VENEZUELA A FUTURO:
CINCO DAÑOS NO IMPOSIBLES, PERO SI DIFÍCILES DE CORREGIR.
EDUARDO ORTIZ RAMIREZ
Hay otros, pero hay cinco espacios donde
para ello los daños han sido inconmensurables. Estos daños aunque son
responsabilidad, en una porción alta, de la administración bolivariana, se
generaron también en la segunda mitad de los años setenta y en la década de los
ochenta y los noventa. Es innegable que los más de 21 años de administración
bolivariana representan el cenit de lo
peor de lo peor.
La primera área de daños atañe a la de creación de fantasías, falsas ideas
y falsa conciencia:
“somos un país rico”, “teníamos una moneda más valiosa que el dólar”, “nuestra
democracia era la más avanzada de América Latina”, “somos buenos, solidarios y
honestos”, “nuestro ejército es forjador de libertades”, “nuestro populismo o demagogia
es buena porque ha beneficiado a los pobres” “los adecos y copeyanos robaban,
pero dejaban que los demás robaran”. En fin, crecientemente y hasta finales de los
noventa e incluso después con la administración bolivariana, esas ideas se
siguieron teniendo. Lo que no se había previsto es que con esta última se
desarrollarían al máximo, con el no conocido en el país, populismo o revolución petrolera, en base a las direcciones
imprimidas por paracaidistas vestidos con el peor de los populismos: el
izquierdista; y peor aún, en un contexto mundial donde se puede ver a un Trump o a un Bolsonaro o a grupos europeos nada distantes del nazismo y de
políticas de cero avance para una mejor economía o para salvar el planeta[2].
La realidad es que hay países buenos y gente buena en distintos lugares y no hay países con la mejor gente ni ausentes
de sorpresas.
Se trata incluso de un estado mental con daños
en los potenciales y valores que supuestamente se tienen. Decía algún pensador
venezolano que teníamos espacios donde se podía pensar y analizar el país: agrupaciones,
algún pedazo del sector público, la iglesia el ejército y las universidades. Ya
estas últimas, por ejemplo, han dejado de ser vistas con esos privilegios y han
pasado a ser tomadas por mercaderes y fortalecidos de la corrupción, no estando
distantes de otros espacios desde hace tiempo ya perniciosos. El comportamiento
ciudadano, por otra parte, en jóvenes y mayores deja mucho que desear y en que
pensar. Tampoco esto es exclusivo de Venezuela a pesar de las particularidades
del área de daño que resaltamos.
Una segunda área es la de la economía, la industria y el comercio. Es cierto que en el ámbito económico
venezolano actual, se encuentran agentes honestos y entusiastas pero cada día
son menos. La situación actual de la industria, recogiendo los efectos de malas
políticas y peor sanidad en la administración de los recursos, no dejan de ser
evidentes en su perfil de decaimiento y recesión, a la luz de la cifras y lo
directamente observable. Inversión extranjera que se ha ido, pequeños
emprendedores que no consiguen financiamiento, con una retracción considerable
de la capacidad de compra y demanda de significativos grupos sociales dada la
continuada hiperinflación, sinuosa dolarización informal y disminución de
expectativas. Un contexto económico ya bastante problematizado para finales de
2019 y comienzos del 2020, pero ahora altamente agudizado por la cuarentena
asociada al Covid19 y a las
sanciones que a los que viven afuera hacen felices, según casos, pero para los
que viven adentro no siempre son entendibles -como en el caso de la gasolina-,
aunque no tengan la menor simpatía por la administración bolivariana. No se
corregirá este cuadro rápidamente con un plan
de ajuste y estabilización. Será necesario el acuerdo de muchos para hacer
el esfuerzo. Los grupos mejor ubicados en la sociedad, se colocan siempre bien
en los gobiernos. ¿Aparecerá un nuevo tipo de político en Venezuela, y en cuánto
tiempo? Ojalá, pero no es fácil responderlo.
Es evidente que los pesos actuales en
la responsabilidades por el rumbo del país no son solo de la administración de
marras, también la tienen las fuerzas opositoras con su imagen, ejemplo y acciones
que hacen dudar de su carácter, firmeza y honestidad. En tal sentido las
posibilidades de luchar contra los daños en la economía remiten a episodios y
voluntarismos ya vistos en Venezuela con neoliberales
extremistas o “revolucionarios” pocos atinados y con orientaciones de poco
éxito. Ambos se han prendido del Estado porque ahí estaban los recursos, pero además
de que por la crisis fiscal venezolana, los correspondientes endeudamientos y
la aguda corrupción, poco le ha quedado al Estado, presentándose un gobierno/Estado[3]
poseedor de menores recursos líquidos en un contexto donde se le ha dado poco
valor valor a la organización ciudadana, sea de familias, consumidores o
empresarios.
En tercer lugar el petróleo. Las políticas sectoriales de los inicios de la
administración bolivariana, sumadas a las de las dos décadas anteriores a 1999,
permitieron darle a PDVSA un perfil
de mundo aparte, tratándose así de una economía dual con un área petrolera y
otra no petrolera, aunque esta última fuese en la expresión moderna y no
tradicional, como detectaron siempre ciertos enfoques estructuralistas del
desarrollo para algunos casos de América Latina. La dimensión sectorial que
debe destacarse es entonces la de PDVSA
y el resto de la economía. Claro, la
inteligencia petrolera y la caja negra eran así felices o se les veía tranquilas.
La administración bolivariana, creó todo lo contrario como camino de alteración
de la empresa y el sector petrolero. Creó condiciones para una empresa repartidora
de comida y de participación en otras áreas de interés social y allanó el camino
a los buscadores de fortuna. Desinversión o no inversión, politización y
disminución del tecnicismo necesario fueron así el camino para la propia
alteración de toda la industria petrolera que hoy día deja una producción diaria
de unos cuantos cientos de miles de barriles por día[4],
un petróleo demasiado pesado para procesamiento fácil y un relativo finiquito
del rentismo[5].
Del capitalismo rentístico se pasó
al socialismo rentístico y de ahí a
una especie de rentismo de más bajo perfil, tan solo por la disminución de la
producción de petróleo. En este contexto, se requerirán muchas y
cuantiosas inversiones para recuperar
pozos y la infraestructura de la actividad. Pero también en la calidad y nivel
del personal que fue expulsado en procedimientos conocidos. Quedará, sin
embargo, la gran tarea de no permitir nuevamente el desarrollo de una empresa
separada del resto de la economía; correspondientemente, esto requerirá empeño
y firmeza. Es seguro que varios piensan que una organización alejada del resto
de la economía es lo correcto, aunque
las experiencias internacionales indican lo contrario.
Otra área de grandes daños es la de la infraestructura de servicios y de
base para la economía.
Suficientemente conocido el caso de la crisis e inadecuadas políticas en cuanto
al sector eléctrico, con casos
dramáticos, como Táchira, Zulia y Lara y todo el país en general. Se había
advertido y señalado y no se tomaron las acciones. Caso de cercanía y similitud
el del agua, con las agudas crisis
de suministro de agua en varias de las principales ciudades[6]
y entre ellas destaca Valencia y el estado Carabobo[7]
donde desde hace años se alerta sobre un ecocidio.
Por parte de los servicios viales
el panorama no es mejor, asemejándose
en cuanto a pronunciamiento del deterioro mientras más avanzó la administración
bolivariana. En los años setenta Venezuela se le destacaba en cuanto a la
infraestructura vial que había construido; hoy día, autopistas y rutas
interurbanas en la mayoría de los casos presentan altas deficiencias, con la
correspondiente peligrosidad para viajeros.
Mención especial merece el deterioro
de la infraestructura educativa y de
salud. La de salud medida, por
camas, equipos o indicadores relativos a la higiene, disposición de baños y ni que
decir medicinas, sale altamente deficitaria. Las distancias entre la infraestructura
venezolana para atender la pandemia del Covid19
comparada con países similares, son altamente impresionantes en cuanto a deficiencias
e insuficiencias. El caso de la infraestructura
de educación ha seguido igual destino a pesar de todo lo planteado en los
planes de la patria y de las propagandas sobre el cero analfabetismo y de lo
señalado sobre el uso de equipos e internet en las escuelas. Uno de los
indicadores más dramáticos del deterioro del sector educativo son los
deteriorados ingresos de los docentes que no llegan a alcanzar ni una decena de
dólares en los mejores casos. Así lo ha reflejado el conjunto de deficiencias y
negativas para la educación a distancia vía redes que se ha planteado como
alternativa ante el Covid19. Este
deterioro infraestructural en salud o Educación no ha sido determinado por este
último, simplemente lo pone en mayor evidencia. Debe recordarse que, la
infraestructura educativa y de salud durante los años sesenta y setenta se
encontraba entre los mejores logros que en servicios podía exponer Venezuela en
la región.
Por último, el deterioro institucional y que, indudablemente, se
interrelaciona con las anteriores áreas. Este deterioro atañe o está determinado por el proceso de desinstitucionalización por
el que ha transitado la sociedad y la economía venezolana. La pérdida de
autonomía de los poderes públicos y la de la relativa autonomía del BCV, está entre sus componentes. Igual
debe mencionarse la actitud desde un comienzo de la administración bolivariana,
hacia la Asamblea Nacional; donde, adicionalmente,
perdió la mayoría en las elecciones de 2015, con el agravante de la
conformación de un segunda Asamblea Nacional
Constituyente que en 2020 llegaría a su fin, sin mayores pertinencias que
no sean las de haber servido de brazo político de la administración
bolivariana. El congreso, esencia de la vida democrática y republicana ha
quedado así cercado y el BCV
controlado, pero a la par ha habido un deterioro profundo de los ministerios
convertidos en continuidad de intereses políticos de la administración en sus
puntos centrales. No se trata incluso de la inclinación política sino de los
acentuados grados de esa inclinación. Debe recordarse que uno de los
planteamientos de la administración de HC
y NM -ya con más de 21 años- en sus
inicios, era reducir el número de ministerios y no solo crecieron sino que se
volvieron más ineficientes.
Ardua tarea pues, no fácil de
realizar y mucho menos en corto tiempo, además de saber que las áreas referidas
son solo algunas de las otras tantas que existen, encontrándose en igual o peor
situación.
14 de octubre 2020
@eortizramirez
eortizramírez@gmail.com
[1]
La administración bolivariana ha expresado, sin mayores compromisos, que para
finales de 2021 se estarán produciendo cerca de 1 millón de barriles diarios de
petróleo. Algunos optimistas de la oposición piensan fácil pasar a producir
nuevamente millones de barriles por día.
[2] Eduardo
Ortiz Ramírez. https://www.academia.edu/38843323/POPULISMO_PARA_QUIEN_QUIERA_IZQUIERDAS_DERECHAS_RESCATES_NACIONALES_XEN%C3%93FOBOS_aprendiendo_desde_Bane_el_villano_Venezuela_17_abril_2019_EDUARDO_ORTIZ_RAMIREZ.
[3]
La desinstitucionalización ejecutada
por la administración bolivariana ha perseguido, con fines claramente políticos,
igualar estas dos instancias.
[4] “La OPEP acaba de publicar el Boletín Mensual del Mercado Petrolero correspondiente a Septiembre 2020, en el que muestra constante la producción de Venezuela, ubicándose en 383 mil barriles por día (bpd), según las fuentes independientes o secundarias. En Septiembre, la producción de petróleo de Venezuela aumentó 32 mil bpd con respecto al mes anterior. Y, con respecto a Septiembre de 2019 la caída fue de 261 mil bpd (40%)” https://www.lapatilla.com/2020/10/13/en-septiembre-la-produccion-de-petroleo-de-venezuela-estuvo-en-383-mil-bpd-segun-la-opep/ octubre 13, 2020.
[5]
“El colosal sector petrolero de Venezuela, que dio forma al país y al mercado
energético internacional durante un siglo, se ha detenido casi por completo,
con la producción reducida a un goteo debido a los años de mala gestión y las
sanciones estadounidenses. El colapso deja una economía destruida y un ambiente
devastado, y, según muchos analistas, pone fin a la era de Venezuela como
potencia energética” https://www.nytimes.com/es/2020/10/07/espanol/america-latina/venezuela-petroleo-maduro.html
.
[6] “De diez ciudades consultadas, las más afectadas son: Punto Fijo, Maracaibo y Ciudad Bolívar, según el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos ¡El servicio de agua es inconstante en el país! Así lo demostró el Observatorio Venezolano de los Servicios Públicos (OVSP) a través de una encuesta en al menos diez ciudades que arrojaron que el 69% de los consultados valora negativamente el servicio de agua. Entre las ciudades que resaltan por la deficiencia del agua son: Punto Fijo (86,8%), Maracaibo (75,3%) y Ciudad Bolívar (75,1%). De acuerdo al estudio mostrado por el OVSP, los ciudadanos también indicaron que cuando llega el agua, ésta no está en las condiciones óptimas de sabor, color y olor para su uso, condiciones que, ponen en riesgo la salud de las personas” https://caraboboesnoticia.com/el-69-de-los-venezolanos-no-recibe-el-servicio-de-agua/ octubre 14 2020.
[7] http://masterecointerucv.blogspot.com/2020/10/el-lago-de-valencia.html
12 de octubre 2020.
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