sábado, 24 de febrero de 2018

GENOCIDIO ANIMAL DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI


Enrique Viloria Vera


La grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado
 por la forma en que sus animales son tratados. 
Gandhi


No me refiero a los feroces y sanguinarios animales revolucionarios que depredan la República Bolivariana castro – madurista, y tampoco a los pobres súbditos Hechos en Socialismo que son mandados como si fueran bestias que no ameritan comer o ser sanadas…Me refiero a los animales de verdad verdad, sin distinción zoológica.  

Resulta y ocurre que en Socialismo nuestros animales tampoco ameritan ninguna consideración por parte de aquellos que sostienen que no es necesario abrir canales humanitarios, ya que los venezolanos se mueren felizmente de hambre en las calles chavistas y de mengua en los hospitales de la revolución.   Y mucho menos las pobres bestias que fallecen sin más en los zoológicos bolivarianos, donde no hay como darles de comer o proporcionarle los necesarios cuidados veterinarios. Leones, tigres, y la muy célebre elefanta socialista desnutrida ilustran a cabalidad la falta de sentimientos animalistas de nuestros deslamados cabecillas comunistas…las hienas ya no se ríen…lloran de dolor y se compadecen de sus otrora apetecidas presas.

No sólo en los zoos ocurre el genocidio, en las casas socialistas perros y gatos no cuentan con su debida ración diaria de comida – no es de extrañar, si la gente no tiene que comer las mascotas menos. En la calle, las ratas, gusanos y ratones se han vuelto caníbales, se comen entre ellos, porque los buchones venezolanos bolivarianos hacen de las suyas con las deliciosas sobras de comida depositadas en las por ahora muy competidas bolsas de basura socialista.

No hay burro o caballo que se salve, hasta las cebras van a asarse en los fogones callejeros de los hambrientos compatriotos y compatriotas socialistas… lo del buen yantar y beber es privilegio de la nomenklatura, y por supuesto de los testaferros y enchufados de primoroso paladar que sólo comen lomito y langosta – los ravioles de caviar no son del gusto de la Primera Combatienta -, el Petrus, el Vega Sicilia y el champán acompañan a los caldos escoceses de más de 18 años. Por supuesto que un buen puro cubano culmina el condumio revolucionario que es finalmente regado con un brandy cardenal mendocino o un duque albano que generosamente aporta al condumio, el socialista camarada Zapa, recién aterrizado para apoyar sin tapujos el monólogo, el soliloquio madurista.

A nuestros crueles gobernantes, los defensores- tanto de los derechos de los humanos desvalidos como los de los animales desamparados -, les recuerdan lo certeramente afirmado por Juan Pablo II:

Los animales necesitan nuestra ayuda, San Francisco se interesaba por los animales desvalidos y por los pobres.




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