DESVENTURAS DEL DÓLAR.
Una perspectiva fenoménica de la presentación del mercado cambiario en la Venezuela
de 2021.
EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
Después de tantas cosas vistas en
este mercado, algunas pueden ordenarse. Pasó el control de cambio -después de 15 años desde 2003- aunque quedasen
restricciones. Más atrás o durante su transcurso se dio RECADI (de administraciones anteriores a la bolivariana), SIMADI, corrupción, venezolanos
viajando al exterior a marcar tarjetas, subastas, criptomoneda (Petro), críticas
permanentes al dólar, propuestas y ejecutorias (sobre todo de Venezuela) para estructurar
el Sucre como moneda del ALBA, o se planteó una cesta de monedas
para ser usada por Venezuela y que esta se saliera de la esfera del dólar, para
que, al final, se cayera en los brazos del dólar, como activo de reserva y
unidad de cambio.
De lo que puede ordenarse por lo menos
hay tres elementos que se quieren destacar: 1) En Venezuela lo que existe es una dolarización informal[1]. No existen cuentas en dólares de forma
operativa y de confianza en su regularidad, no existen transacciones o
contrataciones para un contexto con masivas remuneraciones en dólares para una
buena parte de la población; esto, más allá de los subterfugios y eufemismos
que gustan en destacar los beneficiados por tal dolarización informal[2].
2) El tipo de dolarización que
existe y es la razón de la indiferencia de algunos y las alegrías de otros,
amplía el proceso de deterioro en el bienestar que ha afectado a un parte
grande de la población – incluidos los trabajadores del sector público- en un ajuste directo o tácito según los
momentos que venido ejecutando o mal ejecutando la administración bolivariana,
en más de 22 años ejerciendo el poder político[3].
Son beneficiarios, sin embargo, los miembros de la camarilla o sus cercanos,
buscadores de fortuna y los oportunistas de siempre, pero también los que con
sus análisis salen beneficiados dentro de aquellos vínculos. 3) El tipo de dolarización permitida o ejecutada, no es más que el complemento de
una administración que no ha dado luces o éxitos en el cumplimiento –en
economía puede decirse en la eficacia/eficiencia-
de sus propios planteamientos y fines según el Plan de la patria y otros documentos.
Más aún, se trata de un contexto
donde la administración del caso ya no tiene nada que aportar en la economía ni
en la mejor presentación de sus confusiones. No se ve esto compensado, porque
el presidente NM haga malabarismos
como el de su discurso de inicios de año o hable con entusiasmo de las elecciones del 2024. Hay hambre en
Venezuela y un gran empobrecimiento de la población después de 22 años. A
continuación las que llamamos desventuras[4]
del dólar.
a) Siempre habrá una razón para decir que los portales son
resultado de la propia acción gubernamental, en cuanto a sus restricciones
hacia el resto de la sociedad y en específico en cuanto al no suministro de
información en el área cambiaria. La discusión seria larga si se quisiese
abordar el método por el que los portales fijan o registran el precio del
dólar. Han asumido, además, con el tiempo una mecánica casi predecible y pocos
desconocerían que allí está presente, no
necesariamente la mano del mercado
sino también la mano del Estado. Lo
cierto es que los portales se han convertido en una especie de vicio para mirar cómo está el dólar y
de ahí se ha pasado a lo que puede llamarse la dictadura de los portales, donde es evidente que se miden o
ponderan los promedios. ¿Cómo demostrar la cientificidad del registro? No es
tarea fácil.
b) Se ha
señalado, con razón, la desvalorización que tiene el dólar en Venezuela -y la
cual es manifiesta-. En variadas oportunidades puede oírse a comerciantes y
consumidores afirmar que dentro de poco 100 $ no serán nada. Como es conocido
100 $ siguen siendo de alta significación en mercados como el estadounidense que
es, por lo demás, el del señoreaje
sobre tal moneda. Efectivamente, si se midiese exhaustivamente, el dólar es en Venezuela
valorado en un porcentaje por debajo de su valor internacional, incluso
dependiendo tal desvalorización según el lugar de que se trate en Venezuela.
