Planes
para el día después. Agricultura I: Sistemas de riego.
Pedro
Raúl Solórzano Peraza.
Octubre
de 2018.
Para el día después, que será el primer día de un
nuevo período democrático para Venezuela, se debe tener un plan de acción para
recuperar los sectores productivos del país. Uno de ellos es la agricultura,
donde hay que considerar muchos aspectos y en esta oportunidad comenzaremos con
los sistemas de riego.
Sistemas de riego
En Venezuela,
la mayor actividad agrícola corresponde a lo que se conoce como agricultura de
secano, la cual es aquella que depende de los ciclos de lluvia para el
crecimiento y desarrollo de los cultivos. Es por todos conocido lo errático que
pueden ser estos ciclos, tanto por la cantidad de agua que cae durante cada
temporada de lluvias, como por la distribución de las mismas. Cada especie
cultivada y en muchos casos cada “cultivar” dentro de cada especie, tiene unos
requerimientos totales de agua muy particulares para llegar a alcanzar los
mejores rendimientos. Esos requerimientos, además, varían a lo largo del ciclo
de vida de las plantas, presentando períodos en los cuales son altos e
indispensables para un buen rendimiento, por lo que se conocen como períodos
críticos de los requerimientos hídricos de cada cultivo.
Cuando esos
períodos críticos no se cubren con suficiente agua, los rendimientos disminuyen
muy significativamente. Éste es uno de los grandes riesgos de la agricultura de
secano, ya que es frecuente que durante
las temporadas de lluvia se presente un prolongado período seco que coincida
con un período crítico en los requerimientos de agua del cultivo,
consecuentemente, el rendimiento será muy bajo y las ganancias del agricultor
se pueden tornar en pérdidas del negocio agrícola.
Con la
agricultura bajo riego se evitan los riesgos de las irregularidades de los
ciclos de lluvia, ya que se dispone de agua para aplicarla a los terrenos
sembrados según sus requerimientos y asegurar, en lo que al agua se refiere, un
suministro adecuado para poder aspirar a una buena cosecha. Además, al disponer
de riego se puede hacer un uso más intensivo de los suelos ya que se pueden
cultivar prácticamente durante todo el año. Durante la época seca se pueden
establecer cultivos que requieren atmósferas con baja humedad relativa, se
pueden sembrar cultivos de alto valor y elevados costos de producción como es
el caso de las hortalizas, donde los riesgos de la agricultura de secano
pudieran conducir a grandes pérdidas de dinero. También se pueden sembrar
aquellos cultivos que como el arroz, tienen muy altos requerimientos hídricos.
La combinación
de una bien planificada agricultura de secano con una extensa y bien manejada
agricultura de riego, debe conducir con bastante certeza hacia una pronta y
amplia seguridad alimentaria para la población y en ese caso, poder decir con
propiedad que realmente somos una potencia agrícola y que somos hasta capaces
de poder exportar algunos excedentes.
El Estado
Venezolano a lo largo de diversos períodos durante el siglo XX, construyó
importantes obras de riego y drenaje, algunas grandes obras que podían servir a
miles de hectáreas y otras de menores dimensiones hasta llegar a lo que se
denominó Pequeños Sistemas de Riego.
Entre las
grandes obras destaca el Sistema de Riego Rio Guárico, con una larga presa a la
entrada de la población de Calabozo, estado Guárico, que almacena las aguas del
rio Guárico y sirve para regar extensas zonas aguas abajo donde el principal
cultivo ha sido el arroz. Luego le sigue el Sistema de Riego Cojedes-Sarare en
el estado Portuguesa, conocido popularmente como Las Majaguas, con varias
presas en una zona de cerros elevados, que permite el almacenamiento de las
aguas de los ríos Cojedes y Sarare, a los que debe su nombre, y donde los
principales cultivos han sido la caña de azúcar y el arroz.
