Covid-19 Economía y Política 2020
El caso venezolano es singular y excepcional, en medio de la peor crisis
histórica del país, con los gobernantes más mediocres que pudiésemos tener,
tenemos una crisis multidimensional.-
JESÚS E. MAZZEI
ALFONZO
31/12/2020 05:00 am
noticia del año es el Covid-19,
indudablemente, el balance general de la economía latinoamericana, es realmente
devastador. No es una recesión típica como la de los años 80 ó fines de los 90,
ocasionada por la crisis de los dragones asiáticos. 10% de reducción del PIB de
la región, desempleo de 2 dígitos, y más de 15 millones de personas caerán en
la pobreza extrema. Hay un colapso en el standar de vida, los gobiernos tratan
de aplica políticas de oferta y demanda. La primera fase las políticas públicas
de los gobiernos se dirigieron a políticas sanitarias y de contención, (cierre,
dotación de infraestructura sanitaria para aquellos países que podían) y como
dice Andrés Velasco en un artículo del mes pasado…” Encauzaron recursos hacia
el sector sanitario, entregaron subsidios a las empresas, y realizaron
transferencias de fondos de emergencia a los hogares. Este enfoque fue el
correcto…”.
Dos cosas ha dejado el
Covid-19, por una parte la debilidad crónica del Estado en América Latina y la
característica dual del mercado laboral de trabajo. Esta crisis es una
oportunidad para fortalecer el rol y capacidad del Estado y corregir la
disfunción del mercado laboral y como afirma el propio Velasco y cito…” Pero el
efecto de la pandemia sobre la economía real ha sido devastador: innumerables
empresas, grandes y pequeñas, quedaron sin liquidez y se vieron obligadas a
cerrar de manera permanente. El crecimiento potencial de la producción va a
sufrir a medida que las firmas quiebren y sea necesario reestructurar sectores
enteros. Esto hará más difícil revertir el aumento del desempleo, la pobreza y
la desigualdad, y volverá inmanejables las tareas de equilibrar las cuentas
fiscales y estabilizar la deuda pública.
La política monetaria no
convencional es útil, pero no será suficiente para garantizar la recuperación.
Los países latinoamericanos requieren planes de precisión quirúrgica que no
solo estimulen la demanda, sino que también contribuyan a relajar las
restricciones a la oferta y a mitigar el estrés financiero en las empresas. Al
mismo tiempo, el apoyo a los trabajadores debe ser diseñado de modo que fomente
el empleo formal. Los gobiernos deberán invertir en salud, educación e
infraestructura con el fin de ayudar a que firmas y hogares se adapten a la
nueva normalidad. La colaboración público-privada será esencial, al igual que
las relaciones industriales estables: una recuperación saludable es un juego
cooperativo…”
desafíos de gran seriedad, que exigen líderes
conscientes, responsables y con visión y sentido de estado, no los hemos tenido
en Brasil, México, la Argentina, pero si en Uruguay, Costa Rica, de Venezuela,
hablaremos al final. Por ello, el llamado de este lucido economista es
pertinente…”Para los latinoamericanos, la pandemia ha constituido un doloroso
recordatorio del alto costo de permitir que los Estados sean ineficientes y que
los mercados laborales permanezcan injustamente segmentados. La crisis ha
profundizado antiguas desigualdades y también ha creado nuevas. La inversión en
infraestructura continúa siendo baja, y la diversificación de las exportaciones
insuficiente. En estos y otros ámbitos, la inacción no es una alternativa.
América Latina no puede sufrir otra década perdida…”.
El caso venezolano es
singular y excepcional, en medio de la peor crisis histórica del país, con los
gobernantes más mediocres que pudiésemos tener, tenemos una crisis
multidimensional, una economía que prevé un retroceso del 25% aún más de su
PIB, recesión por octavo año consecutivo, hiperinflación del más de 6.500%,
reducción de la otrora fuerte y eficiente industria petrolera, hoy el país
produce lo que hace más de 100 años, cuando en 1998 a finales del gobierno de
Presidente Caldera, era de más de 3.3000.00 barriles diarios y una capacidad de
refinación de más de 1,200.00 de gasolina, hoy el desempleo se acerca casi al
55% y para rematar, una migración de 6 millones de personas que han salido y
siguen migrando, buscado mejores condiciones de vida económica y social. Según
la encuesta Encovi, 79,3% de las familias venezolanas vive en condición de
pobreza.
Por otra parte, la experiencia chavomadurista-marxista, le ha costado a la
nación, la bicoca de 1 trillón de dólares despilfarrado entre los años
2002-2014 (Alberto Adriani, hubiera reprobado a todo el gabinete económico de estos
años) y además, el economista Víctor Álvarez afirma…” Según datos del Banco
Mundial, en 2013 el PIB venezolano era de 438.384 millones de dólares y para
2020 se habrá reducido a solo 48.610 millones de dólares, para una contracción
acumulada de 81,2% en 7 años. Esto también golpea los ingresos fiscales de un
gobierno que se sigue financiando con emisiones de dinero sin respaldo para
poder sostener empresas públicas deficitarias que no facturan ni para pagar la
nómina….”. Son datos crudos, crueles y duros, de la peor hecatombe
macroeconómica. Vaya liderazgo político y económico, cuerda de incapaces.
Venezuela vive una crisis existencial. Tiempo extraordinario, se requieren
medidas extraordinarias, pero con estos ministros ni de broma.
Desde una perspectiva cristiana, les deseo un próspero año 2021, esperemos que
así sea. Dios nos proteja. Feliz año.
jesusmazzei@gmail.com
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