Como es de inferir por los fundamentos de ciertas dolarizaciones informales -como
la de esta última, no hay ley de precio único respetada y otros parámetros o
principios que puedan regir en otros lugares menos afectados en cuanto a
distorsiones en la economía. Pero esta desventura
se amplía hacia otras monedas, generándose distorsiones adicionales. Es el caso
del desconocimiento del valor del Euro
que ejecutan variados comerciantes, pues su única expresión es: “aquí se recibe
1 a 1”. Quiere decir vale igual o reconocen al Euro por el dólar. ¡Válame Dios! El Euro, activo de reservado
respetado a nivel internacional, en Venezuela es mirado de tal manera en
ciertos ámbitos.
c) En tercer
lugar, se trata de la venta en bolívares o en dólares. Igual que pasa en otros
campos, en este tampoco se ejerce la soberanía del consumidor, al menos en
nuestras latitudes y, más aun, en el contexto de la administración bolivariana.
No hay control ni supervisión, a pesar de amenazas e intentos de desarrollar un
Estado controlador. Se vende en bolívares
o en dólares, pero en la mayoría de los casos el consumidor no es el más
aventajado. Si se vende en bolívares, se sobrevalua el valor del bolívar en relación
a los promedios y el dólar representa menos bolívares, lo cual implica que hay
que dar más dólares. Si se vende en dólares y se subvalúa el valor del bolívar
en relación a los promedios -y para pagar
en bolívares- se pagan más bolívares. En fin, son múltiples las combinaciones y,
sin ninguna interpretación malévola, generalmente pierde el consumidor. No
mencionemos aquellos casos que caen en el terreno de lo increíble, donde
variados comercios no tienen vueltos en $, pues estos últimos los guardan.
d) El cuarto
caso de desventura, es el de la -negada por algunos- inflación en dólares. Como se señaló en
comercio/economía se debe considerar la ley
del precio único: dadas relaciones de competitividad, productividad o
transporte los bienes deben tener precios internacionales similares[5].
En Venezuela, el proceso de pérdida de valor del bolívar[6]
y de su papel como unidad de cambio, que viene arrastrándose intensamente en
los últimos 3 o 5 años, ha sido creciente (para enero 2021 ya 1$ se acerca a
ser representado por dos millones de bolívares). El papel de la relación
bolívar/dólar es permanente impulso de la hiperinflación
desde 2017, en un en un país con restricción en el ingreso de divisas, la
correspondiente disminución de reservas internacionales, y en un contexto, además, de un gobierno/Estado
altamente necesitado de imprimir dinero
inorgánico con la monetización del
déficit fiscal. En tales circunstancias,
la inflación es cuenta directa para diversos agentes económicos,
incluido el remarcaje inmediato. Por elementos como los señalados, los precios
en dólares, aun en dolarización informal, deberían ser fijos. No sucede siempre
así y los consumidores corren con la cuenta de doble inflación por precios subidos en bolívares y en dólares. Si
bien este fenómeno no es totalmente abarcante para la economía y los variados
agentes económicos, se presenta no infrecuentemente.
e) No es exagerado afirmar que lo que
sucede en la región capital como dramático, en ciudades y regiones del interior
del país se presenta generalmente más problemático. En la región Capital, el
efectivo es un problema dado el deterioro en la representatividad del valor del
bolívar, la variación de los horarios bancarios y los pequeños montos de
suministro de efectivo que pueden ofrecer o que suministran los bancos, el
costo del transporte en términos relativos y ni que decir los alimentos. Esto, en
parte, además de la protección relativa que ofrece el dólar –o el euro- se
encuentra en la base de la dinamización y extensión de su uso. El caso es que
en algunas ciudades y lugares del interior de la república, es más fácil para
operarios, empresarios y consumidores, conseguir dólares que bolívares, y la dolarización
informal es más contundente.
