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La Organización Mundial del Comercio (OMC) que viene enfrentado dificultades desde su creación, agravadas en tiempos recientes con las nuevas tendencias proteccionistas, las guerras comerciales y los efectos de la pandemia del covid-19 en el comercio mundial; recibió la renuncia prematura de Roberto Azevedo el Director General, como otra fuerza disruptiva; empero, el entusiasmo que pareciera está generado la elección de un nuevo Director, paradójicamente, se podría capitalizar para avanzar en la reactivación que exige la organización.
En la selección del nuevo Director, que se desarrolla por rondas de consultas entre los 164 países miembros, para ir descartando los aspirantes con menores apoyos, inicialmente se presentaron candidatos de ocho países: Arabia Saudita, Egipto México, Moldava, Reino Unido, Kenia, Nigeria y Corea del Sur. Hasta el presente, con las dos rondas de consultas ya realizadas, han quedado dos candidatas para la tercera, y se espera que ultima ronda de consultas, ellas son: Ngozi Okonjo-iwea exministra de Nigeria y Yoo Myung-hee Ministra de Comercio de Corea del Sur.
La tercera fase de consultas debe iniciar a finales de este mes y debería culminar para el 06 de noviembre. Esperemos que el proceso no se transforme en un debate ideológico, que reproduzca la vieja conflictividad norte/sur, pues la organización requiere de un liderazgo dinámico y creativo acorde a los desafíos que estamos enfrentando.
Todo indica que la decisión que debería adoptarse por consenso, pues la organización tradicionalmente ha evitado recurrir al sistema de votación previsto por mayoría calificada, no está fácil si consideramos el alto nivel profesional de las dos candidatas, su amplia experiencia en los temas internacionales y comerciales en particular. La coyuntura es importante, la OMC representa un instrumento fundamental para un funcionamiento más estable y predecible de la dinámica global, pero se requiere generar confianza y estimular el relanzamiento de las negociaciones que se han estancado.
La lista de problemas es larga, de tal forma que la nueva Directora deberá enfrentar una tarea titánica para lograr que la OMC asuma el liderazgo que le corresponde para la construcción de soluciones, ante la grave crisis que estamos viviendo en el plano económico comercial a escala mundial. Naturalmente es un trabajo en equipo, donde todos los miembros deben participar activamente con iniciativas y un apoyo contundente.
Sin pretender exhaustividad ni establecer un orden jerarquizado, convendría destacar algunos de los problemas que enfrenta la organización, agenda fundamental para los trabajos de la nueva Directora. Al respecto cabe destacar, en primer lugar, la generación de confianza en la organización, que permita su reactivación y la culminación de la ronda de negociaciones, la llamada Ronda Doha, que inició en el año 2001; adicionalmente, tratar de convertir a la OMC en el foro de negociaciones para enfrentar la crisis comercial que generan el nuevo proteccionismo, las guerras comerciales y los negativos efectos de la pandemia.
En el marco de la generación de confianza resulta fundamental lograr que el nuevo gobierno que será electo en Estados Unidos el próximo 03 de noviembre, se incorpore activamente en el proceso de transformación de la organización, que sea parte de la construcción de las soluciones y no el problema. En este sentido se debería superar el boicot institucional que ha promovido el Presidente Trump, en particular, contra el mecanismo de solución de diferencias, instrumento fundamental en la construcción de estabilidad en el comercio internacional Al respecto, se deberían renovar, lo más pronto posible, los integrantes del órgano de apelaciones.
El Presidente Trump tiene una visión tan desequilibrada de la OMC, que incluso ha llegado a calificarla como: “el peor acuerdo comercial en la historia de los Estados Unidos”; comentario desproporcionado, que solo se concentra en los casos en que su país ha sido sancionado en procesos de investigación, pero menosprecia los resultados exitosos y las bondades del mecanismo de solución de diferencias para el funcionamiento más estable del comercio.
En la reingeniería que exige la OMC se debe revisar el papel que están jugando actualmente los llamados países emergentes, los BRICS y en particular China, la segunda economía del mundo, que además de ser incorporada al nivel de su desarrollo económico, debería avanzar en sus compromisos de apertura de mercado, eliminación de apoyos oficiales, discrecionalidad y falta de transparencia.
Entre los temas que se podrían considerar estructurales que exigen revisión podríamos destacar el mecanismo de toma de decisiones, toda vez que el sistema del consenso, que aspira generar la mayor legitimidad de las decisiones, en la práctica está estimulando una parálisis de la organización. En este contexto y como parte de los trabajos en la Ronda Doha, en pleno desarrollo, se deberían evaluar los diversos instrumentos existentes, para identificar cuellos de botellas y promover las soluciones eficientes.
Adicionalmente, convendrían destacar dos temas polémicos que generan resistencias pero deben ser analizados con atención. Por una parte, la vinculación de los temas ecológicos en el comercio internacional, tema debatido en la organización, que generó una fuerte conflictividad en la célebre reunión ministerial de Seattle, pero no se aprecian resultados concretos. Por otra parte, el tema fundamental de la equidad, que se exacerba con los efectos negativos de la pandemia, los perdedores y los más débiles en el plano comercial, que al ser menospreciando se potencian como factor de inestabilidad y ruptura.
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