Además de esas
grandes obras, se han construido otras de menor envergadura pero no por ello
menos importantes en los estados Cojedes, Aragua, Zulia, Falcón, Yaracuy,
Sucre, Trujillo, Portuguesa, Barinas y otros. Algunos de estos sistemas de
riego no almacenan agua de los ríos si no que éstas son derivadas hacia las
zonas de regadío por medio de canales y tuberías, por lo cual se llaman
sistemas por derivación. Dos de los más importantes sistemas de estas
características son el del rio Boconó, que sirve a terrenos aledaños a la
población de Sabaneta en el estado Barinas y cuyo principal cultivo actual es
la caña de azúcar, y el del rio Guanare que sirve a terrenos aledaños a la
ciudad de Guanare y su principal cultivo es también la caña de azúcar.
Otra opción de
la agricultura bajo riego que se implementó en el país, fue la de los Pequeños Sistemas
de Riego, los cuales consistían en dotar de riego a algunos asentamientos
campesinos de la reforma agraria que tuvieran las condiciones para ello. Sus
resultados iniciales fueron excelentes, pero ha sido otra política abandonada
por los entes gubernamentales.
Muchos de los
sistemas de riego del país no operan a su total capacidad por problemas de
infraestructura dañada, errores de diseño o porque la infraestructura quedó
incompleta desde el momento de su construcción. Entonces, para los sistemas de
riego es preciso hacer las reparaciones que fuesen necesarias y estudiar la
posibilidad de construir nuevos desarrollos para la agricultura bajo riego. En
este sentido, hacia finales del siglo pasado, por medio del Ministerio de
Agricultura y Cría se comenzaron las evaluaciones del estado actual de la
infraestructura de algunos sistemas de riego, con la meta de extender esto a
todos los sistemas de riego del país, y con el objeto de reacondicionarlos, corregir todas las fallas
de infraestructura que afectaran su operación y luego transferir legalmente su
administración, operación y mantenimiento bajo la responsabilidad de los
usuarios debidamente organizados.
Este concepto
fue muy acertado y había la experiencia de su éxito en otros países, pero
desafortunadamente no pasó de los estudios previos para definir las obras
necesarias para el acondicionamiento de cada sistema, ya que ocurrió el cambio
de gobierno de la democracia representativa que veníamos disfrutando desde
1958, al régimen de Socialismo del Siglo XXI que impera desde el año 1999, el
cual abandonó estos proyectos. Éste es un camino que debe revisarse para poner
operativos al 100% los sistemas de riego existentes, analizar nuevamente la
opción de transferir la administración, operación y mantenimiento de estas
obras a los usuarios, y estudiar las opciones que puedan existir para la
construcción de nuevos sistemas de riego.
Otra acción que
pudiera tomarse para mejorar y ampliar la agricultura de riego en el país es
revisar y continuar con los proyectos de Pequeños Sistemas de Riego, hoy en día
con la posibilidad de utilizar sistemas de riego localizado, que al ser más
eficientes utilizan menos agua por unidad de superficie y se han estado
popularizando en todo el territorio nacional.
La mayor
superficie regada actualmente en Venezuela se debe a desarrollos de
particulares, quienes han establecido sus propias obras de riego. En los
últimos años buena parte de estos riegos desarrollados por particulares se han
orientado hacia el uso del riego localizado, con la aplicación simultánea de la
fertirrigación. Éstos son sistemas de producción muy intensiva y pueden ser
diseñados para agricultura a cielo abierto o para agricultura en invernaderos. Con
la fertirrigación se hace un mejor uso del agua y, en el caso de los
fertilizantes, éstos se manejan con extremada prudencia permitiendo eliminar
prácticamente la lixiviación de nutrientes, en especial de los nitratos, que
tienden a contaminar los acuíferos.
Para los
desarrollos de riego localizado con fertirrigación, es recomendable realizar
sesiones de entrenamiento y cursos intensivos teóricos y prácticos, para
ilustrar a los futuros usuarios en este novedoso y eficiente método para regar
y fertilizar al mismo tiempo. Esto debe
ser una estrategia a seguir en muchas actividades agrícolas que sean novedosas,
para que los agricultores tengan altas probabilidades de éxito con estos
sistemas de producción.
Pedro Raúl Solórzano Peraza.
Octubre de 2018.
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