Es realmente impresionante que, todo
el escenario señalado, se dé sin la más mínima supervisión de la administración
central del país. Lavado de dinero, abandono del bolívar soberano, precios a diestra
y siniestra de especuladores o consumidores que pasaron en algunos casos de no
haber visto nunca dólar, a tenerlo como un parámetro o referencia comercial[7],
creyendo que el dólar puede admitir cualquier tipo de deterioro en su valor
porque a alguien se le ocurre o lo necesita, convirtiéndose el escenario económico/cambiario
venezolano en un ámbito muy sui generis.
Esto deja la expresión “menos mal que existe el dólar” o la “válvula de
escape” como meras compensaciones o explicaciones acomodaticias de una administración
que no da luces sobre la contención del proceso de destrucción de la economía,
las instituciones, la infraestructura así
como del deterioro en las condiciones de vida de la mayoría de la población y ni
que decir sobre abatir la hiperinflación.
Ya casi se acaba enero 2021 y no se pueden precisar ni reacomodos ni
reestructuraciones y mucho menos un ahora
sí, o un camino boyante hacia la economía de mercado o la prosperidad.
26 de enero 2021
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[1] “Ante la degradación de la moneda de curso legal, el bolívar soberano, la sociedad se las ha arreglado para el desarrollo de una desordenada y traumática dolarización informal, tal vez en la peor de sus modalidades. A cierta altura, y ante las dificultades que ha confrontado para mantener la continuidad del sistema monetario, el gobierno se ha comportado como una especie de free rider, lo que le lleva a moverse dentro de la dolarización informal para encubrir sus propias limitaciones. No se atreve a dar el paso hacia una dolarización formal o a la asunción de una reforma monetaria genuina. Prefiere navegar en un limbo monetario que implica un costo social alto” http://masterecointerucv.blogspot.com/2021/01/la-agonia-del-sistema-monetario.html Omar E. Bello R.
[2] Un
análisis más amplio de nuestra parte puede verse en Eduardo Ortiz Ramírez https://www.academia.edu/43280445/DIMENSIONES_DE_LA_DOLARIZACI%C3%93N_INFORMAL_VENEZOLANA_EDUARDO_ORTIZ_RAM%C3%8DREZ_7_de_junio_2020.
[3]
“…el bienestar de la población no es preocupación que le quite el sueño a
quienes están actualmente al mando del Estado. ¿Qué significa, entonces, la
dolarización creciente de las transacciones, si la dolarización completa no
está contemplada como política? Podría afirmarse que es el resultado inevitable
de la destrucción de la moneda nacional y del abandono, por parte del régimen,
de toda pretensión de imponer su proyecto económico. El gobierno entendió, como
confesó Maduro, que permitir la dolarización de las transacciones, dejando el
funcionamiento de la economía doméstica a la libre, sin controles de cambio o
de precio, representaba una importante válvula de escape a las tensiones que se
venían acumulando por la es9casez y por las restricciones externas” http://masterecointerucv.blogspot.com/2021/01/algunas-implicaciones-de-la.html
Humberto García L.
[4]
Uno de sus significados es: “suceso que va en contra del deseo
o los intereses de una persona Ulises sufrió muchas desventuras en
su camino de regreso”.
[5]
Elementos bastante popularizados y relacionados (https://economipedia.com/definiciones/ley-del-precio-unico.html)
pueden ser los siguientes: “La ley del precio único señala que en los
mercados competitivos con libre comercio y sin costes de transporte,
un mismo bien o servicio deberá tener el mismo precio en todos los países. Si
por alguna circunstancia uno de los bienes se vendiera más barato en algún
país, aumentaría su demanda presionando el precio al alza hasta que todos los
países vuelvan a tener el mismo precio. Supuestos básicos de la ley del
precio único…la ley se basa en una serie de supuestos, y en caso de
observarse sería posible que se cumpliera esta ley. Estas condiciones son las
siguientes:
·
No existen costos de transporte.
·
No existen barreras al comercio.
·
Los consumidores y vendedores están informados.
·
Los mercados son competitivos”.
[7]
Usando una expresión inversamente, se trata de un verdadero desarraigo monetario –no sabemos si con
extrañamiento-. Cosa lograda por una
administración que habló y habla de
rescatar el Bolívar y de Bolívares fuertes y después soberanos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario