza del Pacífico. ¿Porqué
Uruguay no habría de buscar lo mismo? Empieza
por la puerta grande, a pesar de la distancia geográfica. Uruguay quedará al
lado de China.
Es notorio y evidente que la
Argentina es uno de los países más cerrados del mundo
El Presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, ha dicho que espera avanzar
con “apuro” y “ansiedad” con este acuerdo. No es tan fácil. En octubre de 2016
el entonces presidente Tabaré Vásquez visitó China y se inició formalmente, o
al menos así trascendió en la prensa, la “bienvenida a la iniciativa del
Tratado de Libre Comercio”. Transcurridos 5 años, el presidente uruguayo
convocó a referentes de todos los partidos políticos para anunciar que el
gobierno uruguayo había recibido una “respuesta formal” del gobierno China y se
indicó la voluntad de realizar un “estudio de factibilidad” en los próximos
meses. En otros términos, la
geografía importará menos, pero los tiempos aún son largos.
Por el lado de China es evidente su apertura al mundo. Por el lado del
Mercosur, y dadas las corrientes políticas de cada país, es cada vez más
difícil lograr una unidad de criterio. Uruguay busca así un camino bilaterial y
no en conjunto. En este caso, la geografía (otros países de Mercosur) no
necesariamente ayuda.
Si Uruguay puede, ¿por qué nosotros no? Los puertos argentinos podrían
complementarse y trabajar en conjunto con los de Uruguay. Tenemos productos
similares, aunque nosotros tenemos más variedad. Tenemos una base industrial
muchísimo mayor por lo que las posibilidades de complementación con el mundo y
de lograr un salto tecnológico deberían ser mayores
Es notorio y evidente que la Argentina es uno de los países más cerrados
del mundo. La participación de exportaciones e
importaciones sobre PBI es minúscula. Este
cierre de la economía por definición encarece los productos ya que hay
aranceles para la importación. Además, con exportaciones exíguas las empresas
no logran economías de escala ni hay suficiente integración tecnológica ni de
conocimiento ni generación de divisas.
Los puertos argentinos podrían complementarse y trabajar en conjunto con
los de Uruguay. Tenemos productos similares, aunque nosotros tenemos muchísima
más variedad. Tenemos una base industrial muchísimo
mayor, con lo cual las posibilidades
de complementación con el mundo y de lograr un salto tecnológico deberían ser
mayores.
Para
crecer es esencial abrirse al mundo. Para
eso nació el Mercosur. Uruguay parece tenerlo muy claro y olvidándose de la
geografía, se acerca a China.ß
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