EL COSTO DE OPORTUNIDAD DEL TRABAJO EN
LA VENEZUELA ACTUAL. Una perspectiva a partir del entusiasmo.
EDUARDO ORTIZ RAMÌREZ
Se perciben
señales de la calle, se reciben informaciones de los lugares de trabajo. Todas ellas atañen a un gran descontento,
aunque un partidario de la administración actual en Venezuela diría que no pasa
nada y que todos están felices. Las sociedades que siempre han sido pobres o
que no han mejorado significativamente su estructura económico-social perciben,
en casos, el empobrecimiento o la estabilidad del mismo, con más resignación y
menos tormento que aquellas que han caído en la desgracia del deterioro
económico. Más aun, cuando esto último es derivado de tercas políticas económicas
-basadas en controles, discrecionalidad e intervencionismo extendido- y en
modelos fracasados y fundados en utopías suficientemente probadas en sus
desarrollos no exitosos. Y, no es válido, como táctica de distracción,
preguntar, en este caso, cuantos son los descontentos y los afectados, pues
literalmente son muchos.
Son considerables
en la Venezuela actual los que no quieren –o no les es apetecible- trabajar en actividades
formales y los que –correspondientemente- les ha bajado el entusiasmo por el trabajo.
No es el trabajo una labor a sacramentar con la idea nostálgica por una labor
que desarrollan los desvalidos. Es el trabajo una labor que organizada por el
hombre, con sus condicionamientos biológicos, sicosociales y económicos, pasa a
ser el mejor camino de su tranquilidad creatividad, sosiego y bienestar. Este bienestar, la manera de conseguirlo, es a través del salario/sueldo,
el cual permite, en condiciones de prosperidad económica, materializar el proyecto temporal de vida de familias y
personas. Es ese uno de los grandes impulsos del capitalismo, que impresionó
en grande a los economistas clásicos a pesar de sus primeras derivaciones o
resultados sociales en el siglo XIX[1].
Haber organizado la labor y desempeño de cientos y miles de trabajadores en
condiciones de la maquinofactura y
el desarrollo posterior de formas de organización en oficinas, bancos y otras
empresas y que hoy día aprovechan el desarrollo de la economía y la tecnología
de la información, pasando, para algunos, a desarrollos más cómodos y creativos
espacios del trabajo y al beneficio de lo que en total ello produce para el
crecimiento y desarrollo de las naciones, está entre sus logros, cuando se da y
evoluciona en contextos de crecimiento equilibrado[2].
El desempeño del
trabajo tiene el refuerzo positivo[3]
del salario, la protección social y la promoción del empleado u obrero de que
se trate. El nivel y la calidad de estas últimas variables, hace que el costo de oportunidad del trabajo sea
alto o bajo según los casos de la comparación con el tipo de actividad
alternativa[4]. Quiere
decir que, si trabajamos, dejamos de percibir ingresos, disfrutes u otros elementos de la mejor opción en un
trabajo alternativo o en una diversión. El trabajador necesita entonces
sentirse estimulado para realizar la actividad con sus mejores esfuerzos y
potencialidades. Si no fuese ese el caso, cambia de trabajo o deja de trabajar,
aunque la posibilidad de entrar en paro o desempleo no es una opción muy
apetecible, en condiciones de crisis económica y social. A menos que el estímulo, refuerzo o contraprestación pase
a ser suficientemente banal para que el trabajador acometa tal decisión en esas
circunstancias. Ese es el caso que creemos se está presentando en la economía
venezolana, con la alternativa –en algunos casos- del desempleo y las
correspondientes acciones de desempeño laboral inconexas o intranscendentes o, también,
la migración.
El trabajo o
actividad laboral en la actual Venezuela, no está produciendo las condiciones más
adecuadas de la reproducción de la fuerza de trabajo. Usando los términos de
economistas de inspiración marxista, el trabajador o su salario, no alcanza
para conseguir el tiempo de trabajo
socialmente necesario para su reproducción. Lo cual significa que una administración
que se marca como revolucionaria, está determinando, con sus políticas
económicas y salariales, condiciones de recuperación del ingreso por parte de
la fuerza de trabajo, mucho menos adecuadas que las que han brindado
administraciones llamadas de derecha o neoliberales por aquella. Pero lo que es
más, el salario que para algunos economistas clásicos en momentos se ubicaba en
condiciones o niveles de subsistencia dados
los contextos del siglo XIX –grosso
modo, para el XX hubo cambios notables, o inflexión, en niveles de salario y de
vida sobre todo en los países más avanzados-, estaría desempeñándose para porciones importantes de la población,
en niveles menores a este último (lo que es equivalente al nivel de indigencia). Y, todo ello, derivado de largos años de
políticas económicas inadecuadas y también de la política salarial de anclaje
del salario (al petro, al precio del barril y al dólar) y de la conversión del
salario mínimo como un rasero concentrado de tendencia y movimiento de las
remuneraciones, donde muchos han pasado a recibir salarios bajos y muy cercanos
en niveles altos o bajos, en la estructura de los salarios relativos; todo esto según el Programa de recuperación
económica comunicado al país el 17 de agosto de 2018 por el presidente de
la Republica[5] NM, y el
cual, entre otras cosas, no logró estructurar un conjunto de medidas adecuadas
para abatir la hiperinflación, cuyos
estragos están causando alarma a nivel internacional, convirtiendo a Venezuela
en un caso realmente impresionante.
Las palabras
extremas de algunos trabajadores, incluso del sector público, atañen a
condiciones de trabajo y remuneración donde tendría que pensarse en una especie
de concepto de salario negativo;
esto es, aquella situación donde el salario se estaría concentrando más que en
la contraprestación al trabajador, en una donde el trabajador, aporta su tiempo
y su capacidad para un labor infructuosa, según lo indicado. Ahí, el costo de oportunidad se vuelve
infinito.
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
[1]
Elementos relacionados pueden verse en LA FORMACIÓN DE LA CLASE OBRERA EN
INGLATERRATHOMPSON,
E. P., EDITORIAL Capitán
Swing Libros 2012.
[2]
También existe la discusión desde la economía
del desequilibrio y el crecimiento
desequilibrado.
[3]
Una extrapolación de un término de origen en la Psicología.
[4]
Cualquier libro de texto de economía u órgano de divulgación define con
facilidad este término. El mismo o
coste de oportunidad también es precisado como “el valor de la mejor
opción no seleccionada” (http://economipedia.com/definiciones/coste-de-oportunidad.html).
Se entiende también que este concepto es más amplio que el costo contable, el
cual es inmediato y directo a la propia actividad que se ejecuta.
[5]Eduardo
Ortiz Ramírez. https://www.academia.edu/37349984/LO_QUE_VIENE_SOBRE_LOS_SALARIOS_EN_VENEZUELA
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