EZEQUIEL
ZAMORA: De huérfano menesteroso a boyante pulpero
Enrique Viloria Vera
Laureano Villanueva, el biógrafo por
antonomasia de Zamora, señala que desde niño se inclinó a:
“Ejercicios corporales,
especialmente a la lucha, la natación, la carrera y la equitación: caminaba
leguas a pie, y trepaba las montañas sin fatigarse: con lo cual perfeccionaba
su fuerza natural, y adquiría agilidad y destreza en sus movimientos y acciones.” Así
va espigando el futuro Valiente Ciudadano, quien es físicamente descrito por
Villanueva como: “alto y delgado de cuerpo; de ojos azules y mirada viva y
penetrante: sus facciones se marcaban y distinguían por líneas bien definidas
que daban a su rostro por sus pómulos agudos, su nariz recta, su barba firme y
saliente, su frente descubierta y bien modelada, una vigorosa expresión de
inteligencia, altivez y energía (…) A los dieciocho años ya se notaba la
prominencia de la parte superior de la cabeza, signo frenológico del carácter
indomable y de la virtud de la perseverancia”.
Años después, en la Gaceta de Venezuela 895
del 2 de enero de 1848, se lanza una requisitoria contra Ezequiel Zamora, quien
es físicamente descrito así:
“Pelo rubio, pasudo y
bastante poblado, color blanco y algo catire, frente pequeña, ojos azules y
unidos, nariz larga perfilada, nuca pequeña y algo sumida, labios delgados,
barba roja y escasa, estatura regular, cuerpo delgado, muy junto de muslos y
piernas manetas y cubiertas de un vello áspero, los pies son también largos y flacos:
es de un andar resuelto”.
La madre Paula Correa, recia de carácter y
muy apegada a Ezequiel - quien velaba pródigamente por ella – , el esposo de su
hermana Carlota, el alsaciano Juan Gáspers y José Manuel García Correa, primo y
esposo de su hermana Genoveva, contribuyen ampliamente a la formación de la
personalidad del futuro hombre de armas. En especial Gáspers quien es descrito
un tanto épicamente por Brito Figueroa:
“Un francés aventado a
América por la represión antidemocrática que se generaliza en Europa,
especialmente en Francia, después de la Restauración. Como tantos otros
revolucionarios europeos, Juan Gáspers emigra a América, huyendo a la reacción
feudal – absolutista y atraído por la lucha que libran las naciones
hispanoamericanas contra la dominación colonial. En Venezuela, Gáspers es un
venezolano más y confundido con nuestra igualitaria población participa en sus
luchas, comparte las inquietudes y anhelos del pueblo. El alsaciano introduce a
Zamora en un mundo desconocido, labor para la que está suficientemente dotado,
se trata de un hombre de ideas democráticas que ha participado en las luchas
revolucionarias del pueblo francés”.
En lo concerniente a la influencia de su
primo y también cuñado García Correa sobre el joven Zamora, Villanueva señala
que:
“Su
maestro fue realmente el Doctor García, varón doctísimo y amable, que
popularizaba dentro y fuera de la Universidad de Caracas, los fundamentales
principios del Derecho romano, de la filosofía moderna, y de la política de la
igualdad; cuyos consejos y lecciones, floreciendo en el entendimiento del joven
Zamora, de natural fácil y claro, explican su educación moral, y la precisión y
firmeza con que sostuvo siempre los
derechos del pueblo”.
Hacia 1838, el joven Zamora comienza en la
Villa de Cura de sus ancestros, la carrera de comerciante. Así pasó de
dependiente de pulpería a socio industrial, para luego establecerse por su
cuenta y riesgo, y administrar una bodega de su propiedad. Manuel Donís Ríos
sintetiza esta secuencia que llevó a Zamora de dependiente a propietario de su
pulpería sita en calle Real de Villa de Cura:
“Una vez en Villa de Cura
se hizo socio de la casa comercial de Daniel Scotto y como pequeño comerciante
y prestamista que fue (llamados despectivamente, canastilleros), se ajustó – y
saco beneficio – a las condiciones establecidas en la Ley de abril de 1834, la
cual concedió el derecho a los acreedores de rematar las propiedades y bienes; incluyendo
las deudas y esclavos de los deudores, para hacer efectivo el pago en caso de
que éstos no cancelaran en el plazo establecido (…) La sociedad con Scotto se
disolvió y el nuevo socio fue Gabriel Rodríguez. La Sociedad Rodríguez Zamora
duró hasta marzo de 1844, año en que Ezequiel se independizó y montó negocio
propio”.
Sus conciudadanos siempre reconocieron la
seriedad personal y la responsabilidad comercial del pulpero Zamora, lo que le
valió además de una incuestionable reputación, la posibilidad de diversificar
sus actividades comerciales y diversificar sus nexos tanto hacia los llanos y
las poblaciones aragüeñas y mirandinas cercanas a la Villa, lo que lo lleva a
ampliar su visión de mundo y a conocer mejor a sus semejantes. Como bien lo recoge
Adolfo Rodríguez, uno de sus mejores biógrafos:
“El otro mundo llegaba en
toda esta mercancía, quesos de mano, guruperas, jabón de tierra, pólvora,
tabaco, aguardiente, vino blanco, manteca en botijuelas, bacalao, acemitas,
bizcochuelos, café de primera, frascos de agua colonia, cochino, tapas de suela,
papelón real a real, cinchas de burro, tabaco e tripa, pimienta guayabita,
garbanzos, telas de zaraza, chigüire, sombreros de pelo, carato, cada uno
marcado por quien viene a ofrecerlos o por quienes los compran. Oscuros
emisarios de la montaña o de los llanos de Tiznados. Presentados por quién sabe
quién en sus largas caminatas a pie, o en los ejercicios de equitación,
ascendiendo estos riscos, tras el venado, o el báquiro, ya que cazar es también
su afición”.
Años después será denominado el General del Pueblo
Soberano, para luego, a finales del siglo XX, erigirse en una de las raíces del
árbol seco de la inepta y hablachenta Revolución Bolivariana.
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